racismo, prejuicio y discriminación - Instituto de Estudios para la paz ...
racismo, prejuicio y discriminación - Instituto de Estudios para la paz ...
racismo, prejuicio y discriminación - Instituto de Estudios para la paz ...
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
RACISMO, PREJUICIO Y DISCRIMINACIÓN:<br />
UNA PERSPECTIVA PSICOSOCIAL.<br />
1.- ¿Por qué esta lección?.<br />
Dr. Francisco Javier Grossi Queipo<br />
Universidad <strong>de</strong> Oviedo<br />
Yo soy el enemigo que tú mataste, amigo mío.<br />
Wilfred Owen: Réquiem <strong>de</strong> Guerra<br />
Hemos escogido el <strong>racismo</strong> como tema <strong>de</strong> nuestra lección magistral<br />
por varias razones. En primer lugar porque creemos que <strong>la</strong> psicología social<br />
como consecuencia <strong>de</strong> presupuestos, a nuestro modo <strong>de</strong> ver equivocados, ha<br />
estado <strong>de</strong>masiado tiempo alejada <strong>de</strong> los problemas sociales que aquejan a <strong>la</strong><br />
sociedad. En el nombre <strong>de</strong> una ciencia neutral y objetiva, cuya práctica ha<br />
<strong>de</strong> hacerse en total autonomía respecto <strong>de</strong> los or<strong>de</strong>namientos sociales y<br />
políticos en los que se <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>, nuestra disciplina se ha plegado sobre sí<br />
misma en un intento <strong>de</strong> generar un cuerpo <strong>de</strong> datos y teorías suficiente que<br />
permita pre<strong>de</strong>cir, explicar y contro<strong>la</strong>r <strong>la</strong> actividad humana, <strong>de</strong>l mismo modo<br />
que lo hacen <strong>la</strong>s ciencias naturales con sus respectivos objetos <strong>de</strong> estudio y<br />
que tan alto status les ha otorgado <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> esta civilización nuestra <strong>de</strong><br />
carácter tecnocrático.<br />
Afortunadamente, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace algo más <strong>de</strong> dos décadas ha habido un<br />
giro en <strong>la</strong> psicología social, al menos en un sector <strong>de</strong> el<strong>la</strong> y también, al<br />
menos <strong>de</strong>c<strong>la</strong>rativamente, hacia el estudio <strong>de</strong> los problemas y conflictos<br />
sociales que nos afectan. Es como si el psicólogo social hubiera recordado<br />
que es un científico social y que el conjunto <strong>de</strong> sus prácticas se <strong>de</strong>finen por y<br />
<strong>para</strong> el marco social que habita. En este sentido no estamos haciendo nada<br />
más que volver hacia nuestros orígenes allá en el siglo XVIII cuando <strong>la</strong><br />
psicología social sienta sus primeras piedras ante <strong>la</strong> necesidad <strong>de</strong><br />
compren<strong>de</strong>r y explicar los problemas sociales que existían en una sociedad<br />
en crisis.<br />
Así pues, hemos creído necesario que nuestra lección siguiese el<br />
mandato <strong>de</strong> Lewin <strong>de</strong> avanzar por el camino <strong>de</strong>l equilibrio entre <strong>la</strong> teoría y <strong>la</strong><br />
aplicación, entre <strong>la</strong> abstracción y <strong>la</strong> realidad, entre el pensar y el ser que<br />
dirían los marxistas. En este sentido nos ha parecido que no podíamos<br />
429
encontrar mejor tema que el <strong>de</strong>l problema <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong>, que tantos millones<br />
<strong>de</strong> muertos ha provocado a lo <strong>la</strong>rgo <strong>de</strong> <strong>la</strong> historia, que parece que hoy <strong>de</strong><br />
nuevo se cierne sobre nosotros con renovadas fuerzas, y que, sin embargo,<br />
tan poca investigación ha suscitado <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> nuestra disciplina.<br />
En efecto, el <strong>racismo</strong> y <strong>la</strong> xenofobia se encuentran en ascenso. Casi a<br />
diario po<strong>de</strong>mos escuchar manifestaciones que recuerdan, con toda su<br />
cru<strong>de</strong>za, a aquel<strong>la</strong>s otras <strong>de</strong> los años treinta que precedieron a <strong>la</strong><br />
imp<strong>la</strong>ntación en Europa <strong>de</strong> regímenes totalitarios. De nuevo encuentran eco<br />
entre ciertos sectores <strong>de</strong> <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción los discursos <strong>de</strong> quienes realizan el<br />
canto trasnochado <strong>de</strong> <strong>la</strong> pureza <strong>de</strong> <strong>la</strong> raza. La i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>lirante <strong>de</strong> que algunos<br />
pueblos están pre<strong>de</strong>stinados por el color <strong>de</strong> su piel, por su historia y hasta<br />
por sus genes a ocupar <strong>de</strong>terminados puestos en <strong>la</strong> dirección <strong>de</strong>l mundo ha<br />
alcanzado un nivel <strong>de</strong> difusión tal, y los actos <strong>de</strong> violencia racista son, como<br />
nos dice Tomás Calvo Buezas (1995), tan comunes y frecuentes, que nos<br />
parece que ha llegado el momento <strong>de</strong> p<strong>la</strong>ntear el conflicto interétnico que<br />
existe en nuestra sociedad como un verda<strong>de</strong>ro problema social que exige <strong>la</strong><br />
atención inmediata <strong>de</strong> <strong>la</strong> disciplina.<br />
Pero es que a<strong>de</strong>más, a nuestro modo <strong>de</strong> ver, <strong>la</strong> Psicología Social tiene<br />
una <strong>de</strong>uda histórica con el estudio <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong>. Debido al <strong>de</strong>sinterés <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
Psicología Social por los aspectos socioestructurales, el <strong>racismo</strong> ha tendido<br />
a ser un área marginada <strong>de</strong>ntro <strong>la</strong>s líneas <strong>de</strong> investigación <strong>de</strong> nuestra<br />
disciplina. Todo lo más ha llegado a ser estudiado <strong>de</strong> forma indirecta a<br />
través <strong>de</strong> <strong>la</strong>s teorías, principalmente cognitivas y motivacionales, e<strong>la</strong>boradas<br />
<strong>para</strong> explicar el <strong>prejuicio</strong>, los estereotipos y <strong>la</strong> <strong>discriminación</strong> (Bourihs,<br />
1994). Resulta obvio <strong>de</strong>cir que estos procesos que se articu<strong>la</strong>n en el <strong>racismo</strong><br />
nos han resultado siempre más familiares que el propio <strong>racismo</strong> a <strong>la</strong> hora <strong>de</strong><br />
investigar, dado que se trata <strong>de</strong> mecanismos psicológicos que operan y se<br />
sitúan en <strong>la</strong> persona, y que por tanto, po<strong>de</strong>mos intentar estudiarlos como<br />
tales al margen <strong>de</strong> los contextos sociales, históricos y culturales en los que<br />
se producen, y <strong>de</strong> <strong>la</strong>s variables económicas y políticas que los condicionan.<br />
Como es lógico, esto no es un hecho políticamente irrelevante y<br />
neutral, nos remite al tan mencionado sesgo i<strong>de</strong>ológico <strong>de</strong> <strong>la</strong> disciplina. Ha<br />
sido bastante frecuente, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminados ámbitos disciplinarios, oír <strong>la</strong><br />
queja <strong>de</strong> que <strong>la</strong> mayor parte <strong>de</strong> <strong>la</strong> Psicología Social que se hace es <strong>la</strong> <strong>de</strong> los<br />
b<strong>la</strong>ncos <strong>de</strong> <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se media norteamericana, lo cual se traduciría en <strong>la</strong> elección<br />
<strong>de</strong> un repertorio <strong>de</strong> áreas <strong>de</strong> interés y <strong>de</strong> soluciones políticamente correctas.<br />
Como nos dice De<strong>la</strong>campagne (1983) el <strong>racismo</strong> no se estudió más porque<br />
430
no molestaba a nadie, pues <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> todo <strong>la</strong> inteligentsia jamás habría <strong>de</strong><br />
sufrir sus estragos. Al mismo tiempo, <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se media, i<strong>de</strong>ológicamente afín a<br />
<strong>la</strong>s ten<strong>de</strong>ncias conservadoras, difícilmente podría estudiar otra cosa que no<br />
fuese el <strong>prejuicio</strong> y <strong>la</strong>s actitu<strong>de</strong>s si tenemos en cuenta <strong>la</strong> naturaleza<br />
individualista ya apuntada <strong>de</strong> estos estudios. De esta manera se hacía<br />
posible diseñar mecanismos en pro <strong>de</strong> <strong>la</strong> igualdad racial sin necesidad <strong>de</strong><br />
modificar el or<strong>de</strong>n social que genera el problema.<br />
Para terminar con esta no muy breve justificación <strong>de</strong>l tema <strong>de</strong><br />
exposición escogido, queremos <strong>de</strong>cir que otra <strong>de</strong> <strong>la</strong>s razones que nos han<br />
movido elegirlo es que éste es uno <strong>de</strong> los ejemplos más c<strong>la</strong>ros que po<strong>de</strong>mos<br />
presentar <strong>de</strong> lo que es un fenómeno psicosocial. Como hemos puesto <strong>de</strong><br />
manifiesto en el proyecto docente, <strong>la</strong> explicación psicosocial se caracteriza<br />
por ser multinivel, por conjugar el nivel <strong>de</strong> explicación y análisis psicológico<br />
y sociológico, y el <strong>racismo</strong> es un buen ejemplo <strong>de</strong> como estos niveles han <strong>de</strong><br />
imbricarse los unos en los otros <strong>para</strong> conseguir una explicación lo más<br />
completa posible. La complejidad <strong>de</strong>l fenómeno <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong> no admite<br />
explicaciones simplistas en términos <strong>de</strong> personalida<strong>de</strong>s psicopatológicas o<br />
<strong>de</strong> re<strong>la</strong>ciones económicas, en él intervienen muchas variables y se<br />
entrecruzan muchos factores, tanto psicológicos, como sociológicos,<br />
culturales, económicos, políticos, históricos, religiosos, etc. Los <strong>prejuicio</strong>s,<br />
los estereotipos, el etnocentrismo y el autoritarismo presentes en el discurso<br />
racista y propagados por <strong>la</strong> cultura necesitan un a<strong>de</strong>cuado caldo <strong>de</strong> cultivo<br />
social <strong>para</strong> su manifestación.<br />
Este caldo <strong>de</strong> cultivo está en nuestra sociedad en el paro, <strong>la</strong> crisis<br />
económica, <strong>la</strong> droga, <strong>la</strong> <strong>de</strong>pauperación y frustración <strong>de</strong> los barrios<br />
marginales urbanos, etc., pero también y muy especialmente en <strong>la</strong> pérdida <strong>de</strong><br />
valores, <strong>la</strong> <strong>de</strong>sorientación religiosa, el culto al dinero, al éxito y al consumo.<br />
2.- ¿Qué es lo que estudiaremos?<br />
Justificado el por qué <strong>de</strong>l tema <strong>de</strong> exposición correspon<strong>de</strong> ahora<br />
centrarlo y acotarlo. Para ello creemos necesario empezar por establecer el<br />
significado <strong>de</strong> <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra que da origen al término <strong>de</strong> <strong>racismo</strong>: raza. La so<strong>la</strong><br />
aproximación etimológica el término <strong>de</strong> raza ya nos da una i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
