VE-36 NOVIEMBRE 2017
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Número 36 - Noviembre 2017
© Todos y cada uno de los derechos de las obras literarias, fotografías
o ilustraciones publicadas en esta revista pertenecen en exclusiva a sus
respectivos autores (aunque en algunos casos no se citen los nombres)
Portada: Darling – Samantha Dodge (EUA)
https://samanthadoodles.deviantart.com/
Diseño y edición: Rafa Sastre
Colaboraciones: revistave@hotmail.com
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Índice
Poco que contar (Rafa Sastre) Pág. 1
II Concurso de relato rápido negro Novembre Negre Pág. 2
Tierra rara (Pernando Gaztelu) Pág. 5
Retrato de frente y de perfil (Aurora Losa) Pág. 7
ˈsəndərlənd (Esther Moreno) Pág. 9
No me busques (Susana Gisbert) Pág. 11
Müki 25 (Pilar Alejos) Pág. 13
Aldabas negras (Isabel Sifre) Pág. 15
Peldaños (Manoli Vicente) Pág. 17
¿Se me oye? (Borja Navarro) Pág. 19
Vuelta (Luis Molina) Pág. 21
Olvido (Vicente Montemayor) Pág. 23
La pilingui (Ángeles Navarro) Pág. 25
El mismo mar (Malén Carrillo) Pág. 29
Mujer araña (Concha García) Pág. 31
Quiero (Liliana Ebner) Pág. 33
El encargo (Pepe Sanchis) Pág. 35
Fuego (Marisa Martínez) Pág. 37
Cuenta la leyenda (Marta Navarro) Pág. 39
El idilio de Sigfrido (Lu Hoyos) Pág. 43
Rosé (Aldana Giménez) Pág. 47
Ángeles a mi sombra (Jorge Zarco) Pág. 49
La hora loba (Conxa Gausí) Pág. 53
Lección de vida (M. Luisa Pérez) Pág. 55
Evocación (Gladys Alonso) Pág. 57
Bellas palabras de amor (Vivian Rodríguez) Pág. 59
Desolación (Mirta Calabrese) Pág. 61
Donde yace la vida (Carmen Fabiá) Pág. 63
Espera de cobre de deseo (Belén Mateos) Pág. 67
Leyenfake medieval (Rafa Sastre) Pág. 69
La muerte aguarda (Manuel Serrano) Pág. 71
II Concurso de relatos La radio en Colectivo - VE Pág. 73
Libros de nuestros/as colaboradores/as Pág. 75
Nuestros libros Pág. 76
Números anteriores de Valencia Escribe Pág. 77
Palabras en la basura Pág. 79
Valencia Escribe en las redes Pág. 80
Poco que contar
Tras haber superado otro año la yankilada de Halloween y
recordar a nuestros difuntos, comprobamos que es Navidad en El
Corte Inglés y que los turrones campan a sus anchas —desde hace
semanas— en las estanterías de Mercadona. Preparémonos desde ya
para ser machacados sin piedad con los empalagosos spots de
perfumes, la promesa de dicha eterna que nos reportará la lotería y el
lanzamiento de nuevos artilugios/juguetes que pronto se pondrán de
moda (a las muñecas de Famosa creo que las jubilaron). Pero como
no solo de materialismo vive el hombre —ni la mujer— aquí
seguimos, regalando palabras e historias para todo aquel que las
quiera leer y compartir.
Aprovechamos para recordar que el próximo sábado día 4
tenemos una cita en el Puerto de Sagunto, con el Concurso de relato
rápido negro. Aunque en esta ocasión no haya premios en metálico (sí
unos interesantes lotes de libros y el reconocimiento de la comunidad
literaria), os esperamos a todos. Demostremos que nuestra pasión por
la escritura es, sencillamente, impagable.
Y eso es todo, amigos. Seguid haciendo felices al prójimo, que es
el camino más corto para alcanzar la propia felicidad.
Rafa Sastre
1
II Concurso de relato rápido negro
NOVEMBRE NEGRE
BASES
Coordinan VALENCIA ESCRIBE,
Ágora Puerto Cultural y Marian Creación Literaria
Casal Jove (Aula – Taller) - Puerto de Sagunto
C/ Vent de Marinada (s/n) Valencia
Sábado 4 de noviembre, 10:00 horas
1. Inscripción y desarrollo del concurso
Los participantes, con edad mínima de 16 años y provistos de Carnet
de Identidad o similar, deberán formalizar su inscripción en el
concurso presencialmente, entre las 10:00 y las 10:30 de la mañana. A
partir de esa hora no se admitirán más inscripciones. A cada
participante se le entregará una planilla con un número identificativo
que garantizará su anonimato ante el jurado.
El concurso, que comenzará a las 10:30 horas, consiste en escribir un
relato de temática negra, utilizando la frase o palabras que facilite la
organización. Los participantes contarán con 30 minutos de tiempo
para redactar sus historias (a las que pondrán el correspondiente
título) y pasarlas a limpio.
La extensión mínima de los textos será de 75 palabras y la máxima de
150. A tales efectos, el título no computa.
Serán descalificados los relatos que carezcan de número identificativo,
no lleven su correspondiente título, no empleen la frase o
palabras indicadas, incumplan la extensión estipulada, su temática no
se ajuste al género negro o sean ilegibles a criterio del Jurado, que
entre otros méritos valorará el cumplimiento de las normas
ortográficas y gramaticales.
2
La organización facilitará el papel, pero los concursantes utilizarán
sus propios instrumentos de escritura.
2. Premios
El fallo del jurado se dará a conocer el mismo día, una hora después
de la finalización del tiempo otorgado.
I PREMIO: Estatuilla conmemorativa de la organización y pack
literario de género negro valorado en 50 euros.
II PREMIO: Pack literario de género negro valorado en 30 euros.
III PREMIO: Pack literario de género negro valorado en 20 euros.
Los tres relatos premiados serán publicados en la Revista Digital
«Valencia Escribe» de Diciembre.
Una vez concluido el concurso y entregados los premios, se realizará
un sorteo, entre los participantes no premiados, de varios libros de
género negro por cortesía de Librería Arco.
3. Otras
Los organizadores pueden, en cualquier momento y en beneficio del
buen desarrollo del concurso, modificar las normas del mismo y
solventar en el momento las cuestiones no contempladas en los
anteriores apartados.
3
Daily speedpaint 198 – iDaisan (Polonia) https://idaisan.deviantart.com/
4
Tierra rara
Al llegar a su planeta, descubrimos que esos organismos no se
basaban en el carbono como los nuestros, sino en los lantánidos. Ellos
se comunicaban por telepatía y lo primero que preguntaron fue por
qué estábamos allí. La respuesta era obvia —fundar colonias— pero
intentamos estúpidamente ocultarla. Al saber que nuestra tierra estaba
en peligro, se ofrecieron para ayudar. Regresaron con nosotros. Una
vez en planeta color esmeralda, acabaron con la civilización.
Dejaron un puñado de humanos vivos bajo la condición de no
repetir los errores de nuestros padres, sobre todo el de viajar por el
espacio.
Pernando Gaztelu (Iruña, Navarra)
http://lokos-a-disfrutar.blogspot.com.es/
5
Sin título – Marcin Lichowski (Reino Unido)
https://www.flickr.com/photos/111226823@N04/
6
Retrato de frente y de perfil
Nací en una mala época para modernidades. Mi padre, en
cuanto le dijeron que ya había nacido, se plantó en el Registro Civil
con la intención de ponerme Álvaro, pero el señor que tenía que
apuntarme, al borde de la jubilación y sin descendencia, ignoró la
decisión de mis padres y me encasquetó el nombre de su abuelo que,
decía, se iba a perder. Y así quedé pa los restos como Cutberto Recio
Galán, fíjense en la ironía.
A pesar del lastre (y el recochineo) que mi nombre suponía, más
de una compañera de clase me hacía ojitos al acabar la primaria; pero
llegó la hora del estirón y me quedé a medio estirar, con un metro
sesenta y algún kilo de más que no domo ni con todas las dietas del
mundo. Eso sí, como heredé los ojos de mi abuelo paterno, que me
dan un aire a Paul Newman, y gasto un pelazo que pronto se
entreveró de canas, soy, a mis treinta y pocos, lo que se dice resultón.
