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VE-36 NOVIEMBRE 2017

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Número <strong>36</strong> - Noviembre <strong>2017</strong>


© Todos y cada uno de los derechos de las obras literarias, fotografías<br />

o ilustraciones publicadas en esta revista pertenecen en exclusiva a sus<br />

respectivos autores (aunque en algunos casos no se citen los nombres)<br />

Portada: Darling – Samantha Dodge (EUA)<br />

https://samanthadoodles.deviantart.com/<br />

Diseño y edición: Rafa Sastre<br />

Colaboraciones: revistave@hotmail.com<br />

Descarga este número de la revista (formato PDF - 4.25 MB):<br />

http://www.mediafire.com/file/3pi22le26crpjc3/<strong>VE</strong>-<strong>36</strong>+<strong>NOVIEMBRE</strong>+<strong>2017</strong>.pdf


Índice<br />

Poco que contar (Rafa Sastre) Pág. 1<br />

II Concurso de relato rápido negro Novembre Negre Pág. 2<br />

Tierra rara (Pernando Gaztelu) Pág. 5<br />

Retrato de frente y de perfil (Aurora Losa) Pág. 7<br />

ˈsəndərlənd (Esther Moreno) Pág. 9<br />

No me busques (Susana Gisbert) Pág. 11<br />

Müki 25 (Pilar Alejos) Pág. 13<br />

Aldabas negras (Isabel Sifre) Pág. 15<br />

Peldaños (Manoli Vicente) Pág. 17<br />

¿Se me oye? (Borja Navarro) Pág. 19<br />

Vuelta (Luis Molina) Pág. 21<br />

Olvido (Vicente Montemayor) Pág. 23<br />

La pilingui (Ángeles Navarro) Pág. 25<br />

El mismo mar (Malén Carrillo) Pág. 29<br />

Mujer araña (Concha García) Pág. 31<br />

Quiero (Liliana Ebner) Pág. 33<br />

El encargo (Pepe Sanchis) Pág. 35<br />

Fuego (Marisa Martínez) Pág. 37<br />

Cuenta la leyenda (Marta Navarro) Pág. 39<br />

El idilio de Sigfrido (Lu Hoyos) Pág. 43<br />

Rosé (Aldana Giménez) Pág. 47<br />

Ángeles a mi sombra (Jorge Zarco) Pág. 49<br />

La hora loba (Conxa Gausí) Pág. 53<br />

Lección de vida (M. Luisa Pérez) Pág. 55<br />

Evocación (Gladys Alonso) Pág. 57


Bellas palabras de amor (Vivian Rodríguez) Pág. 59<br />

Desolación (Mirta Calabrese) Pág. 61<br />

Donde yace la vida (Carmen Fabiá) Pág. 63<br />

Espera de cobre de deseo (Belén Mateos) Pág. 67<br />

Leyenfake medieval (Rafa Sastre) Pág. 69<br />

La muerte aguarda (Manuel Serrano) Pág. 71<br />

II Concurso de relatos La radio en Colectivo - <strong>VE</strong> Pág. 73<br />

Libros de nuestros/as colaboradores/as Pág. 75<br />

Nuestros libros Pág. 76<br />

Números anteriores de Valencia Escribe Pág. 77<br />

Palabras en la basura Pág. 79<br />

Valencia Escribe en las redes Pág. 80


Poco que contar<br />

Tras haber superado otro año la yankilada de Halloween y<br />

recordar a nuestros difuntos, comprobamos que es Navidad en El<br />

Corte Inglés y que los turrones campan a sus anchas —desde hace<br />

semanas— en las estanterías de Mercadona. Preparémonos desde ya<br />

para ser machacados sin piedad con los empalagosos spots de<br />

perfumes, la promesa de dicha eterna que nos reportará la lotería y el<br />

lanzamiento de nuevos artilugios/juguetes que pronto se pondrán de<br />

moda (a las muñecas de Famosa creo que las jubilaron). Pero como<br />

no solo de materialismo vive el hombre —ni la mujer— aquí<br />

seguimos, regalando palabras e historias para todo aquel que las<br />

quiera leer y compartir.<br />

Aprovechamos para recordar que el próximo sábado día 4<br />

tenemos una cita en el Puerto de Sagunto, con el Concurso de relato<br />

rápido negro. Aunque en esta ocasión no haya premios en metálico (sí<br />

unos interesantes lotes de libros y el reconocimiento de la comunidad<br />

literaria), os esperamos a todos. Demostremos que nuestra pasión por<br />

la escritura es, sencillamente, impagable.<br />

Y eso es todo, amigos. Seguid haciendo felices al prójimo, que es<br />

el camino más corto para alcanzar la propia felicidad.<br />

Rafa Sastre<br />

1


II Concurso de relato rápido negro<br />

NO<strong>VE</strong>MBRE NEGRE<br />

BASES<br />

Coordinan VALENCIA ESCRIBE,<br />

Ágora Puerto Cultural y Marian Creación Literaria<br />

Casal Jove (Aula – Taller) - Puerto de Sagunto<br />

C/ Vent de Marinada (s/n) Valencia<br />

Sábado 4 de noviembre, 10:00 horas<br />

1. Inscripción y desarrollo del concurso<br />

Los participantes, con edad mínima de 16 años y provistos de Carnet<br />

de Identidad o similar, deberán formalizar su inscripción en el<br />

concurso presencialmente, entre las 10:00 y las 10:30 de la mañana. A<br />

partir de esa hora no se admitirán más inscripciones. A cada<br />

participante se le entregará una planilla con un número identificativo<br />

que garantizará su anonimato ante el jurado.<br />

El concurso, que comenzará a las 10:30 horas, consiste en escribir un<br />

relato de temática negra, utilizando la frase o palabras que facilite la<br />

organización. Los participantes contarán con 30 minutos de tiempo<br />

para redactar sus historias (a las que pondrán el correspondiente<br />

título) y pasarlas a limpio.<br />

La extensión mínima de los textos será de 75 palabras y la máxima de<br />

150. A tales efectos, el título no computa.<br />

Serán descalificados los relatos que carezcan de número identificativo,<br />

no lleven su correspondiente título, no empleen la frase o<br />

palabras indicadas, incumplan la extensión estipulada, su temática no<br />

se ajuste al género negro o sean ilegibles a criterio del Jurado, que<br />

entre otros méritos valorará el cumplimiento de las normas<br />

ortográficas y gramaticales.<br />

2


La organización facilitará el papel, pero los concursantes utilizarán<br />

sus propios instrumentos de escritura.<br />

2. Premios<br />

El fallo del jurado se dará a conocer el mismo día, una hora después<br />

de la finalización del tiempo otorgado.<br />

I PREMIO: Estatuilla conmemorativa de la organización y pack<br />

literario de género negro valorado en 50 euros.<br />

II PREMIO: Pack literario de género negro valorado en 30 euros.<br />

III PREMIO: Pack literario de género negro valorado en 20 euros.<br />

Los tres relatos premiados serán publicados en la Revista Digital<br />

«Valencia Escribe» de Diciembre.<br />

Una vez concluido el concurso y entregados los premios, se realizará<br />

un sorteo, entre los participantes no premiados, de varios libros de<br />

género negro por cortesía de Librería Arco.<br />

3. Otras<br />

Los organizadores pueden, en cualquier momento y en beneficio del<br />

buen desarrollo del concurso, modificar las normas del mismo y<br />

solventar en el momento las cuestiones no contempladas en los<br />

anteriores apartados.<br />

3


Daily speedpaint 198 – iDaisan (Polonia) https://idaisan.deviantart.com/<br />

4


Tierra rara<br />

Al llegar a su planeta, descubrimos que esos organismos no se<br />

basaban en el carbono como los nuestros, sino en los lantánidos. Ellos<br />

se comunicaban por telepatía y lo primero que preguntaron fue por<br />

qué estábamos allí. La respuesta era obvia —fundar colonias— pero<br />

intentamos estúpidamente ocultarla. Al saber que nuestra tierra estaba<br />

en peligro, se ofrecieron para ayudar. Regresaron con nosotros. Una<br />

vez en planeta color esmeralda, acabaron con la civilización.<br />

Dejaron un puñado de humanos vivos bajo la condición de no<br />

repetir los errores de nuestros padres, sobre todo el de viajar por el<br />

espacio.<br />

Pernando Gaztelu (Iruña, Navarra)<br />

http://lokos-a-disfrutar.blogspot.com.es/<br />

5


Sin título – Marcin Lichowski (Reino Unido)<br />

https://www.flickr.com/photos/111226823@N04/<br />

6


Retrato de frente y de perfil<br />

Nací en una mala época para modernidades. Mi padre, en<br />

cuanto le dijeron que ya había nacido, se plantó en el Registro Civil<br />

con la intención de ponerme Álvaro, pero el señor que tenía que<br />

apuntarme, al borde de la jubilación y sin descendencia, ignoró la<br />

decisión de mis padres y me encasquetó el nombre de su abuelo que,<br />

decía, se iba a perder. Y así quedé pa los restos como Cutberto Recio<br />

Galán, fíjense en la ironía.<br />

A pesar del lastre (y el recochineo) que mi nombre suponía, más<br />

de una compañera de clase me hacía ojitos al acabar la primaria; pero<br />

llegó la hora del estirón y me quedé a medio estirar, con un metro<br />

sesenta y algún kilo de más que no domo ni con todas las dietas del<br />

mundo. Eso sí, como heredé los ojos de mi abuelo paterno, que me<br />

