Maristas de Hoy - Otoño 2020

Arriba: Padres orgullosos con los recién bautizados
Abajo a la izquierda: Servicio funerario para Sandra
Abajo a la derecha: Ceremonia de boda de Clarissa y Frank
Muerte
Con el ataúd en la puerta de la iglesia yo
estaba preparado: Agua Bendita para la
bendición y el velo blanco del bautismo para
cubrir el ataúd. Cuando el ataúd estaba cerca
del altar, era el momento de comenzar la misa
fúnebre. Enterré a mi mamá, mi papá y una
hermana menor, y aguanté pasar por estos
servicios, pero esta vez mis ojos se nublaron
y no me salieron palabras. Había silencio.
Alguien finalmente dirigió el “Yo confieso”
para que comenzara la Misa.
Jesús lloró en la tumba de Lázaro y lloró
cuando vio a Marta y María tan afligidas.
¿Pero yo? El fallecido no era un amigo íntimo.
Eso es lo que está haciendo la pandemia.
Incluso cuando las familias llegan más tarde
con las cenizas de sus seres queridos, es lo
mismo. Es como si la iglesia estuviera llena
de tristeza y vacío. Sin haber estado con los
difuntos en su agonía, ni verlos agonizando,
sino simplemente dejarlos al final aferrados
con una cajita de cartón o urna hasta que sea
colocada en una mesa frente al altar. El aire
está lleno de lágrimas, ya sea por Sandra de
48 años que padecía síndrome de Down que
murió el 14 de julio de 2020, o por Miguel y
Mia cuya esposa falleció por COVID-19 el 21
de julio. Ahora, un mes después, la familia
se reúne para un ritual de despedida: dos
urnas sobre una mesa, la foto de la pareja, el
cirio pascual brillante y flores hermosas. Las
escenas en el cementerio pueden ser peores.
Nueva vida
Pero con la muerte llega la vida. Debido a la
pandemia, recuperar un cuerpo del difunto
o cenizas toma dos semanas. Reconocer y
aceptar el dolor lleva más tiempo, pero la luz
de la mañana atraviesa la oscuridad.
Una boda pandémica
Some churches are reluctant to do Algunas
iglesias se niegan a celebrar bodas. Pero aquí
no. Clarissa y Frank fueron los primeros en
no desanimarse de celebrar su boda. Una
encantadora pareja madura y amable, ahora
felizmente casada, y creo que hasta que la
muerte los separe. Comienza un nuevo ciclo
de vida.
La muerte ha perdido su aguijón
Los mismos rituales en la iglesia con
“protocolos” implementados pero alegremente
nuevos: ¡Seguimos bautizando! Una botella
individual de agua para cada niño, bolas
de algodón para ungir, una máscara puesta
y mantener una distancia de seis pies. El
22 de agosto, los papás se enorgullecieron
de presentar a 15 niños para el sacramento
del bautismo. Un día para que las familias
celebren después de un verano agotador lleno
de COVID-19.
Otoño 2020 7