31.03.2017 Views

VE-32 ABRIL 2017

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Número <strong>32</strong> - Abril <strong>2017</strong>


© Todos y cada uno de los derechos de las obras literarias, fotografías<br />

o ilustraciones publicadas en esta revista pertenecen en exclusiva a sus<br />

respectivos autores (aunque en algunos casos no se citen los nombres)<br />

Ilustración portada: Autor desconocido<br />

Diseño y edición: Rafa Sastre<br />

Colaboraciones: revistave@hotmail.com<br />

«El arte es la rebelión del hombre ante la malvada estupidez<br />

de los sucesos cotidianos»<br />

Alejandro Dolina (n.1944), escritor, músico y actor argentino<br />

Descarga de este número de la revista (formato PDF, 5.16 MB):<br />

http://www.mediafire.com/file/e441ttigu5f810b/<strong>VE</strong>-<strong>32</strong>+<strong>ABRIL</strong>.pdf


Índice<br />

La primavera, la literatura altera (Rafa Sastre) Pág. 1<br />

Recital en la Biblioteca de la Pechina Pág. 2<br />

Penumbra (Luis A. Molina) Pág. 7<br />

Cortar las alas (Marisa Martínez) Pág. 9<br />

Rayuela (Liliana Ebner) Pág. 11<br />

Defugir (Toni Mascarell) Pág. 15<br />

MENU...dencias (Belén Mateos) Pág. 17<br />

Desencanto (Conxa Gausí) Pág. 19<br />

Carrera de motos (M.Gracia Scelfo) Pág. 21<br />

La vida (Mirta Calabrese) Pág. 25<br />

Páginas perdidas (Jorge Zarco) Pág. 27<br />

Mi mejor amigo (Rafa Sastre) Pág. 29<br />

Déjame amarte (Eva C. Franco) Pág. 31<br />

Cloacas futuras (Rafael Blasco) Pág. 33<br />

Sin título (Isabel Sifre) Pág. 35<br />

Caperucita (Aurora Losa) Pág. 37<br />

Figuras (Aldana Giménez) Pág. 39<br />

Nubes de algodón (Manuel Esteban) Pág. 41<br />

Flecos (Susana Gisbert) Pág. 43<br />

Clic (Concha García) Pág. 47<br />

Los bichos (Alfredo Cot) Pág. 49<br />

Lecciones de vida (Carlos M. López) Pág. 51<br />

Mucho más (Manoli Vicente) Pág. 57<br />

El robo (Lu Hoyos) Pág. 59<br />

Pérgola pel mòn (Toni Esteve) Pág. 61


Dos gallinas (Manuel Serrano) Pág. 63<br />

Desilusionado (Nicolás Jarque) Pág. 65<br />

Amor y sinrazón (Carmen Fabiá) Pág. 67<br />

Silenci (Benjamín Blanch) Pág. 71<br />

Posos (María José Martí) Pág. 73<br />

Como agua para buñuelos (Vivian Rodríguez) Pág. 75<br />

Debilidades (Cristina Cifuentes) Pág. 77<br />

Soneto a una española (Vicente Montemayor) Pág. 81<br />

La vendedora de globos (Marta Navarro) Pág. 83<br />

Con vistas al mar (Kristina Yanavichyute) Pág. 85<br />

Haiku (M.Luisa Pérez) Pág. 87<br />

De blanco (AnaJ. Lozano) Pág. 89<br />

Los monstruos del siglo XXI (Esther Moreno) Pág. 93<br />

Nuestros libros Pág. 95<br />

Libros de nuestros/as colaboradores/as Pág. 97<br />

Palabras en la basura Pág. 98<br />

Números anteriores de Valencia Escribe Pág. 99<br />

Valencia Escribe en las redes Pág. 100<br />

La foto de Miguel Pág. 102


Autor desconocido


La primavera, la literatura altera<br />

A base de gastarlas escribiendo tonterías, me quedo sin palabras.<br />

Por eso y porque ya es abril, porque florecen los árboles y los campos,<br />

porque comienzan a volver las oscuras golondrinas, se nos vienen<br />

encima Pascua y la Feria del Libro, con su precioso día conmemorativo,<br />

prefiero reproducir el poema Primavera.<br />

Abril, sin tu asistencia clara, fuera<br />

invierno de caídos esplendores;<br />

mas aunque abril no te abra a ti sus flores,<br />

tú siempre exaltarás la primavera.<br />

Eres la primavera verdadera:<br />

rosa de los caminos interiores<br />

brisa de los secretos corredores,<br />

lumbre de la recóndita ladera.<br />

¡Qué paz, cuando en la tarde misteriosa,<br />

abrazados los dos, sea tu risa<br />

el surtidor de nuestra sola fuente!<br />

Mi corazón recogerá tu rosa,<br />

sobre mis ojos se echará tu brisa<br />

tu luz se dormirá sobre mi frente...<br />

Juan Ramón Jiménez<br />

No sé si os lo he deseado alguna vez. Por si acaso, sed felices.<br />

Rafa Sastre<br />

1


Recital en la Biblioteca de la Pechina<br />

Sucedió el sábado 4 de marzo por la tarde, en València. Os dejamos varias<br />

fotos del evento, cortesía de Alfredo Cot y Luisa Berbel, en el que leímos<br />

poemas y microrrelatos para después disfrutar de una merienda-cena a la<br />

que todos contribuimos con alguna cosilla. ¡Muchas gracias, Juana Espín!<br />

Lu Hoyos<br />

Marga Alcalá<br />

Adrián Garra<br />

Jorge Zarco<br />

2


Nicolás Jarque Alegre<br />

Luisa Berbel Torrente<br />

Alicia Muñoz Alabau<br />

María Luisa Pérez Rodríguez<br />

Isabel Garrido<br />

Isabel Sifre<br />

3


Amparo Hoyos<br />

Marisa Martínez Arce<br />

Juana Espín<br />

Guang Xu<br />

Isabel Martínez<br />

Cristina Bastida<br />

4


Giovanna Vivian<br />

Alicia Luz Ayuste<br />

Antoni Esteve<br />

Y después de leer... a merendar<br />

5


Exodus – Norvz Austria (Filipinas) http://xetobyte.deviantart.com/<br />

6


Penumbra<br />

El cercano rumor de la olas me mantuvo despierto, costaba<br />

conciliar el sueño por lo que decidí salir a caminar. La playa estaba<br />

desierta, la luna en cuarto creciente teñía de plata el mar, el susurro de<br />

la brisa me trajo tu nombre sabiendo que estabas lejos. Siempre te<br />

gustó como a mí la montaña, pero debí quedarme junto a mi soledad<br />

y tu recuerdo. Mi cuerpo acusa el frío de la noche, siento un<br />

estremecimiento cuando me salpican gotas salobres de la rompiente<br />

que se mezclan con las mías mientras mi mente divaga por momentos<br />

ya lejanos cuando estabas acurrucada en mis brazos, me parece sentir<br />

el calor que trasmitía el roce de tu piel. No puedo aceptar que tras la<br />

despedida y ese beso que no fue, estés tan lejana como ese horizonte<br />

que vislumbro en la penumbra y nunca he de alcanzar…<br />

Luis Alberto Molina (Rosario, Argentina)<br />

http://www.luismolin.blogspot.com.es/<br />

7


Pigeon – Milad Safabakhsh (Irán) http://mldzz.deviantart.com/<br />

8


Cortar las alas<br />

Yo era una paloma<br />

que creía poder<br />

volar alto.<br />

Soñaba con grandes plazas<br />

llenas de niños<br />

que me alimentaban,<br />

dándome de comer en sus manos.<br />

Pero las palomas no vuelan alto,<br />

no lo suficiente.<br />

Las palomas se cazan, se comen.<br />

Como a mí me comió la vida,<br />

acabando con mis sueños,<br />

robándome todo aquello<br />

que yo amaba.<br />

Que me pertenecía.<br />

Cortándome las alas.<br />

Marisa Martínez Arce (València)<br />

9


Rayuela – Daniel Molina (Argentina)<br />

https://www.flickr.com/photos/dibujosdemolina/<br />

10


Rayuela (entre el cielo y el infierno)<br />

Para quienes en la vida les ha tocado, alguna vez, el infierno.<br />

Hace unos días, paseando por un antiguo barrio porteño, me<br />

sorprendí al ver a unos niños jugar en la vereda.<br />

Los tiempos han cambiado, la inseguridad se ha instalado y los<br />

niños ya no juegan a los antiguos juegos, ya no ríen a carcajadas que<br />

suenan como trinos en las esquinas adoquinadas.<br />

Ahora los niños son prisioneros, no solo de la inseguridad sino de<br />

la tecnología, de las compus y las tablets, de los celu y los videogames.<br />

Cada día están más solos, cada día comparten menos, ya no saben<br />

hojear un libro porque todo está en Google.<br />

Pero no quiero separarme de la visión que me trajeron.<br />

Jugaban a la rayuela, danzaban y brincaban cuando llegaban al<br />

cielo o al infierno.<br />

Me senté a contemplarlos en un banco de la plaza de enfrente pero<br />

mi visión se perdió tras mis pensamientos.<br />

«La vida es como una rayuela —pensé instintivamente—. A algunos nos<br />

toca el cielo y a otros el infierno».<br />

Algunos parecen nacer en las mismas entrañas de la tierra, donde<br />

no existen colores ni fragancias, donde todo es gris, oscuro, donde la<br />

luz siempre está apagada.<br />

Donde manos perversas y libidinosos ojos nos arrancan del vientre<br />

de nuestra madre para arrastrarnos por el fango, para destruir nuestra<br />

niñez, para robar nuestra inocencia, para condenarnos a un viaje sin<br />

11


etorno en el subway que desgarra la oscuridad de las cavernas y que<br />

nunca llega a la estación CIELO.<br />

Esos son los que conocen el infierno, los que se queman con su<br />

fuego y sus llagas, esas que nunca curan, por momentos se admiten,<br />

por momentos se olvidan, pero siempre supuran.<br />

Otros llegan con la felicidad dibujada en el rostro, suspendidos de<br />

un arco iris de colores, rodeados de caricias, de ternura, de amores.<br />

Son los elegidos, los que la vida los llevará por caminos menos<br />

intrincados, menos polvorientos, esos son los que no conocerán<br />

verdugos, los que sólo sabrán lo que son vejaciones, abusos,<br />

felaciones, por notas periodísticas o informes médicos.<br />

Estos son los que, como en la rayuela, tocan el cielo, viajan en<br />

avión rodeados de nubes de algodón, observando cómo los rayos del<br />

sol juegan a las escondidas, encendiendo colores y ofreciéndoles un<br />

horizonte, un futuro lleno de matices y de ilusiones.<br />

Pero a unos y otros la vida los junta en un vecindario, en una<br />

vereda, en el compartir el juego de la rayuela.<br />

Y los que viajan en subway, de mirada triste llena de inseguridad,<br />

aprenden que la vida puede darles algo más.<br />

Entonces se esfuerzan, se animan a no claudicar, sacan fuerzas, se<br />

dan coraje, emprenden la subida porque saben que aunque siempre<br />

duela, aunque jamás se olvide, aunque la herida sangre, siempre la<br />

voluntad los llevará a ganar el cielo.<br />

Y a los que la suerte les sacó un pasaje en primera, esos que<br />

caerán en el infierno solo jugando a la rayuela, tensarán sus brazos y<br />

alentarán muy fuerte a los otros, los valientes, a hacerles más fácil<br />

salir del infierno, a no desesperarse y llegar al lugar donde las estrellas<br />

