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En la construcción de la masculinidad, el hombre requiere de la figura de un padre,
a quien la niña o el niño imitarán, lo que conduce a una identificación. Es decir,
el padre no sólo es el ser que quieren tener sino llegar a ser (De la Fuente, 2002).
Frecuentemente se piensa a los padres como un modelo a seguir. Representa todo un
reto y responsabilidad el que los hijos tomen a sus padres como modelos de referencia.
Es una carga social hacia los hijos/as el seguir la figura del padre con éxito o como
proveedor; los anula como personas en su proyecto de vida y las y los obliga a
reproducir roles y estereotipos discriminatorios y violentos.
Por tal motivo, se requiere deconstruir la figura del padre que no se involucra en la
crianza y labores familiares. Si bien es cierto que el hogar es un espacio donde se
gestan las identidades y relaciones entre las personas desde temprana edad, también
existen otros espacios como la escuela, las instituciones públicas y privadas, los
medios de comunicación y el gobierno donde se requieren políticas o programas
que construyan nuevas masculinidades y promuevan una paternidad activa.
II. LA LICENCIA DE PATERNIDAD COMO PROMOTOR DE UN MODELO PADRE
RESPONSABLE Y ACTIVO.
En 2013 el INEGI estimó que las mujeres tienen la mayor carga total del trabajo
doméstico, que incluye la crianza y cuidado de hijas e hijos, ya que por cada 10
horas del trabajo total que ellas desarrollan, los hombres realizan 8.5 horas. Es decir,
las mujeres destinaron 65.5% de su tiempo a las labores domésticas y los hombres
sólo 22.7%.
Lo anterior nos permite visibilizar una de las tareas pendientes que se tiene como
sociedad: la conciliación de la vida personal, familiar y laboral.
La conciliación es el equilibrio entre el tiempo que una persona dedica a su vida
privada (su familia, hogar, relaciones sociales y desarrollo personal) y el tiempo que
dedica a su trabajo.
Diversos países han diseñado e implementado políticas de conciliación para mejorar
la calidad de vida de las personas trabajadoras y de sus familias, pero también de
la competitividad de las empresas y la eficacia de las administraciones públicas,
fomentando, además, la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.