dan un aire a Paul Newman, y gasto un pelazo que pronto se<br />

entreveró de canas, soy, a mis treinta y pocos, lo que se dice resultón.<br />

Y no me como una rosca, quizá porque pronto empecé a alejarme de<br />

la imagen de Newman en La gata sobre el tejado de zinc para acercarme<br />

a Brando en Don Juan de Marco. Debe ser por eso, porque estilo no me<br />

falta: me encanta la moda, y sigo las tendencias. Mi armario se nutre<br />

de todo lo que haya llevado una celebrity.<br />

Mi afán por acaparar prendas ha llegado a rozar la demencia.<br />

Nunca tiro nada, no se vaya a poner de moda dentro de un par de<br />

años, y mi madre, que es una madre madre, me ha sugerido en no<br />

pocas ocasiones que acuda a un experto en acaparamiento. Me temo<br />

que la idea la sacó de uno de esos docu-realities que ve en televisión. Y<br />

todo porque me pilló la factura de un trastero donde guardo los<br />

frascos de colonia (de firma, claro) y todo lo que ya no puedo meter<br />

en casa, a pesar de que hice obra para convertir la salita en vestidor.<br />

7


Voy a desfiles, he hecho un curso de patronaje y, aunque allí he<br />

conocido muchas chicas, sigo sin pareja. Quedamos para tomar café,<br />

se ríen mucho, incluso me piden consejo pero, a la que me descuido,<br />

se marchan colgadas del brazo del primer cachitas que se encuentran.<br />

Empiezo a pensar que no valgo ni para Recio ni para Galán y<br />

que soy un simple Cutberto de tres al cuarto por culpa de la condena<br />

que me impuso el funcionario del registro.<br />

Aurora Losa (La Palma del Condado, Huelva)<br />

https://ladesdichadesersalmon.com/<br />

8


ˈsəndərlənd<br />

Alice in Sunderland – irony (Reino Unido)<br />

https://whoam-irony.deviantart.com/<br />

Como Alicia en busca del conejo<br />

me encuentro perdida en una ciudad de cristal<br />

donde habitan hooligans malcarados,<br />

ninfas amoratadas y<br />

expatriados que sueñan con un dulce porvenir.<br />

Este extraño escenario nos traslada<br />

al plato de una película de ciencia ficción<br />

donde futuro y decadencia<br />

van cogidos de la mano<br />

en una Inglaterra del norte.<br />

9


Los edificios victorianos<br />

se entremezclan con las nuevas construcciones<br />

que son lubricadas con frituras y pescado.<br />

Los muros de ladrillo rojizo y<br />

las chimeneas<br />

esconden los horrores de la política de una Dama de Hierro.<br />

Las gaviotas sobrevuelan la ciudad descaradas,<br />

con el mundo bajo sus alas,<br />

observando las pieles tatuadas –en los cuerpos viejos,<br />

que relatan las historias de otros tiempos.<br />

La música hace vibrar las calles cada noche<br />

y nos movemos<br />

mientras vaciamos pintas tras pintas, copas tras copas…<br />

La resaca,<br />

la lluvia,<br />

el cambio,<br />

las novelas anticuadas,<br />

la buena educación,<br />

el frío,<br />

el humor negro,<br />

el acento indescifrable,<br />

las nuevas amistades,<br />

el aire fresco en unos pulmones grisáceos,<br />

el cine en versión original,<br />

los proyectos académicos,<br />

las ganas de ayudar por un módico precio…<br />

Elementos que resplandecen<br />

bajo la luz de un faro<br />

que nunca dejo de funcionar.<br />

Esther Moreno Morillas (València)<br />

http://elcascabelalgato.blogspot.com.es/<br />

http://invisiblevoyeur.blogspot.com.es/<br />

10


No me busques<br />

Terrified – Wicker Man (Reino Unido)<br />

https://www.flickr.com/photos/truffleshuffle/<br />

«No me busques. No te empeñes en saber dónde estoy, ni en<br />

averiguar dónde he ido. No quiero volver a verte nunca más».<br />

Iba a dejarle una nota, pero al final optó por hacerlo a través de<br />

un mensaje de teléfono. Era la forma habitual de comunicarse, por<br />

más que a ella le pareciera más personal lo de la carta manuscrita.<br />

Dio igual. Aunque se lo hubiera tatuado en la frente, él no<br />

estaba dispuesto a dejarla ir así como a así. La buscaría. Removería<br />

cielo y tierra hasta encontrarla. Y ya la convencería de que no sabía<br />

bien lo que decía. Que no iba a estar con nadie mejor que con él, que<br />

estaban hechos el uno para el otro.<br />

11


Lo hizo. La buscó hasta dar con ella. Y ella volvió a marcharse<br />

de su lado en cuanto pudo. Y le volvió a mandar otro mensaje, esta<br />

vez sin adornos<br />

«No me busques».<br />

El seguía sin hacerle caso. Y de nuevo la buscó, y la encontró.<br />

De nuevo la asedió hasta que ella pudo escaparse otra vez. Y otra, y<br />

otra más.<br />

Cambió de casa, de número de teléfono, de trabajo. Cambió de<br />

vida tantas veces que ya ni siquiera sabía quién era.<br />

Y él seguía buscándola. Y encontrándola. Y asediándola.<br />

Fueron casi cinco años viviendo como una fugitiva. Ya ni<br />

siquiera le quedaban fuerzas para volver a empezar por enésima vez.<br />

Pero lo hizo, Y esa vez sería la definitiva.<br />

«No me busques», le dijo, por correo aquella vez.<br />

La encontró.<br />

Inerte, en la bañera, con un rastro de sangre que salía de sus<br />

muñecas mancilladas.<br />

En el espejo del baño, un mensaje escrito en el vaho «Te gané.<br />

No me podrás buscar más».<br />

El médico que trató de reanimarla jura que jamás vio una<br />

expresión de paz en un cadáver como aquella.<br />

Susana Gisbert Grifo (València)<br />

http://conmitogaymistacones.com/<br />

12


Müki 25<br />

Pilar Alejos Martínez (Quart de Poblet, València)<br />

https://versosaflordepiel.blogspot.com.es/<br />

13


Imagen sugerida por la autora – Fotógrafo desconocido<br />

14


Aldabas negras<br />

Fatigada de horas y de vidas<br />

con el rumbo perdido<br />

y el pescuezo roto<br />

he cruzado una calle<br />

de grandes caserones<br />

habitada por espectros vivos.<br />

La sala donde cenan queda lejos<br />

y aunque mi voz retumba en los jardines<br />

los soberanos,<br />

metidos por completo en el jolgorio,<br />

nada escuchan.<br />

Bacanales. Tremendos cementerios<br />

en perenne orgía.<br />

Estamos todos -dicensi<br />

parece que afuera<br />

alguien aporrea las aldabas.<br />

No hay plato ni cubierto. No hay sillones.<br />

Estamos todos -dicen-<br />

El aforo rebosa.<br />

Imposible admitir más comensales.<br />

Lo suyo es dar la vuelta<br />

y aguardar que otros lobos<br />

se presten a lamerte las heridas.<br />

Y bajarán, seguro,<br />

cuando al alba la noche se enternezca<br />

se derriben los muros y se abra<br />

la puerta de todos los adentros.<br />

Isabel Sifre Puig (València)<br />

15


Waiting – Jacky Jourdren (Francia) https://500px.com/jackyjourdren<br />

16


Peldaños<br />

Herminia se hacía vieja. Lo notaba cada mañana en la rigidez de<br />

sus rodillas, que tardaban una eternidad en ponerse en marcha. Soy<br />

como un coche que no quiere arrancar, se decía. Durante más de cuarenta<br />

años había ayudado a traer vidas al mundo, desenroscando cordones<br />

que amenazaban con estrangular al bebé antes de que este pudiese<br />

asomar su viscosa y diminuta nariz; insuflando aire en los pequeños<br />

pulmones que aún no habían aprendido el arte de respirar; frenando<br />

hemorragias y atajando fiebres postpartos con igual diligencia; pero<br />

ahora, ahora que sus huesudas manos apenas se limitaban a limpiar<br />

frejoles y a encender la estufa de leña, se daba cuenta de que no tenía<br />

ni un mísero hombro en el que apoyarse. Nunca antes Herminia<br />

había sentido ese vacío en su costado derecho; ni las sábanas, en<br />

mitad de la noche, se le antojaran nunca tan frías; ni el maldito<br />

escalón, que daba entrada a la cocina, le había parecido nunca tan<br />

alto, tan cruel con sus torpes piernas. ¡Este mal peldaño me va desarmar<br />

cualquier día! maldecía, mientras iba desandando a tientas, en<br />

completa soledad y sin guía, el camino que otrora se había esforzado<br />

en abrir para tantos.<br />

Manoli Vicente Fernández (Viana do Bolo, Ourense)<br />

http://www.lascosasqueescribo.wordpress.com<br />

17


Ilustraciones del autor<br />

18


¿Se me oye?<br />

No os preocupéis por mí,<br />

es la primera vez que lo escribo,<br />

pero no que viajo por aquí.<br />

No sé cuáles son mis coordenadas.<br />

ONO, absorbido por Vodafone,<br />

no llega ni con una mínima señal<br />

al lugar donde estoy, a este rincón.<br />