Y no me como una rosca, quizá porque pronto empecé a alejarme de
la imagen de Newman en La gata sobre el tejado de zinc para acercarme
a Brando en Don Juan de Marco. Debe ser por eso, porque estilo no me
falta: me encanta la moda, y sigo las tendencias. Mi armario se nutre
de todo lo que haya llevado una celebrity.
Mi afán por acaparar prendas ha llegado a rozar la demencia.
Nunca tiro nada, no se vaya a poner de moda dentro de un par de
años, y mi madre, que es una madre madre, me ha sugerido en no
pocas ocasiones que acuda a un experto en acaparamiento. Me temo
que la idea la sacó de uno de esos docu-realities que ve en televisión. Y
todo porque me pilló la factura de un trastero donde guardo los
frascos de colonia (de firma, claro) y todo lo que ya no puedo meter
en casa, a pesar de que hice obra para convertir la salita en vestidor.
7
Voy a desfiles, he hecho un curso de patronaje y, aunque allí he
conocido muchas chicas, sigo sin pareja. Quedamos para tomar café,
se ríen mucho, incluso me piden consejo pero, a la que me descuido,
se marchan colgadas del brazo del primer cachitas que se encuentran.
Empiezo a pensar que no valgo ni para Recio ni para Galán y
que soy un simple Cutberto de tres al cuarto por culpa de la condena
que me impuso el funcionario del registro.
Aurora Losa (La Palma del Condado, Huelva)
https://ladesdichadesersalmon.com/
8
ˈsəndərlənd
Alice in Sunderland – irony (Reino Unido)
https://whoam-irony.deviantart.com/
Como Alicia en busca del conejo
me encuentro perdida en una ciudad de cristal
donde habitan hooligans malcarados,
ninfas amoratadas y
expatriados que sueñan con un dulce porvenir.
Este extraño escenario nos traslada
al plato de una película de ciencia ficción
donde futuro y decadencia
van cogidos de la mano
en una Inglaterra del norte.
9
Los edificios victorianos
se entremezclan con las nuevas construcciones
que son lubricadas con frituras y pescado.
Los muros de ladrillo rojizo y
las chimeneas
esconden los horrores de la política de una Dama de Hierro.
Las gaviotas sobrevuelan la ciudad descaradas,
con el mundo bajo sus alas,
observando las pieles tatuadas –en los cuerpos viejos,
que relatan las historias de otros tiempos.
La música hace vibrar las calles cada noche
y nos movemos
mientras vaciamos pintas tras pintas, copas tras copas…
La resaca,
la lluvia,
el cambio,
las novelas anticuadas,
la buena educación,
el frío,
el humor negro,
el acento indescifrable,
las nuevas amistades,
el aire fresco en unos pulmones grisáceos,
el cine en versión original,
los proyectos académicos,
las ganas de ayudar por un módico precio…
Elementos que resplandecen
bajo la luz de un faro
que nunca dejo de funcionar.
Esther Moreno Morillas (València)
http://elcascabelalgato.blogspot.com.es/
http://invisiblevoyeur.blogspot.com.es/
10
No me busques
Terrified – Wicker Man (Reino Unido)
https://www.flickr.com/photos/truffleshuffle/
«No me busques. No te empeñes en saber dónde estoy, ni en
averiguar dónde he ido. No quiero volver a verte nunca más».
Iba a dejarle una nota, pero al final optó por hacerlo a través de
un mensaje de teléfono. Era la forma habitual de comunicarse, por
más que a ella le pareciera más personal lo de la carta manuscrita.
Dio igual. Aunque se lo hubiera tatuado en la frente, él no
estaba dispuesto a dejarla ir así como a así. La buscaría. Removería
cielo y tierra hasta encontrarla. Y ya la convencería de que no sabía
bien lo que decía. Que no iba a estar con nadie mejor que con él, que
estaban hechos el uno para el otro.
11
Lo hizo. La buscó hasta dar con ella. Y ella volvió a marcharse
de su lado en cuanto pudo. Y le volvió a mandar otro mensaje, esta
vez sin adornos
«No me busques».
El seguía sin hacerle caso. Y de nuevo la buscó, y la encontró.
De nuevo la asedió hasta que ella pudo escaparse otra vez. Y otra, y
otra más.
Cambió de casa, de número de teléfono, de trabajo. Cambió de
vida tantas veces que ya ni siquiera sabía quién era.
Y él seguía buscándola. Y encontrándola. Y asediándola.
Fueron casi cinco años viviendo como una fugitiva. Ya ni
siquiera le quedaban fuerzas para volver a empezar por enésima vez.
Pero lo hizo, Y esa vez sería la definitiva.
«No me busques», le dijo, por correo aquella vez.
La encontró.
Inerte, en la bañera, con un rastro de sangre que salía de sus
muñecas mancilladas.
En el espejo del baño, un mensaje escrito en el vaho «Te gané.
No me podrás buscar más».
El médico que trató de reanimarla jura que jamás vio una
expresión de paz en un cadáver como aquella.
Susana Gisbert Grifo (València)
http://conmitogaymistacones.com/
12
Müki 25
Pilar Alejos Martínez (Quart de Poblet, València)
https://versosaflordepiel.blogspot.com.es/
13
Imagen sugerida por la autora – Fotógrafo desconocido
14
Aldabas negras
Fatigada de horas y de vidas
con el rumbo perdido
y el pescuezo roto
he cruzado una calle
de grandes caserones
habitada por espectros vivos.
La sala donde cenan queda lejos
y aunque mi voz retumba en los jardines
los soberanos,
metidos por completo en el jolgorio,
nada escuchan.
Bacanales. Tremendos cementerios
en perenne orgía.
Estamos todos -dicensi
parece que afuera
alguien aporrea las aldabas.
No hay plato ni cubierto. No hay sillones.
Estamos todos -dicen-
El aforo rebosa.
Imposible admitir más comensales.
Lo suyo es dar la vuelta
y aguardar que otros lobos
se presten a lamerte las heridas.
Y bajarán, seguro,
cuando al alba la noche se enternezca
se derriben los muros y se abra
la puerta de todos los adentros.
Isabel Sifre Puig (València)
15
Waiting – Jacky Jourdren (Francia) https://500px.com/jackyjourdren
16
Peldaños
Herminia se hacía vieja. Lo notaba cada mañana en la rigidez de
sus rodillas, que tardaban una eternidad en ponerse en marcha. Soy
como un coche que no quiere arrancar, se decía. Durante más de cuarenta
años había ayudado a traer vidas al mundo, desenroscando cordones
que amenazaban con estrangular al bebé antes de que este pudiese
asomar su viscosa y diminuta nariz; insuflando aire en los pequeños
pulmones que aún no habían aprendido el arte de respirar; frenando
hemorragias y atajando fiebres postpartos con igual diligencia; pero
ahora, ahora que sus huesudas manos apenas se limitaban a limpiar
frejoles y a encender la estufa de leña, se daba cuenta de que no tenía
ni un mísero hombro en el que apoyarse. Nunca antes Herminia
había sentido ese vacío en su costado derecho; ni las sábanas, en
mitad de la noche, se le antojaran nunca tan frías; ni el maldito
escalón, que daba entrada a la cocina, le había parecido nunca tan
alto, tan cruel con sus torpes piernas. ¡Este mal peldaño me va desarmar
cualquier día! maldecía, mientras iba desandando a tientas, en
completa soledad y sin guía, el camino que otrora se había esforzado
en abrir para tantos.
Manoli Vicente Fernández (Viana do Bolo, Ourense)
http://www.lascosasqueescribo.wordpress.com
17
Ilustraciones del autor
18
¿Se me oye?
No os preocupéis por mí,
es la primera vez que lo escribo,
pero no que viajo por aquí.
No sé cuáles son mis coordenadas.
ONO, absorbido por Vodafone,
no llega ni con una mínima señal
al lugar donde estoy, a este rincón.
Estoy sin conexión, sin comunicación,
pero repito, no os preocupéis por mí.
Había entrado en una puerta,
que hacía chaflán,
bajado unas escaleras
luego otras pocas más.
El garito estaba lleno
y los huecos entre los humanoides
los ocupaba la música
que había reemplazado
al oxígeno que yo buscaba.
Atascado justo a la mitad
entre tres
1.90
dos
1.85
y un
2.01
que dialogaban en un inglés
no muy complicado de entender.
