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Marco Aurelio - Nueva Acrópolis

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PENSAMIENTOSMARCO AURELIO31. ¿Qué es lo que deseas aún? ¿Es continuar viviendo? ¿Qué quieres decir?¿Sentir, moverte, crecer, dejar de crecer; después, tener uso de la palabra, pensar? Detodas estas facultades, ¿cuál crees que es mejor? Si cada una por sí sola te parece pocacosa, ve, toma, como último recurso, el partido de obedecer a tu razón y a Dios. Peroobedecer de una parte, y, por otra, afligirse de que la muerte sea para el hombre laprivación de todo, son dos cosas inconciliables.32. ¡Qué corto es el espacio de tiempo que se nos da con relación al transcursoinfinito de los siglos! Sin tiempo para pensarlo, desaparece en la eternidad. ¿Y nuestraparte de materia universal? ¿De alma universal? ¿Qué es, comparado con el resto, esterincón de tierra sobre el que te arrastras? Medítalo bien y limita tu ambición aconducirte como la Naturaleza exige y a soportar todo cuanto la naturaleza común teobligue a aceptar.33. ¿Cuál es el uso que tu razón hace de su poder? Porque el todo está ahí. Encuanto a lo demás, que dependa o no de su libre albedrío, no es sino muerte y humo.34. No hay nada más natural para inspirar desprecio a la muerte que pensar quetambién la han despreciado aquellos que han considerado el deleite como un bien y eldolor como un mal.35. Para el hombre que juzga que nada hay mejor que aquello que llega a punto,a quien le importa poco haber realizado más o menos actos conforme a la verdaderarazón, que encuentra indiferente contemplar el mundo más o menos tiempo, para estehombre, digo, no tiene nada de terrible la muerte.36. ¡Oh, hombre! Has sido ciudadano de la gran ciudad. Que lo hayas sidodurante cien años o durante tres, ¿qué te importa? Cada uno debe encontrar razonableaquello que es conforme a las leyes. ¿Tienes algún motivo para incomodarte si eresarrojado de la ciudad, no por un tirano, ni por la iniquidad de un juez, sino por laNaturaleza, que te había admitido? Es como si un actor fuera despedido del teatro por elmismo empresario que le hubiese contratado. «Pero –tú dirás– yo no he representado loscien actos, sino solamente tres». Tienes razón; pero, en la vida, tres actos componen lapieza entera. El autor que determina la extensión de la misma es el que no ha muchocompuso la intriga y que hoy termina el desenlace; tú no eres el autor ni de la una ni dela otra. Retírate, pues, con alegría, porque aquel que te despide es la bondad misma.Cortesía de <strong>Nueva</strong> AcrópolisPágina 90 de 90www.nueva-acropolis.es

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