Trobairitz 2 - 2023 MAY
No es silenciar a otros para hacer oír nuestra voz: Es tener el espacio en nuestros oídos para escucharnos todos, para no acallar a nadie y, de esa manera, elegir a quienes queremos seguir oyendo. Cancelar las voces de otros autoriza a los otros a cancelar mi voz. https://www.instagram.com/trobairitzmagazine/
No es silenciar a otros para hacer oír nuestra voz:
Es tener el espacio
en nuestros oídos
para escucharnos todos,
para no acallar a nadie y,
de esa manera, elegir a quienes
queremos seguir oyendo.
Cancelar las voces de otros
autoriza a los otros
a cancelar mi voz.
https://www.instagram.com/trobairitzmagazine/
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No es silenciar a otros para hacer
oír nuestra voz:
Es tener el espacio
en nuestros oídos
para escucharnos todos,
para no acallar a nadie y,
de esa manera, elegir a quienes
queremos seguir oyendo.
Cancelar las voces de otros
autoriza a los otros
a cancelar mi voz.
Liliana Perone
Nury Levin
Guadalupe Fernández
Mabel Arancegui
Y nuevas secciones
AÑO 1. Nº2. MAYO de 2023
Año 1. Nº2. Mayo de 2023
Contenido
Un texto es un producto cuya suerte
interpretativa debe formar parte de su
propio mecanismo generativo.
Umberto Eco
Entonces, cada lector es parte imprescindible
en la construcción de la novela
que lee.
Andrea V. Luna
Andrea V. Luna
@andreavluna
www.andreavlunaescritora.com.ar
Alejandra Jonte
Francy de los Ríos
Mercedes Chimirri
Condesa de Dia.
Jeanne Clovis Hugues, 1888.
Trobairitzmagazine
@gmail.com
IG @trobairitzmagazine
www.issuu.com/trobairitzmagazine
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Todos los textos han sido cedidos por sus respectivos autores para ser publicados en este magazine de manera desinteresada. Cada uno es
responsable de sus dichos y de su obra. Todos los derechos pertenecen a sus respectivos autores.
1
Editorial
Andrea V. Luna
@andreavluna
Una fiesta inigualable:
La FILBA
Feria Internacional del Libro de Buenos Aires
Donde las voces diversas se escuchan, se toleran y se hacen una.
Una vez por año en Buenos Aires se instala
el perfecto monumento a la Torre de Babel…
¿O a la borgeanísima biblioteca? Es que
acaso la Feria Internacional del Libro de Buenos
Aires es el punto en el cual confluyen de
manera ineludible todos los agentes que hacemos
de los libros parte esencial de nuestras vidas.
Y es lo que la hace especial: la convergencia,
entre organizada y caótica, de los majestuosos
stands de las
grandes editoriales,
de los sencillos (esos
que deberían ser los
esenciales), de la comida
carísima, de
encuentros, del universo
infinito de tipos
de lectores… y de la
fascinante diversidad
de escritores, claro.
Buenos Aires es, entonces,
una sede exquisita
e inigualable
de algarabía e intercambio
de exclamaciones,
asombros y
emociones a flor de piel. Es que, quien hace de
la lectura su mundo suele sanar oscuridades.
Porque, al menos yo, no encuentro otra explicación
a la atmósfera que se vive año tras
año… como diría una amiga: «este evento
tiene duende».
Ahí, y solo ahí, notamos algo indiscutible:
aun con la inmensidad que nos evita verlo
todo… nos parece que «un poquito más no estaría
mal». Queremos más, siempre más: más
libros, más escritores, más medios de difusión
de la lectura, más Literatura, más novedades,
más firmas de libros porque ese, justamente
ese, es el duende del cual hablamos.
Estar en el mismo sitio, en el mismo
momento, que los grandes es un honor inigualable:
solo aquí Pérez-Reverte hace su presentación
bajo el mismo techo que quienes defienden
el lenguaje inclusivo… y todo está bien.
Hay espacio para todos: para los premiados,
para los que se emocionan
con su primer
libro firmado y con el
primero vendido a
un desconocido, para
todos los géneros,
colores, ideas y religiones.
Y pienso, entonces,
qué bendita
sociedad tendríamos
si esa misma aceptación
de diversidades
se diera con la misma
paz por fuera de esas
mágicas paredes.
Prometemos,
para el próximo número, contarles nuestras vivencias
en la FILBA. Mientras tanto, ¿nos dirían
por qué es tan importante para ustedes?
Envianos tu mensaje a: trobairitzmagazine@gmail.com
También, iremos descubriendo (o no) a
todas las poetisas y narradoras que podamos y
cuya obra nos llene el alma de belleza y empuje.
¡Hasta la próxima!
1
Beatriz, condesa de Día
ESTAT AI EN GREU COSSIRIER
He estado muy angustiada
He estado muy angustiada
por un caballero que he tenido
y quiero que por siempre sea sabido
cómo le he amado sin medida;
Ahora comprendo que yo me he engañado,
porque no le he dado mi amor,
por eso he vivido en el error
tanto en el lecho como vestida.
Cómo querría una tarde tener
a mi caballero, desnudo, entre los brazos
y que él se considerase feliz
con que sólo le hiciese de almohada,
lo que me deja más encantada
que Floris de Blancaflor:
Yo le dono mi corazón y mi amor,
mi razón, mis ojos y mi vida.
Bello amigo, amable y bueno,
¿cuándo os tendré en mi poder?
¡Podría yacer a vuestro lado un atardecer
y podría daros un beso apasionado!
Sabed que tendría gran deseo
de teneros en el lugar del marido,
con la condición de que me concedierais
hacer todo lo que yo quisiera.
2
Mayra Santos-Febres
LA VENGANZA
DE LAS SIRENAS
Porque no pudieron salvar a Perséfone del rapto de Hades,
las Oceánidas fueron castigadas. Convertidas en terrible animal,
mitad mujer, mitad pez. ¿Qué iban a hacer ellas, pobres ninfas,
contra dios tan tenebroso? Pero ahora que son
monstruos, tienen poder.
Si los hombres caen presa de sus
cantos, ellas se los comen. De algo hay
que alimentarse. Pero el plan de las Sirenas
es otro. El plan es salvar a todas
las mujeres de los raptos de los
hombres. Que no lleguen
con sus barcos a robarlas,
a someterlas al terrible
cautiverio del hogar.
Las sirenas, en verdad, tan
solo cumplen la encomienda
que cuando ninfas no pudieron
encarar.
De paso, responden a las secretas
plegarias de Penélope.