19
Mi
1.72
vio esa tetera, plateada y brillante
recién pulida tras haber salido
del lavavajillas, aún calentita,
en el segundo estante empezando
por la derecha de la barra
si la mirabas de frente,
justo al lado de dos Irish Gins.
Alargué mi brazo,
dos, tres metros
(di dos guantazos bien dados)
cuatro,
hasta alcanzarla
y la cogí
me comprimí
me metí dentro de ella
y soplé fuerte
por el agujero del grifo
hasta recorrer a la inversa
mi camino de ida.
Seguí y seguí
y dentro de esta tetera
tan brillante y reflejante,
donde ahora estoy
y desde donde escribo esto,
he conocido
al peor poeta del mundo.
Borja Navarro (Dublín, Irlanda)
20
Vuelta
Hands – Tomas Pavlasek (Rep. Checa) https://500px.com/tompavlas
El tiempo ha pasado, lento, inexorable, desde tu partida.
Pasé cada noche buscándote en mis sueños para que mi soledad
me encontrase cada mañana. Mis cabellos platearon, mientras atrás
fue quedando mi juventud. Ya, perdida mi esperanza, la vida me dio
una nueva oportunidad.
Hoy te tuve frente a mí, sonreías, tus pupilas tenían el mismo
brillo de antaño y, como entonces, te dije: «Te amo…»
El tiempo se detuvo.
Luis Alberto Molina (Rosario, Argentina)
http://www.luismolin.blogspot.com.es/
21
Fotografía de autor desconocido
22
Olvido
De pronto recordé que ya olvidé tu nombre,
que tu aroma y tu aliento también
se me escaparon
y el sonido cristal de aquellas zapatillas,
que mi sueño turbaban,
se me olvidó también.
Qué triste darme cuenta que por fin te he olvidado,
que ya no tiembla alegre mi corazón ansioso
ante la dulce nota de tu voz cantarina
ni mis manos conservan recuerdo de tus manos.
De pronto se me pierden las letras de tu nombre
y con ellas el negro fulgor de tu cabello,
tus ojos imposibles, tu boca grande y bella,
tus senos luminosos, tus muslos, tus caderas
y el delicado rosa fugaz de tu entrepierna.
Qué lejos el amor, qué lejos tu belleza.
De pronto recordé que ya olvidé tu nombre
y mi alma se hunde por siempre en la tristeza.
Vicente Montemayor (Monterrey, México)
23
Escalera erótica – Fotografía de la autora
24
La pilingui
―¿Lo has oído? ―pregunté a Carmen. Las dos habíamos salido
en bata al rellano de la escalera dejando la puerta entornada.
―¡Qué ruido más fuerte! Parecían disparos ―me dijo mientras
se tocaba la redecilla que le cubría los rulos.
―Yo he oído tres por lo menos ―añadió Ignacio, su marido,
que salía del 2º A en pijama. El poco pelo que le quedaba lucía
revuelto en los laterales de la calva central― ¿Y tu marido no se ha
enterado?
―Por la noche toma pastillas; supongo que estará dormido.
La verdad es que no lo sabía. Desde que los chicos se fueron a la
universidad, dormíamos cada uno en un cuarto. Yo no soportaba los
ronquidos de Alfredo ni él los míos. Pocas cosas compartíamos ya.
―¿De dónde venía el ruido? Lo he sentido como si fuera arriba
―dije asomándome con cierto reparo al tramo ascendente de la
escalera.
―¿Del tercero? ¿De casa de la pilingui? ―preguntó Carmen―
Hace un rato subió un hombre, lo vi por casualidad, iba corriendo y
no pude verle la cara. Llevaba un sombrero y me recordaba a… ―se
calló y me miró de un modo que me pareció un tanto extraño.
De sobra conocía yo la afición de Carmen a observar por la
mirilla. No se perdía ni un movimiento. Parecía que tuviera una
antena especial que lo detectara todo: al cartero entregando algún
certificado, no importaba en qué piso, hasta a los testigos de Jehová
cuando trajeados y por parejas visitaban a veces el vecindario. Pero el
objeto principal de sus pesquisas eran las actividades de una mujer
muy vistosa que vivía en el 3º B, justo encima de mi casa. Andaría en
mitad de la treintena, se maquillaba en exceso y vestía ropa muy
25
ceñida. Casi todas sus visitas pertenecían al género masculino. De ahí
la inevitable sospecha sobre actividades poco recomendables.
―¿Qué ha sido eso? ―Javier y María, un matrimonio joven, que
ocupaba el 1º A escalaban inquietos los peldaños. Parecía que el ruido
había interrumpido algo. La larga melena negra de ella estaba
totalmente alborotada. Llevaba puesta una gabardina que se cruzaba
con las manos sobre el cuerpo. Él, con el torso desnudo y unos
vaqueros con la cremallera a medio subir.
―¿Qué ha pasado? ¿Eran tiros?―preguntó ella.
―No lo sabemos. Quizás deberíamos llamar a la policía
― sugerí.
―Esperad un momento. Ha podido ser cualquier cosa, un tubo
de escape, una caldera de gas... En las casas viejas como esta nunca se
sabe ―habló Ignacio, pasándose una mano por la calva.
―Creo que antes de nada deberíamos ir piso por piso para
cerciorarnos de que todo anda bien ―continuó nervioso―. Si en los
vuestros todo está en orden, solo nos quedan el 1º B y los dos
terceros.
―A la señora mayor del 1º B se la llevaron sus hijos la semana
pasada y el 3º A no está arrendado ―informó María.
―¡Entonces solo falta el 3º B! ―exclamó Carmen, yo diría que
ilusionada ante la perspectiva de poder husmear en casa de la pilingui.
―Venga, dejémonos de especulaciones y subamos al piso de
Rosita.
Ignacio puso el pie en el primer peldaño, pero su mujer lo agarró
por la camiseta.
―¿Qué confianzas son esas? Siempre la hemos llamado Rosa y
¿ahora es Rosita?
―No sé por qué lo he dicho, me ha salido ―balbució.
26
―¡Ya lo aclararemos tú y yo! Hala, tira palante.
Subimos todos en fila, intentando no hacer ruido. La puerta
estaba cerrada. En el momento en que llamábamos al timbre,
escuchamos otros ¿disparos? Y luego gemidos ¿de dolor? Ignacio y
Javier no esperaron más y se lanzaron con fuerza contra la puerta,
que cedió a su empujón; no tenía echado ningún cerrojo. Entramos en
tromba y, al alcanzar el dormitorio principal, nos quedamos sin
respiración. Rosa estaba tendida como Dios la trajo al mundo en una
cama tamaño king size, con cabecero y pie de forja. Las manos
separadas y esposadas a las barras metálicas. Solo llevaba puesto un
collar rojo de coral. Además, en torno a cada pecho lucía una diana
pintada, también de rojo, lo mismo que alrededor del ombligo. Y allí,
frente a la cama, un hombre vestido de vaquero con sombrero,
pañuelo al cuello y una pistola en la mano. Cuando llegamos, nos
daba la espalda pero se volvió al oírnos y lo vi.
―¡¡¡Alfredo!!!
María y Javier no pudieron evitar soltar una sonora carcajada y
se pusieron a liberar a la mujer. Carmen se lanzó contra Rosa y, de no
ser por Ignacio, la habría molido a golpes. Yo me quedé con la boca
abierta. Mi aburridísimo marido estaba guapísimo, se parecía a Clint
Eastwood. ¿Qué le podía reprochar? Hacía siglos que no nos
acostábamos juntos. Me di cuenta también de que Ignacio miraba con
cariño a Rosita, ¿qué se pondría él cuando la visitaba?
Ya en pie y con una bata sobre los hombros, Rosa nos pidió
disculpas y nos aseguró que allí los hombres solo dejaban volar su
fantasía, que no la tocaban. Recibía exclusivamente a quienes conocía
bien. Según creí entender, se definía como una sexóloga amateur que
experimentaba con sus terapias.
―¡Esto se acabó! —gritó Carmen, propinándole al pobre Ignacio
un sonoro bofetón.
27
―A nuestros maridos no los conoces ―añadió dirigiéndose a
Rosa—. Si te los encuentras por la escalera, miras para otro lado. ¡¿Te
enteras?! Ni hola les dices. ¡¿Está claro?!