titilan, la luna enamora y el sol alegra y entibia.<br />

12


Los niños reían, uno en el infierno y otros en el cielo y yo,<br />

pausadamente, emprendí mi camino pensando que nuestra vida es<br />

igual que un juego de rayuela.<br />

(Aunque desearía que fuera realidad, algunos pasajes de esta historia no<br />

son más que una mera utopía)<br />

Liliana Ebner (Buenos Aires, Argentina)<br />

13


Defugir – Alex Fuster (Oliva, Valencia) http://alexfuster.blogspot.com.es<br />

Ilustración aportada por el autor<br />

14


Defugir<br />

Fora se m’ha fet fosc, llevat d’alguns instants,<br />

escassos llocs que, tot i recordar-los, se’ns fan distants,<br />

espais on, en algun moment del viure o en algun racó de l’ànima, han<br />

fet niuada les meues il·lusions.<br />

Uns de color blanc, bucòlics entorns per on l’ànima s’ha passejat, i la<br />

joia ha fet acte de presència,<br />

altres d’un color beix que, tot i ser neutres i poc abundants, són un<br />

lloc prudencial on recollir-me i créixer,<br />

d’altres minvant a grisós, encara que s’apaguen les llums, em donen<br />

oxigen i m’allunyen de la crema.<br />

Tants incendis pels meus voltants, m’eclipsaran el dia per fer-lo nit.<br />

I em faran defugir del perill, per a trobar un refugi en la llar,<br />

i hauré de d’escollir una estança, per a destriar-ne d’altres,<br />

i buscaré un moment d’evasió on romandre, un subterfugi per<br />

allunyar-me del món,<br />

on es deture el temps i el mal no s’atanse, on escapolir-me del risc a<br />

viure intensament.<br />

Però prompte, l’instant demanarà viure al seu lloc, i no podré defugir.<br />

I assumiré el risc, perquè si el foc em cala endins, la meua ment no<br />

podré viure enlloc,<br />

i m’enfrontaré a tots els obstacles, un per un, celebrant les victòries i<br />

assumint les derrotes,<br />

15


i lluitaré sense defallir, sense treva, combatré cada pam de llibertat, de<br />

dins cap enfora,<br />

si no vull que tard o d’hora, la vida vinga a per a mi.<br />

Toni Mascarell (Oliva, València)<br />

16


MENU…dencias<br />

Imagen aportada por la autora<br />

La misma hora, el mismo restaurante y mesa, la misma aburrida<br />

vista al exterior; una calle con un semáforo enloquecido entre el rojo y<br />

el verde, sin dar tiempo al transeúnte a cruzar al otro hastiado lado;<br />

La lluvia empañando el cristal.<br />

El menú…creo que nunca había saboreado de manera más<br />

tediosa una lectura; caldereta de langostinos, a la muñeira, con setas,<br />

en leche de coco…<br />

Juego con las eternas migas de pan que se han quedado<br />

adheridas al mantel, hago un montoncito con ellas y me las llevo a la<br />

boca; siempre el mismo ritual.<br />

Cuando vendrá a buscarme para poder salir de este bucle que ni<br />

es vida ni todavía me ha consagrado en muerte.<br />

Mª Belén Mateos Galán (Zaragoza)<br />

17


Still alive – Violator3 (Italia) http://violator3.deviantart.com/<br />

18


Desencanto<br />

Se escapa el tiempo entre las manos<br />

sin anunciarte que se rompió la brújula<br />

reguladora de horizontes.<br />

Ya no juegas a la vida.<br />

Se ha perdido tu sonrisa poco a poco.<br />

El amor no arrulla tus anhelos<br />

y solo abres la mañana cada día<br />

para consumir las horas contratadas.<br />

Mas no hay lamento en la suerte<br />

que tú mismo has convocado;<br />

te angustia la codicia,<br />

el inhumano gesto en los países<br />

con tanto horror bautizados<br />

por algún dios y sus secuaces.<br />

Y más cerca, junto a ti, la soberbia<br />

y el ropaje del narciso prepotente,<br />

que huele mal y lo sabes,<br />

por eso te cuesta respirar.<br />

Sin embargo, otra vez,<br />

vestirás de histrión adecuando tu papel<br />

y aguantarás falacia e hipocresía.<br />

Porque en el fondo,<br />

es tu respiración la que mantienes.<br />

Porque en el fondo,<br />

aún te acoges a la sombra del mañana.<br />

Conxa Gausí Caballero (València), Julio 2016<br />

19


Where your life begins – Helena Rey (Serbia)<br />

http://helenarey.deviantart.com/<br />

20


Carrera de motos<br />

Javier estudia derecho en la Universidad de Barcelona. Sus<br />

padres, que viven de la agricultura y disponen de pocos recursos,<br />

hacen muchos sacrificios para que consiga acabar la carrera de<br />

abogado y le ayudan con lo justo para vivir. Pero a él no le gusta nada<br />

tener tan ajustada la economía y está contrariado con sus padres.<br />

Este curso ha aparecido por la Facultad una chica sueca, Karina,<br />

estudiante Erasmus que trabaja de camarera en el bar para reforzar su<br />

beca. Ahí mismo trabaja también Fernando, que tampoco está<br />

satisfecho con su condición de barman y su poco salario.<br />

Ambos jóvenes están enamorados de Karina, que todavía no ha<br />

decidido con quien salir, puesto que le gustan los dos. Guapísima, de<br />

pelo largo pelirrojo, con una cara que encanta, lleva shorts vaqueros<br />

que ponen en evidencia sus largas y bonitas piernas, que no solo<br />

provocan piropos y silbidos de admiración, sino también pequeños<br />

accidentes, debido a la distracción de los conductores. Además, es<br />

muy simpática, extrovertida, risueña y con una gran sensibilidad.<br />

Encandila a todos los chicos de la Facultad.<br />

Tanto Javier como Fernando, compiten por conquistar a Karina,<br />

y hacen todo lo posible para conseguirlo. Para ganar dinero, hacen<br />

incluso arriesgadas carreras de motos en autopistas, por la noche. Los<br />

fines de semana, junto con otros motoristas jóvenes como ellos,<br />

aprovechan el poco tráfico de la madrugada para la práctica de esas<br />

carreras clandestinas y apuestan dinero, las motocicletas o cualquier<br />

cosa.<br />

Cuando Javier y Karina salen en la motocicleta, con ruedas<br />

cromadas, mientras corren a grandes velocidades por la autopista, él<br />

le dice que la quiere mucho y le pregunta que siente por él, si su amor<br />

es real. Oh nena, esta autopista es una trampa mortal, es una llamada<br />

al suicidio y esta noche quiero morir contigo en las calles, así<br />

21


estaremos juntos para siempre. Poco a poco Karina empieza a<br />

preferirlo; a ella también le gusta la velocidad y le encantan sus<br />

palabras de amor aunque no las comparta por el cariz suicida que<br />

encierran. Y Javier sigue diciéndole que a raíz de esa insatisfacción<br />

que llevamos en el alma, nosotros, nena, nacimos para correr.<br />

Por fin ha llegado la noche del reto, o sea de la carrera que esta<br />

vez se va a desarrollar entre los dos enamorados de Karina. Se citan a<br />

las cuatro de la madrugada en la autopista con mucho público que,<br />

como a ellos, les gusta la velocidad y el riesgo, así como el morbo que<br />

la competición encierra. La apuesta es Karina. Juegan con la muerte,<br />

sin medidas de seguridad, ni cascos, ni ningún tipo de protección.<br />

Velocidad, peligro, adrenalina, en seiscientos metros sus motos<br />

deben alcanzar más de 150 km. por hora. Muestran sus habilidades,<br />

buscan el equilibrio con sus cuerpos haciendo acrobacias. Karina y los<br />

demás chicos y chicas, están en el borde de la autopista mirando e<br />

incitando a uno o al otro según sus preferencias.<br />

Ya empieza la carrera, han llegado a 180 kilometros por hora y<br />

hasta el momento ninguno de los dos logra adelantarse cuando, de<br />

repente, aparece un coche a toda velocidad que no puede esquivarlos.<br />

Choca contra una de las motos que a su vez arrastra la otra, se<br />

incendian y atropellan a parte del público, incluso a Karina. Es una<br />

verdadera catástrofe y al llegar las ambulancias, nada pueden hacer<br />

por buena parte del público, que muere entre llamas.<br />

Gritando, sudando y llorando, Javier se despierta. Ha tenido una<br />

tremenda pesadilla, un sueño premonitorio, piensa. Está muy agitado<br />

por el temor de que suceda realmente, la carrera de motos tendrá<br />

lugar al día siguiente.<br />

Tan real ha sido su sueño que entra en razón y decide no<br />

practicar carreras de motos clandestinas.<br />

Busca a Karina para contarle su sueño y avisarla que no va a<br />

correr. Solo es un sueño, le dice, pero a veces los sueños se convierten<br />

22


en realidad. No quiero que te pase nada, siempre te amaré con toda la<br />

locura de mi alma.<br />

La joven, al contrario, no cree en la premonición y le anima a<br />

correr prometiéndole una recompensa y le besa con pasión. Javier no<br />

se resiste y manda al traste sus razonables propósitos.<br />

En la carrera ocurre justo lo que Javier había soñado, con solo<br />

una diferencia: Karina se salva por haberse retrasado. Su novio sueco<br />

acaba de llegar a Barcelona.<br />

María Gracia Scelfo (Roma, Italia)<br />

http://mgscelfo.blogspot.com.es/<br />

23


Lady walking on sandy beach in sunset – Matej Kastelic (Eslovenia)<br />

https://500px.com/kasto80<br />

24


La vida<br />

Cabalga a mi lado, yo sigo su ritmo,<br />

a veces sonríe con un mohín gracioso,<br />

otras me derriba como un vendaval.<br />

Las mieles juveniles, sentirnos inmortales,<br />

las uvas doradas, y el tiempo infinito.<br />

Ahora va de prisa, yo más sosegada,<br />

me pone a prueba, una y otra vez,<br />

quito las piedras, atrapo las flores,<br />