3
Liliana Perone
ROBERTO
La madrugada encontró a Roberto en la
sala de espera del Hospital General. Su esposa
ya estaba por dar a luz. Luego de firmar los papeles
de ingreso lo obligaron a quedarse afuera
de la sala de partos.
Se sentó, ya que sus piernas comenzaron
a temblar, la lapicera había cobrado vida sin que
sus manos intercedieran, se movía a un ritmo
desenfrenado. Golpeaba contra su pierna, tic
tac tic tac… su estómago estaba revuelto, resoplaba
con fuerza y ella, la lapicera, continuaba
con su sonido como si fuera un reloj que no
avanzara nunca. Tic tac tic tac… se levantó, caminó
delante de la puerta que permanecía cerrada,
volvió a sentarse, sus pies comenzaron un
baile al ritmo de la birome, tic tac tic tac... Su
mirada se dirigió una vez más a la puerta, no se
abría aún. Tic tac tic tac… no sabía cuánto
tiempo había pasado, parecían horas. Quería
entrar, correr hasta el ingreso, invadir el quirófano
y abrazar a su mujer. Si al menos fumara,
podría hacerlo. La lapicera golpeaba ahora sobre
la mesita, miró la foto de la enfermera que
con sus dedos en la boca pedía silencio, y la dejó
quieta, sólo por un momento. Continuó con sus
golpes sobre su pantalón, tic tac tic tac… no
quería escuchar el ruido, pero no lograba detenerla.
Sus oídos se pusieron alerta. Tic tac tic
tac… la lapicera continuaba con su compás,
¿acaso no escuchaba un llanto? Se pasó una
mano por el cabello, una maraña de rulos desordenados,
se acomodó la lapicera para detener
un mechón que caía irreverente sobre su ojo izquierdo,
y ahí estaba, la puerta finalmente se
abrió.
En los brazos del
médico había un montoncito
de trapos del que
asomaban dos manitas
regordetas, que parecían
querer acariciarlo.
Su hijo.
La lapicera salió
como por arte de magia
y comenzó a danzar en
el aire como una batuta
de un director de orquesta.
Para un lado y
para el otro con una cadencia
especial, marcando
la melodía. Para
aquí y para allá, un círculo, un salto, y nuevamente
volver a comenzar con el ritmo establecido.
4
Roberto saltó, y la lapicera
también. El sonido que hizo al caer
lo hizo reaccionar. Su hijo. Ja, ja: no
lo podía creer. Robertito, así lo llamarían.
Esa sensación que experimentó
al descubrir al bebé, era parecida
a la experiencia de estar enamorado,
mariposas en el estómago,
la cabeza en las nubes, sin reacción.
Un hijo, mío, nuestro. La lapicera
volvió a sus manos y se movió de
una forma frenética, la tiró y corrió a
abrazar a su retoño.
La mirada del médico no fue
alentadora. Sus ojos le decían algo
que no quería escuchar, su esposa había tenido
complicaciones. Estaban haciendo todo lo posible
por sacarla adelante.
Por su rostro resbalaron, como cataratas,
dos gruesas lágrimas que cayeron sobre la lapicera.
Parecía que le hubiera infundido vida. Ya
que comenzó a moverla despacio, con cautela,
con movimientos medidos tal como estaba su
ánimo. Se sentó y comenzó a dibujar, dos trazos
inclinados, debajo tres líneas paralelas, cruzó
otra transversal, hizo un cuadrado adentro y un
rectángulo en el costado, luego una chimenea
de la que salía el humo que indicaba el calorcito
del interior. Finalmente, unas nubes encima,
unas muy oscuras. Al descubrir lo que había hecho,
se dio cuenta que era su casa. Ahí quería
estar con su esposa y su hijo. Continuó dibujando
ahora a su hijo, quien estaba esperando
por su mamá.
Afuera llovía y él continuaba esperando
noticias de su esposa. Se levantó como impelido
por un resorte, colocó la lapicera detrás de su
oreja, y caminó por ese interminable pasillo. Se
cortó la luz. ¿Qué estaría sucediendo en el interior
de la terapia intensiva? ¿Se pondría bien su
mujer? Su frente se tornó brillosa, desde su cabeza
comenzaron a deslizarse senderos de sudor
que desembocaron en su camisa. Su sangre comenzó
a burbujear en su interior haciendo subir
la temperatura corporal y la mental. Lo que provocó
un gran impulso a su cuerpo y lo hizo correr.
Corrió hasta chocar contra la maldita
puerta que le impedía el paso. Se pasó la manga
de su camisa para secar el sudor y se topó con
la lapicera, parecía su única compañía por el
momento. Golpeó con ella esa puerta. Nadie
respondió. Salió disparado y se sentó en el sillón
nuevamente, y apretó la lapicera entre sus manos,
haciéndola rodar. La apretó, la apretó y
continuó apretándola. La luz se encendió, entonces
arrojó esa lapicera al cesto de residuos.
Roberto aún no tenía noticias. Su estado
de ánimo empeoraba con el paso del tiempo. ¿Y
si su esposa moría? No, no tenía que pensar eso,
pero no podía evitarlo.
Su respiración se hizo más rápida, le faltaba
el aire. Sus pulmones exigían más de lo que
podían. Se acurrucó en el sillón, parecía más
protegido en él. Agarró fuerte el almohadón
para ampararse y encontró otra lapicera. La aferró
con fuerza, miraba la puerta y temblaba, no
estaba seguro de lo que vendría. Su cuerpo entero
tiritaba y la lapicera se movía a su ritmo. En
su interior se imaginaba que corría, corría por-
5
que lo perseguían para quitarle esa lapicera. Corría
en un túnel oscuro, húmedo y lúgubre. Y
temblaba. Percibía el aliento de sus perseguidores
en sus oídos. Y continuaba, aunque estaba
exhausto. Corría.
—No, no —gritó en un momento.
—Señor —dijo el médico a cargo— se
quedó dormido, vengo a avisarle que su esposa
ya está en la sala común. Puede pasar.
Liliana Isabel Perone
Nacida en La Francia, provincia de
Córdoba, el 17 de agosto de 1963. Vive
con sus tres hijos y dos nietos en la misma
localidad. Es profesora de Historia en el
Instituto de Nivel Medio La Francia y
Coordinadora del Museo Centenario Municipal
y La Biblioteca Popular Marcela Rodríguez,
donde es bibliotecaria.
Desde niña disfruta de la lectura y la escritura,
placer que retomó hace algunos
años. Realizó talleres de escritura y actualmente
está cursando el Taller Literario con
la escritora Andrea V. Luna.
