revista 31 - Asociación Cultural Salvadme Reina de Fátima

El importante rol del
perdón y el sufrimiento
Para terminar, el Cardenal RatRatzingeraborda con palabras conmovedoras
dos importantes aspectos.
Primero, el rol del perdón que limpia
el alma del “polvo e inmundicia”
y restaura en ella la imagen de Dios;
el perdón que es “centro de renovación”
no sólo del individuo sino también
de la comunidad. En segundo
lugar, el papel del dolor en la vida
humana. “Una visión del mundo incapaz
de darle sentido al dolor y hacerlo
precioso, de nada sirve. Se engañan
los que sólo saben decir sobre el
dolor que es necesario combatirlo. Por
cierto que es necesario hacerlo todo
para aliviar el dolor de tantos inocentes
y para poner atajo al sufrimiento;
pero no existe una vida humana sin
dolor, y quien no sea capaz de aceptar
el dolor se evade de las únicas purificaciones
capaces de convertirnos en
personas maduras”.
“La belleza es verdad y
la verdad es belleza”
¿En qué consiste la belleza, y cuál
es su papel en este contexto? Es el tema
del mensaje del Cardenal Ratzinger
para el “Meeting” de Rimini, en
el año 2002.
Comienza por presentar una paradoja
verificada en la Liturgia de
las Horas, tiempo de Cuaresma. El
Salmo 45 califica a Jesucristo de la
siguiente manera: “Eres el más hermoso
de los hijos de los hombres, la
gracia se ha derramado en tus labios”
(v. 3). Sin embargo, Isaías profeta lo
describe “como un retoño, como raíz
de tierra árida. No tenía aspecto que
pudiésemos estimar. […] Despreciable
y desecho de los hombres, varón
de dolores y familiarizado con el sufrimiento”
(53, 2-3).
¿Cómo conciliar esa aparente contradicción?
Al comentar ambos trechos, san
Agustín los compara a dos trompetas
que suenan en contraposición,
pero cuyo sonido lo produce el mis-
Pequeña en volumen pero rica
en contenido doctrinal, la obra la
componen dos magistrales textos del
entonces cardenal Ratzinger, cuando
era Prefecto de la Congregación para
la Doctrina de la Fe
mo aliento, el del Espíritu Santo. No
hay contradicción, aclara el Cardenal.
“Ambas citas provienen del mismo Espíritu
que inspira toda la Escritura, y
así nos coloca frente a la totalidad de la
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verdadera belleza, de la propia verdad.
[…] Quien cree en Dios, en el Dios que
se manifestó en el semblante alterado de
Cristo, crucificado por un amor llevado
al extremo, sabe que la belleza es verdad,
y que la verdad es belleza.”
Una forma superior
de conocimiento
La belleza es ciertamente una forma
superior de conocimiento, porque
–afirma el cardenal– “golpea al hombre
con toda la grandeza de la verdad”.
El verdadero conocimiento consiste en
ser alcanzado por el dardo de la belleza,
ser tocado por la realidad de la presencia
personal del propio Cristo. “Ser
alcanzado y conquistado por la belleza de
Cristo es un conocimiento más real y profundo
que la mera deducción racional”.
El Cardenal finaliza citando la conocida
frase de Dostoievski, “la belleza
nos salvará”, destacando que
en ella el famoso literato se refiere
a la belleza redentora del divino Salvador.
Y concluye: “Nada nos acerca
más a la belleza de Cristo que el mundo
de lo bello creado por la fe y bajo
la luz que brilla en la faz de los santos,
a través de la cual se vuelve visible la
propia Luz de Cristo”.
· Heraldos del Evangelio