confusión que al respecto <strong>de</strong> todo este tema existe, pues su raíz no esta<br />
c<strong>la</strong>ra. Si consultamos el Diccionario <strong>de</strong> Autorida<strong>de</strong>s <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra raza aparece<br />
registrada como: "Casta o calidad <strong>de</strong> origen o linaje. Hab<strong>la</strong>ndo <strong>de</strong> los<br />
431
hombres se toma muy regu<strong>la</strong>rmente en ma<strong>la</strong> parte"; proce<strong>de</strong>ría <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
<strong>de</strong>sinencia <strong>la</strong>tina radix. En cambio, otros sostienen que esta pa<strong>la</strong>bra se<br />
<strong>de</strong>riva <strong>de</strong>l italiano razza, que quiere <strong>de</strong>cir familia o grupo <strong>de</strong> personas; y<br />
este último término tiene su origen, a su vez, en <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra árabe râs, que<br />
pue<strong>de</strong> traducirse por origen o <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia (Temprano, 1990). Más<br />
ilustrativo <strong>de</strong>l significado <strong>de</strong>l término nos parece que es el Diccionario<br />
crítico-etimológico <strong>de</strong> <strong>la</strong> lengua castel<strong>la</strong>na en el que se nos informa <strong>de</strong> que<br />
"<strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra aparece documentada en castel<strong>la</strong>no en 1438, en el Corbacho <strong>de</strong>l<br />
Arcipreste <strong>de</strong> Ta<strong>la</strong>vera (buena raça). En el sentido <strong>de</strong> linaje, estirpe parece<br />
tener un origen extranjero (Catalán o italiano, sic.) y tomó una acepción<br />
peyorativa por contaminación <strong>de</strong> otra pa<strong>la</strong>bra simi<strong>la</strong>r, raça, que significaba<br />
<strong>de</strong>fecto o tara en el paño. El uso <strong>de</strong> <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra raza es normal a partir <strong>de</strong>l<br />
siglo XVI" (cursivas originales).<br />
Parece evi<strong>de</strong>nte que, aún siendo poco c<strong>la</strong>ro su origen, su significado<br />
está ligado al <strong>de</strong>signio <strong>de</strong>l origen <strong>de</strong> algo. Pero y en ciencia ¿significa lo<br />
mismo? Hoy en día el concepto <strong>de</strong> raza está casi totalmente erradicado <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
terminología <strong>de</strong> <strong>la</strong> genética, biología, antropología, paleontología, etc. En<br />
todas estas disciplinas es norma común afirmar que no se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>finir este<br />
concepto sin caer en arbitrarieda<strong>de</strong>s y ambigüeda<strong>de</strong>s. De todas formas el<br />
acuerdo no es absoluto, y <strong>la</strong> prueba <strong>la</strong> tenemos en que cada cierto tiempo<br />
reaparecen polémicas como <strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> heredabilidad <strong>de</strong> <strong>la</strong> inteligencia o<br />
incluso <strong>la</strong> predisposición hacia <strong>la</strong> violencia <strong>de</strong> ciertas "razas" como <strong>la</strong><br />
hispana o <strong>la</strong> negra.<br />
A sabiendas <strong>de</strong> que el problema <strong>de</strong> <strong>la</strong> existencia <strong>de</strong> <strong>la</strong>s razas no es<br />
algo que corresponda dilucidar al psicólogo social, si <strong>de</strong> algo vale nuestra<br />
opinión permítasenos <strong>de</strong>cir que nos adherimos a lo expuesto por Marvin<br />
Harris (1991) cuando seña<strong>la</strong> que ningún estudio genealógico es ca<strong>paz</strong> <strong>de</strong><br />
llegar más allá <strong>de</strong> 56 generaciones. Detrás quedan 5.600 generaciones <strong>para</strong><br />
llegar al primer sapiens mo<strong>de</strong>rno. Como Harris, estamos convencidos <strong>de</strong><br />
que toda <strong>de</strong>marcación entre <strong>la</strong>s posibles razas, <strong>de</strong> haber existido, habría<br />
quedado borrada hace mucho tiempo atrás por el mestizaje. Creemos que<br />
todas <strong>la</strong>s razas y todos los humanos actuales están emparentados y<br />
comparten <strong>la</strong>s mismas genealogías.<br />
Ahora bien, <strong>de</strong> nada vale negar <strong>la</strong> base científica <strong>de</strong> <strong>la</strong>s razas porque<br />
el problema sigue estando ahí. Lo social y lo biológico son, en este caso,<br />
tanto epistemológica como ontológicamente, dos fenómenos completamente<br />
diferenciados. A nivel social hab<strong>la</strong>r <strong>de</strong> razas reales o <strong>de</strong> razas imaginarias es<br />
432
lo mismo, <strong>de</strong>sempeñan el mismo papel en este proceso social y por lo tanto,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> su funcionamiento, son idénticas. Como <strong>de</strong>cía<br />
Jean-Paul Sartre "Es el antisemita el que crea al judío". Por tanto nuestro<br />
problema se mueve en el terreno <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong> y no en el <strong>de</strong> <strong>la</strong>s razas. Para<br />
pensar el <strong>racismo</strong> tenemos que <strong>de</strong>scartar el concepto <strong>de</strong> raza como categoría<br />
<strong>de</strong> análisis.<br />
El siguiente paso en nuestro caminar es entonces <strong>de</strong>finir qué es el<br />
<strong>racismo</strong>. Al intentar hacerlo nos encontramos que el término que aparece<br />
ante nuestro sentido común como un todo, como algo indiferenciado es, en<br />
realidad, un fenómeno que engloba un conjunto bastante heterogéneo <strong>de</strong><br />
problemas. Como todo fenómeno social no es algo unívoco sino que tiene<br />
muchas caras, matices y expresiones, lo que hace <strong>de</strong> <strong>la</strong> tarea <strong>de</strong> su <strong>de</strong>finición<br />
algo verda<strong>de</strong>ramente complejo. Así hay quienes como Katz enfatizan sus<br />
aspectos conductuales: "trato <strong>de</strong>sigual <strong>de</strong> los individuos <strong>de</strong>bido a su<br />
pertenencia a un grupo particu<strong>la</strong>r" (Katz y Taylor, 1988, p. 6); otros, por<br />
ejemplo Taylor, los políticos y sociales: "efectos acumu<strong>la</strong>tivos <strong>de</strong><br />
individuos, instituciones, y culturas que resultan en <strong>la</strong> opresión <strong>de</strong> minorías<br />
étnicas" (Katz y Taylor, 1988, p. 6); hay quienes lo p<strong>la</strong>ntean en términos<br />
filosóficos, por ejemplo Willemsen (Willemsen y van Ou<strong>de</strong>nhoven, 1989,<br />
p.15): "filosofía que expresa <strong>la</strong> superioridad <strong>de</strong> una raza sobre otra";<br />
Wieviorka (1992, p. 18), lo hace en función <strong>de</strong> los contenidos i<strong>de</strong>ológicos:<br />
"i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> un vínculo entre los atributos o el patrimonio -físico, genético o<br />
biológico- <strong>de</strong> un individuo (o <strong>de</strong> un grupo) y sus caracteres intelectuales y<br />
morales"; Wetherell y Potter (1992) prefieren no entrar en los contenidos<br />
i<strong>de</strong>ológicos, <strong>de</strong>bido a <strong>la</strong> caducidad <strong>de</strong> los mismos, y optan por <strong>de</strong>finir el<br />
<strong>racismo</strong> en función <strong>de</strong> prácticas i<strong>de</strong>ológicas y <strong>de</strong> los resultados i<strong>de</strong>ológicos:<br />
"el discurso racista es i<strong>de</strong>ológico porque es una forma <strong>de</strong> conocimiento falsa<br />
y parcial que <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> intereses particu<strong>la</strong>res" (p. 31) ... "El discurso racista<br />
<strong>de</strong>bería verse como un discurso (cualquiera que sea su contenido) que tiene<br />
el efecto <strong>de</strong> establecer, sostener y reforzar re<strong>la</strong>ciones <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r opresivas ...<br />
tiene un efecto <strong>de</strong> categorizar, colocar y discriminar entre ciertos grupos,<br />
siendo un discurso que justifica, sostiene y legitima prácticas orientadas a<br />
mantener el po<strong>de</strong>r y el dominio" (p. 70).<br />
Como se pue<strong>de</strong> observar <strong>la</strong> complejidad <strong>de</strong>l concepto es mucha, razón<br />
por lo cual creemos que <strong>la</strong> concepción <strong>de</strong> <strong>racismo</strong> con <strong>la</strong> que nosotros<br />
trabajemos <strong>de</strong>berá centrarse en los aspectos psicosociales que el mismo<br />
encierra. Pues bien, enten<strong>de</strong>mos que es en <strong>la</strong>s categorías cognitivas e<br />
i<strong>de</strong>ológicas don<strong>de</strong> mejor se pue<strong>de</strong>n observar estos aspectos, ya que el<strong>la</strong>s<br />
433
mismas son el resultado <strong>de</strong> <strong>la</strong> internalización y organización creativa en los<br />
sujetos <strong>de</strong> lo externo discursivamente formalizado. En su análisis está <strong>la</strong><br />
puerta que permite acce<strong>de</strong>r a <strong>la</strong> mente social <strong>de</strong> los individuos, a <strong>la</strong>s<br />
funciones que <strong>de</strong>sempeñan y a su organización. Por esta razón, a nuestro<br />
juicio, <strong>la</strong> <strong>de</strong>finición más acertada <strong>para</strong> nuestro nivel <strong>de</strong> análisis es <strong>la</strong> que nos<br />
ofrecen Whetherell y Potter (1992). Es lo suficientemente amplia como <strong>para</strong><br />
no reducir <strong>de</strong>masiado el ámbito <strong>de</strong> estudio, inserta <strong>la</strong>s prácticas discursivas<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un or<strong>de</strong>n social existente (cuya función es legitimar) y en último<br />
termino remite a <strong>la</strong>s categorías argumentativas <strong>de</strong> tipo psicosocial, como <strong>la</strong>s<br />
creencias, actitu<strong>de</strong>s, etc. <strong>de</strong> <strong>la</strong>s personas y los grupos, insertas en los propios<br />
discursos.<br />
Así pues, ya hemos conseguido dar una cierta forma al <strong>racismo</strong>, pero<br />
no nos ha <strong>de</strong> valer con esto, pues, sus caras siguen siendo muchas. La<br />
i<strong>de</strong>ología racista pue<strong>de</strong> manifestarse a través <strong>de</strong> discursos diferentes y en<br />
distintos grados <strong>de</strong> intensidad. Esto es lo que han <strong>de</strong>mostrado Kleinppenning<br />
y Hagendoorn (1993) con su estudio sobre <strong>la</strong>s formas <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong>. Los<br />
autores mencionados han i<strong>de</strong>ntificado cinco formas <strong>de</strong> <strong>racismo</strong>, cada una <strong>de</strong><br />
<strong>la</strong>s cuales incluye un discurso sobre <strong>la</strong>s razones <strong>de</strong> <strong>la</strong>s diferencias raciales, <strong>la</strong><br />
superioridad racial, <strong>la</strong> distancia frente al grupo racial ajeno, y <strong>la</strong> visión <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
sociedad i<strong>de</strong>al <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong>l tema racial. No sólo eso sino que,<br />
a<strong>de</strong>más, proponen una esca<strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>discriminación</strong> acumu<strong>la</strong>tiva sobre <strong>la</strong> que se<br />