6
Mabel Bernal: vida sana
INFLUENCIA DE LA LUNA
Comienza el mes de mayo y con él las fases de la luna. Estas son cuatro: luna nueva, cuarto
creciente, luna llena y cuarto menguante. A medida que la luna orbita el planeta, va cambiando
de ángulo respecto a la tierra y al sol. Cuando esto sucede también se produce un cambio
en nuestro interior. Si comenzamos a observar y somos perceptibles a ello podremos darnos cuenta
de lo que ocurre en cada fase, tanto en nuestro interior como en el entorno.
Hay antiguos escritos, leyendas y mitos que han plasmado los misterios de la influencia de
las fases lunares. En la mitología griega hay tres diosas asociadas a la luna: Se vincula a Artemisa
con la luna creciente, a Selene, con la luna llena y menguante y a Hécate a las fases menguante y
nueva. Para los romanos la luna era asociada con Diana, protectora de la caza y la noche. En la
mitología tupi-guaraní, la luna era representada por la diosa Jasi.
Es sabido que las fases lunares tienen influencia sobre las mareas, en la siembra y la cosecha,
el crecimiento del cabello, en el ciclo menstrual, gestación y parto. También los signos del zodíaco
se ven afectado o influenciados por dichas fases.
Hay infinidad de comentarios, de consejos y también mucha poesía, con respecto a nuestro
romántico satélite. Pero te invito a que investigues acerca de lo que a ti te parezca más relevante.
Te dejo los días en que verás el cambio de cada fase en este mes de mayo.
¡Hasta el próximo consejito!
¡Ah! No te olvides de salir al jardín
o al balcón para darte un baño de
luna en el plenilunio y de compartir tu
experiencia.
Luna llena: 5 de mayo
Luna menguante: 12 de mayo
Luna nueva: 20 de mayo
Luna creciente: 27 de mayo
Profesora de Yoga
7
Nury Levin
EL SUICIDIO DE
SIR THOMAS BRAVARD
«La Gaceta de Montecarlo», 2 de julio de
1896. «Fue hallado sin vida, aparentemente debido
a suicidio, el
cuerpo del caballero
inglés Sir Thomas Bravard,
de treinta y cinco
años de edad, activo
miembro de la sociedad
local, en su cuarto
de su mansión veraniega
en las afueras de
la ciudad. Las autoridades
se encuentran
en la etapa de investigación
del terrible suceso».
Nadie en la sociedad
de la ciudad
salía de su asombro.
Sir Thomas había ganado
un millón de
francos en el casino la
noche anterior y a la
mañana siguiente se lo encontró colgado de la
araña de su habitación pendiendo de un cordón
de cortina. No podía decirse que le faltara
el dinero o tuviera grandes deudas, como para
tomar semejante decisión. Pero al pertenecer a
la nobleza inglesa, su caso fue asignado al Capitán
Detective Cedric Hathaway, de Scotland
Yard, que llegó a Montecarlo desde Londres
tres días después del suceso. Para ese momento
ya las autoridades locales habían retirado el
cuerpo de Sir Thomas y lo habían llevado a la
morgue. El Capitán Hathaway lo revisó para
constatar que hubiera sido un suicidio y no un
asesinato presentado
como tal. En ese aspecto,
no hubo dudas:
Sir Thomas había tomado
su propia vida.
El Capitán interrogó
al personal que
trabajaba en la mansión
y todos coincidieron
en que Sir Thomas
no tenía apremios económicos
y que era una
persona amable y solidaria.
Nadie entendía
por qué se había quitado
la vida de esa manera,
luego de haber
ganado un millón de
francos en el casino,
que pasaban a engrosar
su fortuna. El Capitán
continuó investigando al círculo de amigos
y conocidos de Sir Thomas, entre los que se encontraban
el Duque de Orleans y el magnate
estadounidense Philip Jackson, dueño de una
cadena de casinos y casas de juego distribuidos
a lo largo de su país. Había llegado a Montecarlo
casi ocho meses atrás y enseguida trabó
amistad con Sir Thomas y el duque. Sus intenciones
eran también las de expandir sus negocios
en la ciudad.
8
Y, de nuevo, un callejón sin salida para
el Capitán Hathaway, ya que estos dos amigos
no parecían encajar como posibles instigadores
del suicidio de Sir Thomas, teoría que manejaba
el detective. Mr. Jackson era un excéntrico
personaje, aunque no cuadraba con el perfil de
un supuesto asesino. Pero recordó un detalle.
Habiendo hallado una nota en el escritorio de
Sir Thomas luego de volver a revisar la mansión,
el Capitán Hathaway descubrió que el Duque
de Orleans y Sir Thomas eran más que
amigos, aunque se habían ocupado de esconderlo
muy bien, ya que para los cánones del
momento era inadmisible una relación de ese
estilo entre personas del mismo sexo y sería indefectiblemente
condenada, más en esos círculos.
Mr. Jackson había escuchado una conversación
tras la puerta entre el duque y Sir Thomas
en casa de este último, y como excusa para
expandir sus negocios, ya que el duque era el
propietario del casino, comenzó a chantajear a
Sir Thomas. El duque, al ser miembro de la malograda
nobleza francesa, pero nobleza al fin,
no iba a ser acusado o condenado, y a lo sumo
perdería sus posesiones en la ciudad y sería expulsado
y así Jackson se haría con el casino sin
ningún desembolso económico. Pero Sir Thomas
no tendría la misma suerte al ser extranjero,
sin importar su rango ni fortuna. Así que
entonces Jackson, al enterarse de que Sir Thomas
había ganado el dinero en el casino la semana
anterior, le envió una carta amenazándolo
con develar su verdadera orientación sexual
y su relación con el duque, pero que, si le
entregaba ese millón y otros millones sucesivamente,
no hablaría. Sir Thomas no pudo soportarlo
y acabó con su vida. El Capitán Hathaway
volvió a Londres esa mañana, luego de haber
dedicado esa semana a la investigación. Se felicitó
por haber resuelto el caso en tan poco
tiempo, aunque no pudo evitar condolerse de
la suerte acaecida a Sir Thomas Bravard. Esperaba
que el futuro fuera mejor y más tolerante
a ese respecto. En cuanto a Jackson, fue deportado
y sería juzgado en los Estados Unidos por
chantaje e instigación al suicidio y manejos
fraudulentos de sus casinos y casas de juego,
delitos que se habían descubierto recientemente.
Nury Levin
Música por vocación y escritora por adopción. Oriunda de Buenos
Aires. Leo desde chica y me interesó asimismo la escritura narrativa
y teatral, para lo cual tomé y sigo los cursos pertinentes. Me estoy dedicando
al género policial inglés victoriano, época que siempre me fascinó.