Estoy sin conexión, sin comunicación,<br />

pero repito, no os preocupéis por mí.<br />

Había entrado en una puerta,<br />

que hacía chaflán,<br />

bajado unas escaleras<br />

luego otras pocas más.<br />

El garito estaba lleno<br />

y los huecos entre los humanoides<br />

los ocupaba la música<br />

que había reemplazado<br />

al oxígeno que yo buscaba.<br />

Atascado justo a la mitad<br />

entre tres<br />

1.90<br />

dos<br />

1.85<br />

y un<br />

2.01<br />

que dialogaban en un inglés<br />

no muy complicado de entender.<br />

19


Mi<br />

1.72<br />

vio esa tetera, plateada y brillante<br />

recién pulida tras haber salido<br />

del lavavajillas, aún calentita,<br />

en el segundo estante empezando<br />

por la derecha de la barra<br />

si la mirabas de frente,<br />

justo al lado de dos Irish Gins.<br />

Alargué mi brazo,<br />

dos, tres metros<br />

(di dos guantazos bien dados)<br />

cuatro,<br />

hasta alcanzarla<br />

y la cogí<br />

me comprimí<br />

me metí dentro de ella<br />

y soplé fuerte<br />

por el agujero del grifo<br />

hasta recorrer a la inversa<br />

mi camino de ida.<br />

Seguí y seguí<br />

y dentro de esta tetera<br />

tan brillante y reflejante,<br />

donde ahora estoy<br />

y desde donde escribo esto,<br />

he conocido<br />

al peor poeta del mundo.<br />

Borja Navarro (Dublín, Irlanda)<br />

20


Vuelta<br />

Hands – Tomas Pavlasek (Rep. Checa) https://500px.com/tompavlas<br />

El tiempo ha pasado, lento, inexorable, desde tu partida.<br />

Pasé cada noche buscándote en mis sueños para que mi soledad<br />

me encontrase cada mañana. Mis cabellos platearon, mientras atrás<br />

fue quedando mi juventud. Ya, perdida mi esperanza, la vida me dio<br />

una nueva oportunidad.<br />

Hoy te tuve frente a mí, sonreías, tus pupilas tenían el mismo<br />

brillo de antaño y, como entonces, te dije: «Te amo…»<br />

El tiempo se detuvo.<br />

Luis Alberto Molina (Rosario, Argentina)<br />

http://www.luismolin.blogspot.com.es/<br />

21


Fotografía de autor desconocido<br />

22


Olvido<br />

De pronto recordé que ya olvidé tu nombre,<br />

que tu aroma y tu aliento también<br />

se me escaparon<br />

y el sonido cristal de aquellas zapatillas,<br />

que mi sueño turbaban,<br />

se me olvidó también.<br />

Qué triste darme cuenta que por fin te he olvidado,<br />

que ya no tiembla alegre mi corazón ansioso<br />

ante la dulce nota de tu voz cantarina<br />

ni mis manos conservan recuerdo de tus manos.<br />

De pronto se me pierden las letras de tu nombre<br />

y con ellas el negro fulgor de tu cabello,<br />

tus ojos imposibles, tu boca grande y bella,<br />

tus senos luminosos, tus muslos, tus caderas<br />

y el delicado rosa fugaz de tu entrepierna.<br />

Qué lejos el amor, qué lejos tu belleza.<br />

De pronto recordé que ya olvidé tu nombre<br />

y mi alma se hunde por siempre en la tristeza.<br />

Vicente Montemayor (Monterrey, México)<br />

23


Escalera erótica – Fotografía de la autora<br />

24


La pilingui<br />

―¿Lo has oído? ―pregunté a Carmen. Las dos habíamos salido<br />

en bata al rellano de la escalera dejando la puerta entornada.<br />

―¡Qué ruido más fuerte! Parecían disparos ―me dijo mientras<br />

se tocaba la redecilla que le cubría los rulos.<br />

―Yo he oído tres por lo menos ―añadió Ignacio, su marido,<br />

que salía del 2º A en pijama. El poco pelo que le quedaba lucía<br />

revuelto en los laterales de la calva central― ¿Y tu marido no se ha<br />

enterado?<br />

―Por la noche toma pastillas; supongo que estará dormido.<br />

La verdad es que no lo sabía. Desde que los chicos se fueron a la<br />

universidad, dormíamos cada uno en un cuarto. Yo no soportaba los<br />

ronquidos de Alfredo ni él los míos. Pocas cosas compartíamos ya.<br />

―¿De dónde venía el ruido? Lo he sentido como si fuera arriba<br />

―dije asomándome con cierto reparo al tramo ascendente de la<br />

escalera.<br />

―¿Del tercero? ¿De casa de la pilingui? ―preguntó Carmen―<br />

Hace un rato subió un hombre, lo vi por casualidad, iba corriendo y<br />

no pude verle la cara. Llevaba un sombrero y me recordaba a… ―se<br />

calló y me miró de un modo que me pareció un tanto extraño.<br />

De sobra conocía yo la afición de Carmen a observar por la<br />

mirilla. No se perdía ni un movimiento. Parecía que tuviera una<br />

antena especial que lo detectara todo: al cartero entregando algún<br />

certificado, no importaba en qué piso, hasta a los testigos de Jehová<br />

cuando trajeados y por parejas visitaban a veces el vecindario. Pero el<br />

objeto principal de sus pesquisas eran las actividades de una mujer<br />

muy vistosa que vivía en el 3º B, justo encima de mi casa. Andaría en<br />

mitad de la treintena, se maquillaba en exceso y vestía ropa muy<br />

25


ceñida. Casi todas sus visitas pertenecían al género masculino. De ahí<br />

la inevitable sospecha sobre actividades poco recomendables.<br />

―¿Qué ha sido eso? ―Javier y María, un matrimonio joven, que<br />

ocupaba el 1º A escalaban inquietos los peldaños. Parecía que el ruido<br />

había interrumpido algo. La larga melena negra de ella estaba<br />

totalmente alborotada. Llevaba puesta una gabardina que se cruzaba<br />

con las manos sobre el cuerpo. Él, con el torso desnudo y unos<br />

vaqueros con la cremallera a medio subir.<br />

―¿Qué ha pasado? ¿Eran tiros?―preguntó ella.<br />

―No lo sabemos. Quizás deberíamos llamar a la policía<br />

― sugerí.<br />

―Esperad un momento. Ha podido ser cualquier cosa, un tubo<br />

de escape, una caldera de gas... En las casas viejas como esta nunca se<br />

sabe ―habló Ignacio, pasándose una mano por la calva.<br />

―Creo que antes de nada deberíamos ir piso por piso para<br />

cerciorarnos de que todo anda bien ―continuó nervioso―. Si en los<br />

vuestros todo está en orden, solo nos quedan el 1º B y los dos<br />

terceros.<br />

―A la señora mayor del 1º B se la llevaron sus hijos la semana<br />

pasada y el 3º A no está arrendado ―informó María.<br />

―¡Entonces solo falta el 3º B! ―exclamó Carmen, yo diría que<br />

ilusionada ante la perspectiva de poder husmear en casa de la pilingui.<br />

―Venga, dejémonos de especulaciones y subamos al piso de<br />

Rosita.<br />

Ignacio puso el pie en el primer peldaño, pero su mujer lo agarró<br />

por la camiseta.<br />

―¿Qué confianzas son esas? Siempre la hemos llamado Rosa y<br />

¿ahora es Rosita?<br />

―No sé por qué lo he dicho, me ha salido ―balbució.<br />

26


―¡Ya lo aclararemos tú y yo! Hala, tira palante.<br />

Subimos todos en fila, intentando no hacer ruido. La puerta<br />

estaba cerrada. En el momento en que llamábamos al timbre,<br />

escuchamos otros ¿disparos? Y luego gemidos ¿de dolor? Ignacio y<br />

Javier no esperaron más y se lanzaron con fuerza contra la puerta,<br />

que cedió a su empujón; no tenía echado ningún cerrojo. Entramos en<br />

tromba y, al alcanzar el dormitorio principal, nos quedamos sin<br />

respiración. Rosa estaba tendida como Dios la trajo al mundo en una<br />

cama tamaño king size, con cabecero y pie de forja. Las manos<br />

separadas y esposadas a las barras metálicas. Solo llevaba puesto un<br />

collar rojo de coral. Además, en torno a cada pecho lucía una diana<br />

pintada, también de rojo, lo mismo que alrededor del ombligo. Y allí,<br />

frente a la cama, un hombre vestido de vaquero con sombrero,<br />

pañuelo al cuello y una pistola en la mano. Cuando llegamos, nos<br />

daba la espalda pero se volvió al oírnos y lo vi.<br />

―¡¡¡Alfredo!!!<br />

María y Javier no pudieron evitar soltar una sonora carcajada y<br />

se pusieron a liberar a la mujer. Carmen se lanzó contra Rosa y, de no<br />

ser por Ignacio, la habría molido a golpes. Yo me quedé con la boca<br />

abierta. Mi aburridísimo marido estaba guapísimo, se parecía a Clint<br />

Eastwood. ¿Qué le podía reprochar? Hacía siglos que no nos<br />

acostábamos juntos. Me di cuenta también de que Ignacio miraba con<br />

cariño a Rosita, ¿qué se pondría él cuando la visitaba?<br />

Ya en pie y con una bata sobre los hombros, Rosa nos pidió<br />

disculpas y nos aseguró que allí los hombres solo dejaban volar su<br />

fantasía, que no la tocaban. Recibía exclusivamente a quienes conocía<br />

bien. Según creí entender, se definía como una sexóloga amateur que<br />