Traté de calmarla, sin conseguirlo. Se llevó a Ignacio a
empellones escalera abajo. Yo agarré a mi marido por la camisa a
cuadros de su disfraz y tiré de él hasta llegar a casa.
Después de aquello no volvimos a mencionar el tema entre los
vecinos. Sin embargo, parece que lo ocurrido causó un gran impacto.
Desde entonces, no es raro oír disparos por la noche, o diversos
ruidos extraños, aunque no se sabe bien de dónde proceden; unas
veces parecen sonar desde el tercero, otras desde el 1º o el 2º A, y muy
a menudo desde mi piso, el 2º B.
Ángeles Navarro Peiró (Madrid)
28
El mismo mar
Obra de Nuria Messeguer (facilitada por la autora)
Unos días éramos sirenas; otros, estrellas de mar; la mayoría de
las veces gigantescos cefalópodos, ballenas o tiburones. Y a bordo de
las olas, recorríamos entusiasmadas los siete mares buscando nuestras
incautas presas.
Nos hicimos mayores y ya no somos nada. Dejamos que
nuestros recuerdos floten ingrávidos como nuestros cuerpos en el
agua. No nadamos, solo hablamos y rememoramos. Con nuestros
sombreros bien atados a la cabeza, igual que entonces, cuando
jovencitas con todo la vida por delante. Sentimos que el tiempo no
pasa y no pesa y seguimos charlando y charlando. Los pececillos nos
mordisquean los pies, pero les dejamos hacer, estamos acostumbradas,
nos creemos que son los mismos de siempre, aquellos de
cuando éramos niñas.
29
Nuestros hijos están en la orilla, pero ya no los tenemos que
cuidar. Son ellos los que ahora velan por sus propios hijos y de vez en
cuando nos echan una ojeada a nosotras también y nos dan una voz
por encima del griterío infantil para ver si todo va bien mar adentro.
Se preocupan porque nos ven muy mayores y propensas a muchos
espantos. Saludamos con las manos para que no se intranquilicen
mientras seguimos con nuestras cosas.
Y reímos y charlamos y callamos nuestros dolores y nos damos
la vuelta poco a poco como los bistecs y nos colocamos de espaldas a
la playa para que ni nada ni nadie perturben nuestros pensamientos.
Y así, tal vez cuando no nos presten atención, decidamos perdernos
encima de una gran ola, como cuando éramos niñas, e irnos muy
muy lejos, a seguir soñando los siete mares.
Malén Carrillo (Sóller, Mallorca)
http://enredadaenlaspalabras.blogspot.com.es/
30
Mujer araña
Vampire spider – Daniel Eskridge (EUA) https://deskridge.deviantart.com/
Ya de pequeña ansiaba poder andar por el techo. Tomaba
impulso y corría y saltaba, pero nada, lo más que conseguía era darse
un buen trompazo. Y ese afán suyo de subirse por las paredes
continuó de adulta, nunca supo controlar bien sus impulsos. Como
era de esperar, los golpes fueron muchos y de distinta intensidad.
Hasta que un día, cansada, instaló un columpio que colgaba incitante
desde el tejado. Ese día, por fin, todo encajó. El mundo visto así le
pareció más razonable. Estando allí arriba y boca abajo descubrió su
verdadera identidad.
Concha García Ros (Cartagena, Murcia)
http://nosvemosenkairos.blogspot.com.es/
31
Autor desconocido – Fotografía encontrada en Tumblr
https://www.tumblr.com
32
Quiero…
Quiero susurrar amor mío,
mil palabras de amor en tu oído.
Quiero escuchar los latidos de tu corazón,
cuando tu pecho en mi espalda hace nido.
Quiero que escuches la lluvia golpear los cristales
de ese cuarto virtual donde estamos tan unidos.
Quiero que sonrías al pensar
en el sol que mañana,
abrazados nos despertará
y que las tormentas de hoy
pertenecerán solo al pasado.
Quiero que sepas mi cielo,
que sin palabras ni besos,
solo en completo silencio,
estoy apretada a tu cuerpo.
Sentirme amor de mi vida,
sentí la humedad de mi boca,
veme sedienta de amor,
olvida por un momento
las angustias de la vida,
esas que a todos
nos acompañan día a día.
Y ámame, en el silencio de esta noche oscura.
Así, mis gemidos y tus palabras
ahogarán la tempestad,
esa que a veces parece
nunca va a terminar.
Pero el sol, vida mía,
no migra, siempre está.
Liliana Ebner (Buenos Aires, Argentina)
33
Nothing personal – Nxarl Shyam (India)
https://www.flickr.com/photos/nxarl/
34
El encargo
Me considero bueno en lo que hago, pero he de reconocer que
con la dura crisis he atravesado un largo período inactivo. Hace poco,
por fin me han vuelto a contratar. Un empresario del mundo del
espectáculo piensa que soy la persona adecuada para llevar a cabo el
asesinato de su guapísima esposa. Tiene fundadas sospechas de que le
es infiel. Me dice que ha encargado a un experto un estudio para que
el crimen resulte perfecto. Además, tengo que seguir las instrucciones
de otro profesional que desde hace varios días me hace repetir una y
otra vez todo el proceso. Después de muchas pruebas, creemos haber
encontrado la mejor manera de realizar el encargo.
En primer lugar tengo que conseguir su amistad, acercarme a
ella con las palabras justas. Para lograrlo me han dado por escrito
hasta el menor detalle. Mi tarea consiste en que se enamore de mí, y
alcancemos un alto nivel de intimidad, así todo será más fácil. El
tercer episodio marcará el final de nuestra corta relación: tal como
está previsto, deberán ser varias puñaladas en el corazón las que
terminen con su vida.
La verdad, he de reconocer que todo ha resultado muy
agradable. Ella es una joven y encantadora mujer, que se ha
entregado con pasión desde el primer momento. Espero con ansiedad
la noche señalada.
Ojalá el público del teatro llene la sala y aplauda con fervor
nuestra interpretación de esta obra en tres actos titulada «Asesinato
por encargo».
Pepe Sanchis (Albuixech, València)
35
Fotografía de Rafa Sastre (sin título), sugerida por la autora
36
Fuego
El cielo llora sobre el bosque,
ayer verde, hoy gris.
Mis ojos se humedecen
pues el único fuego
que quieren ver es…
El de un campo teñido
por rojas amapolas.
El de los geranios
adornando balcones y ventanas
sobre blancas paredes.
El que refleja el sol
al acariciar las hojas
con sus rayos.
El que prendo en la chimenea
mientras leo un libro
y me como una chocolatina.
El del chispazo que provoca la fusión
de tus labios contra los míos
cuando nos besamos.
Marisa Martínez Arce (València)
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Merge – Miquel Casey (Barcelona) https://500px.com/miquelcasey1
38
Cuenta la leyenda
Nunca mueren los viejos rockeros, cuenta la leyenda y no seré
yo quien la desmienta. Al contrario. Casi podría asegurar que sea
cierta. Tampoco quiero engañar a nadie y debo añadir por eso que
morir tal vez no mueran pero envejecer... ¡ay! envejecer, vaya si lo
hacemos.
Dejen que les cuente mi historia. No es una gran historia y nada
tendría de particular si no fuera por el único y chiquitísimo detalle de
que es la mía. Convendrán conmigo que, aunque insignificante, esta
circunstancia resulta para mí fundamental. Aunque, tal vez... tal vez
en el fondo sí lo sea. Una gran historia, digo. No sé, ustedes juzgarán.
Pero, discúlpenme, a punto estaba ya de andarme por las ramas. Es
esta dichosa tendencia mía a divagar que en cualquier momento me
asalta. Y es que me encanta conversar aunque muchas ocasiones de
hacerlo no tenga, esa es la verdad. Gajes de la vejez, ya les dije que,
lenta pero despiadada e inmisericorde como suele, sin apenas darte
cuenta, derrotado y solo el día menos pensado te deja. En fin, el caso
es que creo haber avivado ya una pizquita su curiosidad y prometo no
aburrirles si me brindan, generosos, su atención.