pue<strong>de</strong> evaluar <strong>la</strong> "dimensión acumu<strong>la</strong>tiva <strong>de</strong> <strong>la</strong>s actitu<strong>de</strong>s étnicas" (cada<br />
paso en <strong>la</strong> esca<strong>la</strong> está implicado en el siguiente). La esca<strong>la</strong> sería esta:<br />
—<br />
Discriminación interpersonal<br />
Discriminación política y económica<br />
Discriminación en el área <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos civiles<br />
+<br />
Como se pue<strong>de</strong> ver, <strong>para</strong> estos dos autores <strong>la</strong>s personas estamos más<br />
dispuestas a reconocer los <strong>de</strong>rechos civiles <strong>de</strong> otro grupo (p. ej. sanidad o<br />
educación) que los políticos y los económico (p. ej. voto o empleo), siendo<br />
todavía menor <strong>la</strong> aceptación interpersonal (matrimonio, vecindad, amistad,<br />
etc.). Al mismo tiempo, esta esca<strong>la</strong> nos indica que una persona que acepta a<br />
miembros <strong>de</strong> otros grupos a nivel interpersonal lo hará también a los otros<br />
niveles y viceversa, una persona que rechaza a los miembros <strong>de</strong> otro grupo a<br />
nivel <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos civiles, los rechazará también en los otros dos niveles.<br />
434
Las cinco formas <strong>de</strong> <strong>racismo</strong> que i<strong>de</strong>ntificaron c<strong>la</strong>sificadas <strong>de</strong> <strong>la</strong>s más<br />
tolerantes (no <strong>racismo</strong>) a <strong>la</strong>s más intolerantes (<strong>racismo</strong> biológico) son <strong>la</strong><br />
siguientes (Kleinppenning y Hagendoorn, 1993, p. 24).<br />
No nos vamos a <strong>de</strong>tener en <strong>la</strong> explicación <strong>de</strong> cada una <strong>de</strong> <strong>la</strong>s formas<br />
<strong>de</strong> <strong>racismo</strong> tal y como han sido configuradas a tenor <strong>de</strong> los discursos que<br />
manejan, puesto que aparecen perfectamente perfi<strong>la</strong>das en el cuadro<br />
anterior. Sí queremos, sin embargo, hacer una breve mención a <strong>la</strong>s formas <strong>de</strong><br />
<strong>racismo</strong> que representan típicamente "El <strong>racismo</strong> que viene" (Calvo Buezas,<br />
1990).<br />
Tradicionalmente, como consecuencia <strong>de</strong>l genocidio nazi, cuando uno<br />
pensaba en el <strong>racismo</strong> lo hacía en términos <strong>de</strong> <strong>racismo</strong> biológico. Se<br />
asociaba el <strong>racismo</strong> con un tipo <strong>de</strong> discurso que hab<strong>la</strong>ba <strong>de</strong> <strong>la</strong> superioridad o<br />
inferioridad <strong>de</strong> <strong>la</strong>s razas en términos geneticistas. Este es, nos dicen<br />
Pettigrew y Meertens (1995), el <strong>racismo</strong> vocinglero que solían medir <strong>la</strong>s<br />
encuestas, pero que con el paso <strong>de</strong>l tiempo ha tendido ha <strong>de</strong>saparecer en<br />
favor <strong>de</strong> un tipo <strong>de</strong> <strong>racismo</strong> mucho más sutil. Para recoger <strong>la</strong>s nuevas formas<br />
ha adoptado el <strong>racismo</strong> que se crearon los conceptos <strong>de</strong> "<strong>racismo</strong> aversivo"<br />
(Gaertner y Dovidio, 1986), "<strong>racismo</strong> simbólico" (McConahay, 1986),<br />
"neor<strong>racismo</strong>" (Balibar, 1991), "<strong>racismo</strong> postmo<strong>de</strong>rno" (Flecha y Gómez,<br />
1995), "<strong>racismo</strong> sutil" (Pettigrew y Meertens, 1995), etc.<br />
435
Areas No<br />
<strong>racismo</strong><br />
Racismo<br />
aversivo<br />
Racismo<br />
etnocentrista<br />
436<br />
Racismo<br />
simbólico<br />
Racismo<br />
biológico<br />
Diferencias Las diferencias <strong>de</strong> capacidad se apren<strong>de</strong>n Son innatas<br />
Superio- No hay razas<br />
Superioridad<br />
Superioridad<br />
ridad<br />
superiores<br />
cultural <strong>de</strong>l propio grupo biológica<br />
Amenaza El otro El contacto El otro grupo entraña una El otro grupo<br />
grupo es<br />
amenaza cultural /es un problema amenaza<br />
enriquece amenazante,<br />
social<br />
<strong>de</strong>generar<br />
problema<br />
social<br />
nuestra raza<br />
Derechos Igualdad <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos No hay <strong>de</strong>recho a Derecho <strong>de</strong> ser Ningún <strong>de</strong>recho<br />
Ser iguales. Deben iguales, pero no<br />
someterse más <strong>de</strong> los<br />
merecidos<br />
Ajuste El otro libre <strong>de</strong> vivir Deben ajustarse a Pue<strong>de</strong>n vivir Deben ser<br />
grupo es cultura <strong>la</strong> cultura <strong>de</strong> como quieran excluidos<br />
según su<br />
nuestro grupo pero <strong>de</strong>ntro totalmente<br />
propia<br />
<strong>de</strong> áreas<br />
limitadas<br />
Segregació No Distancia Se<strong>para</strong>ción cultural entre grupos Segregación<br />
n segregaci hacia el<br />
física<br />
ón ni<br />
física ni<br />
cultural<br />
otro<br />
Distancia No distancia entre grupos Mucha distancia<br />
Sociedad Sociedad La cultura <strong>de</strong> nuestro grupo <strong>de</strong>be dominar y ser Homogeneidad,<br />
i<strong>de</strong>al plural aceptada por los otros grupos<br />
Sociedad <strong>de</strong> raza<br />
pura<br />
A pesar <strong>de</strong> <strong>la</strong>s gran<strong>de</strong>s diferencias que existen entre unas formas y<br />
otras <strong>de</strong> este nuevo <strong>racismo</strong>, todas el<strong>la</strong>s se caracterizan por mantener<br />
discursos menos extremos, en los que se niega y se excluye toda alusión a <strong>la</strong><br />
diferencia genética interracial. Con toda probabilidad este giro <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />
i<strong>de</strong>ologías racistas es consecuencia <strong>de</strong>l mismo fenómeno al que hacíamos<br />
referencia anteriormente, <strong>la</strong> asociación <strong>de</strong>l viejo <strong>racismo</strong> con el execrable<br />
crimen contra <strong>la</strong> humanidad realizado por los nazis.<br />
El horror tan gran<strong>de</strong> que suscitó dio lugar a que a nivel internacional<br />
se e<strong>la</strong>borasen normas, leyes, e incluso Dec<strong>la</strong>raciones <strong>de</strong> Principios, en<br />
contra <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong> y <strong>de</strong> <strong>la</strong> xenofobia, y en favor <strong>de</strong> <strong>la</strong> igualdad <strong>de</strong> todos los<br />
hombres. Las funciones disuasorias que cumplieron provocaron no <strong>la</strong><br />
<strong>de</strong>saparición <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong> pero si su evolución hacia un <strong>racismo</strong> <strong>de</strong> corte<br />
cultural. Este nuevo col<strong>la</strong>r es el que toma toda aquel<strong>la</strong> gente que dice ser
anti-racista y se enfurece con el discurso sobre <strong>la</strong> inferioridad <strong>de</strong> <strong>la</strong>s razas,<br />
pero que al mismo tiempo seña<strong>la</strong> el carácter intrínsecamente problemático<br />
<strong>de</strong> <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones interculturales, razón que en ocasiones esgrimen en favor<br />
<strong>de</strong> que los miembros <strong>de</strong> cada una <strong>de</strong> el<strong>la</strong>s permanezca en su lugar <strong>de</strong> origen,<br />
o al menos se<strong>para</strong>dos <strong>de</strong> los <strong>de</strong> <strong>la</strong> cultura <strong>de</strong> acogida. La solución que<br />
ofrecen es <strong>la</strong> asimi<strong>la</strong>ción.<br />
No hace falta <strong>de</strong>cir que este tipo <strong>de</strong> argumentos son los que sostienen<br />
los que p<strong>la</strong>ntean <strong>la</strong> necesidad <strong>de</strong> erigir altos muros, cuanto más altos mejor,<br />
contra <strong>la</strong> inmigración. Por <strong>de</strong>sgracia cada vez es más frecuente oir hab<strong>la</strong>r <strong>de</strong><br />
<strong>la</strong> incompatibilidad cultural <strong>de</strong> los arribistas con los habitantes <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho<br />
<strong>de</strong>l país <strong>de</strong> acogida (Calvo Buezas, 1995). Un ejemplo c<strong>la</strong>ro <strong>de</strong> esta nueva<br />
forma <strong>de</strong> <strong>racismo</strong> lo observamos en recientes campañas <strong>de</strong> apoyo a países<br />
en vías <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo surgidas al calor <strong>de</strong>l movimiento en favor <strong>de</strong> <strong>la</strong> cesión<br />
<strong>de</strong>l 0'7% <strong>de</strong> P.I.B. Así no ha sido extraño encontrar a personas con i<strong>de</strong>as<br />
políticas conservadoras y con fuertes discursos nacionalistas excluyentes,<br />
contribuir con asociaciones en pro <strong>de</strong> los mencionados países (Echabarría y<br />
Vil<strong>la</strong>real, 1995).<br />
3.- ¿Cuál ha sido su <strong>de</strong>venir histórico como objeto <strong>de</strong> estudio?<br />
En este tercer estadío <strong>de</strong> nuestra lección preten<strong>de</strong>mos revisar muy<br />
brevemente cuál ha sido <strong>la</strong> evolución histórica experimentada por el <strong>racismo</strong><br />
como objeto <strong>de</strong> estudio <strong>para</strong> alcanzar una mejor comprensión <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />
explicaciones que <strong>de</strong> él existen en <strong>la</strong> actualidad.<br />
A pesar <strong>de</strong> lo familiar que hoy nos resulta el término <strong>de</strong> <strong>racismo</strong>,<br />
realmente es muy novedoso. Como nos dice Michel Wieviorka, director <strong>de</strong><br />
<strong>la</strong> Escue<strong>la</strong> <strong>de</strong> Altos <strong>Estudios</strong> <strong>de</strong> Ciencias Sociales <strong>de</strong> París, en su libro "El<br />
espacio <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong>" (1992), el término "<strong>racismo</strong>" no fue acuñado hasta <strong>la</strong><br />
época <strong>de</strong> entre guerras <strong>de</strong> nuestro siglo. Con todo hubo <strong>de</strong> esperar hasta<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>la</strong> segunda guerra mundial y al <strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong> los horrores<br />
<strong>de</strong>l genocidio (otro término absolutamente novedoso) nazi <strong>para</strong> cobrar plena<br />
vali<strong>de</strong>z. Pero si <strong>la</strong> noción <strong>de</strong> <strong>racismo</strong> es nueva, el fenómeno es más antiguo,<br />
habiéndose ocupado ya <strong>de</strong> él el pensamiento social <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el siglo XVIII. En<br />
este sentido es <strong>de</strong> justicia seña<strong>la</strong>r que, en parte, somos los investigadores<br />
sociales los culpables <strong>de</strong> <strong>la</strong> invención <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong>, pues como hemos<br />
mostrado en nuestro proyecto docente no son pocos los pensadores que<br />
durante ese siglo y con posterioridad han recurrido a <strong>la</strong> raza como principio<br />
437
explicativo <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida social y, sobre todo, <strong>de</strong> <strong>la</strong> historia. Por poner algunos<br />
