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Una experiencia turquesa en Durango
TERESA ARIOSKA DURÁN CHIN
Como toda mujer inquieta, con iniciativa, ansias de superación,
ganas de crecer y un gran espíritu de servicio, me fui
formando al seno de mi familia y preparándome en las instituciones
de educación pública hasta lograr el título de
Licenciada en Educación Media Básica y Maestrante en
Innovación Educativa. Soy esposa y madre: mi esposo, mis
tres hijos varones y yo formamos una familia de valores
sólidos de la cual estoy profundamente agradecida con Dios,
porque son el motor y el aliciente más importante de mi vida.
Gracias a su apoyo incondicional me siento fortalecida al
participar en el proyecto turquesa.
Ingresé al sistema educativo en 1990: soy orgullosa docente
del nivel de secundarias técnicas. En ese contexto educativo
encontré la oportunidad de continuar con mi gusto por el
deporte: soy voleibolista activa, actividad que forma parte
del ámbito educativo, sin dejar de lado el contacto estrecho
con la sociedad y el servicio a la comunidad. En equipo con
compañeros, maestros, amigos y amigas, participé en la
fundación de un gran proyecto de esperanza política: el
Partido Nueva Alianza.
Comparto con satisfacción la gratitud hacia este instituto
político que me dio la oportunidad de participar, primero,
como candidata suplente en 2006 y como candidata propietaria
a diputada por un distrito federal y local en 2012
y 2013 respectivamente, en el estado de Durango. Esta
experiencia me dio la oportunidad de conocer la realidad
de mi pueblo. Con tristeza y pena veo que gran parte de
la sociedad tan sólo tiene la esperanza de las pequeñas
dádivas del sistema para poder comer; jamás piensan en
sus derechos: Derecho a la educación, a una vivienda digna,
a la alimentación y a la salud. Existe desconocimiento de que
todos nacemos libres e iguales. Es un desconocimiento de
los más elementales derechos universales.
Confieso que como toda experiencia nueva inicié con temor,
pánico e inseguridad; en la campaña les decía nerviosa a mi
equipo: “¿En qué estarían pensando cuando decidieron darme
esta oportunidad?”, “¿Quién les dijo que yo quería?”, “¡Hablar
en público no se me da!”, “¿Qué les voy a decir?”, “¿Cómo
los voy a convencer a que voten por mí?”, aunque todas esas
preguntas estaban en mi mente, jamás dije “no puedo”, esas
palabras nunca salieron de mi boca y, como no hay plazo
que no se cumpla, llegó el día del arranque de campaña. Ya
no podía dar marcha atrás, un día antes mi equipo me dijo:
“Tranquila, lo hará bien, usted es valiente, de personalidad y
carácter fuerte”, por eso está aquí. Eso me hizo sentir más
comprometida porque en el fondo sabía que me tocaba a
mí dar la cara por todos ellos y que no podía defraudar la
confianza que depositaba en mí todo este organismo político.