Verán, todo comenzó por culpa de una joven. Lo sé, lo sé, no es
un arranque muy original pero... es lo que sucedió. Una joven, les
decía, que despertó un sentimiento hasta entonces desconocido para
mí. Nada importa ya su nombre y pocos amigos quedan que pudieran
recordar, aun así —lealtad inútil, bien lo sé, mas siempre para mí
tuvieron importancia ciertos gestos— guardaré el secreto. Magia, luz,
belleza. Todo en torno a ella parecía siempre gravitar. Un soplo de
felicidad me acariciaba el corazón cada vez que sonreía. Su mirada
me hacía soñar, me ahogaba de amor y en mi infeliz inconsciencia,
39
joven e ingenuo como era, a toda costa decidí lograr que ella me
quisiera y con ese fin tracé un plan magistral.
Corrían los años cincuenta, el rock and roll despertaba con
fuerza y yo, un muchacho hasta entonces tímido y del montón que
nunca en nada había sobresalido, me aferré con pasión a aquella
oportunidad. El cambio en mi apariencia resultó fundamental, debo
reconocer: largas patillas, brillantina en el pelo, elaborado tupé, ropa
ligeramente extravagante y... ¡voilá! patito feo de golpe transformado
en bello cisne. Estrategia infalible.
Aunque nunca hasta entonces había la música entrado en mis
planes, no cantaba mal y yo lo sabía. La vergüenza y los nervios me
mataban, pero recuerden que había una chica por conquistar y nunca
hubo ilusión más poderosa en este mundo. Fue así que un día, en un
baile de verano, quizá fuera la noche de San Juan siempre tan
misteriosa y hechicera, tuve un impulso que para siempre cambiaría
mi vida: abracé con descaro mi guitarra, subí sin pensarlo al escenario
y, bueno, no es que quiera alardear pero... ¡fabuloso! no encuentro
otra expresión. Aquel pueblo de casitas blancas junto al mar, la última
luz del día desvaneciéndose en el horizonte, mil acordes fugitivos
entre la brisa a la deriva, público enloquecido, electricidad en cada
aplauso, martillazos en mi corazón. Sus ojos... ¡Ay!, aquellos ojos
clavados en los míos.
Deseé con toda la fuerza de mi pobre alma enamorada que los
relojes se parasen, que se detuviese el tiempo y ese momento durase
para siempre. Hace ya tanto de todo aquello.
En fin, ¿qué puedo decir? Me convertí en una estrella sin apenas
darme cuenta y lentamente mi vida se disolvió en el caos. Rocé una
felicidad que, de golpe, escapó de entre mis manos. Ella dijo que
nunca podría quererme, el aire a nuestro alrededor en ese instante se
congeló, murió el romance y yo me obligué a olvidar. No sé por qué
40
pero eso hice y hube de aceptar al fin que lo que una vez creí posible
no lo era en realidad. Mudo de estupor, ni siquiera lloré.
Pasaron los años. Alegrías, penas, victorias, derrotas, simulacros
de amor... Ruido y silencio.
Nada queda ahora. El tiempo se arrastra muy lento y todo me es
ajeno en este limbo donde habito, aunque quizá tan sólo ocurra que
demasiado cansado estoy ya de vivir sin ella, eterno enamorado de
quien nunca volverá.
A pesar de todo, apagado, vacío, viejo y decrépito como estoy,
para siempre ausentes quienes alguna vez mi mundo y mis sueños
compartieron, algo superior a mi voluntad, más grande que yo
mismo, me retiene aquí. Música y recuerdos se cuelan por alguna
grieta del tiempo para susurrarme quién fui, para devolverme una
gloria antigua. Exiliado de un lugar al que nunca podré regresar, en
ocasiones es brutal la soledad que siento e infinita la nostalgia por
todo lo perdido.
Pero esperen, creo que estoy haciendo que suene peor de lo que
es y no es eso. No, en absoluto. No pretendo despertar su compasión.
Sólo ocurre que a veces me abruman los recuerdos y sueño la historia
de un amor que nunca fue. Impenitente romántico en el fondo, ya
ven. Pero no. No deben sentir lástima. Yo soy el Rey. ¡Todavía!
¡Siempre! Y sin embargo.... Los años, este cansancio infinito, tantas
pequeñas humillaciones cotidianas, sin tregua me hacen dudar si este
tipo vestido de blanco que salta todavía cada noche al escenario y
mueve sus caderas maltrechas al ritmo de un inmortal King Creole soy
yo mismo, mi fantasma o mi más fiel, entregado y devoto imitador.
Marta Navarro (València)
https://cuentosvagabundos.blogspot.com.es/
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I could but I can´t – Silvia Pelissero/Agnes Cecile (Italia)
https://agnes-cecile.deviantart.com/
42
El idilio de Sigfrido
Era el día de mi 64 cumpleaños y estaba sola. No llegaba a
comprender si aquella soledad no deseada era producto de mis
acciones, de mi genética o quizá de los traumas que sufrí en mi
adolescencia. No importaba la causa, solo el hecho de tener todo el
día por delante sin saber qué hacer con él.
Bajé a desayunar al bar de la esquina, pedí un café con leche y
un cruasán a la plancha. En el periódico vi una noticia que me
impresionó. Uno de mis profesores de la facultad había fallecido, una
muerte inesperada, tenía 60 años. Por la tarde iban a representar una
obra suya en la Universidad de La Nau. Decidí asistir. Un adiós tan
dramático casaba bien con mi asqueroso estado de ánimo.
La obra estaba ambientada en la Alemania Nazi. La seguí con
interés a pesar de que un hombre, que estaba sentado a mi lado, se
empeñaba en hablarme de vez en cuando. Le pedí, por favor, que se
callara. Sonaba una música que me emocionó. Empecé a llorar sin
ninguna contención a mitad de la representación y no paré hasta el
final. El hombre me estuvo pasando pañuelos de papel todo el rato y
yo los aceptaba sin rechistar.
Cuando cayó el telón, cesaron también mis lágrimas. El
desconocido de los kleenex se dirigió a mí.
—Me llamo Pablo. Si puedo ayudarte en algo…
Empecé a llorar de nuevo. Él me miraba pasmado.
—La música… —le dije entre sollozos— me ha emocionado esa
música.
—Es El idilio de Sigfrido, de Wagner. Era la pieza preferida de
Hitler.
43
Mis lágrimas arreciaron al pensar que me había emocionado la
misma música que a aquel monstruo.
—¿Quieres tomar un café?, me gustaría invitarte, a lo mejor te
sienta bien hablar con alguien.
Lo miré con disimulo. Era un hombrecillo extraño. Mi canon de
belleza masculina estaba por encima del uno ochenta. Tampoco me
pareció que su falta de altura estuviera compensada por la belleza de
su rostro. Cerciorarme de su fealdad me hizo llorar de nuevo y él
siguió pasándome pañuelitos. Al final accedí y me condujo a un café
cercano. Estaba casi vacío y no había música, así que los acordes del
Sigfrido seguían sonando en mi cabeza al mismo tiempo que la rabia
por la revelación que me había hecho sobre Hitler.
Hacía calor. Cambiamos los cafés por un par de cervezas en
copas heladas.
—¿No la habías escuchado nunca?
—No.
—Fue un regalo que Wagner le hizo a Cósima el día de su 33
cumpleaños.
—¡Ah sí? —dije y rompí a llorar con más fuerza —Pero… ¿ella
no era la mujer de otro?
—Bueno, creo que sí, pero ya estaban juntos. Era el día de
Navidad. Se despertó oyendo esa música en la villa donde vivían, a la
orilla del lago Lucerna. Luego apareció Wagner con los cinco hijos de
Cósima y le llevó la partitura. Escribió en su diario que no sabía
cómo podía ser merecedora de tanta dicha.
Exploté de nuevo porque a mí me pasaba justo lo contrario.
A Pablo ya no le quedaban kleenex, fue a pedir servilletas a la
barra y, al volver, me preguntó si prefería hablar de otra cosa.
—No, no, por favor, sigue, ¿tenían cinco hijos?
44
—Ella sí: dos de su primer marido y tres de Wagner. El pequeño
se llamaba Sigfrido. Se enamoraron en el palacio de Luis II de
Baviera donde ambos estaban invitados. Cósima se las arregló para
encontrarse con él cada noche. La primera hija que tuvieron llevó los
apellidos del marido. Cuando, por fin, le concedió el divorcio, se
casaron y fueron muy felices. Ella dedicó el resto de su vida a Wagner
incluso después de la muerte de este.