experimentaba con sus terapias.<br />

―¡Esto se acabó! —gritó Carmen, propinándole al pobre Ignacio<br />

un sonoro bofetón.<br />

27


―A nuestros maridos no los conoces ―añadió dirigiéndose a<br />

Rosa—. Si te los encuentras por la escalera, miras para otro lado. ¡¿Te<br />

enteras?! Ni hola les dices. ¡¿Está claro?!<br />

Traté de calmarla, sin conseguirlo. Se llevó a Ignacio a<br />

empellones escalera abajo. Yo agarré a mi marido por la camisa a<br />

cuadros de su disfraz y tiré de él hasta llegar a casa.<br />

Después de aquello no volvimos a mencionar el tema entre los<br />

vecinos. Sin embargo, parece que lo ocurrido causó un gran impacto.<br />

Desde entonces, no es raro oír disparos por la noche, o diversos<br />

ruidos extraños, aunque no se sabe bien de dónde proceden; unas<br />

veces parecen sonar desde el tercero, otras desde el 1º o el 2º A, y muy<br />

a menudo desde mi piso, el 2º B.<br />

Ángeles Navarro Peiró (Madrid)<br />

28


El mismo mar<br />

Obra de Nuria Messeguer (facilitada por la autora)<br />

Unos días éramos sirenas; otros, estrellas de mar; la mayoría de<br />

las veces gigantescos cefalópodos, ballenas o tiburones. Y a bordo de<br />

las olas, recorríamos entusiasmadas los siete mares buscando nuestras<br />

incautas presas.<br />

Nos hicimos mayores y ya no somos nada. Dejamos que<br />

nuestros recuerdos floten ingrávidos como nuestros cuerpos en el<br />

agua. No nadamos, solo hablamos y rememoramos. Con nuestros<br />

sombreros bien atados a la cabeza, igual que entonces, cuando<br />

jovencitas con todo la vida por delante. Sentimos que el tiempo no<br />

pasa y no pesa y seguimos charlando y charlando. Los pececillos nos<br />

mordisquean los pies, pero les dejamos hacer, estamos acostumbradas,<br />

nos creemos que son los mismos de siempre, aquellos de<br />

cuando éramos niñas.<br />

29


Nuestros hijos están en la orilla, pero ya no los tenemos que<br />

cuidar. Son ellos los que ahora velan por sus propios hijos y de vez en<br />

cuando nos echan una ojeada a nosotras también y nos dan una voz<br />

por encima del griterío infantil para ver si todo va bien mar adentro.<br />

Se preocupan porque nos ven muy mayores y propensas a muchos<br />

espantos. Saludamos con las manos para que no se intranquilicen<br />

mientras seguimos con nuestras cosas.<br />

Y reímos y charlamos y callamos nuestros dolores y nos damos<br />

la vuelta poco a poco como los bistecs y nos colocamos de espaldas a<br />

la playa para que ni nada ni nadie perturben nuestros pensamientos.<br />

Y así, tal vez cuando no nos presten atención, decidamos perdernos<br />

encima de una gran ola, como cuando éramos niñas, e irnos muy<br />

muy lejos, a seguir soñando los siete mares.<br />

Malén Carrillo (Sóller, Mallorca)<br />

http://enredadaenlaspalabras.blogspot.com.es/<br />

30


Mujer araña<br />

Vampire spider – Daniel Eskridge (EUA) https://deskridge.deviantart.com/<br />

Ya de pequeña ansiaba poder andar por el techo. Tomaba<br />

impulso y corría y saltaba, pero nada, lo más que conseguía era darse<br />

un buen trompazo. Y ese afán suyo de subirse por las paredes<br />

continuó de adulta, nunca supo controlar bien sus impulsos. Como<br />

era de esperar, los golpes fueron muchos y de distinta intensidad.<br />

Hasta que un día, cansada, instaló un columpio que colgaba incitante<br />

desde el tejado. Ese día, por fin, todo encajó. El mundo visto así le<br />

pareció más razonable. Estando allí arriba y boca abajo descubrió su<br />

verdadera identidad.<br />

Concha García Ros (Cartagena, Murcia)<br />

http://nosvemosenkairos.blogspot.com.es/<br />

31


Autor desconocido – Fotografía encontrada en Tumblr<br />

https://www.tumblr.com<br />

32


Quiero…<br />

Quiero susurrar amor mío,<br />

mil palabras de amor en tu oído.<br />

Quiero escuchar los latidos de tu corazón,<br />

cuando tu pecho en mi espalda hace nido.<br />

Quiero que escuches la lluvia golpear los cristales<br />

de ese cuarto virtual donde estamos tan unidos.<br />

Quiero que sonrías al pensar<br />

en el sol que mañana,<br />

abrazados nos despertará<br />

y que las tormentas de hoy<br />

pertenecerán solo al pasado.<br />

Quiero que sepas mi cielo,<br />

que sin palabras ni besos,<br />

solo en completo silencio,<br />

estoy apretada a tu cuerpo.<br />

Sentirme amor de mi vida,<br />

sentí la humedad de mi boca,<br />

veme sedienta de amor,<br />

olvida por un momento<br />

las angustias de la vida,<br />

esas que a todos<br />

nos acompañan día a día.<br />

Y ámame, en el silencio de esta noche oscura.<br />

Así, mis gemidos y tus palabras<br />

ahogarán la tempestad,<br />

esa que a veces parece<br />

nunca va a terminar.<br />

Pero el sol, vida mía,<br />

no migra, siempre está.<br />

Liliana Ebner (Buenos Aires, Argentina)<br />

33


Nothing personal – Nxarl Shyam (India)<br />

https://www.flickr.com/photos/nxarl/<br />

34


El encargo<br />

Me considero bueno en lo que hago, pero he de reconocer que<br />

con la dura crisis he atravesado un largo período inactivo. Hace poco,<br />

por fin me han vuelto a contratar. Un empresario del mundo del<br />

espectáculo piensa que soy la persona adecuada para llevar a cabo el<br />

asesinato de su guapísima esposa. Tiene fundadas sospechas de que le<br />

es infiel. Me dice que ha encargado a un experto un estudio para que<br />

el crimen resulte perfecto. Además, tengo que seguir las instrucciones<br />

de otro profesional que desde hace varios días me hace repetir una y<br />

otra vez todo el proceso. Después de muchas pruebas, creemos haber<br />

encontrado la mejor manera de realizar el encargo.<br />

En primer lugar tengo que conseguir su amistad, acercarme a<br />

ella con las palabras justas. Para lograrlo me han dado por escrito<br />

hasta el menor detalle. Mi tarea consiste en que se enamore de mí, y<br />

alcancemos un alto nivel de intimidad, así todo será más fácil. El<br />

tercer episodio marcará el final de nuestra corta relación: tal como<br />

está previsto, deberán ser varias puñaladas en el corazón las que<br />

terminen con su vida.<br />

La verdad, he de reconocer que todo ha resultado muy<br />

agradable. Ella es una joven y encantadora mujer, que se ha<br />

entregado con pasión desde el primer momento. Espero con ansiedad<br />

la noche señalada.<br />

Ojalá el público del teatro llene la sala y aplauda con fervor<br />

nuestra interpretación de esta obra en tres actos titulada «Asesinato<br />

por encargo».<br />

Pepe Sanchis (Albuixech, València)<br />

35


Fotografía de Rafa Sastre (sin título), sugerida por la autora<br />

<strong>36</strong>


Fuego<br />

El cielo llora sobre el bosque,<br />

ayer verde, hoy gris.<br />

Mis ojos se humedecen<br />

pues el único fuego<br />

que quieren ver es…<br />

El de un campo teñido<br />

por rojas amapolas.<br />

El de los geranios<br />

adornando balcones y ventanas<br />

sobre blancas paredes.<br />

El que refleja el sol<br />

al acariciar las hojas<br />

con sus rayos.<br />

El que prendo en la chimenea<br />

mientras leo un libro<br />

y me como una chocolatina.<br />

El del chispazo que provoca la fusión<br />

de tus labios contra los míos<br />

cuando nos besamos.<br />

Marisa Martínez Arce (València)<br />

37


Merge – Miquel Casey (Barcelona) https://500px.com/miquelcasey1<br />

38


Cuenta la leyenda<br />

Nunca mueren los viejos rockeros, cuenta la leyenda y no seré<br />

yo quien la desmienta. Al contrario. Casi podría asegurar que sea<br />

cierta. Tampoco quiero engañar a nadie y debo añadir por eso que<br />

morir tal vez no mueran pero envejecer... ¡ay! envejecer, vaya si lo<br />

hacemos.<br />

Dejen que les cuente mi historia. No es una gran historia y nada<br />

tendría de particular si no fuera por el único y chiquitísimo detalle de<br />

que es la mía. Convendrán conmigo que, aunque insignificante, esta<br />

circunstancia resulta para mí fundamental. Aunque, tal vez... tal vez<br />

en el fondo sí lo sea. Una gran historia, digo. No sé, ustedes juzgarán.<br />

Pero, discúlpenme, a punto estaba ya de andarme por las ramas. Es<br />

esta dichosa tendencia mía a divagar que en cualquier momento me<br />

asalta. Y es que me encanta conversar aunque muchas ocasiones de<br />