es un desafío de olvidos, de miedos,<br />

una aventura, cada día al despertar,<br />

un misterio cargado de ilusiones,<br />

un juego que tenemos que jugar,<br />

una canción para ser cantada,<br />

una foto en blanco y negro,<br />

una mariposa de colores en abril.<br />

Le doy gracias por lo que me ha dado,<br />

ella es un milagro, le pido solo tiempo…<br />

Vive despacio, celebra la vida…<br />

Mirta Calabrese De Luca (Sant Celoni, Barcelona)<br />

http://deshojandoversos.blogspot.com.es/<br />

25


The butterfly book – Jorn (Holanda) http://ymntle-aleoni.deviantart.com/<br />

26


Páginas perdidas<br />

(Basado en hechos reales)<br />

Volví a la biblioteca tras años de ausencia asumida<br />

y en los lavabos vi un libro de Louis Ferdinand Céline, tirado a la<br />

basura:<br />

Viaje al final de la noche<br />

Dicho sea de paso, Céline fue acusado de antisemita, de<br />

colaboracionista, de pro nazi.<br />

Aunque lo que importa son las estanterías desiertas,<br />

estanterías vacías que una vez estuvieron llenas de letras leídas<br />

de los libros retirados por dañados, maltratados, ¿peligrosos? u<br />

olvidados,<br />

apolillados por la ignorancia o desechados.<br />

En la biblioteca siempre hay gente curiosa, estudiantes o vagabundos<br />

dormitando<br />

y siempre hay lectores sus apuntes repasando o conectados a la red<br />

virtual,<br />

a sus móviles, a la wifi que alimenta sus portátiles o vegetando,<br />

matando el tiempo como un servidor, cazando moscas inexistentes en<br />

el aire.<br />

Ante uno mismo que se apiada de su mismo aburrimiento<br />

ante desesperaciones lacerantes<br />

mientras espera una cita improbable<br />

sin otro humilde pasatiempo a la vista que el tedio.<br />

Libros prestados, libros robados por amor desmedido y apasionado<br />

quién sabe si extraviados o simplemente dejados al azar del destino.<br />

27


Qué deprimente es esta biblioteca llena de datos reciclados y<br />

desechados<br />

de estanterías vacías por inutilizadas de posibles lectores, de relatos<br />

olvidados e ignorados por la desidia.<br />

Mientras sigo matando el tiempo a la espera de una cita, alguien mató<br />

a Céline<br />

arrojándolo a la basura ideológica, en los lavabos de la biblioteca de<br />

mi ciudad<br />

y sus desechos van rumbo en viaje<br />

al fin de la noche.<br />

Jorge Zarco Rodríguez (València), 31.03.2015<br />

28


Mi mejor amigo<br />

Cheers – Marco Bertoli (Italia) https://500px.com/marcobertoli<br />

Fue el primero en invitarme a un trago cuando se enteró de que<br />

había abandonado el alcohol. Días después, se largó con mi mujer.<br />

Me gustaría encontrármelo alguna vez, para darle las gracias y un<br />

fuerte abrazo.<br />

Rafa Sastre (València)<br />

http://rafasastre.blogspot.com<br />

29


Bride´s hands – Radius Images (Canadá) https://500px.com/radius_images<br />

30


Déjame amarte<br />

¡Déjame amarte!<br />

Delinear con mi verbo lo sublime de tu cuerpo,<br />

besar cada gota que traspira tu piel,<br />

y tatuarla con la dulzura de mi caricia,<br />

para hilvanar tu aliento con un suspiro.<br />

¡Déjame amarte!<br />

En la confusión de una locura sana,<br />

en la entrega sin reproches,<br />

para embriagarme de tu risa,<br />

bañada por el mar de mis anhelos<br />

¡Déjame amarte!<br />

Hasta que el último polvo de arena,<br />

se pierda con la brisa de la tarde,<br />

o se seque junto al mar que la venera,<br />

con la acaricia de sol que tanto anhelas.<br />

¡Déjame amarte!<br />

Para llevarme un poco de tu aliento,<br />

en el inexorable tiempo que se acorta,<br />

donde el último suspiro se hace eterno,<br />

para morir en el calor de tu pecho…<br />

Eva C. Franco (Isla de Margarita, Venezuela)<br />

31


Astro-rat – Meghan (EUA) http://renton1313.deviantart.com/<br />

<strong>32</strong>


Cloacas futuras<br />

Bajo un cielo contaminado donde los astros languidecían por la<br />

polución, la atmósfera irrespirable, espesa y agónica, compartía<br />

espacio con la urbe, atestada de basura.<br />

Más abajo, en las cloacas, el imperio del hedor subterráneo por<br />

el que corría un río de ácidos y residuos nucleares, cohabitaban<br />

serpientes, ratas y ambas mutadas en un solo cuerpo. A lomos de un<br />

híbrido entre réptil y roedor, dos pulgas que absorbían su sangre<br />

interrumpieron su banquete vampírico para charlar.<br />

—Fue una suerte que una rata fuera el polizón, en la nave<br />

espacial que nos trajo a este planeta. Los idiotas humanos solo<br />

tardaron una decena de años en contaminar las nuevas ciudades que<br />

fundaron después de destruir la tierra.<br />

Rafael Blasco López (València)<br />

33


Indifferent – Nazanin Nemati (Reino Unido)<br />

http://naznemati.deviantart.com/<br />

34


Sin título<br />

Me da igual lo que pienses<br />

que a veces, por ejemplo,<br />

te arañe mi vehemencia y te avergüence<br />

mi andar destartalado por el tiempo.<br />

No me importa...<br />

que mi pensar no llegue hasta tu techo.<br />

No me importa, de veras.<br />

Sigo haciendo posible<br />

la imposible sonrisa del que espera<br />

lo que no ha de llegar.<br />

Quien sabe si mañana<br />

se apea del dorado carruaje<br />

porque le oprime demasiado<br />

la conciencia.<br />

Isabel Sifre Puig (València)<br />

35


Caperucienta – Don Saqqu (Chile) http://donsaqqu.deviantart.com/<br />

36


Caperucita<br />

Al principio se asustó; los colmillos eran terribles y brillaban<br />

como sables a la luz del poco sol que se colaba entre los árboles, pero<br />

aquel animal la miraba con los mismos ojos que el mastín que<br />

guardaba su casa cuando quería que le echara las sobras.<br />

Sin miedo alguno, sacó de la cesta parte del contenido y lo dejó<br />

en el suelo antes de seguir su camino.<br />

Pronto llegó a la vieja choza en el claro del bosque y entró<br />

pergeñando una historia que le evitara la regañina.<br />

—Abuelita, ¿sabes qué? Encontré un lobo en el camino.<br />

—Ay, hija, ¿estás bien?<br />

—Sí, pero le tuve que dar tu pollo para que no me comiera.<br />

Aurora Losa (La Palma del Condado, Huelva)<br />

https://ladesdichadesersalmon.com/<br />

37


In people, body part - Vadim Stein (Ucrania) https://500px.com/stein<br />

Foto aportada por la autora<br />

38


Figuras<br />

Encima del concreto<br />

está la realidad.<br />

Te quedaste en silencio<br />

al verme en el diván.<br />

Han pasado cinco meses<br />

y aún preguntas<br />

si al volver a verte<br />

he movido la aguja.<br />

Estoy bien, no quiero<br />

volver a aquellas figuras<br />

donde el calor y el miedo<br />

eran visitas nocturnas.<br />

Contando con los dedos<br />

las veces que te amé…<br />

Seamos sinceros,<br />

¿Cuánto te idealicé?<br />

Ahora en secreto<br />

y sin oídos ansiosos,<br />

guardaré mis versos<br />

para solteros novedosos.<br />

Aldana Michelle Giménez (Mendoza, Argentina)<br />

39


Ilustración-fotomontaje del autor, Manuel Esteban Esteban (València)<br />

40


Nubes de algodón<br />

Era un día cualquiera del mes de agosto, en el horizonte los<br />

tonos amarillos, rosas y ocres alumbraban las primeras horas de la<br />

mañana. Sombras alargadas de piedras, tejas y paredes viejas que un<br />

día sirvieron para guardar la paja y recoger el grano en las eras, donde<br />

antaño se escribieron historias de mucho esfuerzo y trabajo que hoy<br />

forman parte del pasado.<br />

Atrajo mi atención un perro, no tendría este hecho mayor<br />

importancia si no fuera porque transcurrido un tiempo, apareció a mi<br />

lado dando saltos y acariciando mis pies y manos.<br />

—Ya te veo. Hermoso eres, joven y alegre. ¡Estás contento! ¿Me<br />

quieres decir algo? Ah, ya, eres una perra guapa.<br />

Saltos, carreras y más vueltas. Así anduvimos un buen rato y de<br />

repente, como un disparo, salió de mi lado y se fue a un barbecho<br />

detrás de algo, corría y corría.<br />

—¿Se habrá vuelto loca?<br />

Por fin vi que delante de ella también corría una liebre o un<br />

conejo.<br />

—Habrá encontrado su almuerzo.<br />

Su pelea podría quedar en carrera o en presa, una lucha por<br />

tener su premio y otro batalla por salvar el pellejo. ¿Quién ganara de<br />

los dos? Así estuvieron durante un tiempo, dando vueltas, hasta que<br />

un montículo de piedras los ocultó, no los volví a ver, puede que uno<br />

encontrara su madriguera y la otra se cansara de estar a la espera.<br />

Yo seguí andando con mi paseo diario, buscando una sombra<br />

que siempre encuentro en el mismo árbol, la noguera. ¡Qué árbol!<br />

Siento verdadera admiración por ella. Bajo su sombra afloran buenos<br />

recuerdos y el tiempo no pasa en estos momentos, observando las<br />

41


nubes blancas y muy bien marcadas, como dibujadas, parecen de<br />

algodón. Mis recuerdos de pequeño me invitan a jugar al «Veo, veo».<br />

¿Qué ves? Una cosita... Por qué letrita... Por la C, conejo, por la L,<br />

liebre... La imaginación me juega una mala pasada, en cualquier caso<br />

qué más da, los dos tienen pelo y qué ocurrencia, a tus años jugando a<br />

ese juego. Cuando me aproximo a lo joven nace el miedo al ridículo y<br />

me recrimina lo viejo.<br />

—Calla, viejo. Deja jugar al niño.<br />

