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ART & DESIGN EN EXPOSICIÓN «NO NECESITABA PENSAR EN LO QUE QUERÍA PINTAR, LO TENÍA MUY CLARO» entorno de los Alpes suizos ha encontrado finalmente su vocación. A la ruptura con la fotografía le siguió un reencuentro con la pintura en las montañas del este de Suiza. «Necesité cuatro años para conseguir cuadros que realmente me gustaran», así explica su experiencia aislado en una antigua fábrica textil de enormes dimensiones. A mediados de los 80 cursó estudios de pintura en Basilea, pero luego de una larga estancia en San Francisco, dirigió sus pasos hacia la fotografía. Su vuelta a la pintura en 2004 poco tuvo que ver con Arriba: un impresionante perfil: sol #91 (2014) Página opuesta: dos lienzos de montañas realizados con la técnica del impasto: #02 (2015), arriba, y #00 (2015), abajo aquellos trabajos experimentales de su primera etapa y así lo admite con un suspiro: «Debo reconocer que de joven me gustaba todo lo que estaba de onda en el mundo del arte. Ahora veo las cosas desde una perspectiva diferente». Existe una larga tradición de pintores germánicos que han intentado captar la majestuosidad de las montañas –entre ellos, el paisajista del romanticismo del siglo xix David Friedrich o el artista contemporáneo Rudolf Stingel nacido en los Alpes–, pero Godly no tiene referentes de otras épocas ni, como él mismo admite, tampoco se inspira en otros pintores a pesar de sentir admiración por algunos artistas contemporáneos. Al contemplar la viscosa y visceral pintura de sus cuadros es imposible no evocar vagamente a Auerbach y Giacometti. Aun así, Godly no utiliza la desconcertante fuerza del impasto para transmitir una perspectiva irascible, sino para alcanzar la belleza y la dignidad de la naturaleza. «Cuando regresé al mundo de la pintura, no necesitaba pensar en lo que quería pintar. Lo tenía muy claro», explica. Es fácil comprobar esa seguridad y dedicación en las montañas que pintó durante sus primeros años. Cuando uno se coloca delante de sus cuadros de temática alpina, siente paz, así como asombro por la expresión concisa que desprenden. Su paleta se limita con frecuencia a unos pocos colores. Se percibe una vez más la energía y la fuerza de las propias montañas y, con solo retroceder unos pasos, se vislumbra una imagen que prácticamente parece una foto, a pesar de la evidente mano del artista. Durante el proceso, Godly emplea la fotografía únicamente como una forma de estudiar la luz y la niebla, una especie de nota visual. Pinta siempre de memoria, desde pequeños trabajos hasta lienzos que llegan a medir dos o tres metros. Se coloca cerca del lienzo, embadurna generosamente los pinceles con pintura y, a continuación, «comienzo a esculpir», explica. «Trabajo rápido. Algunos cuadros los termino en 30 minutos, otros en tres horas», añade. Esta inmediatez y la calidad escultórica son cualidades que hacen que su obra sea tan poderosa. «No pinto retratos de paisajes – apunta–; transmito montañas». El japonés Tokutaro Yamauchi, dueño de la galería Shibunkaku, una de las más antiguas y conocidas del país nipón, rememora así su primer encuentro con la obra del artista en 2012: «Me sentí atónito ante el talento de Conrad para capturar las luces y las sombras y trasladarlas al lienzo con unas pocas pinceladas rápidas. Este uso de la pintura al óleo recuerda a los grandes maestros del Japón y su forma de aplicar tinta FOTOGRAFÍAS CORTESÍA DE CONRAD JON GODLY 44 CENTURION-MAGAZINE.COM

sobre el papel. Descubrí un estrecho vínculo entre la obra de Conrad y la pintura sansui [en japonés montaña y agua] del siglo xv». Godly se muestra satisfecho por la gran acogida que ha tenido en el Lejano Oriente. Sostiene que le encanta «no tener que explicar sus obras» porque el público es intuitivo y sabe lo que el artista pretende transmitir. Mientras se prepara para su tercera exposición en Kioto este verano, su reducida paleta –y el énfasis en una pincelada más simple, aunque todavía densa– se ha trasladado hacia un tema que comparte diferencias y similitudes con su primer amor: el perturbador mar. «La energía de la montaña y el mar siempre me han resultado muy similares», opina. En sus obras más recientes ha encontrado un nuevo lenguaje para trasmitir las embravecidas olas: la pintura negro sobre negro. Al trabajar con texturas, capas y reflejos, sus cuadros parecen brillar, es como si pintara la propia luz. Sin duda, una fantástica evolución en la trayectoria de Godly y probablemente no la última. La obra de Godly Dunkel-24 aparece en la portada de este número de la revista; Dark is Light estará expuesta en la principal galería de Shibunkaku en Kioto del 21 de julio al 5 de agosto; conradjgodly.com CENTURION-MAGAZINE.COM 45

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