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El largo camino a la justicia

Dos Erres: El largo camino a la justicia - Plaza Pública

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Louisa Reynolds / PzP<br />

rreno. Para ello habían adoptado el método de dividir los terrenos,<br />

numerar<strong>la</strong>s de manera sucesiva y sortear<strong>la</strong>s entre <strong>la</strong>s<br />

familias que llegaban, de manera que nadie pudiera alegar<br />

que se habían distribuido en base a favoritismos personales.<br />

Los terrenos se medían a ojo y no se utilizaba un registro<br />

de medidas. En ese proceso desordenado de colonización en<br />

el Petén, cada líder comunitario tenía su propia manera de<br />

distribuir <strong>la</strong>s tierras.En otras parce<strong>la</strong>s,simplemente llegaba <strong>la</strong><br />

gente y agarraba su pedazo, motivo por el cual <strong>la</strong> distribución<br />

de <strong>la</strong>s parce<strong>la</strong>s se conocía como “<strong>la</strong>s agarradas”. En el<br />

caso de Dos Erres se rifaban <strong>la</strong>s tierras.<br />

Cuando Juan Pablo Arévalo escuchó hab<strong>la</strong>r de <strong>la</strong> nueva comunidad<br />

de Dos Erres, no dudó en empacar sus pertenencias<br />

y llevarse a su familia a Las Cruces, que en aquel entonces<br />

era una aldea de 20 casas, con una escuelita con paredes de<br />

guano y una cancha de fútbol. Allí dejó a su esposa mientras<br />

emprendía <strong>la</strong> ardua tarea de ir limpiando su nueva parce<strong>la</strong><br />

en Dos Erres, hasta que cinco años más tarde, logró construir<br />

un rancho.<br />

Así solían hacer <strong>la</strong> mayoría de los colonizadores: dejaban a<br />

sus familias en Las Cruces, y poco a poco iban migrando de<br />

forma parcial a los nuevos caseríos y aldeas como Josefinos,<br />

Palestina y Dos Erres.<br />

“En Dos Erres <strong>la</strong>s parce<strong>la</strong>s medían dos o tres caballerías y albergaban<br />

a tres o cuatro familias mientras que en Retalhuleu<br />

no teníamos ni un pedacito de tierra”, explica Saúl.<br />

Ta<strong>la</strong>r <strong>la</strong> selva sin motosierras ni vehículos era una hazaña de<br />

titanes. Con machete en mano se iban abriendo paso bajo el<br />

sol abrasador, espantando de vez en cuando a los zancudos<br />

que portaban enfermedades como el dengue, <strong>la</strong> ma<strong>la</strong>ria o el<br />

paludismo.

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