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Sin embargo, es preciso entender que la Paridad es una
cuestión que va mucho más allá de los números y no
se reduce a las cuotas de género en las candidaturas.
La Paridad se inscribe en un proceso histórico, que
abarca las esferas públicas y privadas de la vida
humana.
Es verdad que las acciones afirmativas, como lo son las
cuotas de género, son indispensables para transformar
las condiciones sociales, políticas y culturales que
generan y reproducen los esquemas de discriminación
y marginación de las mujeres.
No obstante, es imperativo trascender el ámbito de las
acciones afirmativas, porque de otro modo el avance
hacia la igualdad siempre dependerá de la sensibilidad
del Poder, de un Poder ancestralmente determinado
por valores masculinos.
Por ello, desde la perspectiva de la Paridad es
indispensable que las mujeres nos integremos a los
espacios de representación política, a los gobiernos,
al Poder Judicial, a los órganos autónomos, a las
grandes empresas, en proporciones iguales a las de los
hombres.
La Paridad implica que los espacios de poder y representación
sean ocupados en condiciones de igualdad
por hombres y mujeres, sin simulaciones ni trampas
que marginen a las mujeres.
Es importante que quede muy claro lo siguiente:
el proceso de construcción de la igualdad sustantiva
no es discriminatorio hacia los hombres, porque se
trata de la acción del Estado y la sociedad encaminada
a compensar las desventajas que históricamente han
padecido las mujeres. Por ello, la Paridad debe plantearse
el objetivo de establecer condiciones para
la igualdad entre mujeres y hombres.
En este punto, me parece que es necesario que las
mujeres reflexionemos para qué queremos el poder.
Estoy totalmente convencida de que la presencia de
las mujeres en los espacios políticos, debe generar un
cambio significativo en las formas de hacer política,
construir una nueva cultura política donde ningún
género subyugue al otro.
Las mujeres en el poder debemos generar una
revolución, que contribuya a hacer de México un país
más justo y menos violento. Por ello, las mujeres con
representación política, debemos incorporar a la agenda
nacional, las demandas e intereses de las mujeres.
Porque al final del día, la Paridad debe promover la
redistribución del poder entre los géneros, en todos los
ámbitos, incluyendo la vida familiar, donde debe haber
un equilibrio de responsabilidades entre mujeres y
hombres que incluya la crianza y cuidado de los hijos y
el quehacer doméstico. De otro modo, no es posible la
igualdad sustantiva.
Lograr la Paridad, nos permitirá consolidar este proceso
igualitario, que empezó hace décadas y que, definitivamente,
nada podrá detener si todas y todos nos
comprometemos en ello.