ejemplos <strong>de</strong> nombres conocidos Galton y Le Bon eran acérrimos <strong>de</strong>fensores<br />
<strong>de</strong> <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> <strong>la</strong> superioridad <strong>de</strong> ciertas razas; Töniess, a pesar <strong>de</strong> no estar<br />
muy <strong>de</strong> acuerdo con <strong>la</strong> anterior i<strong>de</strong>a admitía <strong>la</strong> necesidad <strong>de</strong> discutir <strong>la</strong><br />
eugenesia como estudio <strong>de</strong>seable y muy importante; Bertrand Russell se<br />
manifestaba en contra <strong>de</strong> los matrimonios interraciales; etc. (Wieviorka,<br />
1992).<br />
Des<strong>de</strong> entonces hasta hoy el análisis y <strong>la</strong> explicación <strong>de</strong> este<br />
fenómeno ha evolucionado tremendamente pasando por <strong>la</strong>s siguientes etapas<br />
(considérese<strong>la</strong>s como tentativas <strong>de</strong> <strong>de</strong>marcación y no como algo con límites<br />
c<strong>la</strong>ros y <strong>de</strong>finidos):<br />
1.- Estudio <strong>de</strong> <strong>la</strong> raza como principio explicativo. Es <strong>la</strong> mencionada<br />
anteriormente. Transcurre fundamentalmente entre los s. XVIII y XIX<br />
y tiene en el colonialismo europeo el principal caldo <strong>de</strong> cultivo.<br />
2.- Formu<strong>la</strong>ción <strong>de</strong> <strong>la</strong> primera sociología <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong>. Fue e<strong>la</strong>borada en el s.<br />
XIX por Alexis <strong>de</strong> Tocqueville y Max Weber. Ambos p<strong>la</strong>ntearon <strong>la</strong><br />
necesidad <strong>de</strong> eliminar <strong>la</strong> i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> lo social con lo biológico a<br />
<strong>la</strong> que conducían <strong>la</strong>s anteriores explicaciones y <strong>de</strong> supeditar lo<br />
segundo a lo primero.<br />
3.- Las re<strong>la</strong>ciones <strong>de</strong> razas. Este mo<strong>de</strong>lo explicativo fue <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>do<br />
fundamentalmente por <strong>la</strong> Escue<strong>la</strong> <strong>de</strong> Chicago a partir <strong>de</strong> los años 20<br />
<strong>de</strong> nuestro siglo. Las oleadas sucesivas <strong>de</strong> emigrantes europeos que<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>la</strong> primera guerra mundial llegaron a los EE.UU. y el<br />
aumento <strong>de</strong> <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción negra en <strong>la</strong>s metrópolis <strong>de</strong>l norte, fueron dos<br />
<strong>de</strong> los motivos principales que originaron el interés por <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones<br />
<strong>de</strong> razas. P<strong>la</strong>ntea el problema <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong> en términos <strong>de</strong> grupos<br />
sociales en competición por recursos, posiciones <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, status y<br />
espacio ecológico, <strong>de</strong> tal manera que los grupos dominantes se<br />
valdrían <strong>de</strong>l <strong>prejuicio</strong> social <strong>para</strong> impedir o <strong>de</strong>tener <strong>la</strong> entrada <strong>de</strong> los<br />
grupos dominados en <strong>la</strong> competición.<br />
4.- Prejuicio y personalidad. En <strong>la</strong> década <strong>de</strong> los años treinta el análisis <strong>de</strong>l<br />
<strong>racismo</strong> <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> centrarse en una re<strong>la</strong>ción <strong>de</strong> razas <strong>para</strong> empezar a<br />
inclinarse <strong>de</strong>l <strong>la</strong>do <strong>de</strong>l agente racista. El <strong>prejuicio</strong> <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser, al<br />
menos en exclusiva, una racionalización instrumental <strong>de</strong> una<br />
dominación, <strong>para</strong> convertirse en un modo <strong>de</strong> solución <strong>de</strong> problemas y<br />
tensiones que se han originado en contextos distintos <strong>de</strong>l contacto<br />
interracial. El auge <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong> antisemita, pob<strong>la</strong>ción en su mayoría<br />
perfectamente integrada en sus respectivas socieda<strong>de</strong>s y difícilmente<br />
438
diferenciable <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong> los habitantes, así como lo <strong>de</strong>lirante <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
i<strong>de</strong>as que entorno a los judíos se crearon, sirvieron <strong>para</strong> cuestionar <strong>la</strong>s<br />
teorías <strong>de</strong> <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones <strong>de</strong> razas. El trabajo más representativo <strong>de</strong><br />
este enfoque es <strong>la</strong> Personalidad Autoritaria <strong>de</strong> Adorno y cols. (1950).<br />
5.- I<strong>de</strong>ología <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong>. A partir <strong>de</strong> los años cincuenta y especialmente los<br />
sesenta el <strong>racismo</strong> empieza a ser estudiado en c<strong>la</strong>ve política. El<br />
nazismo y sus horrores, los movimientos pro <strong>de</strong>rechos civiles en los<br />
EE.UU., los <strong>de</strong>bates en torno a <strong>la</strong> <strong>de</strong>scolonización, etc., crean el clima<br />
necesario <strong>para</strong> que los estudiosos <strong>de</strong> este problema social se p<strong>la</strong>nteen<br />
llevarlo más allá <strong>de</strong> lo personal, <strong>de</strong> los <strong>prejuicio</strong>s y <strong>de</strong> <strong>la</strong>s estructura<br />
<strong>de</strong> <strong>la</strong> personalidad. Ejemplos <strong>de</strong> este nivel <strong>de</strong> análisis <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong> nos<br />
los facilitan Foucault, que con su libro "Genealogía <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong>"<br />
(1992) <strong>de</strong>snuda los discursos racistas hasta <strong>de</strong>jar visibles sus<br />
contenidos políticos; Christian De<strong>la</strong>campagne (1983), quien nos<br />
muestra que los orígenes <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong> están indisolublemente unidos a<br />
<strong>la</strong> formación <strong>de</strong> <strong>la</strong> cultura occi<strong>de</strong>ntal; o Balibar y Wallerstein (1991),<br />
que en "Raza, nación y c<strong>la</strong>se" muestran <strong>la</strong>s intenciones <strong>de</strong> dominación<br />
política y económica <strong>de</strong> <strong>la</strong>s prácticas racistas.<br />
4.- ¿Cómo lo estudiaremos?<br />
Es <strong>la</strong> complejidad <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong>, sus múltiples caras y funciones lo que<br />
ha hecho <strong>de</strong> él un substrato perfecto <strong>para</strong> <strong>la</strong> formu<strong>la</strong>ción <strong>de</strong> mil y una teorías<br />
que a menudo han sido interpretadas como incompatibles, pero que en <strong>la</strong><br />
mayoría <strong>de</strong> los casos no <strong>de</strong>jan <strong>de</strong> ser explicaciones complementarias. En<br />
realidad estas teorías han solido limitarse a <strong>la</strong> explicación <strong>de</strong> un único p<strong>la</strong>no<br />
<strong>de</strong> los múltiples <strong>de</strong> los que se compone el <strong>racismo</strong>, pero <strong>la</strong>s tan frecuentes<br />
pretensiones <strong>de</strong> monismo teórico <strong>de</strong> los científicos sociales, han dificultado<br />
su conjunción o articu<strong>la</strong>ción en un marco teórico multinivel que permita<br />
<strong>de</strong>senredar mejor <strong>la</strong> ma<strong>de</strong>ja <strong>de</strong> fenómenos sociales, psicológicos y<br />
psicosociales que en él concurren.<br />
Por todas estas razones creemos que <strong>la</strong> mejor forma <strong>de</strong> exposición <strong>de</strong><br />
<strong>la</strong> teoría explicativa <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong> que nosotros <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>mos es presentar<br />
previamente <strong>la</strong>s teorías parciales que en el<strong>la</strong> concurren, con sus pros y sus<br />
contras, <strong>para</strong> luego tratar <strong>de</strong> integrar<strong>la</strong>s en un marco en el que lo social y lo<br />
psicológico se fundan en una realidad única. Empezaremos por el nivel más<br />
bajo <strong>de</strong> análisis y explicación que es el psicológico. Por supuesto que<br />
podríamos retrotraernos a un nivel todavía inferior como es el biológico,<br />
439
pero creemos que tanto <strong>la</strong> psicobiología como <strong>la</strong> sociobiología son<br />
incapaces <strong>de</strong> ofrecer explicaciones a<strong>de</strong>cuadas <strong>de</strong> fenómenos tan complejos<br />
como el que estamos abordando.<br />
4.1 Perspectiva individual <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong>.<br />
El nivel <strong>de</strong> análisis que aquí consi<strong>de</strong>ramos centra el estudio <strong>de</strong>l<br />
<strong>racismo</strong> en el agente racista. Dos son <strong>la</strong>s perspectivas que <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> él<br />
podrían ser ubicadas: <strong>la</strong> que aborda el <strong>racismo</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el enfoque <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />
motivaciones y necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l individuo, y <strong>la</strong> que lo hace <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los<br />
procesos cognitivos implicados. La primera tiene en los estudios realizados<br />
por Adorno et al. (1950) sobre "La Personalidad Autoritaria" su máximo<br />
exponente y <strong>la</strong> segunda en los <strong>de</strong> G. Allport sobre "La Naturaleza <strong>de</strong>l<br />
Prejuicio" (1954).<br />
El primero <strong>de</strong> los enfoques, <strong>de</strong> forma muy general, p<strong>la</strong>ntea que el<br />
sistema socioeconómico capitalista lleva asociadas unas prácticas educativas<br />
que conducen al <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> ciertas estructuras "patológicas" <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
personalidad que a su vez predisponen al <strong>prejuicio</strong> y al antisemitismo. La<br />
hipótesis central <strong>de</strong> Adorno et al. es que <strong>la</strong>s convicciones <strong>de</strong> un individuo,<br />
ya sean <strong>de</strong> tipo económico, social o político, forman un conjunto<br />
re<strong>la</strong>tivamente amplio y coherente, un patrón, como si todas el<strong>la</strong>s estuviesen<br />
vincu<strong>la</strong>das entre sí por un "espíritu" o "mentalidad". Tal patrón no es otra<br />
cosa, según los autores, que <strong>la</strong> expresión <strong>de</strong> <strong>la</strong>s ten<strong>de</strong>ncias profundas <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
personalidad que tienen su origen en <strong>la</strong>s necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l individuo. Esta, <strong>la</strong><br />
personalidad, se formaría en <strong>la</strong> infancia, sobre todo en el seno <strong>de</strong> <strong>la</strong> familia y<br />
a través <strong>de</strong> <strong>la</strong> educación. El <strong>racismo</strong> y más concretamente el antisemistismo<br />