También incursioné en el género de ciencia ficción y romántico. Docente
jubilada de Instituciones Superiores de Música, distribuyo el tiempo entre
el grupo de música celta y medieval y la escritura. Próximamente voy a
publicar mi primera obra, de la que este relato es un extracto.
9
Guadalupe Fernández
VENEZOLANA HONRA
LA PATRIA ARGENTINA
CON SUS LETRAS
Querida Argentina:
Han transcurrido tres años desde mi llegada
a tu suelo y en este tiempo he aprendido
a quererte desde el conocimiento.
Todo comenzó con la lectura del preámbulo
de tu Constitución, cuya introducción me
permitió entender que el amor a un país depende
del ejercicio de la propia conciencia, debido
a que esta proyecta: identidad, autoestima
ciudadana, respeto por uno mismo, respeto hacia
las autoridades y bienes públicos.
Me hiciste comprender que la calidad de
vida de un país depende del empoderamiento
del Derecho, pero también de la consolidación
del deber en el hacer honesto de todos, autorizándonos
a aceptar la realidad con equilibrio
entre las semejanzas y las diferencias. Tú, al
igual que mí tierra natal, albergas dolor, tristeza,
belleza y alegría dentro de tus hijos.
Ambas tamizan el dolor del pasado y del
presente según sus costumbres. Tú, a través de
reuniones en casa de amigos quienes al llegar y
entrar se saludan entre si tanto hombres y mujeres
con un beso, sin distingo, y así pasar un
momento agradable de asados y brindes con
vino. En mí país, en medio de playa y cerveza
con pescado o tal vez patacón y cuando el dinero
no alcanza cualquier panadería de alguna
esquina, resulta en un buen lugar para la congregación.
Tus hijos desaguan el stress compartiendo
su mejor instante con un mate, el cual
parece más bien la pipa de la paz donde se desnuda
el dictamen del día. Nosotros, los venezolanos,
con un café.
A las dos les mueve la pasión por una
pelota confrontando, en Argentina a gallinas y
bosteros o los también conocidos diablos y académicos
del fútbol y los venezolanos enfrentando
a leones y navegantes o cardenales y tiburones
del baseball.
Ambas naciones comparten el mismo género:
llevan nombre de mujer, bendecidas con
exuberante belleza, riquezas materiales y humanas;
fuertes y sensibles, queridas, pero nunca
amadas, sí muy utilizadas, tierras a las que siempre
se les prometió y rara vez o nunca se les
cumplió.
Los dos territorios ricos: tú Argentina
eres tan rica que hasta tus vacas comen acostadas,
ya que tu suelo es tan abundante en humus
que el pasto crece en calidad y abundancia.
10
Una y otra, cuna de muchos inventores,
sin embargo, la ingeniosidad de los argentinos
es tal que logran resolver toda vicisitud con un
alambre y en el venezolano destaca su gran sentido
del humor para solventar lo que nadie sin
fuerza mental y alegría plena de alma grande
podría soportar.
Fraternas, pese a sus vidas agitadas, entrambos;
nace, crece y se multiplica dentro de la
aceptación el andar y el agradecer de la solidaridad.
Mi querida Argentina sabes bien que tus
hijos cantan al hablar y fumando veloz caminan;
sin embargo, cuando les solicitan ayuda
para ubicar una dirección frenan inmediatamente
e indican con gesto plácido como llegar
al lugar con una precisión al mejor estilo y
avance del más moderno de los GPS, cumplida
la misión continúan su marcha y conversación
por teléfono, dejando tras de sí, la estela del
humo del cigarrillo. Nosotros que estamos subsistiendo
hemos muerto al egoísmo, compartiendo
de corazón una arepa y un jugo o lo que
tengamos, porque bien sabemos lo que se
siente tener hambre, sed y dolor sin consuelo.
Tú, Argentina, sobreviviente a las intrigas
del poder, en una semana tuviste cinco
mandatarios, un año de corralito, una guerra sin
sentido ni planificación de respeto por la vida
de tus hijos. Nosotros los venezolanos, libramos
en el campo del día a día, una guerra sin cuartel
para seguir y no perecer, aprendimos a abrazarnos
ante las tanquetas del yugo de la codicia y
el desdén.
A ambas las miro como rosas en capullo,
engarzadas por un exquisito trabajo de orfebrería
de oro y plata, incrustaciones de diamantes
y coltán, labrados con elegante biodiversidad
plasmada en diferentes minerales de vivos colores.
Estoy segura que cuando florezcan desaparecerán
los profundos problemas sociales, se
impondrán como el Salto Ángel o las cataratas
del Iguazú, el alba de la esperanza latinoamericana.
Gracias, Argentina, por educar mi alma
a la universalidad del ser sin límites ni fronteras,
contigo aprendí que la existencia se desliza a
través del distinto parecer y del merecer.
Venezuela me demostró que la vida persiste
hasta vencer lo inaguantable para realizar
lo que creemos imposible.
Argentina me probaste con experiencias
difíciles, potenciaste mis capacidades, descubriste
nuevos o escondidos talentos, demostrándome
como crecer, impulsándome a entrelazar
un puente hacia la fuerza del compromiso con
la propia voz de un corazón honestamente agradecido
por tu bondad, al otorgarme y facilitarme
un documento de identidad para vivir
con dignidad y legalidad.
Con amor y gratitud,
Guada
Guadalupe Fernández
Nació en Caracas, Venezuela. Además de ser migrante, también es escritora amateur. Tras
superar el duelo por la muerte de sus progenitores, decidió cumplir la promesa realizada a su padre,
comenzó a escribir sobre analogía y anécdotas de vida.
A pesar de contar con varios logros académicos, está mucho más interesada y enfocada en
la búsqueda de la sabiduría. Puesto que considera que el camino para encontrarla es soñar a colores,
pero despierta en conciencia, que en sí misma es hermosa y luminiscente. Intenta a través de cada
ser humano que contacta, comprender y no juzgar. Todo individuo y cada situación es parte de la
vida y aporta un aprendizaje, de ser negativo enseña a alejar con la izquierda y de ser positivo a
acercar con la derecha. Ama la libertad, la inteligencia y la voz de la fe que mueve montañas, no cree
en dogmas, sin embargo, sí en las conexiones y las vasijas de oro que son las amistades sinceras.
Publicó su primer libro, El Vuelo de la Vida, en el año 2022.