Me doy cuenta en esos momentos que desandar lo andado en lo<br />

vivido, mirando atrás en busca de tu verdad, a salir del laberinto,<br />

encontrar las piezas que faltan y completar el jeroglífico, en eso, el<br />

mejor aliado es un niño.<br />

Continúo debajo de sus hojas y ramas protegiéndome del verano<br />

y descansando. Veo la nuez con su piel verde, esperando que llegue el<br />

otoño cuando en estas tierras ya refresca, deja su piel y aparece la<br />

cáscara que guarda su fruto. Con mi mano apretando, apretando<br />

¡CRACK! Y a mis recuerdos vuelve la perra que no era perra; le<br />

tendré que poner un nombre para que forme parte de mis vivencias,<br />

por ejemplo BRISA.<br />

Seguí andando y me encontré con la casa que guarda a las<br />

ovejas, que no es otra que una paridera, una de esas construcciones de<br />

piedra, barro y paja normalmente deterioradas por el tiempo, al estar<br />

hechas hace muchos años; allí esta Brisa, ayudando a guardar el<br />

ganado, dando saltos y más saltos debajo de un árbol, espantando a<br />

los cuervos grajos y ladrando para alejar al masculino de la cabra para<br />

que se lo haga con ellas y deje en paz a las ovejas. Brisa corre, salta,<br />

ladra y cuando paso por la casa de las ovejas me acuerdo de ella.<br />

Brisa era una gran perra que no era perra.<br />

Manuel Esteban Esteban (València)<br />

42


Flecos<br />

Tango! – Sobrenivel (Argentina)<br />

https://www.flickr.com/photos/28466129@N02/<br />

Cuando los vimos salir, mirando al suelo y arrastrando sus<br />

mochilas, no podíamos creerlo. Eran las dos únicas personas que<br />

parecían estar satisfechas con este trabajo, los únicos que nunca<br />

habían pronunciado una sola queja por aguantar maratonianas<br />

jornadas a cambio de un sueldo escaso.<br />

No tardé en saber por qué les habían echado. La noticia corrió<br />

como la pólvora entre intérpretes y figurantes, más o menos adornada<br />

según se trasladaba de boca en boca. A ella le habían sorprendido con<br />

el traje de la protagonista, aquel precioso vestido de flecos con el que<br />

siempre soñaba, y él había salido en su defensa. Les abonaron las<br />

43


horas de ese día y les comunicaron que no volvieran a presentarse. Su<br />

papel como figurantes del Moulin Rouge había terminado.<br />

María era amiga mía. Nos presentamos juntas al casting aunque<br />

fue ella quien se empeñó. Su amor al teatro le hacía apuntarse a<br />

cualquier cosa que tuviera que ver con el escenario, aunque los focos<br />

no fueran a pararse en ella. Y yo la seguía sin mucha convicción,<br />

arrastrada por sus ganas y, por qué no decirlo, por la posibilidad de<br />

sacar un dinerillo extra.<br />

A Jairo lo conocía poco. Era callado y serio, y su suave acento<br />

colombiano apenas se oía en las ruidosas cenas o en los cafés entre<br />

ensayo y ensayo. Solo sé que era escritor, y necesitaba el dinero para<br />

seguir escribiendo y permanecer en nuestro país. Pero apenas hablaba<br />

con nadie que no fuera María. Y eso fue su perdición.<br />

María no pudo evitar sucumbir a la tentación y, aprovechando<br />

un rato que estaba sola en los camerinos, cogió el vestido de flecos de<br />

la protagonista, y se lo puso para emular la escena del tango de<br />

Roxanne, ante la atenta mirada de Jairo. El director la sorprendió en<br />

plena actuación, y no tuvo contemplaciones. Y él, que trató de<br />

explicar las razones de su amiga, fue tratado con la misma<br />

contundencia. A la calle. Sin más.<br />

Han pasado cinco años de aquello. No volví a saber de Jairo,<br />

aunque supuse que tuvo que regresar a su país. Con María seguí<br />

manteniendo el contacto, pero poco a poco nuestra relación se fue<br />

enfriando, y ahora apenas se reducía a felicitarnos por nuestro<br />

cumpleaños y por las navidades.<br />

Tal vez por eso me sorprendió tanto aquella carta. Era una<br />

invitación al estreno de una obra de teatro. Se llamaba «Flecos». Y en<br />

la cabecera de cartel, mi amiga María, protagonista absoluta de una<br />

obra escrita y dirigida por Jairo Balbuena, aquel escritor que perdió su<br />

trabajo por salir a defenderla.<br />

44


Cuando se abre el telón, María brilla sin necesidad de focos,<br />

enfundada en un precioso vestido. Un vestido de flecos idéntico al de<br />

la protagonista de aquel Moulin Rouge en que Jairo, María y yo<br />

habíamos sido figurantes hacía cinco años, aquel Molino Rojo en que<br />

quedaron colgados flecos de nuestra existencia. Y yo aplaudo a rabiar<br />

mientras los acordes del tango de Roxanne me transportan a aquella<br />

época y me ayudan a colocar en s lugar esos flecos perdidos.<br />

Susana Gisbert Grifo (València)<br />

http://conmitogaymistacones.com/<br />

45


Circus - B Zu (EUA) https://www.flickr.com/photos/smartercats/<br />

46


Clic<br />

Clic 1.<br />

Cuando lo vio cruzar la puerta de la frutería sintió algo nuevo,<br />

un aturdimiento acalorado, un revolver de tripas que le pilló<br />

desprevenido. Cuando le preguntó «eh, muchacho, ¿qué variedad de<br />

manzanas es más dulce?», él, que conocía al dedillo el oficio,<br />

balbuceó antes de contestar. Esos brazos musculados, la voz ronca, su<br />

mirada divertida. Era una locura. De sopetón, aquella atracción<br />

prohibida.<br />

Clic 2.<br />

La manzana era dulce, aquel muchacho alelado le había<br />

aconsejado bien después de todo. La mordisqueó con ganas mientras<br />

se apresuraba a la carpa. La jefa no estaba de humor últimamente, se<br />

quejaba de sus retrasos, le recriminaba que su espectáculo había<br />

perdido fuerza. Pero él sabía que el Circo Mundo era conocido por su<br />

número con los leones.<br />

Al entrar en su remolque encontró un sobre encima de la mesa.<br />

La palabra «finiquito» le pareció irreal, absurda, imposible. ¿Qué iba<br />

a hacer ahora?<br />

Clic 3.<br />

Estaba más que harta, ya le había aguantado demasiado. Y todo<br />

por aquel estúpido cosquilleo cuando le sonreía. Antes era el broche<br />

de oro de la función, pero ahora se había convertido en un pesado<br />

lastre. Sin embargo, había sido una decisión dolorosa.<br />

47


Cansada se tumbó en la litera y al mirar desde aquel ángulo se<br />

percató de la jeringuilla que había en el suelo, bajo la mesa. Otra vez<br />

no, por favor, otra vez no.<br />

Clic 4.<br />

La vieja se iba a enterar, siempre quejándose, agobiada por los<br />

pagos. Siempre considerándolo un inútil, una carga. Le mostraría que<br />

podía hacer algo por los dos. Conseguiría el jodido dinero. Entonces<br />

podrían empezar de nuevo, lejos del circo y del caballo. Un chute<br />

más, sólo uno, el último.<br />

Buscó el escondrijo. La había visto guardarla en esa caja, en el<br />

armario, bien cubierta con las mantas de invierno. «Una mujer y su<br />

hijo adolescente deben protegerse de alguna manera», eso había<br />

dicho. Cuando la tomó con las manos temblorosas el frío metal<br />

parecía hablarle.<br />

Clic 5.<br />

Los efectos de la droga no tardaron en llegar, su ansiedad había<br />

disminuido, se sentía muy bien, eufórico. Le pareció buena idea<br />

intentarlo en aquella frutería. A través del cristal se veía sólo a un<br />

muchacho detrás del mostrador, no había clientes. Como en las pelis,<br />

se puso en la cabeza las medias negras que le había quitado a la vieja.<br />

Entró apuntando al chico, que se quedó paralizado. «Vamos,<br />

muévete, dame toda la pasta que tengas». Pero era incapaz de<br />

moverse. «¡Vamos!». Decidió tirar al aire para ver si así reaccionaba.<br />

La maldita pistola no disparó. Un ridículo «clic» fue todo lo que se<br />

escuchó en aquel infernal silencio.<br />

Concha García Ros (Cartagena, Murcia)<br />

http://nosvemosenkairos.blogspot.com.es/<br />

48


Los bichos<br />

You´re impregnated – Bastard-comics (EUA)<br />

http://bastard-comics.deviantart.com/<br />

Los «bichos» trasiegan perdidos en su corral. Encerrados,<br />

esperando el pistoletazo de salida, se mueven sin orden, inquietos e<br />

intuyendo, desesperados, el momento en el que se inicie la carrera a la<br />

gloria.<br />

Ajenos al roce de cuerpos que se está consumando en el exterior<br />

y expectantes ante una primera y única experiencia.<br />

Corredores de fondo, entrenados para la alta competición, se<br />

preparan para un destino extremo, de irremediable muerte o vida para<br />

la vida. Un Maratón con más de doscientos millones de participantes<br />

y medalla sólo para el vencedor, cuya soledad compartida le aísla del<br />

resto con el único sueño de la supervivencia.<br />

Suena el chupinazo.<br />

La cabeza y la cola, diseñadas ambas tanto para la velocidad<br />

como para la resistencia, escupen toda su energía biológica en un<br />

primer salto hacia las posiciones más ventajosas.<br />

49


El circuito está lleno de trampas.<br />

El recorrido es corto, menos de 20 centímetros, muchos<br />

comienzan a quedarse rezagados, otros dan vueltas y vueltas sin<br />

rumbo aparente, tan sólo unos pocos huelen la victoria.<br />

En la recta de meta se nada mejor.<br />

Los primeros perciben el cambio de la temperatura, el ácido del<br />

ambiente se neutraliza y una sutil succión facilita el sprint. Se vuelven<br />

