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Marco Aurelio - Nueva Acrópolis

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PENSAMIENTOSMARCO AURELIOmente toda clase de alimentos, como una rueda de molino está hecha para moler todaclase de granos. Es preciso también que una razón bien sana esté preparada paraarrostrar toda clase de acontecimientos. Aquella que dice: «¡que puedan ser salvadosmis hijos!», y aún más: «¡que mis acciones reciban la aprobación universal!», es comolos ojos que prefieren el color verde o los dientes que desean lo tierno.36. No hay ningún hombre que al morir pueda alardear de no tener alguien cercade él que se alegre de este funesto acontecimiento. Que este sea un hombre virtuoso ysabio, ¿no encontrará alguien que, al verle en su última hora, dirá: «por fin vamos arespirar, desembarazados de este moralista»? «Es verdad que no era riguroso paraninguno de nosotros, pero veíamos bien que en su fuero interno nos condenaba».Esto tratándose de un hombre justo. Respecto a nosotros, ¡cuántos más motivoshacen desear a muchas personas verse libres de nosotros! Tú deberás pensar en esto a lahora de tu muerte; será mejor la pena al irte de aquí, porque podrás decir: «dejo una vidaen la de aquellos con quien la repartía, por los que desean mi muerte, luego puede serque esperen alguna ventaja». ¿Por qué, pues, ese empeño de querer seguir aquí mástiempo? Sin embargo, no por eso te vayas enfadado con ellos; sino, como siempre,continúa dándoles pruebas de afección, de benevolencia, de indulgencia, no les abandonestampoco como si te arrancaran de esta vida. Ve, si no, cuando una muerte es dulce,cómo el alma se desprende tranquilamente de las ligaduras del cuerpo; tu separación dela sociedad de estos hombres debes hacerla con la misma tranquilidad. La naturaleza tehabía conservado unido a ellos; pero hoy te separa. Yo me separo de ella, en realidad,como de una familia, no obstante, sin dolor de corazón y sin resistencia, porque estaseparación es un acto conforme a la Naturaleza.37. Toma la costumbre, cuando observes las acciones de un hombre, de hacerte,siempre que se pueda, esta pregunta: ¿cuál es el fin que este hombre persigue? Peroprincipia por ti mismo, y, desde luego, examina a fondo tu corazón.38. Recuerda que aquel que te pone en movimiento como un muñeco estáencerrado y se esconde dentro de ti. Ese es quien se hace escuchar, de quien es la vida,quien, si me atrevo a decirlo, es el hombre. Presérvate mucho de no confundir a ese conel vaso que le encierra y los órganos aplicados a esta masa. Estos órganos son para ticomo un hacha, con la diferencia de que han nacido contigo. Pero, sin la causa que loshace mover y los modera, estas partes del cuerpo no te serían más útiles que lalanzadera aislada le sería a la tejedora, la pluma al escritor y la fusta al cochero.Cortesía de <strong>Nueva</strong> AcrópolisPágina 77 de 90www.nueva-acropolis.es

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