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Desde la participación político-social en el ámbito de la
interacción, convivencia social, afectiva e identitaria,
han sido los mismos sujetos —mujeres y hombres
homosexuales— quienes han desarrollado un abanico de
posibilidades de acción y desarrollo de su existencia.
La cada vez más amplia diversificación ha llegado a
conformar una nomenclatura como estandarte identitario
de un sector poblacional definido por su orientación
sexual: Lesbianas, Gays, Bisexuales, Travestis, Transgénero
y Transexuales. La enunciación de su acción
social deviene de su acción erótico afectiva; estas
formas diversas de amar, pero también de subjetivar al
explicarse a sí mismos su existencia como sujetos en
acción, en relación con su entorno social y universal.
La participación política del movimiento LGBTTTI
(o Identidades Sexo-Políticas y Transgenéricas) ha
conformado un modo particular de existir al enunciarsubjetivar
un discurso político que conjuga el reclamoreivindicación
de derechos, que arrebatan al Estado
gobierno, a la sociedad misma, a las iglesias y otros
aparatos político-ideológicos. Incidir en la sociedad
a través de la legislación ha sido una de las mayores
puestas en escena de la lucha: tipificar y sancionar para
prevenir y erradicar.
Otro medio importante como vía de acción ha sido el
trabajo cara a cara, en términos de sensibilización,
acompañamiento, empoderamiento, conversión de
patrones y modificación de conductas respecto a la
inclusión de estas identidades a la vida cotidiana.
Un trabajo que incide de lo particular-subjetivo a lo
social-público. Sin embargo, ¿cómo hacer para que los
programas y servicios vinculen ambos aspectos
(subjetivos y públicos) en la aplicación de leyes y políticas
públicas dirigidas a este sector de la población?
En la actualidad, los logros en los distintos sectores de
la población —por lo menos desde el Distrito Federal—
acordes con la experiencia de observación e intervención
demuestra que: Hemos logrado como población
incidir y difundir en los imaginarios sociales lo que
son las personas LGBTTTI, algunas veces reducidas al
término gay. Hemos permeado en la subjetividad de las
personas sobre la posibilidad de existencia como sujetos
a partir de gustos afectivos y/o eróticos distintos.
Logramos cierta permisividad social para la demostración
de los afectos de las parejas hombres, mujeres y
mixtos; la expresión de los distintos placeres, goces en el
sentir y en el hacer, en tanto decir de gestos, lenguajes
y expresiones de género diversos; este es el caso del
sector travesti, transgénero y transexual, donde el
cruce con el género es más evidente. Mujeres y hombres
distintos que ejercen sus derechos al salir a las calles
mostrando cómo quieren o gustan ser reconocidos, sin
ser forzosamente acribillados ni exhibidos socialmente.
Hoy en día al implementar leyes según el sector
— producto de luchas ganadas en términos no sólo jurídicos
sino también sociales-subjetivos— ha permitido que