Trobairitz 4 - 2023 JUL
Crecemos de a poco, caminamos lento. Nadie nos corre, nadie nos espera con un premio. Andamos por ahí, recogiendo letras y disfrutando del camino como se pueda, con el alma en una mano y una lapicera en la otra. Te invitamos, siempre te invitamos, a ser parte, en encontrarnos, a abrazarnos y reírnos o llorar hasta que pase la tormenta. Nada que valga la pena es sencillo. «Ad astra per aspera».
Crecemos de a poco, caminamos lento. Nadie nos corre, nadie nos espera con un premio. Andamos por ahí, recogiendo letras y disfrutando del camino como se pueda, con el alma en una mano y una lapicera en la otra. Te invitamos, siempre te invitamos, a ser parte, en encontrarnos, a abrazarnos y reírnos o llorar hasta que pase la tormenta. Nada que valga la pena es sencillo. «Ad astra per aspera».
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Mercedes Chimirri
VIVENCIAS
DE LA PRESENTACIÓN DE MI SEGUNDO LIBRO
El mes de junio comenzó ajetreado: el
día 10 sería la presentación de mi segundo libro:
Las Manzanas del Paraíso y todavía quedaban
cosas por hacer. Se trataba de combinar
mi trabajo diario con turnos médicos, con otros
compromisos (en fin, la vida cotidiana de cualquiera
de nosotros) con la impresión de láminas,
la preparación de todo lo que tenía que llevar
el día del evento, la compra de algunos materiales
y la coordinación de lo que sería la presentación
en sí. Incluso buscar un sweater e ir a
la peluquería figuraban en la lista (se trataba de
un momento muy especial en mi vida y tenía
que lucir radiante).
Cuando edité mi primer libro, El Paraíso
según Lilith, en diciembre de 2019, estuve buscando
con bastante adelanto, el lugar en el que
se celebraría la presentación, sin encontrarlo, o
eran muy caros o no me respondían o no tenían
fechas disponibles. Creo que el Universo tiene
un motivo certero por el cual hace las cosas de
determinada manera: entrábamos en el 2020 y
en marzo nos sorprendió la noticia de que se
declaraba la pandemia del Covid 19. Como a
muchas otras personas, me tocó hacer un curso
intensivo acerca de la virtualidad y aprender
que teníamos herramientas eficaces para comunicarnos,
aún en el aislamiento. Decidí realizar
la presentación a través de una plataforma virtual,
lo que fue posible, en parte, gracias a la
ayuda de una querida colega y amiga que se
sintió atraída por la idea y se ofreció a acompañarme,
gracias, también, a mis hijos que siempre
están ahí, dispuestos a apoyarme y gracias
a la que fue, en ese momento, la editora y correctora,
Andrea V. Luna. Fue un éxito: unas 25
personas se dieron cita ese día, escucharon lo
que teníamos para contarles acerca de la creación
de ese libro y se animaron a preguntar y a
expresar lo que sentían.
Ahora, lo que no había podido concretarse
en ese momento, era posible: una presentación
en vivo de mi segundo libro y eso era
todo un desafío. El lugar adecuado apareció
luego de algunas búsquedas: la biblioteca de
una sociedad de fomento. Las bibliotecas suelen
ser los mejores sitios para una presentación:
se puede colaborar con ellas dejando algún
ejemplar de nuestro libro y no está mal una colaboración
monetaria, si estamos en condiciones
de hacerlo, ya que, de esa forma ayudamos
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