Dejé de llorar sin saber por qué, seguramente había agotado las
lágrimas.
—Quiero esa música —dije.
—La tengo en mi casa. Si quieres, podemos ir a escucharla…
—lo miré con horror.
—No, no, gracias, ya la compraré mañana. Así podré llorar a
gusto cuando quiera. Creo que soltar tanto líquido me ha dejado más
ligera. Ahora tengo que irme.
Me negué a que me llevara en su coche, me acompañó a la
parada de taxis y me pidió el número de teléfono. Dudé un momento
pero al final se lo di. Quizá tendría otras historias que podría
contarme. Mi teléfono casi nunca sonaba en aquel tiempo, y era tan
extraño que un hombre llevara pañuelos…
Lu Hoyos (València)
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Léa - Hannah Muller (Alemania) -
http://agentandartists.com/artists/hanna-muller/
Imagen sugerida por la autora
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Rosé
He estado escondida
¿De quién? No sé,
pero he vuelto con más vida
imposible de reconocer.
No doy a cualquiera mi amor
¿Por qué? Fácil,
de tanta prueba y error
esquivo el fuego más ágil.
Pueden pagar como quieran,
tarde o temprano van a hacerlo.
Yo ya estoy limpia de deudas
el presente me tiene en celo.
Han visto mis pasos
pero las huellas tienen diferentes perspectivas.
¿Tanto ya? Algunos años
que no floto a la deriva
e iré a buscarlo
¿Cómo? No sé,
pero voy a enamorarlo
con todo este rosé.
Aldana Michelle Giménez (Mendoza, Argentina)
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Arcángel Miguel (s. XV) – Museo Bizantino de Atenas
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Ángeles a mi sombra
Hay algo en las iglesias ortodoxas que me llena de júbilo. La
observación minuciosa de los frescos de los santos y deidades, quizá
superados por los maestros del renacimiento en su control de la
fisicidad de las figuras y sus representaciones. Pero siempre recuerdo
el arte de los primeros pintores rusos en tiempos del Medioevo
cuando estoy ante una representación de un santo en el arte ortodoxo,
ya sea el alma eslava o greco bizantina la que lo estimula.
El contacto con los elementos como fuerza viva que producen
dicha y serenidad. Brisas que mecen campos de trigo o frondosa
vegetación, caballos cabalgando con todas sus fuerzas con sus crines
sacudidas por la rabia de su trote o una naturaleza exhibiendo en un
amanecer toda su radiante perfección.
Hay gente que no entiende esos rostros mirando siempre en
primer plano, fijamente al sujeto que los observa. Muchas veces
malinterpretando las pinturas como una falta de talento real para
representar la naturaleza humana. Ilustraciones de planos frontales,
sin la hermosa capacidad de movimiento de los maestros
renacentistas. Pero esa belleza en eternos gestos inmóviles; quizá
tosca en apariencia en su ejecución, siempre me ha producido una
extraña serenidad y por eso suelo visitar siempre que puedo toda
iglesia ortodoxa que el azar me permite en los numerosos viajes que
procuro llevar a cabo.
Esta mañana recibí una llamada de urgencia. Mi hermana
pequeña había entrado en buena esperanza y tendría gemelos mixtos.
Ella lo interpretó como una maldición del azar, pero yo no cabía en
mí de gozo; por fin seré tío y aquello me estimuló a nivel literario.
Agarré un cuaderno en blanco y decidí poner por escrito vivencias de
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mi vida pasada con la esperanza de que alguien las pudiese leer algún
día. Tras esperar horas de incertidumbre, me puse manos a la obra.
Hojas caídas en otoño, nieve en invierno y flores en primavera
sin olvidar soles radiantes en verano. Me sentía dichoso, sin
problemas a corto plazo hasta recibir una enojosa llamada de mi
médico personal:
—Cáncer —ha sido el veredicto condenatorio.
Todo es gris; el cielo nublado, el agua de un riachuelo yendo
corriente abajo, el asfalto cubierto de alquitrán, un grafiti dibujado
sobre una pared de cemento o una melodía heavy-metal sobre la
tentación del lado oscuro.
Tengo la certeza que no voy a sobrevivir para ver nacer a mis
sobrinos. Me han dado apenas un mes de vida y el alumbramiento es
dentro de ocho meses. Demasiado tiempo de espera, demasiado
transcurso vital que no veré complacido con la visión de dos ángeles
que me dieron buena venturanza, apoyados sobre la mesa de mi
escritorio. Sonriéndome.
Tantos buenos libros cuya lectura no me deleitará ya, junto a
películas y teleseries que no visionaré. Música de tiempos pasados que
oigo a la desesperada como una forma de controlar mi congoja. Obras
maestras del arte que ya no deleitarán mis sentidos, y gente que no
conoceré pues no tendré tiempo para ello. No, no tengo tiempo para
ello ya, esa es la conclusión.
Radioterapia que no frenará lo inevitable ante un cabello caído a
manos llenas. Dolor a costa de pretender destruir las células
cancerígenas y la eterna seguridad de que podría estar en otros sitios,
con otra gente y gozar de otras obras de arte bizantino observadas con
deleite en lugares remotos que ya no podré visitar. Qué se le va a
hacer. Peor hubiese sido partir de inmediato ante el implacable abrazo
de la muerte mediante un violento azar manchado de sangre y dolor.
50
Pero no es un consuelo saber que apenas te quedan días en el
calendario.
Me dirijo a una iglesia ortodoxa y el sacerdote me da sus
bendiciones, consciente de mi mal. Las pinturas brillan más hermosas
que nunca, como hechas de papel dorado y las deidades y los santos
parecen hablarme:
—Siéntate tranquilo, pues estás acompañado.
Me acomodo en un banco en el umbral de la iglesia y continúo
redactando aquel diario que abandoné no hace mucho tiempo. Mi
vista está cansada y mi pulso flaquea, amenazando el portaminas con
caer de mi mano, cada vez más frágil y delgada.
Pero sigo escribiendo, pues dos ángeles apoyan sus cabezas
sobre mí, dándome fuerzas para seguir redactando unas memorias
que quizá no concluyan. Son un niño de baja estatura y mirada
afectuosa, y una chiquilla con pecas en el rostro y el rojizo cabello
cayéndole en cascada. Desplegando ambos alas tan hermosas como
las de un cisne y con aros dorados sobre sus cabezas cual coronas
bizantinas. Me susurran y no sé lo que intentan decirme, pero me dan
fuerzas para continuar con mi escritura; palabra a palabra, una frase
que continúe a otra; verbos, exclamaciones, gramática. Les prometo
el más hermoso poema que mi mano haya escrito, antes de verles
alzar el vuelo hacia su particular paraíso.
Jorge Zarco Rodríguez (València), 19/8/2017
51
Ice Princess - Przemysław Wysmułek (Polonia)
https://500px.com/lifeofpassion
52
La hora loba
Será la hora loba quien romperá el idilio
y ya no estarán los días en nuestras manos,
ni recordaremos el milagro donde empezó todo,
y aunque venga otro dios con universo nuevo,
aunque nos haga crecer las alas
para buscar otro amparo...
ya nada será igual.
Buscaremos en algún lugar
el verde del valle con su rabia.
Creeremos escuchar cantos melancólicos
en los edenes antiguos,
donde no habrá jardines, pájaros ni flores.
El alba oscura, lamentará su esplendor perdido
y en este presente sin escalas al futuro, llorará
la tierra sobre montañas calcinadas, páramos estériles
y mares sin control. Tal vez con la esperanza
de mutar en otro origen.
Mas presiento un final sin lunas que regalen el poema,
sin soles que nos alumbren los pasos a la gloria.
Romperá la loba para siempre lo que hubo al comienzo.
El idilio entre el hombre y la tierra...
Entre el hombre-verdugo y
la tierra de muerte...herida.
Conxa Gausí Caballero (València), Junio de 2016
53
Fotografía firmada por Linda Boyd y extraída del libro «Women see women»
Aportada por la autora
54
Lección de vida
Tiene más de ochenta años. El curso anterior venía a Taichí con
su marido, también muy mayor. Los dos son delgados y se dan
muestras de cariño constantemente. Él a ella con más frecuencia, pues
parece muy delicada.
