-derecho-penal.CRIMINOLOGIApdf
- No tags were found...
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
X<br />
PRÓLOGO<br />
guna de ellas para hacerse cargo de los interrogantes que tratan de responder,<br />
pero no es posible ignorarlas a la hora de intentar respuestas.<br />
Sin duda que uno de los caminos para resolver los cuestionamientos<br />
consiste en evitar todo contacto con la dinámica social y toda contaminación<br />
con las llamadas teorías de la pena, procurando construir un sistema<br />
suficientemente cerrado, que evite depender de teorías que cada día pierden<br />
más vigencia. El otro, en cierto sentido inverso, consiste en repensar<br />
esas teorías y buscar una nueva legitimación, por cierto que más reducida<br />
que las anteriores, pero que permita la subsistencia de un <strong>derecho</strong> <strong>penal</strong><br />
mínimo. Hay un tercer camino que se abre frente al distraído <strong>penal</strong>ista de<br />
comienzos del siglo, empedrado con las propuestas abolicionistas.<br />
Por supuesto que no deja de ser cómodo sumar a la distracción usual<br />
del <strong>penal</strong>ismo otra afectada e ignorar estas propuestas, pasar de largo frente<br />
a ellas o hacer una mención apresurada. Cuando un investigador comienza<br />
a despreciar las nuevas propuestas sin demostrar el necesario análisis previo,<br />
no hace más que mostrar su escasa vocación o su decadencia. No se<br />
trata de estar a la moda plegándose a la última novedad, sino de analizar<br />
críticamente con cuidado las contribuciones que se van sumando al conocimiento<br />
especializado.<br />
La crítica de Poquet al sistema construido sobre la base del disvalor<br />
de acto no es nada superficial ni insiste en observaciones harto conocidas,<br />
sino que, reconociendo el alto esfuerzo por alcanzar una completividad<br />
interna, apunta al objetivo mismo de la construcción, con lo que se distancia<br />
de otros críticos. En cuanto a la propuesta de Ferrajoli, si bien comparte<br />
los puntos de vista liberales, observa el riesgo que implica relegitimar<br />
una parte -aunque sea mínima- del poder punitivo en forma dogmática, o<br />
sea, no verificada empíricamente. Sobre el abolicionismo, tampoco comparte<br />
los argumentos críticos más usuales y reiterados, sino que se inclina<br />
por cierta prudencia, que llama abolicionismo desconfiado. Por lo que a<br />
la pena de muerte respecta, Poquet muestra los errores de lo que se acerca<br />
mucho a una pretendida demostración lógica de su racionalidad, llevada a<br />
cabo recientemente por un filósofo mexicano, pero que debe ser uno de los<br />
pocos discursos que defienden esa postura en nuestra región. Más bien<br />
pone de manifiesto que la lógica indica lo contrario.<br />
Puede asegurarse que estos ensayos son producto de madurez y muestran<br />
a un profesor preocupado por los temas centrales y básicos de su materia.<br />
Poquet no se queda en citas de segunda mano o en apartamientos<br />
nerviosos de lo que molesta, sino que enfrenta estos cuatro pensamientos