PENSAMIENTOSMARCO AURELIOaprovechas para buscar la tranquilidad de tu alma, desaparecerá contigo y ya no podráslograrlo.5. Siempre, a cualquier hora del día, procura conducirte como un buen romano,como ciudadano digno de este nombre, sin darte importancia, con amor hacia tussemejantes, con libertad, con justicia. Procura librarte, entonces, de otras preocupaciones,y seguramente lo conseguirás si cumples cada acto de tu vida como si fuese elúltimo de tu existencia, es decir, sin precipitación, sin pasión alguna que te impidaescuchar la razón; sin hipocresía, sin amor propio y sin indignación contra el destino.No son muchos preceptos, pero el que los observe puede estar seguro de llevar una vidadichosa, próspera y acorde a la Divinidad. Porque realmente esto es lo único que exigenlos dioses.6. Avergüénzate, alma mía, avergüénzate. Ya no tendrás tiempo de honrarte. Lavida del hombre es corta; la tuya casi ha pasado y no solamente no te honras todavía,sino que fundas tu felicidad en lo que pasa en el alma de los demás.7. No te dejes embargar demasiado por los acontecimientos exteriores. Abandonaesa vida febril de cuando en cuando y dedica tus momentos de ocio a instruirte enalgo bueno. Procura evitar asimismo cualquier otro error. Es una locura trabajar toda lavida si nuestra imaginación y nuestros esfuerzos no tienden hacia un objeto determinado.8. No es fácil que un hombre sea desdichado por no haber prestado atención a loque sucedía en el alma de otro; pero los que no han estudiado nunca los movimientos desu propia alma, estos tienen que ser desgraciados forzosamente.9. He aquí las reflexiones que continuamente debes hacerte: ¿cuál es lanaturaleza del universo y cuál es la mía? ¿Qué relación existe entre esta y aquella? ¿Quéparte del universo soy y qué es este? Convéncete de que nadie puede impedirte obrar yhablar de acuerdo con la naturaleza de la cual formas parte.10. En la comparación que hace Teofrasto 5 de los pecados, según ideascorrientes, dice, como buen filósofo, que las faltas cometidas por concupiscencia sonmás graves que las que origina la cólera. En efecto: el hombre dominado por la cóleraexperimenta evidentemente una clara angustia y una pena que le aprieta el corazóncuando de modo brutal y ciego se aparta de la razón. Por el contrario, cuando se pecapor concupiscencia, es decir, vencido por la voluptuosidad, se demuestra ser máscobarde y afeminado. Con razón ha dicho Teofrasto, cual filósofo digno de estenombre 6 , que el crimen cometido con una sensación de placer es más execrable que elque se comete con un sentimiento de dolor. En una palabra, el que se encoleriza lo hacea la fuerza y casi obligado por el dolor de una ofensa que ha recibido, en tanto que elotro se rebaja voluntariamente a satisfacer su concupiscencia.5 Filósofo griego, discípulo de Aristóteles, siglos IV y III a. C., y referencia a su obra Caracteresmorales.6 El nombre Teofrasto significa de habla o estilo divino.Cortesía de <strong>Nueva</strong> AcrópolisPágina 8 de 90www.nueva-acropolis.es
PENSAMIENTOSMARCO AURELIO11. Obra, habla y piensa siempre como si estuvieras a punto de salir de esta vida.Desaparecer de entre los hombres no es, en verdad, terrible; si existen dioses, porqueestos no querrían hacerte de nuevo desgraciado; y, por el contrario, si no existen, o si nose preocupan de las cosas terrenales, ¿para qué vivir en un mundo sin dioses niProvidencia? Pero sí; hay dioses que se cuidan de las cosas humanas y que han dado alhombre todo lo que necesita para que no caiga en el mal irremediablemente. Si en todolo demás hubiese algún mal verdadero, lo habrían previsto los dioses y nos hubierandado los medios para sobrellevarlo. Pero lo que no es capaz de hacer malo al hombre,¿cómo podría hacer mala su existencia? La Naturaleza que gobierna el mundo nohubiera consentido semejante desorden, sino únicamente no pudiendo prevenir niremediar tanto mal. No; es inadmisible que por impotencia o incapacidad se hayanequivocado hasta el extremo de repartir indistintamente los bienes y los males entre losjustos y los pecadores. Luego la muerte y la vida, la gloria y la oscuridad, el dolor y elplacer, la riqueza y la indigencia, son cosas que, por naturaleza, no son buenas o malas,y participan de ellas sin distinción los justos y los pecadores. Por tanto, no son niverdaderos bienes ni verdaderos males.12. ¡Qué rápido termina todo! ¡En el mundo nuestros cuerpos y en el tiempo losrecuerdos! Del mismo modo se desvanecen todas las cosas que distraen nuestrossentidos y, más aún, las que nos atraen con el placer, nos aterrorizan por el dolor oadulan nuestra vanidad. ¡Qué frívolo y despreciable nos parece todo esto a la luz de larazón! ¿Qué son esos hombres cuyas opiniones y favores dispensan la gloria? ¿Qué esla muerte? Si se la considera por sí misma, es decir, separando con el pensamiento lorelativo a la imaginación, se verá en ella únicamente la obra de la Naturaleza. Luegosería pueril atemorizarse por algo natural. ¿Qué digo? No es solamente la obra de laNaturaleza, sino algo sumamente útil. Lo esencial es saber qué tiene el hombre de Dios,cuál de sus partes y cómo está dispuesta esta parte.13. No hay nada tan digno de compasión como el hombre que va de izquierda aderecha, que escudriña, como dice el poeta, hasta las entrañas de la tierra y que intentaadivinar lo que sucede en los demás sin darse cuenta de que sería suficiente para sufelicidad ser constante con el alma que reside en sí mismo si le consagrara sinceradevoción. Esta devoción consiste en preservar a su alma de las pasiones, de lairreflexión, de toda la vanidad y la impaciencia para todo lo que proviene de los dioses yde los hombres, porque lo que proviene de los dioses es respetable, por su virtud ysupremacía, y lo que proviene de los hombres lo es también y debe sernos querido,puesto que son hermanos nuestros. Algunas veces, no obstante, debemos tener ciertacompasión de estos últimos, por la ignorancia en que se hallan de los verdaderos bienesy de los verdaderos males. Este defecto es tan perdonable como la debilidad de un ciegoque no puede distinguir lo blanco de lo negro.14. Aunque vivieses tres o treinta mil años, no olvides jamás que nadie pierdemás vida que la que tiene, ni goza de otra vida distinta de la que pierde. Así pues, lavida más larga y la más corta vienen a ser lo mismo. El presente es de igual duraciónpara todos y lo que se pierde es también igual y, en definitiva, sin importancia. Encambio, no podríamos perder ni el pasado ni lo venidero, porque ¿acaso se le puedeCortesía de <strong>Nueva</strong> AcrópolisPágina 9 de 90www.nueva-acropolis.es