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interior de sus filas, desde una lógica que obedece más a las subjetividades y a las relaciones
de Poder, que a la preservación de ambientes positivos y sanos para los hijos y las hijas.
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Sobre este punto la CEPAL, desde 2002, se ha pronunciado respaldando el hecho de que las
paternidades no deben medirse por las aportaciones de manutención solamente, sino muy
de manera subrayada por los tiempos de calidad y el involucramiento en la crianza de hijas
e hijos. Esta enunciación conduce además a dejar claro que la paternidad no es para todos y
que más que un mecanismo de apariencia social, es una oportunidad para construir igualdad
siendo padres modelo y difusores de valores y prácticas justas.
Aún no se identifica plenamente si el cambio en el campo práctico de la noción de
“responsabilidad y paternidad responsable” (que como lo exponen resultados de instrumentos
de sondeo sobre salud sexual y reproductiva de jóvenes varones en América
Latina, implementados por la Organización Panamericana de Salud, asociada con cobertura
alimenticia, el cuidado hacia la esposa y la ocupación hacia los hijos e hijas), se
explique por la influencia de los espacios homosociales posteriores (en la adultez).
El hecho es que sucede, haciendo aplicables los procedimientos relativos a la presunción
de paternidad, el registro de filiación y la prueba de ADN previstos jurídicamente; después
de algo así la idea de paternidad como una calidad honorable en una fecha alusiva anual
se convierte más en una ocasión histrionizada.
Ahora bien, acerca de las denominadas Licencias de Paternidad que las estructuras de
gobierno y la iniciativa privada deben implementar (como P.E. lo contempla el Tribunal
Electoral de la Ciudad de México y la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal
para el personal masculino contratado), es importante entender que tiene que ser parte
de los esquemas funcionales de la conciliación familiar y laboral para cualquier sociedad
que se autoperciba como igualitaria.
La paternidad representa una alternativa para el género masculino que encierra el
cumplimiento de compromisos y la responsabilidad compartida, su aprendizaje tendría
que verse menos forzado, y no como lo han encaminado algunas iniciativas de ley sobre
paternidad presentadas por los Congresos Locales de varias entidades federativas del
país, del 2009 al 2012, desde una visión bastante ideologizada.