Maristas de Hoy - Otoño 2020

Un trozo de vida en 2020
en la frontera sur
por Tony O’Connor, SM, Pastor, San Felipe de Jesús, Brownsville, Texas
Perseverar no significa hacer siempre lo
mismo. Dejamos atrás lo que no funciona.
Nos adaptamos a las necesidades cambiantes.
Escuchamos las palabras habladas y no
dichas de la gente. La pandemia exige que nos
acerquemos con el corazón y la mente, más
allá de los alrededores locales lo mejor que
podamos, incluso al otro lado del río hasta el
otro lado del mismo valle, a las ciudades de
Brownsville, Texas y Matamoros, Tamaulipas
en México.
Un historia sobre dos ciudades
Brownsville y Matamoros son la historia de
dos ciudades. Han estado unidas y divididas
durante siglos. En tiempos normales los tres
puentes que conectan las dos ciudades se
atraviesan con gran frecuencia, pero mucho
antes del inicio de la pandemia el gobierno
de Estados Unidos comenzó a restringir los
cruces fronterizos y el COVID-19 se convirtió
en una buena excusa para aumentar las
restricciones. Esto significa que los padres de
edad avanzada en Matamoros no están siendo
visitados ni apoyados como antes por sus
hijos que redican en los Estados Unidos y los
servicios médicos menos costosos utilizados
por nuestra gente sencilla en Brownsville
que no tienen seguro médico también se ven
obstaculizados, incluyendo los tratamientos
para COVID-19. Lo que era una historia de
dos ciudades unidas se ha convertido aún más
en una historia de dos ciudades divididas.
Los solicitantes de asilo, a quienes se les
impidió ilegalmente cruzar los puentes antes
de la pandemia, ahora esperan sus audiencias
judiciales suspendidas. El martes 18 de agosto
de 2020, Edwin Rodrigo Castro de la Parra,
un guatemalteco y líder de un campamento de
solicitantes de asilo fue encontrado ahogado
en el río cercano, sigue con vida su esposa,
sus dos niñas, su abuela y su hermana que
acababan de dar luz a una niña. Uno de sus
amigos dijo: “Solo Dios puede ayudarnos en
este momento. Es sólo la desesperación lo que
lleva a los valientes a entrometerse con el Río
Bravo ”.
Tenemos un grupo de mujeres que cruzaron el
rio para llevar comida a los imigrantes. Ahora
un amigo lleva dinero que es donado en San
Felipe de Jesús y lo entrega a una organización
sin relación con el gobierno para que compre
las necesidades básicas, especialmente
medicinas para pacientes con COVID 19.
Los lados de una gran división
La ciudad de Valle Hermoso en México tiene
barrios pobres, Barrio 18 es uno de ellos.
Mayra es nuestro vínculo para ayudar a las
personas en estas partes de Valle Hermoso.
Milagrosamente cruza los puentes y controles
fronterizos para llevar comida y ropa a muchas
personas. En la madrugada del 18 de agosto de
2020, Mayra cruzó el puente con una carga.
Al detenerse para desayunar en un puesto
local, un niño, tal vez de 8 o 9 años, le dijo a
Mayra que tenía hambre. Mayra le invitó a
desayunar. Se sentó con ella pero solo comió
la mitad. Dijo que la otra mitad del desayuno
era para su hermano pequeño que estaba
afuera, que también tenía hambre. Entonces,
Mayra le compró el desayuno al hermano, sin
embargo, ambos niños guardaron la mitad de
sus desayunos. Ellos viven con sus abuelos
que también tenían hambre.
Aquí en Brownsville nadie tiene hambre. Al
otro lado del río hay muchos que literalmente
tienen hambre. La brecha es inmensa, no solo
las corrientes en el río o la línea que marca los
dos países, sino por el riesgo que comparten.
Esto no quiere decir que no haya necesidad
en Brownsville. Vivir en los Estados Unidos
es muy caro, especialmente aquí en Cameron
Park, uno de los barrios más pobres de la
frontera sur. Se necesita dinero para alquilar,
poseer y conducir un automóvil, facturas,
medicinas y alimentos. Aunque los niños y
niñas pequeños aquí generalmente no tienen
hambre, algunos abuelos sienten la angustia.
El hambre y la gran necesidad se pueden
encontrar aquí, al otro lado de nuestra gran
división, al otro lado del río.
En San Felipe de Jesús pasamos horas bajo
el ardiente sol texano repartiendo comida de
agencias y ocasionalmente aguantando las
malas palabras de algunos que sienten que el
mundo les debe un favor. La mayoría de las
veces es agradable servir la comida y es una
manera de estar cerca de la gente, una unión
de corazones, mentes y vientres. Al mismo
tiempo, nuestro corazón sangra por esos dos
niños pequeños en Barrio 18, sus abuelos y
otras familias.
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