-que constituye el objeto fundamental <strong>de</strong> su investigación- serían <strong>la</strong><br />
expresión <strong>de</strong> un tipo <strong>de</strong> personalidad particu<strong>la</strong>r: autoritaria, anti<strong>de</strong>mocrática,<br />
conservadora, orientada políticamente hacia <strong>la</strong> <strong>de</strong>recha, e informada por una<br />
i<strong>de</strong>ología etnocéntrica.<br />
Conforme al perfil que e<strong>la</strong>boraron <strong>de</strong> <strong>la</strong> personalidad autoritaria típica<br />
<strong>la</strong> persona que se correspon<strong>de</strong> con esta estructura <strong>de</strong> carácter se <strong>de</strong>fine a<br />
nivel cognitivo por pensar a través <strong>de</strong> clichés, o dicho <strong>de</strong> otra manera por<br />
pensar estereotipadamente; es inca<strong>paz</strong> <strong>de</strong> pensar en <strong>la</strong>s otras personas en<br />
términos <strong>de</strong> sus características individuales y tien<strong>de</strong> a generalizar los clichés<br />
a todos los miembros <strong>de</strong>l grupo estereotipado. El autoritario presenta una<br />
ten<strong>de</strong>ncia a tener opiniones muy firmes acerca <strong>de</strong> diferentes "tipos" <strong>de</strong><br />
personas, en especial sobre los diferentes grupos étnicos y nacionales.<br />
440
A<strong>de</strong>más <strong>la</strong> persona autoritaria presentaría una fuerte ten<strong>de</strong>ncia a c<strong>la</strong>sificar<br />
los estereotipos en un or<strong>de</strong>n jerárquico, consi<strong>de</strong>rando que ciertos grupos son<br />
inferiores a otros, y a creer que a todos los individuos y todos los grupos les<br />
correspon<strong>de</strong> un sitio en el mundo ordinario que les ha sido asignado.<br />
A pesar <strong>de</strong>l interés <strong>de</strong> Adorno et al. (quizás <strong>de</strong>biéramos <strong>de</strong>cir Sanford<br />
et al., por <strong>la</strong> importancia <strong>de</strong> <strong>la</strong>s contribuciones <strong>de</strong> uno y otro a <strong>la</strong><br />
investigación que realizaron <strong>para</strong> el Comité Judío Norteamericano; Knutson,<br />
1973) por re<strong>la</strong>cionar <strong>la</strong> estructura <strong>de</strong> <strong>la</strong> personalidad con <strong>la</strong> estructura social,<br />
su obra no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> tener un fuerte tinte psicologicista. El interés expresado al<br />
inicio <strong>de</strong> su obra por conectar los factores sociales y económicos, junto con<br />
<strong>la</strong>s prácticas educativas a ellos asociadas, con los patrones <strong>de</strong> personalidad,<br />
se diluye en el transfondo <strong>de</strong> una investigación que se centrará en <strong>la</strong><br />
i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> regu<strong>la</strong>rida<strong>de</strong>s en <strong>la</strong>s estructuras <strong>de</strong> carácter y <strong>de</strong> <strong>la</strong> historia<br />
psíquica <strong>de</strong> aquellos afines a <strong>la</strong>s doctrinas autoritarias como camino <strong>para</strong><br />
<strong>de</strong>scubrir una personalidad autoritaria <strong>para</strong> una i<strong>de</strong>ología autoritaria. De<br />
hecho, en "La Personalidad Autoritaria" <strong>la</strong> preocupación acerca <strong>de</strong> por qué<br />
los individuos escogen entre <strong>la</strong>s distintas alternativas i<strong>de</strong>ológicas que existen<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su entorno social hal<strong>la</strong> su explicación en <strong>la</strong>s motivaciones y<br />
necesida<strong>de</strong>s insatisfechas <strong>de</strong>l individuo. El antisemita, el racista, lo es<br />
porque en su infancia ha <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>do una personalidad autoritaria que hace<br />
<strong>de</strong> él un personaje altamente <strong>prejuicio</strong>so, dispuesto a proyectar sobre los<br />
<strong>de</strong>más los sentimientos <strong>de</strong> temor a <strong>la</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y a <strong>la</strong> <strong>de</strong>bilidad, al igual<br />
que los sentimientos <strong>de</strong> hostilidad hacia los padres, que le ha ocasionado<br />
una educación severa y estricta basada en los roles <strong>de</strong> sumisión y <strong>de</strong><br />
dominación padre-hijo.<br />
Según Adorno et al., los sentimientos positivos hacia los padres<br />
permanecen unidos a ellos, pero no así los negativos, hostiles, que son<br />
<strong>de</strong>sp<strong>la</strong>zados hacia otros b<strong>la</strong>ncos, como pue<strong>de</strong>n ser los miembros <strong>de</strong> otros<br />
grupos étnicos o aquel<strong>la</strong>s personas que cree que infringen <strong>la</strong>s leyes. De igual<br />
modo todos los sentimientos y <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> los que se avergüenza y que niega<br />
tener los <strong>de</strong>sp<strong>la</strong>za hacia otra figuras. Al obrar <strong>de</strong> esta manera el individuo<br />
autoritario tiene <strong>la</strong> posibilidad <strong>de</strong> pensar en lo que sin ello sería tabú, al<br />
mismo tiempo que <strong>de</strong> construirse una imagen <strong>de</strong>l mundo a su medida. Un<br />
mundo en el que ellos, los otros, siempre tienen y se mueven por <strong>de</strong>seos<br />
perversos que hacen peligrar el or<strong>de</strong>n y <strong>la</strong> <strong>de</strong>cencia, y en el que uno mismo y<br />
su propio grupo están libres <strong>de</strong> estas manchas. Con ello los grupos<br />
exteriores llegan a convertirse en chivos expiatorios que reciben los<br />
sentimientos nacidos <strong>de</strong> los individuos con <strong>prejuicio</strong>s. El <strong>prejuicio</strong>so<br />
441
<strong>de</strong>scarga su propia culpabilidad creando dichos chivos expiatorios, es <strong>de</strong>cir,<br />
transfiriendo psicológicamente sus propios pecados a otras personas.<br />
En este tipo <strong>de</strong> explicación, como se pue<strong>de</strong> ver, el <strong>racismo</strong> se origina<br />
fuera <strong>de</strong> <strong>la</strong> situación en <strong>la</strong> que eventualmente se manifiesta, ya que remite a<br />
una dimensión poco menos que invariable (los factores <strong>de</strong> personalidad),<br />
aunque <strong>para</strong> expresarse abiertamente necesite contar con un contexto<br />
favorable. El <strong>prejuicio</strong> racial es en Adorno et al. algo enraizado en lo<br />
profundo <strong>de</strong> <strong>la</strong> psiche, y por tanto exterior a <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones raciales<br />
concretas en el contexto <strong>de</strong> <strong>la</strong>s cuales se manifiesta. Dicho <strong>de</strong> otra manera,<br />
en esta explicación el <strong>racismo</strong> no tiene nada que ver con <strong>la</strong>s razas.<br />
En este sentido se expresaron autores como Minard (1952), Pettigrew<br />
(1958 y 1959) y Billig (1978, 1986), quienes criticaron <strong>la</strong> insuficiencia <strong>de</strong><br />
los p<strong>la</strong>nteamientos <strong>de</strong> <strong>la</strong> personalidad autoritaria <strong>para</strong> captar <strong>la</strong> capacidad <strong>de</strong><br />
penetración <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong> en todos los grupos sociales, <strong>la</strong> rapi<strong>de</strong>z con <strong>la</strong> que<br />
se pue<strong>de</strong> producir el cambio i<strong>de</strong>ológico y el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> <strong>la</strong>s normas sociales. El<br />
primero <strong>de</strong> ellos, Minard (1952), en un estudio sobre <strong>la</strong>s actitu<strong>de</strong>s racistas<br />
<strong>de</strong> mineros <strong>de</strong> Virginia, <strong>de</strong>mostró cómo estas se hal<strong>la</strong>n ligadas al contexto<br />
en el que se manifiestan. Sus resultados mostraban cómo mineros b<strong>la</strong>ncos<br />
que en el exterior <strong>de</strong> <strong>la</strong> mina tenían c<strong>la</strong>ros <strong>prejuicio</strong>s raciales en su interior<br />
se convertían en tolerantes y cooperativos en <strong>la</strong> medida que <strong>la</strong>s expectativas<br />
sociales cambiaban. Por su parte, Pettigrew (1959) en dos clásicos estudios<br />
sobre <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción entre <strong>prejuicio</strong>s raciales y medio social llevados a cabo en<br />
el norte y sur <strong>de</strong> EE.UU y en Suráfrica, encontró que no existe <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción<br />
unívoca autoritarismo-<strong>prejuicio</strong> mantenida por Adorno et al. A esta<br />
conclusión llegaron <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> observar que niveles semejantes <strong>de</strong><br />
autoritarismo pue<strong>de</strong>n correspon<strong>de</strong>rse con niveles distintos <strong>de</strong> <strong>prejuicio</strong>, lo<br />
cual indicaría, como dice Billig (1986, p. 591) "que sería inexacto concebir<br />
el <strong>racismo</strong> simplemente en función <strong>de</strong> un etnocentrismo generalizado. Por el<br />
contrario hay que examinar <strong>la</strong>s tradiciones particu<strong>la</strong>res <strong>de</strong> cada <strong>prejuicio</strong> en<br />
el seno <strong>de</strong> <strong>la</strong>s socieda<strong>de</strong>s" .<br />
Para compren<strong>de</strong>r mejor el sentido <strong>de</strong> estas críticas es necesario tener<br />
en cuenta que los trabajos sobre <strong>la</strong> personalidad autoritaria se producen en el<br />
marco <strong>de</strong> un mundo horrorizado por <strong>la</strong> <strong>de</strong>strucción, violencia y locura<br />
originadas por una sociedad (que no un pueblo, pues <strong>de</strong> el<strong>la</strong> participó todo<br />
Europa) con un nivel <strong>de</strong> cultura y educación muy elevado. Por eso no es <strong>de</strong><br />
extrañar que el <strong>racismo</strong> y el <strong>prejuicio</strong> sean asociados a una estructura <strong>de</strong><br />
carácter sin consi<strong>de</strong>rar el contexto en el que se manifiestan. Esto, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong><br />
442
presentar los inconvenientes mencionados, ha inducido al error bastante<br />
grosero <strong>de</strong> constreñir el concepto <strong>de</strong> <strong>racismo</strong> a <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> <strong>la</strong> superioridad<br />
racial <strong>de</strong>l pueblo ario y al programa <strong>de</strong> solución final que los nazis<br />
mantenían <strong>para</strong> los judíos (a menudo se olvida el extermino sistemático<br />
realizado con po<strong>la</strong>cos, gitanos, homosexuales, soviéticos, gitanos,<br />
<strong>de</strong>ficientes mentales, etc.). Estamos totalmente <strong>de</strong> acuerdo con Billig (1986,<br />
p. 591) cuando seña<strong>la</strong> que "es posible que el <strong>la</strong>zo entre el <strong>racismo</strong> y el<br />
autoritarismo haya puesto <strong>de</strong>masiado énfasis en una forma extrema <strong>de</strong><br />
sectarismo, <strong>la</strong> que se expresa <strong>de</strong> forma típica en los medios fascistas, en<br />
<strong>de</strong>trimento <strong>de</strong> otras varieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> no menor importancia, que podríamos<br />
