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El largo camino a la justicia

Dos Erres: El largo camino a la justicia - Plaza Pública

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PzP / <strong>El</strong> <strong><strong>la</strong>rgo</strong> <strong>camino</strong> a <strong>la</strong> <strong>justicia</strong><br />

41<br />

Jordán, quien había trabajado en California como cocinero<br />

desde 1990, fue encontrado culpable por un tribunal de<br />

Florida de mentir en su solicitud para obtener <strong>la</strong> ciudadanía<br />

estadounidense y actualmente cumple una condena de 10<br />

años de cárcel.<br />

Pimentel Ríos llevaba casi 20 años de vivir ilegalmente en<br />

Estados Unidos, donde trabajaba en una maqui<strong>la</strong> textil en<br />

Santa Ana, California.<br />

<strong>El</strong> gobierno guatemalteco ha solicitado <strong>la</strong> extradición de los<br />

tres ex kaibiles, pero antes de que puedan regresar a su país<br />

de origen, Orantes Sosa deberá enfrentar cargos por quebrantar<br />

<strong>la</strong> legis<strong>la</strong>ción migratoria estadounidense y Jordán<br />

deberá purgar su condena en <strong>la</strong> cárcel de Florida donde permanece<br />

recluido.<br />

XVII<br />

Petroni<strong>la</strong> López Méndez observaba atentamente al hombre<br />

que 29 años atrás le había confesado que su esposo y dos<br />

hijos habían sido asesinados por “una comisión maldita que<br />

vino una parte del Quiché y otra parte de La Pólvora”.<br />

Ya no era un joven fanfarrón de 23 años que había tratado<br />

de confundir deliberadamente a <strong>la</strong>s mujeres de Las Cruces<br />

contándoles diferentes versiones de lo que había ocurrido en<br />

Dos Erres. Era un hombre achaparrado, de 52 años, que<br />

caminaba con <strong>la</strong>s manos esposadas hacia <strong>la</strong> puerta de <strong>la</strong> sa<strong>la</strong>,<br />

seguido por un guardia penitenciario que lo conducía al sanitario.<br />

Sin el uniforme verde oliva que le había conferido el poder<br />

de decidir los destinos de <strong>la</strong> gente y ataviado con un traje<br />

negro y camisa amaril<strong>la</strong>, tenía un aspecto ordinario. Era un<br />

hombre común y corriente que trataba de ocultar el miedo.

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