hacerlo no tenga, esa es la verdad. Gajes de la vejez, ya les dije que,<br />

lenta pero despiadada e inmisericorde como suele, sin apenas darte<br />

cuenta, derrotado y solo el día menos pensado te deja. En fin, el caso<br />

es que creo haber avivado ya una pizquita su curiosidad y prometo no<br />

aburrirles si me brindan, generosos, su atención.<br />

Verán, todo comenzó por culpa de una joven. Lo sé, lo sé, no es<br />

un arranque muy original pero... es lo que sucedió. Una joven, les<br />

decía, que despertó un sentimiento hasta entonces desconocido para<br />

mí. Nada importa ya su nombre y pocos amigos quedan que pudieran<br />

recordar, aun así —lealtad inútil, bien lo sé, mas siempre para mí<br />

tuvieron importancia ciertos gestos— guardaré el secreto. Magia, luz,<br />

belleza. Todo en torno a ella parecía siempre gravitar. Un soplo de<br />

felicidad me acariciaba el corazón cada vez que sonreía. Su mirada<br />

me hacía soñar, me ahogaba de amor y en mi infeliz inconsciencia,<br />

39


joven e ingenuo como era, a toda costa decidí lograr que ella me<br />

quisiera y con ese fin tracé un plan magistral.<br />

Corrían los años cincuenta, el rock and roll despertaba con<br />

fuerza y yo, un muchacho hasta entonces tímido y del montón que<br />

nunca en nada había sobresalido, me aferré con pasión a aquella<br />

oportunidad. El cambio en mi apariencia resultó fundamental, debo<br />

reconocer: largas patillas, brillantina en el pelo, elaborado tupé, ropa<br />

ligeramente extravagante y... ¡voilá! patito feo de golpe transformado<br />

en bello cisne. Estrategia infalible.<br />

Aunque nunca hasta entonces había la música entrado en mis<br />

planes, no cantaba mal y yo lo sabía. La vergüenza y los nervios me<br />

mataban, pero recuerden que había una chica por conquistar y nunca<br />

hubo ilusión más poderosa en este mundo. Fue así que un día, en un<br />

baile de verano, quizá fuera la noche de San Juan siempre tan<br />

misteriosa y hechicera, tuve un impulso que para siempre cambiaría<br />

mi vida: abracé con descaro mi guitarra, subí sin pensarlo al escenario<br />

y, bueno, no es que quiera alardear pero... ¡fabuloso! no encuentro<br />

otra expresión. Aquel pueblo de casitas blancas junto al mar, la última<br />

luz del día desvaneciéndose en el horizonte, mil acordes fugitivos<br />

entre la brisa a la deriva, público enloquecido, electricidad en cada<br />

aplauso, martillazos en mi corazón. Sus ojos... ¡Ay!, aquellos ojos<br />

clavados en los míos.<br />

Deseé con toda la fuerza de mi pobre alma enamorada que los<br />

relojes se parasen, que se detuviese el tiempo y ese momento durase<br />

para siempre. Hace ya tanto de todo aquello.<br />

En fin, ¿qué puedo decir? Me convertí en una estrella sin apenas<br />

darme cuenta y lentamente mi vida se disolvió en el caos. Rocé una<br />

felicidad que, de golpe, escapó de entre mis manos. Ella dijo que<br />

nunca podría quererme, el aire a nuestro alrededor en ese instante se<br />

congeló, murió el romance y yo me obligué a olvidar. No sé por qué<br />

40


pero eso hice y hube de aceptar al fin que lo que una vez creí posible<br />

no lo era en realidad. Mudo de estupor, ni siquiera lloré.<br />

Pasaron los años. Alegrías, penas, victorias, derrotas, simulacros<br />

de amor... Ruido y silencio.<br />

Nada queda ahora. El tiempo se arrastra muy lento y todo me es<br />

ajeno en este limbo donde habito, aunque quizá tan sólo ocurra que<br />

demasiado cansado estoy ya de vivir sin ella, eterno enamorado de<br />

quien nunca volverá.<br />

A pesar de todo, apagado, vacío, viejo y decrépito como estoy,<br />

para siempre ausentes quienes alguna vez mi mundo y mis sueños<br />

compartieron, algo superior a mi voluntad, más grande que yo<br />

mismo, me retiene aquí. Música y recuerdos se cuelan por alguna<br />

grieta del tiempo para susurrarme quién fui, para devolverme una<br />

gloria antigua. Exiliado de un lugar al que nunca podré regresar, en<br />

ocasiones es brutal la soledad que siento e infinita la nostalgia por<br />

todo lo perdido.<br />

Pero esperen, creo que estoy haciendo que suene peor de lo que<br />

es y no es eso. No, en absoluto. No pretendo despertar su compasión.<br />

Sólo ocurre que a veces me abruman los recuerdos y sueño la historia<br />

de un amor que nunca fue. Impenitente romántico en el fondo, ya<br />

ven. Pero no. No deben sentir lástima. Yo soy el Rey. ¡Todavía!<br />

¡Siempre! Y sin embargo.... Los años, este cansancio infinito, tantas<br />

pequeñas humillaciones cotidianas, sin tregua me hacen dudar si este<br />

tipo vestido de blanco que salta todavía cada noche al escenario y<br />

mueve sus caderas maltrechas al ritmo de un inmortal King Creole soy<br />

yo mismo, mi fantasma o mi más fiel, entregado y devoto imitador.<br />

Marta Navarro (València)<br />

https://cuentosvagabundos.blogspot.com.es/<br />

41


I could but I can´t – Silvia Pelissero/Agnes Cecile (Italia)<br />

https://agnes-cecile.deviantart.com/<br />

42


El idilio de Sigfrido<br />

Era el día de mi 64 cumpleaños y estaba sola. No llegaba a<br />

comprender si aquella soledad no deseada era producto de mis<br />

acciones, de mi genética o quizá de los traumas que sufrí en mi<br />

adolescencia. No importaba la causa, solo el hecho de tener todo el<br />

día por delante sin saber qué hacer con él.<br />

Bajé a desayunar al bar de la esquina, pedí un café con leche y<br />

un cruasán a la plancha. En el periódico vi una noticia que me<br />

impresionó. Uno de mis profesores de la facultad había fallecido, una<br />

muerte inesperada, tenía 60 años. Por la tarde iban a representar una<br />

obra suya en la Universidad de La Nau. Decidí asistir. Un adiós tan<br />

dramático casaba bien con mi asqueroso estado de ánimo.<br />

La obra estaba ambientada en la Alemania Nazi. La seguí con<br />

interés a pesar de que un hombre, que estaba sentado a mi lado, se<br />

empeñaba en hablarme de vez en cuando. Le pedí, por favor, que se<br />

callara. Sonaba una música que me emocionó. Empecé a llorar sin<br />

ninguna contención a mitad de la representación y no paré hasta el<br />

final. El hombre me estuvo pasando pañuelos de papel todo el rato y<br />

yo los aceptaba sin rechistar.<br />

Cuando cayó el telón, cesaron también mis lágrimas. El<br />

desconocido de los kleenex se dirigió a mí.<br />

—Me llamo Pablo. Si puedo ayudarte en algo…<br />

Empecé a llorar de nuevo. Él me miraba pasmado.<br />

—La música… —le dije entre sollozos— me ha emocionado esa<br />

música.<br />

—Es El idilio de Sigfrido, de Wagner. Era la pieza preferida de<br />

Hitler.<br />

43


Mis lágrimas arreciaron al pensar que me había emocionado la<br />

misma música que a aquel monstruo.<br />

—¿Quieres tomar un café?, me gustaría invitarte, a lo mejor te<br />

sienta bien hablar con alguien.<br />

Lo miré con disimulo. Era un hombrecillo extraño. Mi canon de<br />

belleza masculina estaba por encima del uno ochenta. Tampoco me<br />

pareció que su falta de altura estuviera compensada por la belleza de<br />

su rostro. Cerciorarme de su fealdad me hizo llorar de nuevo y él<br />

siguió pasándome pañuelitos. Al final accedí y me condujo a un café<br />

cercano. Estaba casi vacío y no había música, así que los acordes del<br />

Sigfrido seguían sonando en mi cabeza al mismo tiempo que la rabia<br />

por la revelación que me había hecho sobre Hitler.<br />

Hacía calor. Cambiamos los cafés por un par de cervezas en<br />

copas heladas.<br />

—¿No la habías escuchado nunca?<br />

—No.<br />

—Fue un regalo que Wagner le hizo a Cósima el día de su 33<br />

cumpleaños.<br />

—¡Ah sí? —dije y rompí a llorar con más fuerza —Pero… ¿ella<br />

no era la mujer de otro?<br />

—Bueno, creo que sí, pero ya estaban juntos. Era el día de<br />

Navidad. Se despertó oyendo esa música en la villa donde vivían, a la<br />

orilla del lago Lucerna. Luego apareció Wagner con los cinco hijos de<br />

Cósima y le llevó la partitura. Escribió en su diario que no sabía<br />

cómo podía ser merecedora de tanta dicha.<br />

Exploté de nuevo porque a mí me pasaba justo lo contrario.<br />

A Pablo ya no le quedaban kleenex, fue a pedir servilletas a la<br />

barra y, al volver, me preguntó si prefería hablar de otra cosa.<br />

—No, no, por favor, sigue, ¿tenían cinco hijos?<br />

44


