descargar - instituto internacional de integración - convenio andrés ...
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Reconceptualizando la Interculturalidad<br />
se niega, no se siente feliz, sino <strong>de</strong>sgraciado; no <strong>de</strong>sarrolla una<br />
libre energía física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y<br />
arruina su espíritu...la actividad <strong>de</strong>l trabajador no es su propia<br />
actividad. Pertenece a otro, es la pérdida <strong>de</strong> sí mismo... De eso<br />
resulta que el hombre (el trabajador) sólo se siente libre en sus<br />
funciones animales, en el comer, el beber, engendrar, y todo lo<br />
más en aquello que toca a la habitación y al atavío, y en cambio<br />
en sus funciones humanas se siente como animal. Lo animal se<br />
convierte en lo humano y lo humano en lo animal. (Marx, 1997: 108-<br />
109; cursivas nuestras)<br />
En el conjunto <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s que se mo<strong>de</strong>la según esta matriz <strong>de</strong> “cultura”,<br />
se realiza una labor sistemática <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>lamiento e interiorización <strong>de</strong> este<br />
tipo <strong>de</strong> relaciones, en las que no es posible afirmarse y sistemáticamente<br />
nos estamos negando: el ser humano no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollarse plenamente.<br />
La pérdida <strong>de</strong> “sí mismo” es fundamental para el sostenimiento <strong>de</strong>l “or<strong>de</strong>n<br />
social” (como diría Radcliffe Brown), y <strong>de</strong>riva en que se da una transmutación<br />
<strong>de</strong> la realidad, lo más típicamente animal se convierte en lo característico <strong>de</strong><br />
estos “humanos” y lo más humano se convierte en “lo animal”.<br />
el trabajo enajenado convierte a la naturaleza en algo ajeno<br />
al hombre, lo hace ajeno a sí mismo, <strong>de</strong> su propia función<br />
activa, <strong>de</strong> su actividad vital, también hace <strong>de</strong>l género [especie]<br />
algo ajeno al hombre; hace que para él la vida genérica se<br />
convierta en medio <strong>de</strong> la vida individual... el trabajo enajenado<br />
arranca al hombre <strong>de</strong>l objeto <strong>de</strong> su producción, le arranca su<br />
vida genérica... hace <strong>de</strong>l ser genérico <strong>de</strong>l hombre, tanto <strong>de</strong> la<br />
naturaleza como <strong>de</strong> sus faculta<strong>de</strong>s espirituales genéricas, un ser<br />
ajeno para él... Hace extraños al hombre su propio cuerpo, la<br />
naturaleza fuera <strong>de</strong> él, su esencia espiritual, su esencia humana.<br />
(Marx, 1997: 111-112)<br />
Aquí está el quid <strong>de</strong> la cuestión: en esta sociedad <strong>de</strong> la enajenación, que<br />
cada vez se expan<strong>de</strong> más, estamos enajenados <strong>de</strong> nosotros mismos por la<br />
manera <strong>de</strong> organizar la vida, pero también estamos enajenados <strong>de</strong> la llamada<br />
naturaleza y, por lo tanto, hacemos <strong>de</strong> la especie humana, sea cual sea la<br />
cultura a la que pertenezca, “algo ajeno al hombre”.<br />
Pero a<strong>de</strong>más, el mundo <strong>de</strong> la enajenación requiere y necesita <strong>de</strong> forma<br />
vital convertir “la vida genérica [vida <strong>de</strong> la especie]” y la naturaleza en medio<br />
<strong>de</strong> vida <strong>de</strong> una ínfima minoría <strong>de</strong>l planeta, que aparece como dueña <strong>de</strong> la<br />
propiedad, la economía y el po<strong>de</strong>r. Esto es, la humanidad y la naturaleza<br />
como objetos <strong>de</strong>sechables para ser usados por el po<strong>de</strong>r, los estados y el<br />
conjunto <strong>de</strong> las relaciones <strong>de</strong>l capital.<br />
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