encontrar <strong>de</strong> manera más típica en socieda<strong>de</strong>s no fascistas". A nuestro modo<br />
<strong>de</strong> ver, semejante limitación <strong>de</strong>l concepto ha servido durante mucho tiempo<br />
<strong>de</strong> coartada exculpatoria <strong>de</strong> <strong>la</strong>s conciencias <strong>de</strong> todos aquellos que han<br />
rechazado a otros grupos etno-raciales en el nombre <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
propia cultura y valores grupales.<br />
Un último problema que se apunta en <strong>la</strong> teoría <strong>de</strong> Adorno et al. <strong>para</strong> el<br />
estudio <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong> es <strong>la</strong> psicopatologización que se hace <strong>de</strong>l concepto, lo<br />
cual ha limitado y condicionado enormemente <strong>la</strong>s posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> análisis<br />
<strong>de</strong> este fenómeno social.<br />
La otra perspectiva <strong>de</strong> corte individualista que señalábamos al<br />
principio es <strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> cognición social y tiene en Gordon Allport uno <strong>de</strong> sus<br />
máximos exponentes. El enfoque cognitivo sugiere que el análisis <strong>de</strong>l<br />
<strong>racismo</strong> <strong>de</strong>bería comenzarse con <strong>la</strong> exploración <strong>de</strong> algunas <strong>de</strong> <strong>la</strong>s estrategias<br />
cognitivas específicas y localizadas que <strong>la</strong> gente utiliza <strong>para</strong> dar sentido a<br />
los procesos naturales y sociales. El <strong>racismo</strong> tien<strong>de</strong> a ser visto como algo<br />
<strong>de</strong>safortunado pero inevitable, al mismo tiempo que un producto adaptativo<br />
<strong>de</strong> <strong>la</strong> historia humana. Son los actos <strong>de</strong> categorización, percepción y<br />
enjuiciamiento social los que originan el <strong>racismo</strong>.<br />
El enfoque <strong>de</strong> <strong>la</strong> cognición social que Allport representa, mantiene<br />
que el ambiente es tan amplio y variado que al individuo se le hace<br />
imposible percibirlo en su totalidad. Simplemente seríamos incapaces <strong>de</strong><br />
prestar atención a toda esta riqueza, diversidad y diferencia individual.<br />
"Millones <strong>de</strong> sucesos acaecen todos los días. No po<strong>de</strong>mos apreciarlos uno<br />
por uno. Si pensamos en ellos es <strong>para</strong> tipificarlos" (Allport, 1954/1963, p.<br />
36). Por esta razón <strong>la</strong> interacción social y <strong>la</strong> percepción <strong>de</strong> los otros tiene<br />
que ser organizada, or<strong>de</strong>nada y simplificada, principalmente en torno a un<br />
conjunto <strong>de</strong> categorías cognitivas. "La mente tiene que pensar con <strong>la</strong> ayuda<br />
443
<strong>de</strong> categorías (el término es equivalente aquí a generalizaciones). Una vez<br />
formadas, <strong>la</strong>s categorías constituyen <strong>la</strong> base <strong>de</strong>l pre-juicio normal. No hay<br />
modo <strong>de</strong> evitar este proceso. La posibilidad <strong>de</strong> vivir <strong>de</strong> un modo algo<br />
or<strong>de</strong>nado <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> él" (p. 35).<br />
La categorización social <strong>de</strong> los individuos en grupos es, como<br />
po<strong>de</strong>mos comprobar, <strong>la</strong> manera en <strong>la</strong> que los individuos ahorran tiempo y<br />
esfuerzo mediante <strong>la</strong> simplificación y el or<strong>de</strong>namiento <strong>de</strong> <strong>la</strong>s percepciones y<br />
los juicios. Consecuentemente es algo necesario y ventajoso que nos permite<br />
i<strong>de</strong>ntificar rápidamente un objeto por sus rasgos comunes, dado que <strong>la</strong>s<br />
categorías tienen una vincu<strong>la</strong>ción estrecha e inmediata con lo que vemos,<br />
con el modo como juzgamos lo que vemos y con lo que hacemos. De todas<br />
formas es bastante normal que <strong>la</strong> evi<strong>de</strong>ncia y <strong>la</strong> razón se vean obligadas a<br />
acomodarse a <strong>la</strong>s categorías, especialmente cuando se trata <strong>de</strong> categorías <strong>de</strong><br />
valores, pues son "<strong>la</strong>s categorías más importantes que tiene un hombre" (p.<br />
40). Ello es posible gracias a que <strong>la</strong>s categorías a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> or<strong>de</strong>nar informan<br />
i<strong>de</strong>acionalmente y emotivamente. Es <strong>de</strong>cir, <strong>la</strong>s categorías saturan todo lo que<br />
abarcan <strong>de</strong> contenidos i<strong>de</strong>ativos (estereotipos) y emotivos, ajustándose <strong>la</strong>s<br />
percepciones a ellos <strong>de</strong> tal forma que <strong>la</strong>s propias categorías se vean<br />
justificadas. Tan es así que <strong>de</strong>finía los estereotipos "como una creencia<br />
exagerada asociada a una categoría, cuya función es justificar (racionalizar)<br />
nuestra conducta en re<strong>la</strong>ción con esa categoría" (p. 191). Por poner un<br />
ejemplo, no sólo diferenciamos entre gitanos y no gitanos, sino que también<br />
tenemos unas expectativas <strong>de</strong> comportamiento <strong>de</strong> este grupo social, al igual<br />
que unos sentimientos <strong>de</strong> agrado o <strong>de</strong>sagrado hacia ellos, y <strong>de</strong> acuerdo a<br />
todos ellos percibimos e interpretamos sus acciones <strong>de</strong> un modo que<br />
<strong>de</strong>fien<strong>de</strong> nuestra forma <strong>de</strong> actuar frente a y pensar <strong>de</strong> "ellos".<br />
Los estereotipos, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> este enfoque, tal y como acabamos <strong>de</strong> ver,<br />
serían los contenidos <strong>de</strong> los cuales están dotadas <strong>la</strong>s categorías sociales que<br />
estructuran el conocimiento. Según Stephan (1985), los estereotipos son<br />
conjuntos <strong>de</strong> rasgos (físicos, fisiológicos, intelectuales y conductuales)<br />
atribuidos a los grupos sociales. Este <strong>la</strong>zo <strong>de</strong> unión entre categorías y<br />
presuntas características, es entendida como <strong>la</strong> característica central que<br />
gobierna el contenido <strong>de</strong> <strong>la</strong>s i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> <strong>la</strong> gente acerca <strong>de</strong> los grupos sociales.<br />
Para Hamilton y Trolier (1986) los contenidos <strong>de</strong> los estereotipos<br />
(asociación particu<strong>la</strong>r <strong>de</strong> rasgos) son adquiridos en el proceso <strong>de</strong><br />
socialización. Así y todo, estos mismos autores piensan que <strong>la</strong> manera en<br />
que trabaja <strong>la</strong> mente, <strong>la</strong> manera en <strong>la</strong> que procesa <strong>la</strong> información, hace que<br />
<strong>de</strong> por sí puedan generarse imágenes negativas <strong>de</strong> un grupo. La causa<br />
444
principal sería que <strong>la</strong> ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> nuestra mente a realizar corre<strong>la</strong>ciones<br />
ilusorias. Esto suce<strong>de</strong>ría con fragmentos <strong>de</strong> información que <strong>para</strong> nosotros<br />
son muy salientes como pue<strong>de</strong> ser, por ejemplo, un asesinato. Si el crimen<br />
nos enteramos que es realizado por un negro, po<strong>de</strong>mos conectar <strong>la</strong>s dos<br />
cosas en una categoría formando un estereotipo racista (Hamilton, 1981). La<br />
socialización en una cultura racista no sería por tanto necesaria. Los<br />
estereotipos racistas podrían simplemente resultar <strong>de</strong> un proceso cognitivo<br />
<strong>de</strong> asociación.<br />
Como se pue<strong>de</strong> ver, a pesar <strong>de</strong> <strong>la</strong> utilidad que los investigadores <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
cognición social, como por ejemplo Allport, otorgan a los procesos <strong>de</strong><br />
categorización social, también reconocen que pue<strong>de</strong>n introducir ciertas<br />
percepciones ina<strong>de</strong>cuadas, una especie <strong>de</strong> ilusiones visuales, que pue<strong>de</strong>n ser<br />
no tan ventajosas. Aparte <strong>de</strong>l anteriormente seña<strong>la</strong>do, cabría <strong>de</strong>stacar dos<br />
sesgos <strong>de</strong> importancia: el introducido por el efecto <strong>de</strong> <strong>la</strong> Homogeneización<br />
Intracategorial, consistente en <strong>la</strong> exageración <strong>de</strong> <strong>la</strong>s similitu<strong>de</strong>s entre los<br />
miembros <strong>de</strong> una misma categoría, y el <strong>de</strong> <strong>la</strong> Diferenciación Intercategorial,<br />
o exageración <strong>de</strong> <strong>la</strong>s diferencias entre los miembros <strong>de</strong> distintas categorías<br />
(Hamilton y Trolier, 1986). Estos mismos autores seña<strong>la</strong>n que entre otros<br />
posibles efectos inducidos por <strong>la</strong> categorización social están <strong>la</strong> posibilidad<br />
<strong>de</strong> realizar juicios más extremos <strong>de</strong> <strong>la</strong>s acciones <strong>de</strong> aquellos que hemos<br />
metido en el mismo saco <strong>de</strong> una categoría, y sobre todo el mejor recuerdo <strong>de</strong><br />
<strong>la</strong>s acciones negativas <strong>de</strong> los que nosotros vemos como exogrupo y <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />
positivas <strong>de</strong>l endogrupo. Serían efectos cognitivos como estos los que<br />
explicarían <strong>la</strong>s ten<strong>de</strong>ncias a <strong>la</strong> generalización y radicalización que los<br />
investigadores cognitivos seña<strong>la</strong>n como característicos <strong>de</strong>l discurso racista o<br />
<strong>prejuicio</strong>so.<br />
Pero <strong>para</strong> Allport el <strong>prejuicio</strong> no es solo <strong>la</strong> consecuencia lógica <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
ten<strong>de</strong>ncia natural <strong>de</strong>l hombre a <strong>la</strong> categorización, sino también al<br />
etnocentrismo. A su juicio, en todos nosotros hay una disposición a estimar<br />
nuestro propio modo <strong>de</strong> existencia y en consecuencia a subestimar (o atacar<br />
<strong>de</strong> modo activo) lo que nos parece constituir una amenaza <strong>para</strong> él. Es más,<br />
<strong>para</strong> ratificar esta opinión no duda en acudir a <strong>la</strong> siguiente cita <strong>de</strong> Freud: "En<br />
<strong>la</strong> abierta antipatía y aversión que <strong>la</strong> gente siente hacia los extranjeros con<br />
quienes <strong>de</strong>be tratar, reconocemos <strong>la</strong> expresión <strong>de</strong>l amor a sí mismo, <strong>de</strong>l<br />
narcisismo" (Allport, 1954/1963, p. 43).<br />
En <strong>de</strong>finitiva, en este mo<strong>de</strong>lo, a diferencia <strong>de</strong>l anterior, el <strong>racismo</strong> es<br />
indicativo no <strong>de</strong> un fallo generalizado <strong>de</strong> carácter emocional, motivacional o<br />
445
i<strong>de</strong>ológico, sino <strong>de</strong> <strong>la</strong>s limitaciones humanas en <strong>la</strong>s capacida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