—Ella sí: dos de su primer marido y tres de Wagner. El pequeño<br />

se llamaba Sigfrido. Se enamoraron en el palacio de Luis II de<br />

Baviera donde ambos estaban invitados. Cósima se las arregló para<br />

encontrarse con él cada noche. La primera hija que tuvieron llevó los<br />

apellidos del marido. Cuando, por fin, le concedió el divorcio, se<br />

casaron y fueron muy felices. Ella dedicó el resto de su vida a Wagner<br />

incluso después de la muerte de este.<br />

Dejé de llorar sin saber por qué, seguramente había agotado las<br />

lágrimas.<br />

—Quiero esa música —dije.<br />

—La tengo en mi casa. Si quieres, podemos ir a escucharla…<br />

—lo miré con horror.<br />

—No, no, gracias, ya la compraré mañana. Así podré llorar a<br />

gusto cuando quiera. Creo que soltar tanto líquido me ha dejado más<br />

ligera. Ahora tengo que irme.<br />

Me negué a que me llevara en su coche, me acompañó a la<br />

parada de taxis y me pidió el número de teléfono. Dudé un momento<br />

pero al final se lo di. Quizá tendría otras historias que podría<br />

contarme. Mi teléfono casi nunca sonaba en aquel tiempo, y era tan<br />

extraño que un hombre llevara pañuelos…<br />

Lu Hoyos (València)<br />

45


Léa - Hannah Muller (Alemania) -<br />

http://agentandartists.com/artists/hanna-muller/<br />

Imagen sugerida por la autora<br />

46


Rosé<br />

He estado escondida<br />

¿De quién? No sé,<br />

pero he vuelto con más vida<br />

imposible de reconocer.<br />

No doy a cualquiera mi amor<br />

¿Por qué? Fácil,<br />

de tanta prueba y error<br />

esquivo el fuego más ágil.<br />

Pueden pagar como quieran,<br />

tarde o temprano van a hacerlo.<br />

Yo ya estoy limpia de deudas<br />

el presente me tiene en celo.<br />

Han visto mis pasos<br />

pero las huellas tienen diferentes perspectivas.<br />

¿Tanto ya? Algunos años<br />

que no floto a la deriva<br />

e iré a buscarlo<br />

¿Cómo? No sé,<br />

pero voy a enamorarlo<br />

con todo este rosé.<br />

Aldana Michelle Giménez (Mendoza, Argentina)<br />

47


Arcángel Miguel (s. XV) – Museo Bizantino de Atenas<br />

48


Ángeles a mi sombra<br />

Hay algo en las iglesias ortodoxas que me llena de júbilo. La<br />

observación minuciosa de los frescos de los santos y deidades, quizá<br />

superados por los maestros del renacimiento en su control de la<br />

fisicidad de las figuras y sus representaciones. Pero siempre recuerdo<br />

el arte de los primeros pintores rusos en tiempos del Medioevo<br />

cuando estoy ante una representación de un santo en el arte ortodoxo,<br />

ya sea el alma eslava o greco bizantina la que lo estimula.<br />

El contacto con los elementos como fuerza viva que producen<br />

dicha y serenidad. Brisas que mecen campos de trigo o frondosa<br />

vegetación, caballos cabalgando con todas sus fuerzas con sus crines<br />

sacudidas por la rabia de su trote o una naturaleza exhibiendo en un<br />

amanecer toda su radiante perfección.<br />

Hay gente que no entiende esos rostros mirando siempre en<br />

primer plano, fijamente al sujeto que los observa. Muchas veces<br />

malinterpretando las pinturas como una falta de talento real para<br />

representar la naturaleza humana. Ilustraciones de planos frontales,<br />

sin la hermosa capacidad de movimiento de los maestros<br />

renacentistas. Pero esa belleza en eternos gestos inmóviles; quizá<br />

tosca en apariencia en su ejecución, siempre me ha producido una<br />

extraña serenidad y por eso suelo visitar siempre que puedo toda<br />

iglesia ortodoxa que el azar me permite en los numerosos viajes que<br />

procuro llevar a cabo.<br />

Esta mañana recibí una llamada de urgencia. Mi hermana<br />

pequeña había entrado en buena esperanza y tendría gemelos mixtos.<br />

Ella lo interpretó como una maldición del azar, pero yo no cabía en<br />

mí de gozo; por fin seré tío y aquello me estimuló a nivel literario.<br />

Agarré un cuaderno en blanco y decidí poner por escrito vivencias de<br />

49


mi vida pasada con la esperanza de que alguien las pudiese leer algún<br />

día. Tras esperar horas de incertidumbre, me puse manos a la obra.<br />

Hojas caídas en otoño, nieve en invierno y flores en primavera<br />

sin olvidar soles radiantes en verano. Me sentía dichoso, sin<br />

problemas a corto plazo hasta recibir una enojosa llamada de mi<br />

médico personal:<br />

—Cáncer —ha sido el veredicto condenatorio.<br />

Todo es gris; el cielo nublado, el agua de un riachuelo yendo<br />

corriente abajo, el asfalto cubierto de alquitrán, un grafiti dibujado<br />

sobre una pared de cemento o una melodía heavy-metal sobre la<br />

tentación del lado oscuro.<br />

Tengo la certeza que no voy a sobrevivir para ver nacer a mis<br />

sobrinos. Me han dado apenas un mes de vida y el alumbramiento es<br />

dentro de ocho meses. Demasiado tiempo de espera, demasiado<br />

transcurso vital que no veré complacido con la visión de dos ángeles<br />

que me dieron buena venturanza, apoyados sobre la mesa de mi<br />

escritorio. Sonriéndome.<br />

Tantos buenos libros cuya lectura no me deleitará ya, junto a<br />

películas y teleseries que no visionaré. Música de tiempos pasados que<br />

oigo a la desesperada como una forma de controlar mi congoja. Obras<br />

maestras del arte que ya no deleitarán mis sentidos, y gente que no<br />

conoceré pues no tendré tiempo para ello. No, no tengo tiempo para<br />

ello ya, esa es la conclusión.<br />

Radioterapia que no frenará lo inevitable ante un cabello caído a<br />

manos llenas. Dolor a costa de pretender destruir las células<br />

cancerígenas y la eterna seguridad de que podría estar en otros sitios,<br />

con otra gente y gozar de otras obras de arte bizantino observadas con<br />

deleite en lugares remotos que ya no podré visitar. Qué se le va a<br />

hacer. Peor hubiese sido partir de inmediato ante el implacable abrazo<br />

de la muerte mediante un violento azar manchado de sangre y dolor.<br />

50


Pero no es un consuelo saber que apenas te quedan días en el<br />

calendario.<br />

Me dirijo a una iglesia ortodoxa y el sacerdote me da sus<br />

bendiciones, consciente de mi mal. Las pinturas brillan más hermosas<br />

que nunca, como hechas de papel dorado y las deidades y los santos<br />

parecen hablarme:<br />

—Siéntate tranquilo, pues estás acompañado.<br />

Me acomodo en un banco en el umbral de la iglesia y continúo<br />

redactando aquel diario que abandoné no hace mucho tiempo. Mi<br />

vista está cansada y mi pulso flaquea, amenazando el portaminas con<br />

caer de mi mano, cada vez más frágil y delgada.<br />

Pero sigo escribiendo, pues dos ángeles apoyan sus cabezas<br />

sobre mí, dándome fuerzas para seguir redactando unas memorias<br />

que quizá no concluyan. Son un niño de baja estatura y mirada<br />

afectuosa, y una chiquilla con pecas en el rostro y el rojizo cabello<br />

cayéndole en cascada. Desplegando ambos alas tan hermosas como<br />

las de un cisne y con aros dorados sobre sus cabezas cual coronas<br />

bizantinas. Me susurran y no sé lo que intentan decirme, pero me dan<br />

fuerzas para continuar con mi escritura; palabra a palabra, una frase<br />

que continúe a otra; verbos, exclamaciones, gramática. Les prometo<br />

el más hermoso poema que mi mano haya escrito, antes de verles<br />

alzar el vuelo hacia su particular paraíso.<br />

Jorge Zarco Rodríguez (València), 19/8/<strong>2017</strong><br />

51


Ice Princess - Przemysław Wysmułek (Polonia)<br />

https://500px.com/lifeofpassion<br />

52


La hora loba<br />

Será la hora loba quien romperá el idilio<br />

y ya no estarán los días en nuestras manos,<br />

ni recordaremos el milagro donde empezó todo,<br />

y aunque venga otro dios con universo nuevo,<br />

aunque nos haga crecer las alas<br />

para buscar otro amparo...<br />

ya nada será igual.<br />

Buscaremos en algún lugar<br />

el verde del valle con su rabia.<br />

Creeremos escuchar cantos melancólicos<br />

en los edenes antiguos,<br />

donde no habrá jardines, pájaros ni flores.<br />

El alba oscura, lamentará su esplendor perdido<br />

y en este presente sin escalas al futuro, llorará<br />

la tierra sobre montañas calcinadas, páramos estériles<br />

y mares sin control. Tal vez con la esperanza<br />

de mutar en otro origen.<br />