11
Humorarte
12
Alejandra Jonte
CÁNCER
La escritura me
salvó cuando una sola palabra
dio vuelta mi vida. La
partió en dos: la redujo a
un presente continuo e
inestable que me impedía
conjugar el futuro. Días interminables
en los que la
luz del alba era más aterradora
que las noches con sus
oscuridades. Con el sol en
lo alto, la realidad era palpable,
lacerante: la palabra
era dicha, esa palabra de tan solo seis letras, que me
paralizaba a mí y a todos quienes nunca imaginamos
conjurarla. CÁNCER. Y me comencé a amigar con ella,
a nombrarla en lo bajo y para mí misma, varias veces
al día. Me fui familiarizando con su sonido: fuerte,
como suelen ser las palabras graves por su tilde, con
ese acento que torna filosa a la palabra cuando sale
de nuestra garganta. Y también la escribí. La plasmé
en varias hojas blancas, en anotadores, y hasta en
cualquier papel que tuviera a mano. Y con este ejercicio,
intenso y movilizador, verbalizar y escribir la palabra
«cáncer», perdió ese peso arrollador y paralizante.
Y el día en que el tratamiento comenzó a hacer estragos
en mi cuerpo, pude comenzar a jugar y bañar con
humor esa etapa de vida refundante. Y es así que comparto
con ustedes, aquello que escribí el día que perdí
todo mi cabello.
«Uno de los vínculos más complejos, difíciles
y que más amor y odio despierta en cada mujer a lo
largo de toda su vida, es con su pelo. Que si es muy
lacio o muy ondulado; o tan crespo como una virulana.
También están los indomables, que no entran en ninguna
categoría ya que tienen vida propia y no tienen
un día igual a otro. Y si llegamos a hablar del color, la
variedad es tan vasta como los colores mismos. Y más
hoy, que se pueden llevar completos los del arcoíris
sin que nadie se inmute. Si hiciéramos una encuesta
entre féminas, ninguna dirá que le gusta su pelo.
Quien lo tiene liso como una japonesa sueñan con rulos
locos. O quien sus cabellos son tan oscuros como
la noche pretenden el color de un trigal. De más está
decir que a partir de estos deseos y sueños, están los
desastres de estilo que llevan a preguntar: ¿qué se
hizo? En tanto, el clima es el causante de que nuestro
vínculo sea explosivo: cuando necesitas estar espléndida
la humedad se adueña de tu cabellera y puede
que hasta te caigan un par de lágrimas, ni te digo si la
lluvia te sorprende sin paraguas. Y como si todo esto
fuera poco, resulta que mantener el pelo en condiciones
supone un gran saque al bolsillo. Buenos productos
capilares, cortes, peinados de ocasión y ni qué hablar
de cuando las canas producen un nuevo ciclo vital
en tu vida: teñirlas cada 20 o 30 días si no querés andar
impresentable. ¡Vamos! Que al final terminan
condicionando más que los ciclos lunares o las cuatro
estaciones. Pero a veces la vida te da sorpresas y, ese
compañero que tanto bien y mal te la hizo pasar, desaparece
y el espejo te devuelve una imagen tuya que
nunca pensaste que llegarías
a ver, todo pasa a ser
un buen recuerdo. Y pienso
que era algo más que esperar
de una relación tormentosa.
Pero estoy absolutamente
convencida de
que, quien se va sin que lo
echen vuelve sin que lo llamen».
¡Apuesto por este
amor, que no me dejará en
la estacada! El humor sana
y salva.
13
Sebastián Saavedra:
cocina y algo más
COCINA DE INVIERNO
Comida para calentar el alma y el cuerpo
La comida para el invierno no solo es protagonista en
nuestra mesa por darnos calor los días o noches frías sino
por aportarnos una cantidad importante de nutrientes y,
sobre todo, de sabores.
Los mejores recuerdos de mi infancia están plasmados
alrededor de una mesa: a veces, con cosas clásicas o tradicionales
y otras con cosas mucho más elaboradas. Es increíble
como un plato, un sabor, un aroma puede trasladarnos
hacia viejos recuerdos rodeados de familias o, simplemente,
a algún lugar.
Uno de los platos que con mayor frecuencia hacían en
mi familia es el guiso de lentejas. Aportando siempre sabores,
texturas, aromas y sobre todo ese acogimiento para
el alma y para el cuerpo los días más fríos.
GUISO DE
LENTEJAS
INGREDIENTES
200 grs de lentejas
1 cebolla
½ morrón
1 zanahoria
2 tomates
1 zucchini
400 grs de pulpa de novillo
1 chorizo
PROCEDIMIENTO
Guisar la cebolla, el morrón, los
tomates, el zucchini y la zanahoria,
habiéndolos picado muy chiquito.
Agregar la carne y cocinar con un
poco de vino blanco o caldo. Luego
de unos minutos de cocción, agregar
las lentejas previamente remojadas
y hervir por 40 minutos más.
Una vez cocidas y tiernas las lentejas,
está listo. Servir acompañado
por arroz y una copa de un buen
vino.
14
COMIDA
CALIENTE.
¿ALGO MEJOR?
Tips: Pueden cocinar un poco más de tiempo cuando
ya estén tiernas las lentejas para que el guisado sea más
espeso y obtener casi textura de potaje. Esta receta rinde
para 34 a 25 personas. Pueden agregar hierbas frescas,
una hojita de laurel, ajo picado y/o un poco de vino
blanco al guisado para dar más sabor a esta preparación.
Lo más lindo de los días fríos es llegar a nuestro hogar
calentito y qué mejor que esperándonos un plato caliente
de algo muy rico.
Sebastián Saavedra
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Francy De Los Ríos
MI AMIGO HEREDADO
Mi amigo, heredado por mi padre,
es el señor Ricardo Enrique Guzmán Ortiz,
cronista y escritor venezolano. Nació el día
05 de noviembre de 1946 en el pintoresco
pueblo de San Joaquín, municipio Anaco
del estado Anzoátegui, región gasífera y
petrolera del oriente venezolano; en ese terruño
disfrutó los años de su niñez y culminó
la educación primaria. A finales del
año 1959 su familia se traslada a Caracas,
capital del país, donde inicia los estudios
completos de bachillerato en el liceo Gustavo
Herrera del municipio capitalino Chacao
para, luego, ingresar a la Universidad
Central de Venezuela (UCV) donde obtuvo
el título de Abogado, amparado en la
promoción de graduandos del año 1977.
Contrajo matrimonio con Soleida
Josefina Guzmán, para ser padres
de su único hijo, bautizado con el nombre
de Leonardo Enrique Guzmán
Guzmán. Actualmente, está residenciado
en la provincia de Castilla-La
Mancha, Toledo, España.
A Ricardo lo conocí fortuitamente por las redes
sociales y nos une el vínculo de la patria, el
amor por San Joaquín de Pariri, las ganas de dejar
un legado y la amistad que él mantuvo con mi padre
y mis tíos en sus años de juventud.