hiperactivos y aumentan la velocidad en los últimos centímetros, el<br />

resto, exhaustos, perecen sin capacidad para continuar.<br />

Sólo uno, el primero, rompe la cinta de llegada y a mordiscos se<br />

abre paso fecundando al óvulo que, ajeno a la dramática carrera,<br />

formará parte de un nuevo ser.<br />

Alfredo Cot (València)<br />

http://alfredo-laplazadeldiamante.blogspot.com.es/<br />

50


Lecciones de vida<br />

(Basado en hechos reales)<br />

Sin título – Sebastián Careaga (Argentina)<br />

https://www.flickr.com/photos/sebastiancareaga/<br />

Hace pocos días, al ingresar a un antiguo negocio, fundado en<br />

1930, me atendió su dueño. Un anciano, posiblemente nieto o<br />

bisnieto de sus fundadores.<br />

Al realizar un comentario me dijo:<br />

—Hijo, aquí me encuentro, MURIENDO Y APRENDIENDO.<br />

51


Esa frase quedó muy grabada en mí y despertó anécdotas de<br />

tiempos pasados, donde uno aprende que cada día, cada experiencia,<br />

enseña algo nuevo. Cada día aprendemos.<br />

Años atrás trabajaba yo en una Empresa donde la honestidad, la<br />

fidelidad y la dedicación eran su bandera.<br />

Me desempeñaba en la misma como Gerente médico y<br />

compartía charlas y almuerzos con el resto del personal. Hombres y<br />

mujeres nos dábamos cita a la hora de la comida y comentábamos<br />

escasos temas laborales. Pero sí muchas situaciones relacionadas con<br />

nuestra vida personal y familiar.<br />

Teníamos una compañera, que se desempeñaba en el área<br />

administrativa, era muy bonita y exuberante. Años juntos, sana<br />

confianza existía. Hacíamos chanzas respecto a su físico, respetuosamente,<br />

nunca ofensivas.<br />

L era muy querida por su simpatía, por su siempre buena<br />

predisposición y por ser lo que llamamos «hacernos pata» 1 , con<br />

bromas o chistes que planeábamos efectuar los varones, habituales<br />

comensales, que ocupábamos ese espacio.<br />

Debo aclarar que los almuerzos en esa mesa eran muy<br />

apreciados por el resto de los empleados, dado que la alegría, el<br />

humor, y el relajo era lo habitual. Tanto era la fama que fue<br />

adquiriendo «la mesa», que hasta el Gerente solicitaba permiso para<br />

compartir el almuerzo con nosotros y disfrutar de un tiempo de<br />

distensión laboral.<br />

Un día ingresó L a mi consultorio y me dijo:<br />

—Carlitos, necesito pedirte un favor.<br />

— Hola L, sexo acá no. Donde se come, no se c......<br />

Reímos ambos.<br />

1 HACER PATA: Unirse a los demás para obtener un mismo fin.<br />

52


—¿Pero, qué precisás?<br />

—A mi hermano se le venció una receta y rehacer el trámite le<br />

insume mucho tiempo, ¿vos podrías rehacerla con nueva fecha?<br />

Una alerta se encendió en mi cabeza, sabía que eso no debía<br />

hacerse, sabía que era un riesgo y además que no era algo con lo que<br />

la Empresa en la que trabajaba estuviera de acuerdo.<br />

Pero a veces ese pensar que nada va a ocurrir, ese deseo de<br />

ayudar, hacen que no veamos o no midamos los riesgos.<br />

—Bueno, le dije, vos sabés que esto no se puede, pero dejame<br />

verla.<br />

Simple pedido de rutinas. Entonces hice la receta.<br />

Semanas después, recibo el llamado de la Auditoría de Obras<br />

Sociales, solicitando información sobre un paciente y unos análisis,<br />

solicitados por mí<br />

Doctor, se han realizado una serie de análisis a un Sr. XX, y la<br />

receta lleva el logo de NN. S.A. Firma y aclaración con sello, CLM,<br />

matrícula 157.390, ¿es Ud.?<br />

Dije que así era. A lo que me contestaron:<br />

—¿Sabe usted que ese paciente es HIV positivo?<br />

Sentí que la tierra se movía bajo mis pies.<br />

—Realmente cometí un grave error, dije, no conozco al<br />

paciente, quise simplemente ayudar a un familiar con esa receta.<br />

—De acuerdo Doctor, sonó una voz indiferente y algo molesta<br />

del otro lado. Debe usted hablar con el paciente y decirle que<br />

necesitamos que se acerque para conversar. Así se debe hacer, según<br />

la legislación.<br />

—No conozco al paciente, no tenía idea de su estado de salud,<br />

contesté nerviosamente.<br />

53


—Entonces contacte a ese familiar y póngalo sobre aviso de la<br />

situación.<br />

La comunicación terminó y con manos temblorosas llamé a mi<br />

compañera L, hermana del paciente.<br />

Se hizo presente casi de inmediato en mi consultorio y sin<br />

rodeos, como es mi costumbre, la puse al tanto del problema.<br />

L rompió en llanto. Su hermano y ella, huérfanos desde chicos,<br />

se habían criado muy unidos. Vivían ambos en la vieja casona<br />

familiar.<br />

Su amargura era visible, no podía creer que a su hermano,<br />

casado, padre de familia, le estuviera ocurriendo algo así.<br />

Carlitos, no puede ser, hay un error. Es de otro paciente<br />

No, L, me enviaron por fax la receta que hice para tu hermano.<br />

El número de abajo, el protocolo de TAL, ¿no hizo allí los estudios?<br />

Contundente lo mío, L admitió.<br />

Contestó:<br />

—Respeta y quiere mucho a su esposa. Solo se separó de ella,<br />

hace tres meses, cuando viajó a Europa, buscando otro trabajo.<br />

Ahí comenzaba a verse la punta del hilo del ovillo.<br />

L, querida. Y en Europa, ¿se portó bien? ¿Nunca una aventurita?<br />

Le pedí que conversaran entre sí e hicieran consulta con el<br />

médico correspondiente. Así lo hicieron y me consta.<br />

El examen, efectuado en segunda ocasión, fue confirmatorio del<br />

primero.<br />

Ahora estaba el tema de cómo hacer frente a esa maniobra mía,<br />

una irresponsabilidad cometida por ayudar a alguien.<br />

Lo hablé con mi Jefe y de alguna manera y con el correr de los<br />

días, la situación se normalizó. Me conocían y comprendieron. Nada<br />

54


pasó. Pero pudo costarme el puesto y también pudo haber sanciones<br />

para mi compañera.<br />

Nunca más cometí algo así, he lamentado no poder ayudar, pero<br />

he cumplido con lo que es la honestidad y el compromiso, principios<br />

siempre presentes, y lo que se esperaba y exigía en ese medio, de cada<br />

uno.<br />

Regresé al presente.<br />

La frase de ese anciano me recordó este episodio. Siempre se<br />

aprende, de lo bueno o de lo malo.<br />

Siempre se aprende, siendo niño, siendo joven o muriendo.<br />

La experiencia es un peine que nos da la vida cuando estamos<br />

calvos.<br />

Hoy, ya retirado y peinando canas, le preguntaría a ese anciano:<br />

—Maestro, usted que mucho ha aprendido, ¿me deja ser su<br />

alumno?<br />

Y no me sorprendería que dijera:<br />

—Con gusto, Niño, aprendamos juntos.<br />

Carlos María López (Buenos Aires, Argentina)<br />

55


Couple by the sea – Nia Hawk (Alemania) http://niahawk.deviantart.com/<br />

56


Mucho más<br />

Tampoco es que haga falta mucho más que una noche.<br />

Una noche sin prisa ni escozor en las manos,<br />

una noche tan lenta que no parezca noche<br />

sino una vida entera sin culpa ni milagros.<br />

Tampoco es que haga falta mucho más que el deseo<br />

poseyendo los cuerpos borrando las fronteras<br />

nadando hacia el encuentro de un amante dispuesto<br />

como nadan las olas arrastrando la arena.<br />

Tampoco es que haga falta vivir eternamente<br />

sino una noche eterna que no parezca noche.<br />

Tampoco es que haga falta mucho más que quererse.<br />

Inundarse de agua, revestirse de tierra.<br />

Manoli Vicente Fernández (Viana del Bollo, Orense)<br />

http://www.lascosasqueescribo.wordpress.com<br />

57


Superficial - Vincent Bourilhon (Francia)<br />

http://www.vincent-bourilhon.com/work<br />

58


El robo<br />

Juan Oller salió de casa de Amanda Abril casi con lo puesto<br />

después de ocho años de intensa relación. No pudo o no quiso parar a<br />

recoger sus cosas, apenas se dio tiempo para llevarse la ropa necesaria<br />

para ir a trabajar el lunes. Si es que podía hacerlo. Había algo muy<br />

importante que no sabía cómo recuperar: ella le había robado el alma<br />

y ahora su cuerpo vagaba impenitente como un figurín sin conciencia,<br />

sin moral y sin rostro. Era una fría percha de madera que sostenía su<br />

traje de ejecutivo prepotente y artero. Cayó de rodillas en el jardín de<br />

la casa. Pero ya no pudo volver atrás.<br />

Lu Hoyos (València)<br />

59


Anonymous Big Band – Frédéric Fossard (Francia)<br />

https://500px.com/fossard<br />

60


Pèrgola pel món<br />

Un músic per ací!<br />

un altre per allà!<br />

s’escolten pels carrers de la ciutat...<br />

harmonies d’acordió<br />

a l’aire dels Balcans<br />

la quena com sonava enllà La Paz.<br />

Ocupen els templets<br />

en pèrgoles fan jams<br />

arriben els trombons i els platerets<br />

les tubes i metalls<br />

recorden el Sergeant<br />

Pepper’s Lonely Hearts Club Band.<br />

El més menut, Daniel<br />

redobla el seu tabal<br />

i el clarinet que en Lliria s’ensenyà<br />

afina per cantar<br />

amb galls i un refilet<br />

per si la flauta d’ell s’enamorés.<br />

Ocupen els templets<br />

i pèrgoles<br />

s’hi acosten trobadors i malabars<br />

i aquell pallasso beau<br />

domina el saxofon<br />

mentre bufa menja focs.<br />

61


De pedres els templets<br />

d’anhels els dos pulmons<br />

turí turí, turà turí turò<br />

instrumentals rebels<br />

ressonen per bemolls<br />