Mas presiento un final sin lunas que regalen el poema,<br />

sin soles que nos alumbren los pasos a la gloria.<br />

Romperá la loba para siempre lo que hubo al comienzo.<br />

El idilio entre el hombre y la tierra...<br />

Entre el hombre-verdugo y<br />

la tierra de muerte...herida.<br />

Conxa Gausí Caballero (València), Junio de 2016<br />

53


Fotografía firmada por Linda Boyd y extraída del libro «Women see women»<br />

Aportada por la autora<br />

54


Lección de vida<br />

Tiene más de ochenta años. El curso anterior venía a Taichí con<br />

su marido, también muy mayor. Los dos son delgados y se dan<br />

muestras de cariño constantemente. Él a ella con más frecuencia, pues<br />

parece muy delicada.<br />

Al empezar este año, Constancio vino solo. Le pregunté por su<br />

mujer. Ha estado muy mal, me dijo, todo el verano. Tuvieron que<br />

operarla —haciendo un gesto con la mano delate del vientre— pero al<br />

menos, está viva.<br />

Al salir hoy del jardín donde practicamos el arte marcial, la he<br />

visto entrar. Me he acercado a ella y me ha sonreído de inmediato.<br />

Llevaba un blusón con flores de preciosos colores y un fular de tono<br />

anaranjado rodeándole el cuello y descansando sobre sus escuálidos<br />

pechos. Los labios pintados con un color suave, como toda ella y unas<br />

gafas de sol redondeadas, de diseño actual. Cubriéndole la cabeza, un<br />

sombrero oscuro y una de sus manos se apoyaba sobre un bastón.<br />

Le he dicho que estaba muy guapa y que aparentaba unos veinte<br />

años. Se ha reído. Que la han tenido que operar tres veces, pero ahora<br />

le han quitado lo malo y está bien, pero no puede hacer Taichí. Una<br />

pena, me dice.<br />

María Luisa Pérez Rodríguez (València)<br />

http://marialuisaperezr.blogspot.com.es/<br />

55


Life in my dress – Beatriz Martín Vidal (Valladolid)<br />

http://www.beavidal.com/<br />

56


Evocación<br />

Añoro<br />

los días de la infancia<br />

donde el arroz con leche<br />

era una ronda,<br />

y los reyes los magos<br />

de la historia.<br />

Añoro<br />

ese asombro cotidiano.<br />

por el nido en un árbol<br />

por la lluvia en la cara,<br />

por los pies en la nieve<br />

por el vuelo de un pájaro.<br />

Añoro<br />

aquel ratón llamado Pérez,<br />

el contemplar la luna<br />

el andar de una hormiga,<br />

buscar algún tesoro<br />

trotar a caballo de una silla.<br />

Añoro<br />

ese ingenuo saber<br />

de saltar a la cuerda<br />

ese ignorar las horas,<br />

y aprender que las tortas de barro<br />

con el sol se cocinan.<br />

Hoy<br />

cuando el tiempo<br />

devora los momentos<br />

en un aire viciado de malicias<br />

es un penar de miedos<br />

esta arrugada vida.<br />

Gladys Alonso (Chacras de Coria, Argentina)<br />

57


Autor desconocido – Fotografía encontrada en Pinterest<br />

https://www.pinterest.es/<br />

58


Bellas palabras de amor<br />

Una sola vez, se lo dije muy quedito al oído.<br />

Una sola vez le entregué esas palabras, para que las guardara<br />

con delicadeza y esmero.<br />

Las dije, y murieron en mi memoria, porque ni yo quería<br />

repetirlas. Bastaba con que ese momento fuese único y quedara así,<br />

como el atardecer de una noche de verano, que languidece<br />

dulcemente y nos hace olvidar todos los inviernos que fueron y todos<br />

los inviernos que serán.<br />

«A veces me gustaría morirme, de tan bien, de tan plena, de tan respirar<br />

hondo y sentir que el aire entra en los rincones de mi cuerpo y de mi mente,<br />

aun en los más oscuros y recónditos, para fabricar ese sueño que me mantiene<br />

con los ojos mirando el techo, en la oscuridad, horas y horas, con el solo anhelo<br />

de tenerte».<br />

Esas palabras se abrieron al mundo y se repitieron en una<br />

estrofa, en un soneto, en una alegoría, en un insulto.<br />

Desde entonces no digo más palabras al oído de nadie. Ni<br />

siquiera el viento, me las ha oído decir.<br />

Toda palabra bella muere cuando quien la oye, no la sabe<br />

cuidar.<br />

Vivian Rodríguez Dorgia (Montevideo,Uruguay)<br />

https://lapiazzadellaluna.blogspot.com.uy/<br />

59


Fotografía aportada por la autora<br />

60


Desolación<br />

Deambulas en la noche,<br />

en busca de la nada,<br />

la tristeza y el olvido<br />

empujan tu pobre alma,<br />

la soledad cruel y silenciosa<br />

te aguarda en las esquinas,<br />

hay ojos al acecho<br />

sonriendo la tragedia,<br />

quisiera curar tu enfermedad,<br />

pero no puedo,<br />

ya no conseguimos alcohol,<br />

todos los bares están cerrados.<br />

Mirta Calabrese De Luca (Sant Celoni, Barcelona)<br />

http://deshojandoversos.blogspot.com.es/<br />

61


Fallen angel – Cristina Rocca (Italia) https://500px.com/roccacristina432<br />

62


Donde yace la vida<br />

Cuentan las leyendas que no hay cementerio sin apariciones o<br />

misterios. Para mí el gran misterio de los cementerios estriba en que<br />

es el lugar donde vida y muerte confluyen. Son el principio y el fin<br />

de nuestra esencia.<br />

Los cementerios son lugares silenciosos, tranquilos, donde<br />

puedes oír tus pensamientos más profundos. A veces ese silencio<br />

sepulcral se ve tímidamente interrumpido por el ruido del viento que<br />

mueve las hojas de los árboles; en el silencio también se escuchan las<br />

sigilosas pisadas de los visitantes que van o vienen hacia las tumbas.<br />

Los gorjeos de los pájaros son prácticamente imperceptibles, como si<br />

sonaran con sordina y supieran que deben respetar este sacro lugar.<br />

Los cementerios son el asilo de las almas, unas tumbas<br />

custodiadas por alargados cipreses y espesos sauces, un aroma a flores<br />

marchitas, a tierra húmeda. Remansos de paz, solitarios recovecos.<br />

No todos los cementerios son lugares tristes, algunos disfrutan de<br />

hectáreas de jardín con cruces blancas y flores de colores depositadas<br />

a sus pies —los típicos de las películas americanas—. Otros, situados<br />

en la parte alta de los pequeños pueblos, o en los jardines traseros de<br />

las iglesias; algunos privilegiados cercanos al mar , con ese penetrante<br />

y húmedo aroma. Por otro lado, los cementerios de las grandes<br />

ciudades que destacan por sus majestuosas y artísticas esculturas,<br />

verdaderas obras de arte funerario.<br />

¿Quién no se ha sentido sobrecogido por la emoción artística y la<br />

solemnidad de cementerios como el Père Lachaise de Paris o por el<br />

peso de la historia en los cementerios judíos de Praga y Berlín o la<br />

Necrópolis de Glasgow, concebida como un cementerio jardín? En<br />

todos ellos se encierran historias pasadas de personajes célebres y<br />

anónimos, personajes importantes y gente corriente. Aquí se percibe<br />

63


el poder igualatorio de la muerte que tan bien describía Jorge<br />

Manrique en sus célebres coplas: «...allí los ríos caudales, allí los otros<br />

medianos e más chicos, allegados son iguales, los que viven por sus manos e los<br />

ricos...»<br />

Me siento atraída por estos sacros lugares. En algunos de mis<br />

recuerdos infantiles me veo correteando alrededor de los pasillos<br />

llenos de nichos, mirando las fotos de las tumbas, las flores en los<br />

pequeños jarroncillos. Mientras mi abuela y mi madre limpiaban las<br />

lápidas y renovaban las flores yo curioseaba los nombres y apellidos<br />

inscritos, la fecha de nacimiento y muerte, los dibujos de ángeles,<br />

cruces, palomas, el Sagrado Corazón, o la Virgen María... Algunos<br />

nichos guardaban tras pequeñas hornacinas estatuillas sagradas...pero<br />

lo que suscitaba realmente mi curiosidad eran las inscripciones; las<br />

había muy sencillas, como: «Descansa en paz», «Tu esposo o tu<br />

familia no te olvida», «Siempre estarás entre nosotros»... Sin embargo<br />

también había otras dignas de una buena antología literaria.<br />

Posteriormente y leyendo curiosidades sobre este tema, destacaría<br />

algunas frases célebres como el epitafio sobre la tumba de Don Miguel<br />

de Unamuno, que dice así: «Sólo le pido a Dios que tenga piedad de mi<br />

alma atea», o la del Marqués de Sade: «Si no viví más fue porque no tuve<br />

más tiempo». Y qué decir del ingenioso epitafio de Molière: «Aquí yace<br />

Molière, el rey de los actores. En estos momentos hace de muerto y de verdad<br />

