alexandra guggenheim - Punto de Lectura

la bíblica, porque en ella se hacen visibles la bondad y la
omnipotencia de Nuestro Señor. Algunos ciudadanos,
no obstante, encargan su retrato cuando alcanzan un
cierto grado de prosperidad, y pagan sumas elevadas.
Hoy en día, a la mayoría de los artistas les compensa
más pintar el retrato de un banquero rico que la huida
a Egipto o el milagro de las bodas de Caná, en las que
Nuestro Señor transformó el agua en vino.
Cuanto más me instruía el pastor Goltzius, mayor
curiosidad se despertaba en mí y más fabuloso encontraba
el mundo de la pintura. Qué monótono e insustancial
me parecía en comparación trabajar con bastas
telas cortadas siempre por el mismo patrón... Una vez,
mientras esbozaba el patrón para un jubón, dibujé de
memoria en el anverso del papel a un hombre con calzón
bombacho, casaca y gabán guarnecido de piel, y en
el reverso a una muchacha que lucía traje de gala recamado,
con flores en el pelo y en las manos.
—Samuel, ¿te parecen adecuados estos patrones?
¿Crees que voy a ponerme a confeccionar ropa noble
para que nuestros campesinos cosechen con trajes de
seda y sus mujeres faenen en la cocina con guirnaldas
en el pelo? Mira, tengo paciencia contigo sólo porque
eres el hijo de mi hermana. Si sigues así, no sé qué va a
ser de ti —me reprendió mi tío.
Estuve dudando una semana entera antes de coger los
dos patrones y mostrárselos a Jan Goltzius. Al verlos,
me miró sorprendido.
—Realmente asombroso. Tienes talento, muchacho.
Puede que incluso más para ser pintor que sastre.
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