Cuando le propuse a el señor Guzmán la
entrevista esta fue su reacción:
«Bueno, Francy, recibe mi saludo mi agradecimiento,
por tu generoso gesto».
Un gesto que él tiene bien merecido por ser
uno de los más relevantes cronistas de Venezuela,
queriendo destacar las memorias de un pueblo
donde se gestaron grandes hombres y mujeres de
la historiología venezolana.
Iniciamos la entrevista de la misma forma
como nos conocimos: por las redes sociales. La primera
de las preguntas, como era de esperar de mi
parte, estaba llena de curiosidad, la misma que
mantuve durante la corta charla:
—Señor Ricardo cuénteme: ¿Cuándo empezó
su gusto por la literatura?
—Desde muy joven, sentí una gran atracción
por las Letras; incursionando en la poesía, las
crónicas y los cuentos.
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—¿En qué se basa su narrativa?
—En temas costumbristas; en vivencias; el
amor y la libertad.
—¿Cuáles son sus autores favoritos?
Los novelistas Rómulo Gallegos, Gabriel
García Marqués y el poeta Andrés Eloy Blanco. Recientemente,
me atraen, las letras de Francy de los
Ríos Brito.
Aquí debo hacer una pausa obligatoria por
agradecimiento mi querido amigo, gracias al honor
no tan merecido de incluirme entre sus autores favoritos
y la osadía y compromiso de escribir mi
nombre al lado de tan pesadas plumas, trataré en
el futuro de estar a su altura, muchas gracias. Pero
volviendo a usted, cuénteme
—¿Cuáles son sus proyectos y publicaciones?
—Estoy animado para publicar mi recién
terminada novela La Espera y los cuentos «Horizonte»,
«Velorio de Cruz de Mayo», «Las Calles de
mi Pueblo». Así como unas treinta crónicas y relatos.
—¿En qué año empezó a escribir?
—En el año 1966, con el cuento «Horizonte»
para, después de un
largo receso, continuar en el
inicio del año 2000.
—Un rebelde, buscador de la belleza en la
verdad y la libertad.
—¿Me hablaría un poco de su más reciente
trabajo, su novela en espera para publicación,
La Espera?
—Asumo con humildad la aventura de mis
letras, que iniciaron el ingenioso camino de la literatura
para dejar testimonios de algunas vivencias
realizadas con elementos creativos, y que dieron
cuerpo y espíritu a su contenido.
La dictadura y la libertad, el poder y la dignidad,
la violencia y la piedad, la guerra y la paz,
el odio y el perdón, el atraso y la cultura. El derecho
y el respeto, la alegría y la tristeza, la soledad y
la fe en Dios se cruzan en este camino para encontrar
la ruta cierta del amor. Mi pueblo, San Joaquín,
fue la fuente prodigiosa para refrescar mis recuerdos
y fantasías; mi familia y amigos, me dieron
la antorcha para alumbrar los callejones de cada
capítulo de mi novela La Espera.
Por último, le doy las gracias mi estimado
amigo generacional por su tiempo, sus palabras y
sus letras con las cuales honra a nuestra nación.
Hasta la próxima Ricardo.
Francy de Los Ríos
—¿Cuál es la meta con
la literatura del escritor Ricardo
Enriquez Guzmán Ortiz?
—Dejar un mensaje de
superación y de conquista de
sueños a las nuevas generaciones.
—¿Cómo se define
como autor y escritor?
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Mabel Arancegui
MÁS QUE UNA SIMPLE
CHALINA
Llevo tantas décadas vividas que ya perdí
la cuenta de mi edad. Recuerdo ir naciendo poco
a poco cuando Doña Amelia me daba vida durante
algunas horas de aquellas tardes de calorcito
en las siestas de Gualeguaychú. Sé que ella esperaba
tejer una mantita para su primogénito, el cual
desgraciadamente murió en su vientre. Entonces,
cambió el color de la lana del celeste al negro y en
vez de tejer la mantita me tejió a mí... un simple
chal.
Siento que me creó con tanto amor y añoranza
por ese hijo no nacido que con el tiempo
absorbí sus sentimientos más escondidos y mi
abrazo sirvió tanto como para contener a una
viuda de la familia en el velorio de su marido como
para sanar los raspones de las rodillas de las pequeñas
niñas de la casa
cuando aprendían a andar
en bicicleta sin rueditas
y se caían sobre los
adoquines de la calle.
mí para que nadie se enterar de su pesar. Di la
prematura bienvenida a Stella cuando, ansiosa
por salir al mundo, sorprendió a Luisa, su madre,
que como abrigo solo me tenía a mí para resguardarla.
Vi cómo cada una de estas mujeres, integrantes
de mi familia, nacían, crecían y morían algunas
de ellas dejando descendencia que la recordara
y otras solo a mi como prueba de su existencia...
aunque verlas partir me dio mucha tristeza
siempre tuve la certera idea que donde fueran serían
eternamente felices y eso me ayudó a reconfortarme
pensando que cada una de ellas encontraría
todo aquello que en esta vida se les negó.
Cambiaron las generaciones... los adoquines
de la calle fueron reemplazados por cemento.
Siempre estuve
ahí, cubriendo las piernas
de Vicenta cuando
se sentaba a leer por la
noche con su vaso de
vino tinto después de
haber trabajado todo el
día arando el campo.
Cobijé las primeras decepciones
amorosas de
Gladys cuando lloraba
en silencio abrazada a
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apellido, aunque en algunos casos solo es el apellido
materno o de soltera como se solía decir porque
al casarse algunas de estas mujeres fueron tomando
el apellido de sus maridos).
Descansé en el brazo del sillón del living de
Marcela mientras Gorda, su gata, dormía sobre mí.
He escuchado las charlas de las primas Vanesa y
Ana más de un amanecer luego de que regresaran
del boliche, desayuno de por medio. He vivido
tanto con cada una de estas mujeres a que las
siento hijas, hermanas y madres mías. He formado
parte de su historia y ellas de la mía.
En esta familia hay de todo, desde madres
naturales (solteras), hasta quienes decidieron no
tener hijos o tan solo no podían hacerlo porque se
enamoraron de hombres casados. Las generaciones
más modernas dicen que son jóvenes para ser
madres. ¡Si ellas supieran las historias que sé sobre
sus antecesoras! Ojalá: se podría decidir de quien
enamorarse y cuando hacerlo...
La radio que antes era la única fuente de contacto
con el mundo quedó medio olvidada en un estante
de la alacena. En cambio, la televisión tomó
protagonismo (primero en blanco y negro, después
a colores) y algo llamado teléfono comenzó
a facilitar la comunicación entre personas que se
encontraban físicamente lejos.