organización mental racional y <strong>de</strong> <strong>la</strong> ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> todos los grupos a<br />
<strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>r "una forma <strong>de</strong> vida con códigos y creencias, normas y<br />
"enemigos" característicos que satisfagan sus propias necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
adaptación" (p. 56).<br />
De todas formas <strong>la</strong>s cosas no son tan sencil<strong>la</strong>s, en el sentido que los<br />
mecanismos <strong>de</strong> procesamiento <strong>de</strong> información <strong>de</strong> <strong>la</strong> persona son más<br />
complejos que lo dicho hasta ahora. Queremos <strong>de</strong>cir que <strong>la</strong>s creencias<br />
acerca <strong>de</strong> los grupos sociales es posible organizar<strong>la</strong>s mentalmente en un<br />
sistema jerárquico <strong>de</strong> agrupamientos básicos que luego son divididos a su<br />
vez en subcategorías (por ejemplo, los gitanos en buenos y malos; jóvenes o<br />
viejos, etc.). Cada uno <strong>de</strong> estos agrupamientos pue<strong>de</strong> tener fronteras<br />
ambiguas y por ello, por razones <strong>de</strong> eficacia cognitiva, <strong>la</strong>s categorías son<br />
organizadas en torno a <strong>la</strong> imagen mental <strong>de</strong> un ejemp<strong>la</strong>r sobresaliente: el<br />
prototipo.<br />
Una <strong>de</strong> <strong>la</strong>s principales críticas que se le pue<strong>de</strong> hacer a este enfoque<br />
<strong>de</strong>l problema <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong> es que mezc<strong>la</strong> <strong>la</strong>s representaciones cognitivas <strong>de</strong><br />
<strong>la</strong> realidad con <strong>la</strong> realidad misma. Por un <strong>la</strong>do se afirma <strong>la</strong> naturaleza<br />
constructiva <strong>de</strong> <strong>la</strong>s percepciones y <strong>de</strong>l pensamiento humano. Las categorías<br />
y los estereotipos crearían efectos perceptuales, aunque esta actividad<br />
constructiva se apoya en <strong>la</strong> posibilidad <strong>de</strong> percepciones verídicas. Como<br />
vemos, en <strong>la</strong> cognición social no es posible diferenciar meridianamente los<br />
límites entre representaciones verídicas y erróneas. Por <strong>la</strong> misma razón, no<br />
está <strong>de</strong>l todo c<strong>la</strong>ro si un acto cognitivo <strong>de</strong>bería ser visto como un error o<br />
como una percepción válida <strong>de</strong> <strong>la</strong> realidad física (Edwards y Potter, 1992).<br />
En el caso <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong> el error que se comete es c<strong>la</strong>ro pues toma<br />
como un hecho objetivo <strong>la</strong> categoría <strong>de</strong> c<strong>la</strong>sificación <strong>de</strong> <strong>la</strong>s razas: el color.<br />
Se supone que <strong>la</strong>s categorías que estructuran <strong>la</strong>s percepciones y <strong>la</strong>s i<strong>de</strong>as<br />
acerca <strong>de</strong> otras personas son simplificaciones, pero al mismo tiempo se <strong>la</strong>s<br />
toma como percepciones directas y precisas <strong>de</strong> los rasgos <strong>de</strong> <strong>la</strong>s distintas<br />
maneras en <strong>la</strong>s que <strong>la</strong>s personas están divididas en realidad. La mayoría <strong>de</strong><br />
los investigadores <strong>de</strong> <strong>la</strong> cognición social admitirían que mientras que los<br />
estereotipos pue<strong>de</strong>n ser erróneos, <strong>la</strong>s categorías a <strong>la</strong>s que se encuentran<br />
ligados están basadas en <strong>la</strong> experiencia empírica <strong>de</strong> los otros, y que por<br />
tanto reflejan similitu<strong>de</strong>s y diferencias objetivas entre los individuos<br />
percibidos. Por ejemplo, el agrupar a gente en función <strong>de</strong>l color <strong>de</strong> su piel o<br />
fisonomía sería un hecho natural como consecuencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> percepción <strong>de</strong><br />
446
unas diferencias reales, incluso se podría <strong>de</strong>cir que es algo adaptativo y<br />
legítimo, dada <strong>la</strong> utilidad psicológica que tiene <strong>para</strong> <strong>la</strong> persona. Los<br />
estereotipos y hasta los <strong>prejuicio</strong>s raciales serían, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esta óptica algo<br />
natural e inevitable (Wetherell y Potter, 1992).<br />
La fa<strong>la</strong>cia <strong>de</strong> este argumento está en el hecho <strong>de</strong> que tomemos por<br />
natural el agrupar a <strong>la</strong>s personas por el color <strong>de</strong> su piel o por su fisonomía.<br />
No se pue<strong>de</strong> negar que existan diferentes colores <strong>de</strong> piel, lo que sí ya no es<br />
cierto es que esto sea una categoría natural <strong>para</strong> <strong>la</strong> c<strong>la</strong>sificación <strong>de</strong> <strong>la</strong> gente<br />
en grupos sociales distintos. El c<strong>la</strong>sificar a <strong>la</strong>s personas por el color <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
piel es tan "natural" como hacerlo por el <strong>de</strong> su pelo. Quisiera contar un<br />
chiste que ilustra un poco lo que acabamos <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir. Se trata <strong>de</strong> una<br />
encuesta callejera en <strong>la</strong> qué se le pregunta a <strong>la</strong> gente que solución darían al<br />
paro, una persona respon<strong>de</strong> mandar a todos los negros y bomberos <strong>para</strong><br />
Africa.<br />
La reacción típica es preguntar por qué mandar a los bomberos a<br />
Africa. Ahí está el chiste, ¿y por qué a los negros?. Estamos tan<br />
acostumbrados a percibir el color como una categoría <strong>de</strong> c<strong>la</strong>sificación <strong>de</strong><br />
personas que no nos damos cuenta <strong>de</strong> que es un hecho puramente social. En<br />
realidad son los grupos sociales los que a través <strong>de</strong> sus prácticas y<br />
activida<strong>de</strong>s crean un ambiente social, el cual viene a estructurar sus juicios.<br />
Estas prácticas materiales y el subsiguiente conjunto <strong>de</strong> re<strong>la</strong>ciones sociales,<br />
junto con <strong>la</strong> historia <strong>de</strong> estas re<strong>la</strong>ciones, inexorablemente dirigen <strong>la</strong> atención<br />
<strong>de</strong> los grupos sociales hacia características específicas y patrones<br />
conductuales <strong>de</strong> otros grupos. Cuando <strong>de</strong>scribimos a ciertas personas como<br />
miembros <strong>de</strong> <strong>la</strong> raza gitana y a otras como payas estamos tomando parte <strong>de</strong><br />
<strong>la</strong> historia social, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>r un conjunto parcial <strong>de</strong> imágenes<br />
basadas en los intereses políticos y económicos <strong>de</strong>l propio grupo.<br />
El error <strong>de</strong>l enfoque cognitivo es enten<strong>de</strong>r el ambiente como un<br />
conjunto <strong>de</strong> hechos sensoriales en vez <strong>de</strong> hacerlo como hechos socialmente<br />
organizados. Ello implica enten<strong>de</strong>r <strong>la</strong>s diferencias categoriales y los rasgos<br />
raciales como meros hechos <strong>de</strong> ese mundo físico a ser percibido y dotado <strong>de</strong><br />
significación cognitiva, lo cual se producirá <strong>de</strong> <strong>la</strong> misma manera por<br />
cualquier persona en cualquier momento <strong>de</strong> <strong>la</strong> historia. En última instancia<br />
cabría hacer <strong>la</strong> pregunta <strong>de</strong> por qué si <strong>la</strong> mayoría <strong>de</strong> los mecanismos<br />
cognitivos trabajan esencialmente <strong>de</strong> forma neutral <strong>la</strong> sobreacentuación, <strong>la</strong><br />
generalización sesgada y el recuerdo selectivo actúan en contra y no a favor<br />
<strong>de</strong> los gitanos. La respuesta más fehaciente, según Potter y Wetherell<br />
447
(1992), es que <strong>la</strong>s cogniciones se combinan con <strong>la</strong> socialización <strong>de</strong> tal<br />
manera que el conjunto <strong>de</strong> creencias asociado a <strong>de</strong>terminados grupos<br />
sociales es sesgado en una dirección negativa o favorable en función <strong>de</strong>l<br />
contexto social, siendo reforzado por los procesos cognitivos.<br />
4.2 Perspectiva interindividual-intergrupal <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong>.<br />
Esta nueva perspectiva supone un ascenso en <strong>la</strong> dimensión social <strong>de</strong>l<br />
nivel <strong>de</strong> análisis <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>do, pues aún cuando todavía tiene como punto <strong>de</strong><br />
referencia los procesos cognitivos <strong>de</strong>l agente racista, se centra en los efectos<br />
directos que sobre <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones interpersonales e intergrupales tienen <strong>la</strong>s<br />
motivaciones individuales socialmente situadas. La teoría más representativa<br />
<strong>de</strong> esta perspectiva es <strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> i<strong>de</strong>ntidad social (Tajfel, 1981; Tajfel y<br />
Turner, 1985; Turner, 1981; 1985; Turner et al 1987).<br />
La teoría <strong>de</strong> <strong>la</strong> i<strong>de</strong>ntidad social tiene muchos puntos en común con <strong>la</strong><br />
anterior en cuanto que liga el <strong>racismo</strong> al problema <strong>de</strong> los juicios sesgados<br />
estereotípicamente. Así, <strong>para</strong> Tajfel, los estereotipos (generalizaciones a <strong>la</strong>s<br />
que llegan los individuos en <strong>la</strong>s atribuciones <strong>de</strong> características psicológicas a<br />
grupos humanos gran<strong>de</strong>s) surgen <strong>de</strong> un proceso <strong>de</strong> categorización que tiene<br />
como función principal "simplificar o sistematizar, <strong>para</strong> lograr <strong>la</strong> adaptación<br />
cognitiva o <strong>de</strong> <strong>la</strong> conducta a <strong>la</strong> abundancia y a <strong>la</strong> complejidad <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
información recibida <strong>de</strong>l medio por parte <strong>de</strong>l organismo humano" (Tajfel<br />
1981/1984, p. 173). Por lo que se refiere a los efectos cognitivos <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
categorización se producirían todos los seña<strong>la</strong>dos anteriormente; es <strong>de</strong>cir:<br />
aumento <strong>de</strong> <strong>la</strong>s diferencias entre los grupos, sobreestimación <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />
similitu<strong>de</strong>s y <strong>de</strong> <strong>la</strong> homogeneidad <strong>de</strong> los individuos intragrupos, saturación<br />
cognitiva y emocional <strong>de</strong> <strong>la</strong>s categorías (que a su vez son <strong>la</strong> base <strong>de</strong> los<br />
estereotipos y <strong>de</strong> los <strong>prejuicio</strong>s), etc. En última instancia, al igual que en el<br />
enfoque <strong>de</strong> <strong>la</strong> cognición social, los <strong>prejuicio</strong>s son concebidos como el<br />