que lo hace bien».<br />

Son muy diversos los puntos de vista bajo los que se pueden<br />

considerar los cementerios. Está claro que el sentido religioso es el<br />

predominante pero hay otros factores como el artístico y el literario<br />

que conforman la versión romántica y misteriosa de estos lugares.<br />

Cuando viajas y comparas estos lugares puedes observar sus<br />

diferencias, sus misterios, sus leyendas. Sin embargo, hay un<br />

elemento común aunque en cada país se trate la muerte de forma<br />

diferente: todos ellos son espacio de reposo, de descanso, de paz. Es<br />

verdad que nos resistimos a aceptar que su interior alberga depósitos<br />

64


de vidas extinguidas, materia desintegrada, y por ello, como limitados<br />

mortales depositamos nuestras ofrendas a los muertos en su memoria,<br />

por la vida y por la muerte. Amén.<br />

Carmen Fabiá Mir (València)<br />

65


ç<br />

Fotografía aportada por la autora (autor desconocido)<br />

66


Espera de cobre de deseo<br />

El tren de la vida pasa,<br />

pasa vestido de cuentas enhebradas<br />

en hilos de palabra,<br />

en cobre de memoria silenciada.<br />

Bruma, frecuencia intermitente,<br />

andén en la estación del ahora.<br />

Entraña, borde de una caricia<br />

perdida en el vagón del tiempo.<br />

Somos horizonte,<br />

deseo, oasis, pupila abierta a la vida…<br />

Mª Belén Mateos Galán (Zaragoza)<br />

67


Dark Knight – David Axel (México) https://srpelo.deviantart.com/<br />

68


Leyenfake medieval (en versión coloreada)<br />

La Dama Blanca se desposó con el Caballero Negro. Pronto<br />

quedó en cinta y todos en la Corte se pusieron amarillos al enterarse<br />

de que, en lugar de traer al mundo una criatura gris, había parido un<br />

niño rosado. El caballero, preso de ira, cabalgó en su pardo caballo a<br />

través de unos campos dorados y bajo un cielo anaranjado hasta la<br />

fortaleza del Barón Rojo, que exhaló sus últimos suspiros sobre una<br />

alfombra púrpura mientras juraba por la autenticidad de su sangre<br />

azul que nunca votó a Los Verdes.<br />

Rafa Sastre (València)<br />

http://rafasastre.blogspot.com<br />

69


Forsaken – Maryna Khomenko (Ucrania) https://500px.com/manirka<br />

70


La muerte aguarda<br />

Cierran la puerta sin ruido,<br />

la noche apaga sus pasos,<br />

en un patio sin luces<br />

que la Luna enluce,<br />

la Muerte aguarda<br />

en el brocal del pozo sentada<br />

en su calavera flota<br />

una sonrisa hueca.<br />

La Muerte aguarda<br />

que la hora sea llegada<br />

para llevarse a la niña<br />

a la última morada.<br />

Manuel Serrano (València)<br />

71


72


II Concurso de microrrelatos<br />

«La Radio En Colectivo/Valencia Escribe»<br />

El programa La Radio En Colectivo, de Mislata Radio, con la<br />

colaboración de Valencia Escribe, y el fin de fomentar la creatividad<br />

literaria y difundir el género del microrrelato, convocan el II Concurso<br />

de Microrrelatos.<br />

La presentación a este certamen implica la aceptación de las siguientes<br />

bases:<br />

1. El concurso se desarrollará desde mayo de <strong>2017</strong> hasta mayo del<br />

2018. Cada mes se seleccionará un microrrelato ganador y entre todos<br />

los ganadores mensuales se escogerá el ganador del premio final. Se<br />

podrán enviar solo dos microrrelatos por persona al mes.<br />

Los participantes deberán tener los 14 años cumplidos.<br />

2. El microrrelato debe ser original e inédito (por inédito se entiende<br />

que no haya ganado ningún premio ni se haya difundido en ningún<br />

medio), escrito en castellano, y que no exceda las 150 palabras, título<br />

incluido. La temática será libre.<br />

3. Las obras se enviarán por correo electrónico, con el asunto «II<br />

Concurso de Microrrelatos La Radio en Colectivo», a la siguiente<br />

dirección: valenciaescribe@hotmail.com<br />

El texto, que debe llevar título, debe incluirse en el cuerpo del mensaje<br />

(no como un documento adjunto) y al final deben constar los datos<br />

personales (nombre y apellidos, dirección postal, localidad y un<br />

teléfono de contacto).<br />

Se podrán firmar las obras con pseudónimo sin menoscabo de la<br />

inclusión de los datos personales para el conocimiento de éstos por la<br />

organización del concurso.<br />

73


Los microrrelatos se pueden presentar a cada convocatoria mensual<br />

desde el día 1 desde las 00.00h hasta el día 28, 30 o 31 (según el mes)<br />

a las 23.59h, en GTM+1.<br />

4. Los textos ganadores mensuales se publicarán en las páginas de<br />

Facebook: La Radio en Colectivo, y Valencia Escribe. Por este motivo<br />

La Radio En Colectivo se reserva el derecho de reproducción y<br />

difusión de todos los microrrelatos enviados, incluso los no seleccionados.<br />

5. El jurado que seleccionará los microrrelatos finalistas de cada<br />

convocatoria mensual estará formado por el equipo de La Radio En<br />

Colectivo y de Valencia Escribe, pudiendo incluir en sucesivas convocatorias<br />

a nuevos miembros del jurado.<br />

El veredicto de cada mes se hará público el último jueves (no festivo)<br />

del mes siguiente a cada convocatoria mensual en las página de<br />

Facebook La RADIO en colectivo y Valencia Escribe y se leerá en el<br />

programa de radio.<br />

El veredicto final se hará público el último jueves de mayo de 2018<br />

en las mencionadas páginas de Facebook y en la emisión de esa<br />

semana del programa de radio.<br />

Los autores ganadores y finalistas deberán estar dispuestos a darse a<br />

conocer públicamente.<br />

6. Los finalistas de cada mes optarán a un diploma y, además, está<br />

prevista una sorpresa final para el ganador.<br />

7. El jurado puede declarar desierto el premio mensual así como el<br />

final si considera que ninguna de las obras presentadas tienen<br />

suficiente calidad para ser publicadas.<br />

8. La Radio En Colectivo y se reserva la posibilidad de modificar las<br />

bases del concurso por causas justificadas.<br />

74


Libros de nuestras/os colaboradores<br />

Tánatos. Relatos sobre la muerte – Vicente Montemayor<br />

Disponible en Bubok<br />

https://www.bubok.es/libros/226471/Tanatos-Relatos-sobre-la-muerte<br />

Tratados con seriedad, con humor, con ironía o con compasión,<br />

todos los relatos que componen esta obra se refieren al evento más<br />

importante en la vida de todo ser humano, tal vez el único<br />

irremediable: La Muerte.<br />

75


Nuestros libros<br />

Nuestra última colección de relatos<br />

sigue estando disponible en Amazon<br />

¡Hazte con ella si aún no la tienes!<br />

76


Y recordad que su hermanos,<br />

«Buffet Libre» (2015) y «El tiempo y la vida» (2016),<br />

otras dos antologías de relatos y microrrelatos<br />

con la participación de escritores habituales<br />

de la revista VALENCIA ESCRIBE,<br />

siguen de oferta en AMAZON (versiones papel y digital)<br />

¡Los precios no pueden ser más baratos!<br />

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Números anteriores de Valencia Escribe<br />

Número 28 (Diciembre 2016)<br />

https://www.yumpu.com/es/document/view/56449121/ve-28-diciembre<br />

Número 29 (Enero <strong>2017</strong>)<br />

http://www.yumpu.com/es/document/view/56611987/ve-29-enero<br />

Número 30 (Febrero <strong>2017</strong>)<br />

http://www.yumpu.com/es/document/view/56798796/ve-30-febrero<br />

Número 31 (Marzo <strong>2017</strong>)<br />

http://www.yumpu.com/es/document/view/57120791/ve-31-marzo<br />

Número 32 (Abril <strong>2017</strong>)<br />

http://www.yumpu.com/es/document/view/58071760/ve-32-abril<br />

Número 33 (Mayo <strong>2017</strong>)<br />

https://www.yumpu.com/es/document/view/58321161/ve-33-mayo<br />

Número 34 (Junio <strong>2017</strong>)<br />

https://www.yumpu.com/es/document/view/58598263/ve-34-junio<br />

Número 35 (Octubre <strong>2017</strong>)<br />

https://www.yumpu.com/es/document/view/59450052/ve-35-octubre<br />

NOTA: Enlaces de descarga en el interior de cada revista<br />

78


Palabras en la basura<br />

Alberto Basterrechea, «Neorrabioso»<br />

http://neorrabioso.blogspot.com.es/<br />

79


Valencia Escribe en las redes<br />

Os recordamos que en nuestro muro de Facebook Valencia<br />

Escribe, además de otras cosas, seguimos colgando convocatorias de<br />

concursos literarios que os podrían interesar<br />

https://www.facebook.com/pages/Valencia-Escribe/134450789952020<br />

Si tienes un blog y quieres hacernos partícipes de su existencia o<br />

mantenernos al tanto de las entradas que publiques, no olvides que<br />

también tenemos el grupo Valencia Escribe Blogs<br />

https://www.facebook.com/groups/1571068066474683/<br />

Para los aficionados al Haiku, también tenemos un espacio, que<br />

para ser originales nos dio por bautizar como Valencia Escribe<br />

Haiku. Podéis dejar allí vuestros poemas pero intentad cumplir las<br />

reglas…<br />

https://www.facebook.com/Valencia-Escribe-Haiku-746524675464504/<br />

¿Queréis compartir o ser informados sobre los eventos culturales<br />

más interesantes a celebrar en Valencia y alrededores? Exposiciones,<br />

conferencias, presentaciones de libros, talleres, teatro, conciertos…<br />

todo eso y más en Agenda Cultural <strong>VE</strong><br />

https://www.facebook.com/Agenda-Cultural-Valencia-Escribe-<br />

1806573156332152/<br />

Valencia Escribe (y mucho) es un grupo creado para compartir<br />

vuestros poemas, microrrelatos y entradas de cualesquiera blogs<br />

literarios mantenidos por los amigos que integran esta familia que<br />

cada vez se hace más y más y más grande.<br />

https://www.facebook.com/groups/393565884345726/<br />

80


¿Te gusta leer? ¿Te apetecería comentar con nosotros tus<br />

lecturas? ¿Dar/pedir opiniones o recomendaciones sobre libros,<br />

decirnos lo que estás leyendo, vas a leer o desearías leer? ¿Compartir<br />

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Agustina Guerrero (Barcelona) https://agustinaguerrero.com/<br />

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