Pero mi destino nunca cambió y fui pasando
de mano en mano, a cada una de las mujeres
de esta familia. Generación tras generación las
vi crecer y evolucionar, cómo sus caracteres vieron
la luz dejando el sometimiento de lado, cómo sus
voces encontraron palabras propias para expresarse
y ya no repitiendo las palabras de los hombres
que las mandaban… ¡Perdón! Quise decir:
amaban.
Viajé en carreta, tranvía y auto. Visité más
de una provincia de nuestra querida Argentina.
Calculo que hasta el día de hoy he compartido la
vida de cuatro generaciones de Zárate (ese es su
He escuchado tantas confesiones de amores
frustrados que podría escribir un libro con tantas
páginas como la Biblia. He concurrido tantos
domingos a misa en aquel pequeño pueblo que vi
pasar ante mí a más de un sacerdote corrupto,
pero debo reconocer que de los buenos también.
He consolado a más de una mujer de esta estirpe
cuando el desgraciado cáncer invadió sus entrañas
haciéndolas retorcer del dolor.
He abrigado los hombros de las nuevas generaciones
mientras estudiaban de noche para
rendir un parcial en la Facultad. He servido como
abrigo a las pequeñas mujercitas que han nacido,
y a los hombrecitos también, aunque aún existe el
mandato machista de que ellos son más fuertes y
no precisan ayuda. Quiero tener vida para ver
cómo esos mandatos «machirulos» (palabra dicha
por Agustina la última integrante de la última generación)
son derrocados.
He dado tantos abrazos de oso como se me
han permitido, tanta contención como me dio el
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tiempo para hacerlo. He cobijado con mis flecos
cada sueño, esperanza y anhelo de aquellas guerreras
que, sin saberlo quizás, me lo han pedido.
He dedicado cada fibra de mi tejido para devolver,
aunque sea un poco de aquel amor con el que
Doña Amelia me tejió en algunas horas de aquellas
tardes de calorcito en las siestas de Gualeguaychú.
Mabel Arancegui
Nacida en Buenos Aires, reside en la Localidad de Ramos Mejía junto
a su familia. Como ella misma se describe «es una mujer que está emprendiendo
el camino de retorno a su esencia, dando prioridad a materializar sus
sueños… siendo uno de ellos ser escritora».
Dio sus primeros pasos en la escritura durante su adolescencia a través
de la poesía para con el pasar de los años ahondar en la escritura de los géneros
realismo sucio, romántico y erótico. Ávida lectora, planea en un futuro
cercano auto publicar su primer libro.
Autora de los relatos cortos «La lujuria de Dante», «Una simple chalina»
y «Adicción», entre otros.
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Mercedes Chimirri
UNA HISTORIA CIRCULAR
EL FENÓMENO DE LA CULTURA DE LA CANCELACIÓN
Ya nadie puede negar que nos encontramos
a las puertas de un nuevo paradigma y esto trae
aparejados muchos cambios, a veces, difíciles de
digerir o directamente incomibles, según se lo mire.
Algo de lo nuevo y sumamente polémico
que está creciendo y ocupando lugares en todo el
mundo, tiene que ver con la cultura de la cancelación
que comenzó a gestarse en el 2015, volviéndose
más popular a través de los años.
¿A qué se denomina cancelación? Se trata
de quitar el apoyo de todo tipo, ya sea económico
o social, con cuestionamientos de tipo moral en las
redes sociales, sin siquiera haber probado la veracidad
o no de lo que se supone como eje de la acusación,
en general, apuntando a personas famosas.
Las expresiones que se vierten sobre los censurados
llegan, en muchas ocasiones, a ser de una violencia
extrema en lo verbal, que puede derivar en
los actos, si se da la posibilidad. Más allá de impedir
la libertad de expresión, también se han producido
casos en los que los cancelados quedan sin
trabajo y por ende sin medios para subsistir o se los
ha insultado, apedreado o amenazado de muerte.
Según algunas fuentes, como Wikipedia, se cree
que el origen de esta cultura se remonta a las primeras
fases del movimiento nazi que descargaba
sus dardos sobre los judíos o aquellos que no participaban
de las ideas del partido nacional-socialista.
Una pata de la cancelación es la policía del
pensamiento, lo que nos recuerda a 1984, esa
asombrosa y profética novela de George Orwell,
que se encarga de revisar contenidos en literatura,
en cine y en el arte, en general, para evitar que se
hiera la sensibilidad de grupos étnicos, de razas, de
los diversos géneros y otros. En muchas editoriales
suelen existir los denominados con el eufemismo
de «lectores de sensibilidad», es decir, censores en
su exacta traducción, que son los que cumplen con
el mencionado rol.
Esto ha llegado al punto de reescribir clásicos
de la Literatura, quitar o modificar palabras o
párrafos que se perciben como inadecuados en el
contexto actual, cambiar personajes o suprimirlos
o incluir algunos sin tomar en cuenta el marco histórico.
Ese puede ser señalado como uno de los
grandes peligros que se avizoran con estas prácticas:
que borremos la historia, incursionando en
cambios desopilantes, de tal forma que, en el futuro,
nuestros descendientes ya no puedan reconocer
la verdad de lo sucedido o de los contextos en
los que tuvieron lugar los hechos históricos.
La censura siempre existió, sin embargo,
muchos nos imaginábamos esta época como aquella
en la que habíamos alcanzado la libertad que
brinda la adultez, el poder decidir por nosotros mismos,
como seres pensantes, qué queremos ver o
qué queremos leer o qué no consideramos apropiado
para nosotros, respetando la variedad de
gustos de otras personas, sin necesidad de que alguien
venga a imponernos sus ideas, costumbres o
creencias. Tal parece que estamos viviendo un retroceso
y que el autoritarismo está presente, haciéndonos
creer que, por supuesto, es por nuestro
propio bien.
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Andrea V. Luna
TIPS PARA ESCRITORES:
SOBRE LA PUNTUACIÓN EN LOS DIÁLOGOS ©
Alguien, alguna vez, me preguntó cómo se debían
presentar los diálogos en un cuento: era un alumno
que escribía muy bien y tenía ganas, justamente, de presentar
un trabajo suyo en un certamen literario local.
Recuerdo que en aquel momento le indiqué dos estilos,
los dos tradicionales: directo e indirecto; pero la verdad
es que hay por lo menos tres maneras más y cada una
de ellas responde a necesidades expresivas y estilísticas
bien diferenciadas.