Al empezar este año, Constancio vino solo. Le pregunté por su
mujer. Ha estado muy mal, me dijo, todo el verano. Tuvieron que
operarla —haciendo un gesto con la mano delate del vientre— pero al
menos, está viva.
Al salir hoy del jardín donde practicamos el arte marcial, la he
visto entrar. Me he acercado a ella y me ha sonreído de inmediato.
Llevaba un blusón con flores de preciosos colores y un fular de tono
anaranjado rodeándole el cuello y descansando sobre sus escuálidos
pechos. Los labios pintados con un color suave, como toda ella y unas
gafas de sol redondeadas, de diseño actual. Cubriéndole la cabeza, un
sombrero oscuro y una de sus manos se apoyaba sobre un bastón.
Le he dicho que estaba muy guapa y que aparentaba unos veinte
años. Se ha reído. Que la han tenido que operar tres veces, pero ahora
le han quitado lo malo y está bien, pero no puede hacer Taichí. Una
pena, me dice.
María Luisa Pérez Rodríguez (València)
http://marialuisaperezr.blogspot.com.es/
55
Life in my dress – Beatriz Martín Vidal (Valladolid)
http://www.beavidal.com/
56
Evocación
Añoro
los días de la infancia
donde el arroz con leche
era una ronda,
y los reyes los magos
de la historia.
Añoro
ese asombro cotidiano.
por el nido en un árbol
por la lluvia en la cara,
por los pies en la nieve
por el vuelo de un pájaro.
Añoro
aquel ratón llamado Pérez,
el contemplar la luna
el andar de una hormiga,
buscar algún tesoro
trotar a caballo de una silla.
Añoro
ese ingenuo saber
de saltar a la cuerda
ese ignorar las horas,
y aprender que las tortas de barro
con el sol se cocinan.
Hoy
cuando el tiempo
devora los momentos
en un aire viciado de malicias
es un penar de miedos
esta arrugada vida.
Gladys Alonso (Chacras de Coria, Argentina)
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Autor desconocido – Fotografía encontrada en Pinterest
https://www.pinterest.es/
58
Bellas palabras de amor
Una sola vez, se lo dije muy quedito al oído.
Una sola vez le entregué esas palabras, para que las guardara
con delicadeza y esmero.
Las dije, y murieron en mi memoria, porque ni yo quería
repetirlas. Bastaba con que ese momento fuese único y quedara así,
como el atardecer de una noche de verano, que languidece
dulcemente y nos hace olvidar todos los inviernos que fueron y todos
los inviernos que serán.
«A veces me gustaría morirme, de tan bien, de tan plena, de tan respirar
hondo y sentir que el aire entra en los rincones de mi cuerpo y de mi mente,
aun en los más oscuros y recónditos, para fabricar ese sueño que me mantiene
con los ojos mirando el techo, en la oscuridad, horas y horas, con el solo anhelo
de tenerte».
Esas palabras se abrieron al mundo y se repitieron en una
estrofa, en un soneto, en una alegoría, en un insulto.
Desde entonces no digo más palabras al oído de nadie. Ni
siquiera el viento, me las ha oído decir.
Toda palabra bella muere cuando quien la oye, no la sabe
cuidar.
Vivian Rodríguez Dorgia (Montevideo,Uruguay)
https://lapiazzadellaluna.blogspot.com.uy/
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Fotografía aportada por la autora
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Desolación
Deambulas en la noche,
en busca de la nada,
la tristeza y el olvido
empujan tu pobre alma,
la soledad cruel y silenciosa
te aguarda en las esquinas,
hay ojos al acecho
sonriendo la tragedia,
quisiera curar tu enfermedad,
pero no puedo,
ya no conseguimos alcohol,
todos los bares están cerrados.
Mirta Calabrese De Luca (Sant Celoni, Barcelona)
http://deshojandoversos.blogspot.com.es/
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Fallen angel – Cristina Rocca (Italia) https://500px.com/roccacristina432
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Donde yace la vida
Cuentan las leyendas que no hay cementerio sin apariciones o
misterios. Para mí el gran misterio de los cementerios estriba en que
es el lugar donde vida y muerte confluyen. Son el principio y el fin
de nuestra esencia.
Los cementerios son lugares silenciosos, tranquilos, donde
puedes oír tus pensamientos más profundos. A veces ese silencio
sepulcral se ve tímidamente interrumpido por el ruido del viento que
mueve las hojas de los árboles; en el silencio también se escuchan las
sigilosas pisadas de los visitantes que van o vienen hacia las tumbas.
Los gorjeos de los pájaros son prácticamente imperceptibles, como si
sonaran con sordina y supieran que deben respetar este sacro lugar.
Los cementerios son el asilo de las almas, unas tumbas
custodiadas por alargados cipreses y espesos sauces, un aroma a flores
marchitas, a tierra húmeda. Remansos de paz, solitarios recovecos.
No todos los cementerios son lugares tristes, algunos disfrutan de
hectáreas de jardín con cruces blancas y flores de colores depositadas
a sus pies —los típicos de las películas americanas—. Otros, situados
en la parte alta de los pequeños pueblos, o en los jardines traseros de
las iglesias; algunos privilegiados cercanos al mar , con ese penetrante
y húmedo aroma. Por otro lado, los cementerios de las grandes
ciudades que destacan por sus majestuosas y artísticas esculturas,
verdaderas obras de arte funerario.
¿Quién no se ha sentido sobrecogido por la emoción artística y la
solemnidad de cementerios como el Père Lachaise de Paris o por el
peso de la historia en los cementerios judíos de Praga y Berlín o la
Necrópolis de Glasgow, concebida como un cementerio jardín? En
todos ellos se encierran historias pasadas de personajes célebres y
anónimos, personajes importantes y gente corriente. Aquí se percibe
63
el poder igualatorio de la muerte que tan bien describía Jorge
Manrique en sus célebres coplas: «...allí los ríos caudales, allí los otros
medianos e más chicos, allegados son iguales, los que viven por sus manos e los
ricos...»
Me siento atraída por estos sacros lugares. En algunos de mis
recuerdos infantiles me veo correteando alrededor de los pasillos
llenos de nichos, mirando las fotos de las tumbas, las flores en los
pequeños jarroncillos. Mientras mi abuela y mi madre limpiaban las
lápidas y renovaban las flores yo curioseaba los nombres y apellidos
inscritos, la fecha de nacimiento y muerte, los dibujos de ángeles,
cruces, palomas, el Sagrado Corazón, o la Virgen María... Algunos
nichos guardaban tras pequeñas hornacinas estatuillas sagradas...pero
lo que suscitaba realmente mi curiosidad eran las inscripciones; las
había muy sencillas, como: «Descansa en paz», «Tu esposo o tu
familia no te olvida», «Siempre estarás entre nosotros»... Sin embargo
también había otras dignas de una buena antología literaria.
Posteriormente y leyendo curiosidades sobre este tema, destacaría
algunas frases célebres como el epitafio sobre la tumba de Don Miguel
de Unamuno, que dice así: «Sólo le pido a Dios que tenga piedad de mi
alma atea», o la del Marqués de Sade: «Si no viví más fue porque no tuve
más tiempo». Y qué decir del ingenioso epitafio de Molière: «Aquí yace
Molière, el rey de los actores. En estos momentos hace de muerto y de verdad
que lo hace bien».
Son muy diversos los puntos de vista bajo los que se pueden
considerar los cementerios. Está claro que el sentido religioso es el
predominante pero hay otros factores como el artístico y el literario
que conforman la versión romántica y misteriosa de estos lugares.
Cuando viajas y comparas estos lugares puedes observar sus
diferencias, sus misterios, sus leyendas. Sin embargo, hay un
elemento común aunque en cada país se trate la muerte de forma
diferente: todos ellos son espacio de reposo, de descanso, de paz. Es
verdad que nos resistimos a aceptar que su interior alberga depósitos
64
de vidas extinguidas, materia desintegrada, y por ello, como limitados
mortales depositamos nuestras ofrendas a los muertos en su memoria,
por la vida y por la muerte. Amén.
Carmen Fabiá Mir (València)
65
ç
Fotografía aportada por la autora (autor desconocido)
66
Espera de cobre de deseo
El tren de la vida pasa,
pasa vestido de cuentas enhebradas
en hilos de palabra,
en cobre de memoria silenciada.