per fer possible un altre món.<br />

El més major, Tonet<br />

fa un solo de timbals<br />

d’on trau tots eixos ritmes ni se sap.<br />

De l’Àfrica és Jasmine<br />

qui ens plòra amb el violí<br />

la marxa-blues dels moros i cristians.<br />

Okupen els templets<br />

i pèrgoles<br />

escèptics i romàntics descreguts<br />

quan mamprenga a tronar<br />

poseu-vos a cobert<br />

a lloms de l’Arc de Colorets.<br />

Calós Trompetes Troupe<br />

s’apunta a l’avalot<br />

la cabra crida un bel en romanés.<br />

Repiquen palmes molts<br />

compassen un masclet.<br />

Quan cante conte contes en xinés!<br />

Toni Esteve (València)<br />

62


Dos gallinas<br />

I like u – Manuel A. Vergara (Colombia)<br />

http://manuvergara.deviantart.com/<br />

En un corral vivían dos gallinas; una de ellas era tan espabilada<br />

que encontró un lugar debajo del granero por donde caían de vez en<br />

cuando granos de maíz. No se lo había dicho a su compañera.<br />

Todos los días iba al escondite y comía hasta hincharse. De<br />

tanto comer, la gallina engordó y ya no podía entrar por el hueco.<br />

El granjero la vio hermosa y pensó que ya estaba preparada para<br />

hacer un buen caldo. La acorraló en una esquina y la agarró por las<br />

patas.<br />

—¡Debajo del granero hay un sitio donde puedes comer todo lo<br />

que quieras! —dijo a su compañera cacareando con todas sus fuerzas<br />

mientras se retorcía.<br />

—¡Gracias por la información, pero no quiero acabar como tú!<br />

—le contestó la gallina flaca. Y siguió picoteando lo que encontraba<br />

por el corral…<br />

Manuel Serrano (València)<br />

63


Mentalist – Sïanaïs (Suiza) https://www.flickr.com/photos/sianais/<br />

64


Desilusionado<br />

Un mago, mesas íntimamente iluminadas, un público entregado,<br />

Mónica y yo. En principio la noche soñada para celebrar nuestro<br />

quinto aniversario, que pronto se tornó en una pesadilla continua.<br />

Farimir, que así se llamaba el ilusionista, empezó a pronunciar frases<br />

del tipo «palabras que hacen llorar» o «miradas que penetran»,<br />

provocando que expresiones nacidas de su boca nos arrancasen<br />

llantos desconsolados o que me sintiese profanado por sus ojos<br />

indiscretos. Aunque el verdadero drama de la velada llegó al final del<br />

espectáculo cuando se acercó a Mónica y, seduciéndola con su<br />

sonrisa, le propuso conocer el séptimo cielo con él.<br />

Nicolás Jarque Alegre (Albuixech, València)<br />

http://escribenicolasjarque.blogspot.com<br />

65


Don´t let go – Rayna (EUA) http://shiskababe.deviantart.com/<br />

66


Amor y sinrazón<br />

Te miro, me miras... sigilosamente entre las sábanas irrumpe ese<br />

sepulcral silencio que nos deja inertes, un gélido aliento irrumpe en el<br />

cuarto gris, gris es tu mirada, gris es la nube que atraviesa nuestras<br />

almas, gris es la oscura golondrina becqueriana... No, no, y no, yo no<br />

soy gris, soy princesa de la noche espesa, soy feligresa de la luz<br />

intensa sin embargo soy presa de tu alma perversa, alma roja de<br />

diablo. No puedo salir ilesa de tu dominante presencia.<br />

Tal vez sea la recompensa del pasado que yo misma sembré sin<br />

merecer recientes e incandescentes los rescoldos de la hoguera. Me<br />

desesperas, me exasperas. La tristeza me aflige y tu mirada infringe<br />

un vaho de pavor. No, no me atrevo, no debo, no quiero... pero,<br />

siempre hay un pero que me retiene, que me adhiere, que no quiere,<br />

que me mantiene anclada exhausta y desesperada; cansada muy<br />

cansada de tanta desesperanza de excusas, y silencios sostenidos, de<br />

tantos y tantos malentendidos, de tantos domingos mojados por el<br />

llanto ahogado en el amanecer.<br />

Me preocupa mi extraño pasado pero ahora más incido en tu<br />

presente. Veo poca transparencia en tu excitado pensamiento<br />

inquieto. Me gustaría saber qué encierras en esa oscura y profunda<br />

mirada, me gustaría penetrarte hasta tu yo más interno, sin<br />

remordimientos. Quiero salvarte de ese infierno en el que arde<br />

constante tu mente, quiero levantarte del suelo en el que una y otra<br />

vez vuelves a caer.<br />

Incomprensibles e hirientes tus palabras en tus labios muchas<br />

veces, sin embargo las envuelves de dulces y amargos sin sentidos<br />

verdes como los verdes prados a los que un día entre sueños quieres<br />

volver; verdes como los cipreses enhiestos que presiden en el<br />

silencioso cementerio cenicientos y tristes recuerdos de todos aquellos<br />

67


familiares muertos que regresan frecuentemente entre la nebulosa de<br />

los recuerdos y que producen un afligido y continuo llanto desde<br />

dentro muy dentro, desde ese interior profundo que a nadie confunde<br />

excepto a tu propio ser.<br />

Te agitas muy nervioso, mordisqueas tus dedos. Ansioso<br />

gesticulas... Mirada perdida, absorta en no sé qué extraños<br />

pensamientos difusos, repetitivos pensamientos, compulsivos. Una y<br />

otra vez de nuevo vuelven sobre ti, sobre tu cuerpo, sobre tu mente y<br />

lo más triste, te envuelven en una melancólica actitud vital, en una<br />

profunda desgana amarga del alma. Y yo, sentada en mi mágico<br />

mundo de niña mimada, te contemplo con una impávida mirada,<br />

entristecida, pero disimulada, preocupada, sí, preocupada por ti, por<br />

mí, por los demás, por todo y por nosotros.<br />

Una y otra vez viviendo siempre por otros, nunca mirando<br />

hacia nosotros. Se repiten las excusas, se disimulan los deseos,<br />

imaginamos en sueños nuestros cuerpos liberados de las cadenas<br />

sociales, de los miedos sostenidos. Sin embargo, tras tanto tiempo de<br />

vacíos, de silencios, de amortiguados recuerdos ya no espero, ya no<br />

deseo, solo pienso. Ya no exijo, ya no pido, sólo acepto lo que no<br />

quiero y lo que quiero, lo que me viene impuesto, lo predispuesto. No<br />

sirve de nada rebelarse, sí el dejarse arrastrar por la marea vital<br />

enredada entre tus redes amorosas y pidiendo a gritos escapar de esta<br />

cruel realidad.<br />

Perpleja bruma que tan solo se disipa cuando estoy prieta entre<br />

tus brazos; necesito ese cálido contacto de tu piel, necesito tus manos<br />

en mis pechos, me siento lejana si no te tocan mis manos. Si tu olor<br />

no me invade me falta el aire. Te necesito como a nadie nunca<br />

necesité. Me duele tanto reconocerlo tal cual es, pues yo siempre<br />

presumí de no ser necesario el querer ni el depender, sin embargo<br />

mira ahora, anclada a tus deseos, incrustada en ti sin saber cómo salir<br />

de este laberinto que no tiene fin. Perdida en su interior igual que una<br />

lana enmarañada entre las uñas de una alborotada y juguetona gata.<br />

68


Cansada de esperar, de fingir no creer en la realidad del<br />

subconsciente que una y otra vez me recuerda tu falsedad encubierta y<br />

enmascarada de sonrisas simuladas, de miradas ausentes, de palabras<br />

vacías, de gestos huraños y retorcidos pensamientos. Cansada de<br />

esperar que cambie una realidad que no quiero aceptar y esa es la<br />

triste y única verdad: tu inconsciente, intrínseca e inherente maldad,<br />

pegada a ti y a tu piel. Y esta es mi única posibilidad de sobrevivir, de<br />

protegerme de ti: dejar deslizar gota a gota a través de mis rojas<br />

venas esta forma de amar...<br />

Carmen Fabiá Mir (València)<br />

69


Hear you – Deyan Stefanov (Bulgaria)<br />

http://nuclearseasons.deviantart.com/<br />

70


Silenci<br />

Volia pensar<br />

i el soroll del món em distreia,<br />

volia llegir<br />

i remors veïnals trencaven el fil,<br />

volia escriure<br />

i colps obsessius frenaven la mà,<br />

volia estar en pau<br />

i sentia trets per tot arreu.<br />

A la fi arribà el silenci<br />

i no vaig poder escriure,<br />

ni llegir, ni pensar.<br />

Era massa bonic<br />

per ocupar-se d’altra tasca<br />

que no fóra escoltar-lo.<br />

Benjamín Blanch Carpena (València)<br />

71


Ghosts – Madison Abbamondi (EUA) http://seeinglight.deviantart.com/<br />

72


Posos<br />

Hay algo aterrador en los posos, los posos en una frase de te.<br />

Nos esforzamos en borrar su rastro, pero se quedan en el fondo.<br />

Enjuagamos con premura y mucha maña, pues no hay nada más<br />

dañino que dejar que se endurezcan atrapando los alientos que<br />

degustaron la esencia de nuestro contenido.<br />

Los posos se nos resecan. Con el tiempo ennegrecen y al intento<br />

de eliminarlos corremos el riesgo de quedar rallados en el fondo para<br />

siempre. Entonces, adherentes —como en sartén vieja—, nos<br />

pegamos al contacto de cualquier fuente de calor que nos arrimen.<br />

Los posos nos enquistan y al final somos una tundra de salvajes,<br />

enrabietados posos, que nos condena.<br />

¡Ay, si los posos hablasen!<br />

Amontonados como botes de conserva en la despensa, variados<br />

en disgustos y condicionamientos, son soñadores, bellos, idiotas, feos,<br />

insulsos, horribles, esperpénticos... y los ponemos en un estante que<br />

dice: «relaciones caducadas», «desperdicios», «fantasías», o en una<br />

tetera antigua que sólo sirve frases de -te sin acento: «te lo dije», «te lo<br />

tienes merecido», «te quería», «te debiste disculpar», «te morirás sólo», «te pudo<br />

