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Centurion Argentina Summer 2018

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ART & DESIGN UN CIERTO

ART & DESIGN UN CIERTO ESTILO En el sentido de las manecillas del reloj desde la izquierda: una casa en la finca de Jencquel construida con la madera de palo fierro reutilizada de un antiguo puente; una estructura en forma de tortuga alberga una cancha interior de bádminton realizada en colaboración con los especialistas en bambú, IBUKU; una banca en su propiedad hecha de un preciado árbol de rambután. Página opuesta: un departamento para rentar en la finca; el interior de la cancha de bádminton un desfiladero importaba más que todo lo demás. Ahora cuenta con propiedades en renta y una cancha de bádminton. Jencquel es un ejemplo de “slow design” (diseño lento), un movimiento que hace hincapié en las técnicas tradicionales, las particularidades culturales de la ubicación de un proyecto y la sustentabilidad cuidadosa y de bajo impacto. Su filosofía de arquitecto tiende a filtrarse más que a estallar. Pero dada la creciente popularidad de su trabajo, por no mencionar la de Bali como destino, puede que necesite acelerar su proceso. En los últimos años, ha estado trabajando en proyectos para clientes en Singapur, Tailandia, Costa Rica e incluso la República del Congo. «Podría decirse que he creado un pequeño nicho de mercado en la zona ecuatorial –sostiene–. Llamémoslo “diseño a ocho grados de latitud”». Jencquel vino a Bali hace ocho años desde París donde trabajó para el diseñador francés Christian Liaigre (Liaigre «me enseñó a diseñar muebles», comenta). Su sueño era “capturar” el estilo de vida balinés y exportarlo a Venezuela, pero la inestabilidad política en su país natal lo obligó a viajar a otros lugares. Fundó su estudio de diseño en 2011, después de unas vacaciones en Ubud –corazón espiritual de Bali–. Studio Jencquel diseña casas e interiores que toman prestado de su entorno todos los elementos posibles y buscan “significado y vínculos emocionales”. Los materiales de construcción revisten un interés particular, por ejemplo, las variedades locales de teca (siempre recuperadas o procedentes de plantaciones) y las diferentes formas de piedra de lava, como la paras que «básicamente es 40 CENTURION-MAGAZINE.COM

FOTOGRAFÍAS TOMMASO RIVA / LIVINGINSIDE; ESTILISMO LISA SCAPPIN ceniza comprimida de una explosión volcánica», aclara. Su primer proyecto en Bali fue Suarga Padang Padang, un hotel boutique en colaboración con el arquitecto Cheong Yew Kuan. Desde entonces, el estudio de Jencquel, compuesto ahora por un equipo de cinco personas, ha hecho realidad proyectos tan variados como un bar flotante en el Four Seasons Resort Bali en Sayan o una cancha de bádminton en el propio domicilio del arquitecto, este último con techo de bambú en forma de tortuga diseñado para adecuarse a la trayectoria parabólica de los gallos para jugar a bádminton. «Intento mantener los interiores simples y funcionales –explica Jencquel–. No quiero distraerme con el exuberante exterior». La cancha de bádminton surgió de la “sed” de trabajar con bambú; su mesa es «una copia del diseño escandinavo de mediados de siglo». Y en cuanto a Rumah Hujan, Jencquel casi le vende la casa a la agente inmobiliaria, «pero la idea provocó el llanto de mi mujer», recuerda. En vez de eso, el arquitecto le rentó su casa a la agente polaca durante un año mientras le construía una nueva de 465 metros cuadrados. «Para ese encargo, tomamos elementos de nuestra casa y los trasladamos a otro nivel», aclara Jencquel. La propiedad se sitúa en la cresta de una montaña rodeada de selva tropical y, aunque está aparentemente aislada, cerca se encuentran los hoteles cinco estrellas de Ubud; una verdadera «avenida para millonarios», admite. Los desafíos físicos del área, agravados con lo que él considera un año extraordinariamente húmedo y fangoso, se atenuaron gracias al ingenio balinés. «Incluso cuando no hay acceso por carretera –sostiene–, puedes disponer de 30 personas que trasladan piedras y arena sobre sus cabezas». Lo que hace tan asombroso a este lugar es la vista hacia el oeste del río Ayung, que se disfruta preferiblemente desde la alberca de la casa. «La gente se queda boquiabierta –señala–. Parece sacado de Parque Jurásico». CENTURION-MAGAZINE.COM 41

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