revista 31 - Asociación Cultural Salvadme Reina de Fátima
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Victor Toniolo<br />
Navidad <strong>de</strong> 2005. Las<br />
campanas <strong>de</strong> la Basílica<br />
<strong>de</strong> San Pedro<br />
repican alegremente,<br />
anunciando el<br />
mediodía. En ese preciso momento se<br />
abren las cortinas <strong>de</strong> terciopelo <strong>de</strong> la<br />
Logia <strong>de</strong>lle Benedizioni, el balcón central<br />
<strong>de</strong> la Basílica <strong>de</strong> San Pedro, dando<br />
paso a Su Santidad Benedicto XVI.<br />
Han transcurrido siete meses <strong>de</strong>l<br />
histórico 19 <strong>de</strong> abril, cuando el Papa<br />
recién electo se asomaba por primera<br />
vez a ese mismo balcón para saludar<br />
a la multitud y dar la bendición Urbi<br />
et Orbi (a la ciudad, Roma, y al mundo).<br />
Ahora está otra vez ahí, para el<br />
mismo rito.<br />
En efecto, el Ritual <strong>de</strong> los Pontífices<br />
estipula que dos veces al año,<br />
en Navidad y Pascua –y excepcionalmente<br />
el día <strong>de</strong> su elección– el Papa<br />
ha <strong>de</strong> conce<strong>de</strong>r solemnemente dicha<br />
bendición, cuyo origen se pier<strong>de</strong> en<br />
la noche <strong>de</strong> los siglos.<br />
Urbi et Orbi es la expresión latina<br />
que encabezó durante siglos los prin-<br />
Urbi et Orbi<br />
El Ritual <strong>de</strong> los Pontífices estipula que dos veces al año<br />
el Papa conce<strong>de</strong>rá solemnemente esta bendición, cuyo<br />
origen se pier<strong>de</strong> en la noche <strong>de</strong> los siglos.<br />
cipales <strong>de</strong>cretos pontificios, indicando<br />
que se <strong>de</strong>stinaban tanto a la urbe<br />
romana, que tiene al Papa por obispo,<br />
como a todo el orbe terrestre.<br />
Con el paso <strong>de</strong>l tiempo, la bendición<br />
concedida por el Papa en ciertas fiestas<br />
litúrgicas pasó a <strong>de</strong>nominarse también<br />
Urbi et Orbi, pues no se limitaba a<br />
los presentes en la Basílica sino que se<br />
prolongaba a los fieles <strong>de</strong>l mundo entero.<br />
A ella viene aparejado el don especialísimo<br />
<strong>de</strong> la indulgencia plenaria.<br />
En la loggia, el Sumo Pontífice pronuncia<br />
en voz clara y pausada la fórmula<br />
solemne <strong>de</strong> la bendición, mientras<br />
la multitud en la Plaza <strong>de</strong> San Pedro<br />
escucha en <strong>de</strong>voto silencio y al final<br />
se santigua:<br />
Que los Santos Apóstoles Pedro y<br />
Pablo, en cuyo po<strong>de</strong>r y autoridad confiamos,<br />
intercedan por Nos junto al Señor.<br />
Amén.<br />
Que por la intercesión y por los méritos<br />
<strong>de</strong> la Bienaventurada siempre Virgen<br />
María, <strong>de</strong>l Bienaventurado Miguel<br />
Arcángel, <strong>de</strong>l Bienaventurado Juan<br />
Bautista, <strong>de</strong> los Santos Apóstoles Pe-<br />
Vict Hug Tnil<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Roma<br />
dro y Pablo y <strong>de</strong> todos los santos, el<br />
Dios Omnipotente tenga misericordia<br />
<strong>de</strong> vosotros, y perdonados todos vuestros<br />
pecados, os conduzca por Jesucristo<br />
hasta la vida eterna. Amén.<br />
El Señor Omnipotente y Misericordioso<br />
os conceda la indulgencia, la absolución<br />
y la remisión <strong>de</strong> todos vuestros<br />
pecados, tiempo para una verda<strong>de</strong>ra<br />
y provechosa penitencia, el corazón<br />
siempre contrito y la enmienda <strong>de</strong><br />
vida, las gracias y el consuelo <strong>de</strong>l Espíritu<br />
Santo, y la perseverancia final en<br />
las buenas obras. Amén.<br />
Y la bendición <strong>de</strong> Dios Omnipotente,<br />
Padre + Hijo + y Espíritu Santo +,<br />
<strong>de</strong>scienda sobre vosotros y permanezca<br />
para siempre. Amén.<br />
Llama particularmente la atención<br />
la atmósfera <strong>de</strong> gracias que ro<strong>de</strong>a a<br />
los fieles para la ocasión. Por así <strong>de</strong>cir,<br />
se siente, casi se palpa, que el Vicario<br />
<strong>de</strong> Cristo abarca en ese gesto a<br />
sus hijos esparcidos en toda la tierra.<br />
Es la presencia <strong>de</strong>l Dulce Cristo<br />
Urbi et Orbi: ¡en Roma y en el mundo!<br />
<br />
· Heraldos <strong>de</strong>l Evangelio 1