la soberbia», «que te folle un pez»...<br />

Los posos nos atraen al desencanto, encallamos en ellos por no<br />

frotarlos a tiempo, cuando todavía están frescos, como manda el<br />

sentido común del estropajo y la sensatez.<br />

Odiamos los posos, pero nadie escapa de ellos.<br />

Podemos quejarnos, llorar o maldecirlos, pero los posos nos<br />

encuentran aún cuando no estamos, y en su estéril solidez nos<br />

reservan en el fondo la verdad de quienes somos.<br />

María José Martí (València)<br />

http://conelcuentoenlostalones.blogspot.com<br />

73


Cremá – Clara (Francia) http://clara-pictures.deviantart.com/<br />

74


Como agua para buñuelos<br />

Dicen que en Valencia, llega antes la primavera que en París.<br />

Pues aquí, a orillas del Río de la Plata llega primero aún. Por eso, y<br />

solo porque sé con qué ansias aguardan la estación de los azahares,<br />

apenas siento que mi corazón tiembla con la primera mascletá,<br />

comienzo a pintar flores en mi casa, para que vuelen y exploten todos<br />

los mediodías en las plazas, e inunden de perfumes y colores calles y<br />

veredas.<br />

La vida a veces, más justa de lo que parece, reparte un poco acá<br />

y otro poco por allá, pero aunque así no suceda, viajar te proporciona<br />

el lujo de que el invierno se haga verano. Eso puede acontecer a doce<br />

horas de avión y una buena espalda que lo soporte o simplemente<br />

gracias a la pequeña pantalla de una tableta. En esa magia de la<br />

aeronáutica o la tecnología, descubrí un buen día la ironía del espíritu<br />

fallero, su sorna, su forma de decir con caras y muecas lo que piensa<br />

del mundo que toca vivir, sufrir y disfrutar.<br />

Cada marzo, desde entonces, mi corazón navega presuroso a la<br />

Plaza del Ayuntamiento valenciano, a vibrar con los petardos y a<br />

impregnarse del olor a pólvora, oyendo el repique de la estruendosa<br />

alegría que está muy lejos de lo que para muchos puede significar<br />

tragedia. En ese lugar lo viví y lo aprendí, como lo aprenden allí<br />

desde niños, porque son parte de ese juego que transcurre, entre<br />

bandas, tambores, abalorios y puntillas.<br />

Por eso, cuando te oí decir que estaba colmada la ciudad, que solo<br />

cabía una persona más y esperabas que llegara a tiempo, no hice más<br />

que reír sorprendida:<br />

—¿Pero qué dices, muchacho? Si voy a tu lado, saboreando a la<br />

par buñuelos y agua de Valencia, por las terrazas del Carmen.<br />

75


Renuevo ese pacto que hice con el Micalet la primera vez que lo<br />

admiré desde lo bajo, y paso con aires de reina por debajo de las<br />

Torres de Serrano, imponentes y dignas.<br />

Contigo voy a ponerle flores a la Virgen. Le agradezco el don de<br />

disfrutar de estas tradiciones, de quemar al final de la fiesta mis<br />

mejores recuerdos, para comenzar a escribir los nuevos, que<br />

desfilaran el próximo año, entre niños endomingados, orondos padres<br />

y orgullosas señoras que hacen alarde de su emoción exhibiendo<br />

dignamente lágrimas que brillan entre brocatos y encajes.<br />

Por eso, cuando dices:<br />

—Xiqueta, te espero. Solo faltas tú para que esto sea una fiesta.<br />

Mi corazón florece, explota en colores, se perfuma de pólvora y<br />

se enciende con el fuego de la cremá, mientras anudo al cuello mi<br />

ajado pañuelo a cuadros y te sonrío cómplice y feliz:<br />

—¿Cómo no habría de venir, a caminar contigo? Nuestra cita es<br />

para siempre, aunque no regrese nunca más.<br />

Vivian Rodríguez Dorgia (Montevideo,Uruguay)<br />

http://bibilaurugualla.blogspot.com.uy/<br />

76


Debilidades<br />

No tenías ninguna,<br />

yo sólo una,<br />

que amaba.<br />

Bertolt Brecht<br />

Fotografía de la autora, Cristina Cifuentes<br />

Sería hermoso emprender un viaje por cada surco del rostro, por<br />

cada arruga, por cada cicatriz. Encontrar el eco de las señales,<br />

recordar aquello que nos hizo reír o llorar. Cuál fue exactamente el<br />

disgusto que inició la línea del entrecejo, a qué palabras dulces<br />

debemos esa marca de sonrisa que quedó fijada en el límite del labio.<br />

Por qué o por quién achicamos los ojos, qué sorpresa nos obligó a<br />

enarcar las cejas de ese modo.<br />

Cuándo perdieron nuestros ojos su brillo o por qué volvieron a<br />

chispear alegres como el fuego en invierno. Qué mirada atenta<br />

descubrió la primera cana, la precursora. Qué mediodía al sol provocó<br />

esa mancha, qué hielo nos quitó el rubor.<br />

Adentrarnos en nuestra imagen sin miedo y sin prejuicios, leerla<br />

como un libro, demorarnos en los recuerdos. Asumir lo que somos, lo<br />

que hemos aprendido de la vida.<br />

77


Es la huella del tiempo lo que queda en el rostro. Cada año, cada<br />

estación, cada mes con sus días, sus horas y minutos, lo han ido<br />

esculpiendo. Es lo que vemos en el espejo: lo que nos ha regalado su<br />

paso. De viejos, todos tenemos la cara que nos merecemos, dicen.<br />

Y cuando del libro de la vida hayamos pasado la última página<br />

escrita, nos queda decidir qué haremos con las hojas en blanco; elegir<br />

qué podemos aprender todavía.<br />

Ella, de momento, se quedó satisfecha. No estuvo mal su libro;<br />

aprendió de lo malo, disfrutó de lo bueno, no tuvo grandes quejas por<br />

lo que quedó atrás. Tampoco añoró lo no vivido: eligió despacio su<br />

camino, supo lo que perdía, no hubo resentimientos.<br />

Le quedaban, a estas alturas, pocos deseos reales por cumplir.<br />

Ya no le apetecían los viajes como antes. De casa le sobraban varias<br />

habitaciones y la mitad del ropero. Había regalado casi todos los<br />

libros y muchísima música. Su salud era buena, pero los excesos de<br />

comida y bebida la dejaban fatal. Como un pajarito, comía<br />

saludablemente y se mantenía en buen estado físico.<br />

Cuando necesitaba compañía, sólo tenía que marcar en el móvil<br />

un número: sus hijos, sus amigas, incluso su ex-marido la mimaban<br />

con celo. Cuando quería darla, sabía siempre dónde iba a ser bien<br />

recibida. Huía sin agobios del frío intenso del invierno y del calor<br />

excesivo del verano. No le faltaba nunca nada imprescindible.<br />

Continuó, de momento, con su vida, sin pensar en el libro.<br />

Y sin embargo, las páginas en blanco empezaron a colarse de<br />

vez en cuando en su memoria. Tan sólo por unos segundos, al<br />

principio, y luego más y más… Hasta que una tarde se acercó al<br />

espejo y las buscó: seguían en blanco, nada nuevo había en ellas desde<br />

entonces.<br />

78


No era mujer de dejar cosas sin solucionar. Se preparó un té<br />

humeante, se echó una rebeca sobre los hombros y salió a la terraza a<br />

tomárselo mientras contemplaba el crepúsculo. Sabía que tenía que<br />

encontrar un buen final para su historia. «¿Qué es, —se preguntó— lo<br />

más hermoso que la vida me ha enseñado? ¿Qué es lo que merecería<br />

la pena disfrutar de nuevo, sacarle aún más jugo, dejar como<br />

epitafio?»<br />

El sol se ocultó tras la colina y las sombras se apoderaron poco a<br />

poco del paisaje. La mujer, aún hermosa en su ocaso, se levantó del<br />

sillón y descendió los escalones que la separaban del jardín. Entonces<br />

hundió sus brazos entre las ramas del romero, retorciendo las puntas<br />

suaves con las manos, arrancando las pequeñas flores de color violeta.<br />

Luego se frotó con ellas el escote, el cuello, la nuca. Con los ojos<br />

cerrados, sintió cómo el perfume la invadía y sonrió. La sombra de<br />

una nueva arruga se dibujó leve, casi imperceptible, en su rostro.<br />

(Publicado en Aprender y gozar con los libros – 2, del Centro Público de<br />

Educación de Personas Adultas Alfindén. 2009)<br />

Cristina Cifuentes (La Puebla de Alfindén, Zaragoza)<br />

http://www.irae.es/<br />

79


Sweet dreams – La Esmeralda (Alemania)<br />

http://la-esmeralda.deviantart.com/<br />

80


Soneto a una española<br />

Me recuerdan tus ojos españoles<br />

la luz de las mañanas abrileñas<br />

que iluminan mi vida como soles<br />

y bailan por las calles madrileñas.<br />

Se asemejan tus labios a la fresa<br />

en su rojo escarlata luminoso<br />

y tu perfil de diosa y de princesa<br />

se quiebra en un desliz esplendoroso.<br />

Tu canto se asemeja a aquellos cantos<br />

que entona la paloma mañanera<br />

para envolver al mundo en sus encantos.<br />

Mi alma se columpia en una ola<br />

yo dejaría que el alma se muriera<br />

si me dieras un beso de española.<br />

Vicente Montemayor (Monterrey, México)<br />

81


Banky’s balloons girl – Chris (EUA) http://fruitnats.deviantart.com/<br />

82


La vendedora de globos<br />

Día tras día, mañana y tarde, siempre en el mismo rincón, la<br />

pequeña vendedora ofrece incansable su mercancía. Alegría, ilusión,<br />

sueños y sonrisas regala en forma de globos de colores. Al anochecer,<br />

cuando el parque cierra sus puertas y su mundo queda desierto,<br />

cuenta la niña sus escasísimas ganancias y, en silencio, inicia el<br />

camino de regreso a casa. Lentamente, con cada paso, la sombra<br />

alargada de un dolor antiguo y peligroso invade su alma. Dos<br />

lágrimas heladas brillan en sus ojos. Los cierra con fuerza para no<br />

derramarlas y, cual pequeña aprendiz de Mary Poppins, murmura<br />

entre dientes su conjuro impronunciable a la espera del golpe de<br />

viento que cambie su suerte y —lejos, muy lejos— sobre los tejados la<br />

arrastre. Y así, bien aferrada al ramillete de globos que tampoco hoy<br />

consiguió vender, sobrevolar un instante la ciudad dormida y<br />

desaparecer al fin entre esas nubes blanditas, como de algodón de<br />

azúcar, que durante toda la tarde han flotado en el cielo. Aunque<br />

sabe, por supuesto, que tampoco esta vez sucederá.<br />

Marta Navarro (València)<br />

https://cuentosvagabundos.blogspot.com.es/<br />

83


Silhouette – Dusica Paripovic (Ghana) https://500px.com/dusica<br />

84


Con vistas al mar<br />

La piscina del hotel había adquirido un precioso tono coral.<br />

Maggie tenía las piernas parcialmente sumergidas dentro del<br />

agua, un daiquiri en una mano y un cigarrillo a punto de convertirse<br />

en colilla en la otra. Su humo ascendía muy despacio, mezclándose<br />

con el humo procedente de lo que quedaba de la barbacoa de aquella<br />

misma tarde. Maggie se ajustó el enorme sombrero de paja y alzó la<br />

cabeza con un gesto teatral. Siempre había pensado que el atardecer<br />

de la costa oeste tenía algo mágico. De pequeña, solía pasar las<br />

vacaciones de verano no muy lejos del hotel en el que se encontraba<br />

en aquel preciso instante, apenas quince kilómetros al este.<br />

El agua del mar allí donde veraneaba también cogía ese singular<br />

tono coral, justo antes del atardecer.<br />

Maggie dio una profunda calada y cerró los ojos, imaginando el<br />

tacto de la arena en sus pies, el tacto de la playa de su infancia. Era un<br />

sueño absurdo, tan sólo tenía que bajar al garaje del hotel, subir al<br />

borde de su flamante Mustang de color púrpura, y ¡voilà! En menos<br />

de quince minutos estaría en el paseo marítimo del pueblo. En menos<br />

de veinte minutos podría tocar el agua con los pies.<br />

El color de la piscina cambió paulatinamente de intensidad.<br />

Cada vez había menos tono coral y más rojo sangre. Maggie seguía<br />

moviendo los pies al ritmo de la tranquila música de jazz proveniente<br />

de la zona de la barbacoa. El disco se había rayado desde hacía por lo<br />

menos un par de horas y reproducía la misma canción sin parar.<br />

La piel de sus pies se arrugó y se tiñó de rosa. Maggie sonrió y<br />

apuró el daiquiri. Apartó de un suave empujón con el pie una cabeza<br />

flotante. La piscina estaba teñida de rojo. Los pies de Maggie<br />

85


también, pero ni siquiera les prestó atención. Sus ojos estaban<br />

demasiado pendientes de la puesta de sol.<br />

Ella no estaba realmente allí, sentada en el húmedo borde la<br />

piscina, con la mirada perdida y los pies sumergidos en la singular<br />

mezcla de cloro con sangre, con la misma canción repitiéndose una y<br />

otra vez, con aquel horrible olor a carne quemada que provenía de la<br />

barbacoa de piedra.<br />

No, ella estaba en la bonita playa de un pequeño pueblo de la<br />

costa oeste, no muy lejos de allí, bailando sola en la orilla mientras el<br />

atardecer caía sobre ella y cambiaba el color de su vestido. Mientras el<br />

atardecer cambiaba el color del mar, el sentido de todas las cosas.<br />

Kristina Yanavichyute (Los Alcázares, Murcia)<br />

christinecarcosa.wordpress.com<br />

86


Haiku<br />

Foto de la autora, María Luisa Pérez<br />