En primer lugar, podemos incluir el diálogo en
el cuerpo del relato sin puntuación que lo diferencie de
lo que no lo es. Este modo, a simple vista, no parece
nada correcto, y esto suele ser cierto, salvo que el efecto
sea el de buscar la introspección en lo que se denomina
monólogo interior (un estilo bastante complejo por su
fraccionamiento, alteraciones de humor, disparidad de
criterios, inclusiones de textos externos, desorganización
y demás, que son propios del discurrir del razonamiento),
lo cual acentúa la confusión de ideas del personaje,
ya que lo que se busca es revelar sus pensamientos
a un nivel prediscursivo (esto es, antes de
que sean verbalizados) de modo tal que no parezcan
estar controlados por el autor y, también,
muestra al lector su intimidad más cruda. Este
estilo floreció en el resurgimiento de la novela
del siglo XX y fue cultivado con maestría por
Joyce en su Ulises.
Otro modo es distinguir el diálogo entrecomillándolo,
como lo ha hecho, por ejemplo, Alejo Carpentier.
Sin embargo, este estilo parece más apropiado
a la hora de incluir en la narración los pensamientos del
personaje: algo que debemos conocer como lectores,
pero que debe permanecer oculto de quienes lo rodean.
Usado con habilidad, puede dar resultados estremecedores
si, por ejemplo, el personaje se saliera del control
del autor y tramara algo diferente a lo que expresa
abiertamente. También es propio de la lengua inglesa.
Otra posibilidad que resulta llamativa es la
inclusión del diálogo con la forma habitual del género
dramático: anotando en cada entrada el nombre
del personaje. Suelo utilizarlo como un recurso
de vez única en narraciones muy extensas, cuando
la idea es dotar a la escena una sensación de
agilidad e inmediatez sin que sea nece-
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sario describir nada ni relatar nada porque todo detalle
sería irrelevante. Aquí, el diá logo debería ser preciso,
contundente y relacionar al menos a tres personajes
para que no resulte una técnica usada de modo absurdo.
En este punto, ya podemos entrar en las formas
más tradicionales: el estilo indirecto y el estilo directo
(con su puntuación tradicional). Son, ambos, el modo
más habitual y depurado para presentar diálogos. El
primero de ellos implica que lo que los personajes dicen
pasa por el tamiz del narrador, quien lo interpreta y le
brinda el filtro de su propia opinión; el texto dirá:
«Cuando se encontraron esa tarde, se saludaron amablemente
y ella le preguntó cómo estaba». Es decir, no
se presentan las palabras textuales, sino una adaptación
que brinde los matices funcionales que el autor in fabula,
cuya presencia ha de ser fuerte y distintiva, considere
necesarios para limitar la libre interpretación del
lector y el albedrío de su narrador.
En cuanto al estilo directo, bien, es mi favorito:
no solo porque brinda una amplitud de matices, sino
también por su elegancia y porque permite una pluralidad
de cosmovisiones y enfoques que, obviamente, incluyen
los de los personajes, el del o de los narradores
y el del propio autor. Dicho esto, así, vacías de contenido,
las reglas para componerlo son más o menos las
que enumero:
El guion de diálogo, guion largo o raya se coloca en
el inicio del diálogo o de la aclaración pegado a la
primera palabra. Si bien en las aclaraciones funcionan
más o menos como los paréntesis, no lo son y,
por lo tanto, no es necesario cerrarlos. He aquí un
ejemplo:
signos de exclamación, interrogación o puntos suspensivos.
—No hacía falta que vinieras —murmuró—.
Puedo solo.
—¿No te parece que estás algo susceptible? —
dijo impaciente—. No se puede con vos.
Si la palabra con la que comienza la acotación
no es un verbo dicendi (un verbo de decir) no se escribe
en minúscula y no exige el fin del parlamento con un
punto, como en los ejemplos anteriores. Sin embargo,
para otros tipos de verbos, debe cerrarse la oración y
luego colocar la raya, que iniciará una oración mueva:
—Te dije que no lo haría. —Lo miró con frialdad—.
No insistas.
Si la acotación está en medio de una oración del personaje
y fuera necesario utilizar una coma, esta debe
ir siempre después del inciso del narrador y no antes.
—Mirá, Carlos —musitó en un suspiro profundo—,
mejor te dejo solo.
Pero hay más… El estilo indirecto libre combina
el estilo indirecto con algunos aspectos del monólogo
interior, puesto que en él la voz del narrador se ve interrumpida
por ciertos enunciados que son propios de un
personaje. En este caso, tampoco se colocan signos de
puntuación ni marcas lingüísticas especialmente distintivos.
Por lo único que puede ser reconocida esa voz del
personaje es por el uso de cierto estilo discursivo diferenciado
entre él y su narrador. Veamos: «La fiesta estaba
en su apogeo. Las conversaciones eran fluidas y se
versaban más o menos sobre lo mismo: cómo conseguir
una pareja para pasar el rato y no más. Los muchachos
—Hace tiempo que te esperaba
—dijo con frialdad.
Sin embargo, cuando la acotación
va en medio, sí se cierran
y van pegados a la primera
y a la última palabra siguiendo,
justamente, las reglas
de los paréntesis. Luego
de la acotación del narrador,
siempre ha de haber un punto
aunque haya terminado el
parlamento del personaje con
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se codeaban entre ellos y las chicas se arreglaban el cabello
y se tapaban la boca para hablar, como si eso bastara
para que los demás no supieran de qué hablaban.
¿Por qué no podían ser como él? Menos obvios, más
inteligentes, menos frívolos… ¿Cómo podría encontrar
pareja allí si todos son insoportablemente inferiores?
Miró alrededor con desesperación y se alejó cabizbajo
y enfurecido».
Por supuesto, el buen narrador someterá a exhaustivo
juicio y criterio cada una de estas técnicas y,
de no hallar lo que necesita, buscará experimentar con
distintas hibridaciones hasta dar con el resultado que
ansía; porque a veces, las voces de nuestros personajes
se hacen tan insoportables e independientes que quieren
escaparse de nosotros mientras intentamos con desesperación
que se queden en el lugar que los colocamos
y cumplan con la función que nos es tan necesaria
para que todo ocurra tal como lo planeamos. Encontrar
el estilo y la técnica que nos represente y que esto, además,
sea lo que estábamos buscando es, al fin y al cabo,
uno de los placeres más inconmensurablemente abrasadores
que el alma del escritor pueda desear.
Andrea V. Luna
Es escritora y Prof. en Letras, recibida en la U.N.L.P. Novelista, cuentista, poeta, ensayista.
Ha realizado ponencias en congresos internacionales y dado clases magistrales en universidades nacionales y en la Universidad de Sevilla.
¡Contanos tu experiencia!
(Mucho más en el próximo número)
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