Bruma, frecuencia intermitente,
andén en la estación del ahora.
Entraña, borde de una caricia
perdida en el vagón del tiempo.
Somos horizonte,
deseo, oasis, pupila abierta a la vida…
Mª Belén Mateos Galán (Zaragoza)
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Dark Knight – David Axel (México) https://srpelo.deviantart.com/
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Leyenfake medieval (en versión coloreada)
La Dama Blanca se desposó con el Caballero Negro. Pronto
quedó en cinta y todos en la Corte se pusieron amarillos al enterarse
de que, en lugar de traer al mundo una criatura gris, había parido un
niño rosado. El caballero, preso de ira, cabalgó en su pardo caballo a
través de unos campos dorados y bajo un cielo anaranjado hasta la
fortaleza del Barón Rojo, que exhaló sus últimos suspiros sobre una
alfombra púrpura mientras juraba por la autenticidad de su sangre
azul que nunca votó a Los Verdes.
Rafa Sastre (València)
http://rafasastre.blogspot.com
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Forsaken – Maryna Khomenko (Ucrania) https://500px.com/manirka
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La muerte aguarda
Cierran la puerta sin ruido,
la noche apaga sus pasos,
en un patio sin luces
que la Luna enluce,
la Muerte aguarda
en el brocal del pozo sentada
en su calavera flota
una sonrisa hueca.
La Muerte aguarda
que la hora sea llegada
para llevarse a la niña
a la última morada.
Manuel Serrano (València)
71
72
II Concurso de microrrelatos
«La Radio En Colectivo/Valencia Escribe»
El programa La Radio En Colectivo, de Mislata Radio, con la
colaboración de Valencia Escribe, y el fin de fomentar la creatividad
literaria y difundir el género del microrrelato, convocan el II Concurso
de Microrrelatos.
La presentación a este certamen implica la aceptación de las siguientes
bases:
1. El concurso se desarrollará desde mayo de 2017 hasta mayo del
2018. Cada mes se seleccionará un microrrelato ganador y entre todos
los ganadores mensuales se escogerá el ganador del premio final. Se
podrán enviar solo dos microrrelatos por persona al mes.
Los participantes deberán tener los 14 años cumplidos.
2. El microrrelato debe ser original e inédito (por inédito se entiende
que no haya ganado ningún premio ni se haya difundido en ningún
medio), escrito en castellano, y que no exceda las 150 palabras, título
incluido. La temática será libre.
3. Las obras se enviarán por correo electrónico, con el asunto «II
Concurso de Microrrelatos La Radio en Colectivo», a la siguiente
dirección: valenciaescribe@hotmail.com
El texto, que debe llevar título, debe incluirse en el cuerpo del mensaje
(no como un documento adjunto) y al final deben constar los datos
personales (nombre y apellidos, dirección postal, localidad y un
teléfono de contacto).
Se podrán firmar las obras con pseudónimo sin menoscabo de la
inclusión de los datos personales para el conocimiento de éstos por la
organización del concurso.
73
Los microrrelatos se pueden presentar a cada convocatoria mensual
desde el día 1 desde las 00.00h hasta el día 28, 30 o 31 (según el mes)
a las 23.59h, en GTM+1.
4. Los textos ganadores mensuales se publicarán en las páginas de
Facebook: La Radio en Colectivo, y Valencia Escribe. Por este motivo
La Radio En Colectivo se reserva el derecho de reproducción y
difusión de todos los microrrelatos enviados, incluso los no seleccionados.
5. El jurado que seleccionará los microrrelatos finalistas de cada
convocatoria mensual estará formado por el equipo de La Radio En
Colectivo y de Valencia Escribe, pudiendo incluir en sucesivas convocatorias
a nuevos miembros del jurado.
El veredicto de cada mes se hará público el último jueves (no festivo)
del mes siguiente a cada convocatoria mensual en las página de
Facebook La RADIO en colectivo y Valencia Escribe y se leerá en el
programa de radio.
El veredicto final se hará público el último jueves de mayo de 2018
en las mencionadas páginas de Facebook y en la emisión de esa
semana del programa de radio.
Los autores ganadores y finalistas deberán estar dispuestos a darse a
conocer públicamente.
6. Los finalistas de cada mes optarán a un diploma y, además, está
prevista una sorpresa final para el ganador.
7. El jurado puede declarar desierto el premio mensual así como el
final si considera que ninguna de las obras presentadas tienen
suficiente calidad para ser publicadas.
8. La Radio En Colectivo y se reserva la posibilidad de modificar las
bases del concurso por causas justificadas.
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Libros de nuestras/os colaboradores
Tánatos. Relatos sobre la muerte – Vicente Montemayor
Disponible en Bubok
https://www.bubok.es/libros/226471/Tanatos-Relatos-sobre-la-muerte
Tratados con seriedad, con humor, con ironía o con compasión,
todos los relatos que componen esta obra se refieren al evento más
importante en la vida de todo ser humano, tal vez el único
irremediable: La Muerte.
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Nuestros libros
Nuestra última colección de relatos
sigue estando disponible en Amazon
¡Hazte con ella si aún no la tienes!
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Y recordad que su hermanos,
«Buffet Libre» (2015) y «El tiempo y la vida» (2016),
otras dos antologías de relatos y microrrelatos
con la participación de escritores habituales
de la revista VALENCIA ESCRIBE,
siguen de oferta en AMAZON (versiones papel y digital)
¡Los precios no pueden ser más baratos!
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Números anteriores de Valencia Escribe
Número 28 (Diciembre 2016)
https://www.yumpu.com/es/document/view/56449121/ve-28-diciembre
Número 29 (Enero 2017)
http://www.yumpu.com/es/document/view/56611987/ve-29-enero
Número 30 (Febrero 2017)
http://www.yumpu.com/es/document/view/56798796/ve-30-febrero
Número 31 (Marzo 2017)
http://www.yumpu.com/es/document/view/57120791/ve-31-marzo
Número 32 (Abril 2017)
http://www.yumpu.com/es/document/view/58071760/ve-32-abril
Número 33 (Mayo 2017)
https://www.yumpu.com/es/document/view/58321161/ve-33-mayo
Número 34 (Junio 2017)
https://www.yumpu.com/es/document/view/58598263/ve-34-junio
Número 35 (Octubre 2017)
https://www.yumpu.com/es/document/view/59450052/ve-35-octubre
NOTA: Enlaces de descarga en el interior de cada revista
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Palabras en la basura
Alberto Basterrechea, «Neorrabioso»
http://neorrabioso.blogspot.com.es/
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Valencia Escribe en las redes
Os recordamos que en nuestro muro de Facebook Valencia
Escribe, además de otras cosas, seguimos colgando convocatorias de
concursos literarios que os podrían interesar
https://www.facebook.com/pages/Valencia-Escribe/134450789952020
Si tienes un blog y quieres hacernos partícipes de su existencia o
mantenernos al tanto de las entradas que publiques, no olvides que
también tenemos el grupo Valencia Escribe Blogs
https://www.facebook.com/groups/1571068066474683/
Para los aficionados al Haiku, también tenemos un espacio, que
para ser originales nos dio por bautizar como Valencia Escribe
Haiku. Podéis dejar allí vuestros poemas pero intentad cumplir las
reglas…
https://www.facebook.com/Valencia-Escribe-Haiku-746524675464504/
¿Queréis compartir o ser informados sobre los eventos culturales
más interesantes a celebrar en Valencia y alrededores? Exposiciones,
conferencias, presentaciones de libros, talleres, teatro, conciertos…
todo eso y más en Agenda Cultural VE
https://www.facebook.com/Agenda-Cultural-Valencia-Escribe-
1806573156332152/
Valencia Escribe (y mucho) es un grupo creado para compartir
vuestros poemas, microrrelatos y entradas de cualesquiera blogs
literarios mantenidos por los amigos que integran esta familia que
cada vez se hace más y más y más grande.
https://www.facebook.com/groups/393565884345726/
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¿Te gusta leer? ¿Te apetecería comentar con nosotros tus
lecturas? ¿Dar/pedir opiniones o recomendaciones sobre libros,
decirnos lo que estás leyendo, vas a leer o desearías leer? ¿Compartir
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Agustina Guerrero (Barcelona) https://agustinaguerrero.com/
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