Surgirá el rojo<br />

siempre en primavera<br />

de la blanca flor.<br />

María Luisa Pérez Rodríguez (València)<br />

http://marialuisaperezr.blogspot.com.es/<br />

87


Groom and bride – George Eastman Museum (EUA)<br />

https://www.flickr.com/photos/george_eastman_house/<br />

88


De blanco<br />

Estaba allí arrimadito al contenedor, un cristal apenas sucio<br />

enmarcado con un bordón de madera de color dorado verdoso.<br />

Pasaba deprisa, camino de la piscina, cuando lo he vi de refilón. Me<br />

sorprendió tanto que no pude dejar de acercarme y contemplarlo<br />

durante un buen rato. Desde la foto de boda en blanco y negro, de<br />

estética años sesenta, un hombre joven (moreno bien plantado,<br />

vestido con un traje negro, camisa blanca, corbata negra y guantes en<br />

la mano) miraba serio a la cámara, con la gravedad de saber que era<br />

un día importante en su vida. El rostro no reflejaba ni un esbozo de<br />

sonrisa, ni un leve levantamiento de cejas, ni un pequeño rictus de<br />

desagrado o asombro, nada que me diera una mínima pista de cuál<br />

sería su ánimo en aquellas horas, se supone que posteriores a la<br />

ceremonia. Luego la observé a ella. El retrato mostraba a una mujer<br />

en la veintena: de rostro agraciado, nariz recta y proporcionada,<br />

labios carnosos y pelo negro; la tez, igual que la piel, a pesar de la<br />

falta de color de la fotografía, deduje que debería tenerla más bien<br />

clara. Vestía un traje blanco de manga corta rematada con una vuelta<br />

de tela y un pequeño lazo. El cuello del vestido, de tipo bebé,<br />

recortaba un pudoroso escotito que guardaba bien unos adivinados<br />

senos de forma redondeada. Una corona de pequeños bastoncillos<br />

formando flores sujetaba el velo de tul que se desprendía de las sienes,<br />

cayendo sobre los hombros. Sobre el pecho exhibía una medallita en<br />

oro de la Virgen, joya recurrente en las familias españolas de esa<br />

época, quizá el primer regalo del noviazgo, yo había heredado otra<br />

parecida. En las orejas lucía unas pequeñas perlas, signo de distinción<br />

entonces igual que el collar del mismo material. Portaba en la mano<br />

un ramillete de rosas blancas. Cuanto más blanco todo mejor, se<br />

había constituido en símbolo de pureza. Como el novio, ella también<br />

dirigía la mirada impertérrita al infinito.<br />

89


Mi imaginación se puso de inmediato a trabajar. ¿Cómo estarían<br />

de viejos ahora? A poco, llenos de achaques. ¿Se habrían muerto ya<br />

los dos, o acaso solo uno?, ¿quién sería el superviviente? Lo más<br />

intrigante: ¿quién habría depositado el retrato de boda en la basura?<br />

No me resultaba creíble que una hija se desprendiese de la fotografía<br />

de sus padres. Por los mismos estereotipos, una nuera podría haber<br />

convencido al marido de que la casa con la llegada de los hijos se<br />

había quedado pequeña. Total, el recuerdo se lleva en el corazón.<br />

Otra opción podría ser la de una viuda que, aprovechando la<br />

naturaleza, pusiera fin a un control opresor. Según las estadísticas,<br />

las mujeres en España vivían sobre diez años más que los hombres, y<br />

un período así, bien aprovechado, aún daba para mucho. Le brindaba<br />

cerrar la puerta a un pasado que quizá ni siquiera la había anulado,<br />

sino solo aburrido, con ese hastío que daba el dedicarse únicamente a<br />

las tareas domésticas, por muy en rosa que las pintasen; con todas<br />

esas monsergas de que ibas a ser el ama de la familia, sin más<br />

obligaciones que el cuidar de la casa y de los hijos que Dios le diese.<br />

Cabía la posibilidad que no hubieran tenido hijos y fuese un sobrino<br />

el que hubiera desechado la fotografía al seleccionar los enseres de la<br />

herencia.<br />

Quizás la mujer que había decidido hacer limpieza después de<br />

años de mantener las apariencias. En los países católicos solo se<br />

podían divorciar los que tenían dinero para conseguir la nulidad. Una<br />

mujer amargada en vida que por fin se había liberado del marido. Al<br />

principio, parecía un mirlo blanco, con sus cositas, porque todos las<br />

tenemos, a las que ella creía poder hacer frente e incluso modificar. Al<br />

contrario, con el tiempo su carácter se agrió y fue incapaz de aceptar<br />

la evolución de la sociedad. Un hombre que daba por sentado que<br />

«su» mujer tenía que tenerle la comida dispuesta en la mesa cuando él<br />

llegase al mediodía. A la noche, debía recibirlo con la cena preparada,<br />

las pantuflas en la puerta. Por supuesto, los problemas domésticos<br />

aparcados y los niños con los deberes hechos, cenados y a punto de<br />

90


acostar. Él cenaría tranquilo y con el mando de la tele a su merced.<br />

Allí no se veían tonterías, sino telediarios que eran los únicos que<br />

informaban con fidelidad de las noticias, y deportes, sobre todo,<br />

fútbol que relajaba de la tensión del pluriempleo. Ella se acostaba más<br />

pronto que él con la excusa de que estaba cansada de batallar todo el<br />

día con los críos. Cuando él llegaba a la cama se hacía la dormida,<br />

aunque a veces el truco no le funcionaba y él la tomaba sin<br />

miramientos. O simplemente como el marido de Matilde, la amiga de<br />

mi madre, para ella su marido había muerto dos veces: la real y<br />

cuando la había abandonado por otra.<br />

Estás pensando con prejuicios, me dije. La pareja la forman dos<br />

y cualquiera de ellos puede fallar. Acababa de dejar unos zapatos para<br />

arreglar al zapatero. Él era la muestra. Un buen hombre, no del todo<br />

mal parecido, al que su mujer le había amargado la existencia. Ella no<br />

dudó en abandonarlo y dejarlo con dos hijos pequeños y una cojera a<br />

la que antes no había hecho remilgos. El artesano era hábil y le había<br />

prometido que no le faltaría nada mientras él tuviese manos para<br />

trabajar. Sin embargo, las promesas no se pueden cumplir si una parte<br />

exige más de lo razonable, y, sobre todo, si se cruza un tercero que,<br />

aunque solo sea por más labia, ofrece mucho más.<br />

Yo ya me he liberado del anillo y del retrato. Uno lo vendí a<br />

peso, el otro lo bajé al contenedor al año de conocer a Andrés, un<br />

divorciado como yo, con el que convivo feliz y sin casarme.<br />

Ana J. Lozano (València)<br />

https://comentalecturas.blogspot.com/<br />

91


Ilustración de John Kenn Mortensen (Dinamarca)<br />

http://johnkenn.blogspot.com.es/<br />

aportada por la autora<br />

92


Los monstruos del siglo XXI<br />

Hacía años que sus sueños<br />

se llenaban con colágeno.<br />

Él optó por el trasplante<br />

capilar.<br />

Pelo fuerte y lustroso,<br />

sobre su brillante calva.<br />

¿Tantas operaciones<br />

de que les sirvió?<br />

Sus problemas seguían siendo los mismos.<br />

Solo que ahora<br />

asustaba mirarles a la cara.<br />

Rostros sin vida,<br />

planchados,<br />

alisados,<br />

con toxina botulímica aquí<br />

y allá.<br />

¿Dónde se encuentra la expresión<br />

cuándo la fachada fue derribada?<br />

¿Qué siente un cuerpo<br />

cuándo se lo transforma<br />

con tanto descaro?<br />

Ella lo hizo por imposición social – se sentía poco deseada.<br />

Él lo hizo por posición social – se sentía un poco viejo.<br />

Ella lo hizo por un motivo,<br />

él por otro,<br />

93


pero ambos rajaron sus jetas,<br />

abdomen,<br />

brazos,<br />

pies,<br />

pómulos,<br />

traseros,<br />

tetas…<br />

Implantes,<br />

grapado de estómago,<br />

silicona,<br />

lifting facial,<br />

liposucción.<br />

Otoplastia,<br />

rinoplastia,<br />

blefaroplastia…<br />

Son las marionetas de las corporaciones,<br />

los engendros de la nación,<br />

los productos del Estado.<br />

Esther Moreno Morillas (València)<br />

http://elcascabelalgato.blogspot.com.es/<br />

http://invisiblevoyeur.blogspot.com.es/<br />

94


Nuestros libros<br />

«Buffet Libre» (2015) y «El tiempo y la vida» (2016)<br />

disponibles en AMAZON, en versiones papel y digital<br />

Dos libros de relatos y microrrelatos<br />

con la participación de escritores habituales<br />

de la revista VALENCIA ESCRIBE<br />

¡Hemos tirado los precios!<br />

95


96


Libros de nuestras/os colaboradores<br />

Abecedario de flores, Alfredo Cot González<br />

(Ed. Cuestión de Belleza)<br />

Para abordar la titánica tarea de traducir de manera inteligible el<br />

lenguaje floral no hay más camino que recurrir a la poesía. La poesía<br />

proporciona placer estético, pero también es la llave de acceso a un<br />

conocimiento mucho más profundo. La poesía se nutre de metáforas,<br />

que se van construyendo a través de una adjetivación precisa y<br />

adecuada. De hecho, todo el libro de Cot se concibe como un enorme<br />

poema expresado a través de una gran metáfora (...) Las flores, que<br />

Cot califica como reinas, princesas o musas, esposas del sol o novias<br />

de la luna, nos acercan a la Belleza, que para Platón no equivale a<br />

placer sensual, es decir, placer que complace a los sentidos, sino que<br />

es inclusivo de todo aquello que suscita aprobación, admiración,<br />

fascinación o agrada en cualesquiera de sus formas.<br />

(Texto: Alicia García-Herrera)<br />

97


Palabras en la basura<br />

Alberto Basterrechea, «Neorrabioso»<br />

http://neorrabioso.blogspot.com.es/<br />

98


Números anteriores de Valencia Escribe<br />

Número 24 (Mayo 20165)<br />

https://www.yumpu.com/es/document/view/55463300/ve-24-mayo<br />

Número 25 (Junio 2016)<br />

https://www.yumpu.com/es/document/view/55598725/ve-25-junio<br />

Número 26 (Octubre 2016)<br />

https://www.yumpu.com/es/document/view/55984583/ve-26-octubre<br />

Número 27 (Noviembre 2016)<br />

https://www.yumpu.com/es/document/view/56195419/ve-27-noviembre<br />

Número 28 (Diciembre 2016)<br />

https://www.yumpu.com/es/document/view/56449121/ve-28-diciembre<br />

Número 29 (Enero <strong>2017</strong>)<br />

http://www.yumpu.com/es/document/view/56611987/ve-29-enero<br />

Número 30 (Febrero <strong>2017</strong>)<br />

http://www.yumpu.com/es/document/view/56798796/ve-30-febrero<br />

Número 31 (Marzo <strong>2017</strong>)<br />

http://www.yumpu.com/es/document/view/57120791/ve-31-marzo<br />

NOTA: Enlaces de descarga en el interior de cada revista<br />

99


Valencia Escribe en las redes<br />

Os recordamos que en nuestro muro de Facebook Valencia<br />

Escribe, además de otras cosas, seguimos colgando convocatorias de<br />

concursos literarios que os podrían interesar<br />

https://www.facebook.com/pages/Valencia-Escribe/134450789952020<br />

Si tienes un blog y quieres hacernos partícipes de su existencia o<br />

mantenernos al tanto de las entradas que publiques, no olvides que<br />

también tenemos el grupo Valencia Escribe Blogs<br />

https://www.facebook.com/groups/1571068066474683/<br />

Para los aficionados al Haiku, también tenemos un espacio, que<br />

para ser originales nos dio por bautizar como Valencia Escribe<br />

Haiku. Podéis dejar allí vuestros poemas pero intentad cumplir las<br />

reglas…<br />

https://www.facebook.com/Valencia-Escribe-Haiku-746524675464504/<br />

Más poesía en un blog de poco alcance que queremos potenciar<br />

con vuestras aportaciones<br />

http://valenciaescribepoesia.blogspot.com.es/<br />

Y para seguir leyendo relatos de nuestros autores, nada mejor<br />

que pasar cada día por nuestro blog<br />

http://valenciaescribe.blogspot.com.es/<br />

Hemos inaugurado nuevo grupo de Facebook para compartir los<br />

eventos culturales más interesantes a celebrar en Valencia y<br />

alrededores. Exposiciones, conferencias, presentaciones de libros,<br />

talleres, teatro, conciertos… todo eso y más en Agenda Cultural <strong>VE</strong><br />

https://www.facebook.com/Agenda-Cultural-Valencia-Escribe-<br />

18065731563<strong>32</strong>152/<br />

100


¿Te gusta leer? ¿Te apetecería comentar con nosotros tus<br />

lecturas? ¿Dar/pedir opiniones o recomendaciones sobre libros,<br />

decirnos lo que estás leyendo, vas a leer o desearías leer? ¿Compartir<br />

noticias o artículos sobre Literatura? Únete al grupo de Facebook<br />

Club de Lectura Valencia Escribe<br />

https://www.facebook.com/groups/4<strong>32</strong>549686885240/<br />

Si eres aficionado al cine, también tenemos nuestro propio club.<br />

Inserta reseñas, aconseja películas, comparte artículos, fotos,<br />

opiniones y debátelas en el grupo de Facebook Cine Club <strong>VE</strong><br />

https://www.facebook.com/cineclubve<br />

101


La foto de Miguel<br />

Grau Vell de Sagunt - Miguel García Rodríguez (València)<br />

102

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!