proceso cognoscitivo <strong>de</strong> selección, acentuación e interpretación <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
información proveniente <strong>de</strong>l medio ambiente, que nos permite proteger el<br />
sistema <strong>de</strong> valores que subyace a <strong>la</strong>s divisiones <strong>de</strong>l mundo circundante con<br />
<strong>la</strong>s que operamos.<br />
Sin embargo, Tajfel no se queda ahí, va mucho más allá. En primer<br />
lugar al introducir el contexto social como mecanismo básico <strong>de</strong> explicación<br />
<strong>de</strong> los estereotipos y los <strong>prejuicio</strong>s. Ambos procesos cognitivos entien<strong>de</strong> que<br />
proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong>, y son estructurados por, <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones entre los gran<strong>de</strong>s grupos<br />
o entida<strong>de</strong>s sociales, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> por <strong>la</strong>s propias necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> or<strong>de</strong>nación y<br />
448
simplificación <strong>de</strong>l ambiente <strong>de</strong>l sujeto. El papel que otorga al contexto social<br />
es tan gran<strong>de</strong> que llega a afirmar que "Es <strong>de</strong> sobra conocido que el <strong>prejuicio</strong><br />
es algo inse<strong>para</strong>ble <strong>de</strong> <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones intergrupales, en particu<strong>la</strong>r <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />
re<strong>la</strong>ciones raciales" (Tajfel, 1984, p. 159). De esta manera, en <strong>la</strong> teoría <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
i<strong>de</strong>ntidad social el funcionamiento y uso <strong>de</strong> los estereotipos y <strong>prejuicio</strong>s es<br />
el resultado <strong>de</strong> <strong>la</strong> íntima interacción entre <strong>la</strong> estructuración social y el papel<br />
<strong>de</strong> los mismos en <strong>la</strong> adaptación <strong>de</strong> los individuos a su medio ambiente<br />
social.<br />
Por otra parte, esta teoría transcien<strong>de</strong> el marco puramente individual<br />
al preocuparse por cómo <strong>la</strong> preferencia por el propio grupo racial y/o étnico<br />
está conectada a una ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong> consecuencias discriminatorias<br />
intergrupales. El <strong>racismo</strong> no se expresaría solo en estereotipos negativos<br />
sino también en otras formas <strong>de</strong> preferencias que se evi<strong>de</strong>ncian en <strong>la</strong><br />
división y reparto <strong>de</strong> recursos y en <strong>la</strong> maximalización general <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />
diferencias entre los grupos. El <strong>racismo</strong> es visto como un fenómeno que se<br />
manifiesta en el favorecimiento <strong>de</strong>l endogrupo y <strong>la</strong> <strong>de</strong>nigración <strong>de</strong>l exogrupo<br />
gracias a <strong>la</strong>s categorizaciones, evaluaciones, diferenciaciones y<br />
jerarquizaciones que hacen <strong>la</strong>s personas entre los grupos.<br />
Una última característica <strong>de</strong> <strong>la</strong> teoría <strong>de</strong> este autor que nos parece<br />
ilustrativa <strong>de</strong> <strong>la</strong> perspectiva interindividual-intergrupal que adopta es que en<br />
el<strong>la</strong> los estereotipos no solo <strong>de</strong>sempeñan funciones psicológicas sino que<br />
también tienen funciones grupales. Según Tajfel los estereotipos sociales <strong>de</strong><br />
los exogrupos es más probable que aparezcan en condiciones que requieren:<br />
"1) el intento <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r acontecimientos sociales a gran esca<strong>la</strong>,<br />
complejos y normalmente dolorosos. 2) La justificación <strong>de</strong> acciones<br />
cometidas o p<strong>la</strong>neadas contra exogrupos. 3) Una diferenciación positiva <strong>de</strong>l<br />
endogrupo respecto <strong>de</strong> exogrupos seleccionados, en un momento en que se<br />
percibe que esa diferenciación se hace insegura o se erosiona; o cuando <strong>la</strong><br />
diferenciación no es positiva y se perciben que existen condiciones sociales<br />
positivas que proporcionan una posibilidad <strong>de</strong> cambio <strong>de</strong> <strong>la</strong> situación."<br />
(Tajfel, 1984, p. 185)". Ejemplos <strong>de</strong> estas tres funciones serían, por or<strong>de</strong>n<br />
<strong>de</strong> referencia: <strong>la</strong> conjura ju<strong>de</strong>o-masónica <strong>para</strong> explicar los males que<br />
aquejaban a España durante <strong>la</strong> dictadura <strong>de</strong> Franco; <strong>la</strong> maquinaria <strong>de</strong><br />
propaganda bélica; <strong>la</strong> psicología <strong>de</strong>l "pequeño b<strong>la</strong>nco norteamericano".<br />
Una vez marcadas <strong>la</strong>s líneas generales que sigue <strong>la</strong> teoría <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
i<strong>de</strong>ntidad social, <strong>de</strong> forma muy resumida po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir que su objetivo<br />
principal es explicar los procesos sociales y psicológicos que producen los<br />
449
conflictos intergrupales. Des<strong>de</strong> el<strong>la</strong> se p<strong>la</strong>ntea que <strong>la</strong>s interacciones sociales<br />
que pue<strong>de</strong> mantener una persona son <strong>de</strong> dos tipos: <strong>la</strong>s que son <strong>de</strong> naturaleza<br />
interpersonal y <strong>la</strong>s que son intergrupales. En <strong>la</strong>s primeras <strong>la</strong> forma <strong>de</strong> tratar a<br />
los <strong>de</strong>más y <strong>de</strong> posicionarse uno mismo con respecto a ellos viene marcada<br />
por <strong>la</strong> importancia que adquieren <strong>la</strong>s diferencias individuales y <strong>la</strong>s respuestas<br />
se hacen en función <strong>de</strong> <strong>la</strong> "i<strong>de</strong>ntidad personal". Tajfel (1981) <strong>de</strong>fine esta<br />
i<strong>de</strong>ntidad personal como un sentido <strong>de</strong> todos los aspectos <strong>de</strong>l self que le<br />
seña<strong>la</strong>n a uno como un individuo único, diferenciado y se<strong>para</strong>do <strong>de</strong> los<br />
<strong>de</strong>más. Las categorías que utilizamos <strong>para</strong> <strong>de</strong>finir y evaluar nuestra<br />
i<strong>de</strong>ntidad personal así como <strong>la</strong> <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más son <strong>la</strong> personalidad,<br />
temperamento, hábitos, capacida<strong>de</strong>s, gustos y preferencias.<br />
Pero en realidad, <strong>la</strong> autonomía individual como núcleo <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
interacción social es <strong>para</strong> Tajfel algo cercano al mito. Suce<strong>de</strong> que<br />
"Cualquier sociedad que contenga diferencias <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, status, prestigio o<br />
grupos sociales (y todas <strong>la</strong>s tienen), nos sitúa a cada uno <strong>de</strong> nosotros en una<br />
serie <strong>de</strong> categorías sociales que llegan a ser parte importante <strong>de</strong> nuestra<br />
auto<strong>de</strong>finición. En <strong>la</strong>s situaciones que se re<strong>la</strong>cionan con estos aspectos <strong>de</strong><br />
nuestra auto<strong>de</strong>finición que creemos compartir con otros, nos comportaremos<br />
en gran medida como ellos lo hacen" (Tajfel, 1984, p. 33). Así pues, a<br />
diferencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> anterior situación, en <strong>la</strong>s interacciones grupales <strong>la</strong> forma <strong>de</strong><br />
tratar a los <strong>de</strong>más y <strong>de</strong> posicionarse uno mismo con respecto a ellos viene<br />
marcada por <strong>la</strong> importancia que adquiere <strong>la</strong> sensación <strong>de</strong> lo que uno tiene en<br />
común con otros que ocupan <strong>la</strong> misma posición social; es <strong>de</strong>cir, se hace en<br />
función <strong>de</strong> <strong>la</strong>s categorías sociales. A<strong>de</strong>más, aunque al igual que en <strong>la</strong><br />
cognición social se reconoce que <strong>la</strong>s personas necesitan directrices <strong>para</strong> su<br />
conducta y que a tal fin se valen <strong>de</strong> <strong>la</strong> categorización social <strong>para</strong> construir un<br />
sistema coherente <strong>de</strong> orientación, en <strong>la</strong> teoría <strong>de</strong> <strong>la</strong> i<strong>de</strong>ntidad social se<br />
mantiene que esto, en sí mismo, no nos dice nada acerca <strong>de</strong> <strong>la</strong> naturaleza <strong>de</strong><br />
<strong>la</strong>s categorizaciones ni <strong>de</strong> sus usos o efectos en <strong>la</strong> conducta social.<br />
Como po<strong>de</strong>mos observar, en <strong>la</strong> propuesta <strong>de</strong> este autor <strong>la</strong>s respuestas<br />
dadas por <strong>la</strong>s personas en <strong>la</strong> interacción social <strong>de</strong> naturaleza intergrupal<br />
<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> <strong>la</strong> autoestima o autoconcepto o i<strong>de</strong>ntidad social <strong>de</strong>l individuo,<br />
<strong>la</strong> cual, a su vez, es el reflejo <strong>de</strong> <strong>la</strong> posición re<strong>la</strong>tiva <strong>de</strong> su grupo en una serie<br />
<strong>de</strong> dimensiones <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un sistema social multigrupal <strong>de</strong> carácter<br />
competitivo, caracterizado por el conflicto <strong>de</strong> intereses. Tajfel <strong>de</strong>finía <strong>la</strong><br />
i<strong>de</strong>ntidad social como "aquel<strong>la</strong> parte <strong>de</strong>l autoconcepto <strong>de</strong> un individuo que<br />
<strong>de</strong>riva <strong>de</strong>l conocimiento <strong>de</strong> su pertenencia a un grupo (o grupos) social junto<br />
con el significado valorativo y emocional asociado a dicha pertenencia"<br />
450
(Tajfel, 1984, p. 292). Esta i<strong>de</strong>ntidad social se forma a través <strong>de</strong> los<br />
procesos <strong>de</strong> auto-estereotipaje, por los cuales un sujeto se atribuye a sí<br />
mismo <strong>la</strong>s características percibidas como típicas <strong>de</strong> su grupo o categoría<br />
social. Por este proceso el sujeto hace suyas <strong>la</strong>s actitu<strong>de</strong>s, representaciones,<br />
creencias, normas y conductas comunes a dicho grupo.<br />
Para los teóricos <strong>de</strong> <strong>la</strong> i<strong>de</strong>ntidad social es el cambio <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> i<strong>de</strong>ntidad<br />
personal a <strong>la</strong> i<strong>de</strong>ntidad social, o <strong>de</strong> <strong>la</strong> conducta interpersonal a <strong>la</strong> intergrupal,<br />
lo que pone en marcha una ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong> efectos cognitivos y motivacionales<br />
que son los responsables <strong>de</strong> <strong>la</strong>s acciones colectivas y <strong>de</strong> <strong>la</strong>s conductas<br />
grupales y los que median en los conflictos intergrupales. La razón <strong>de</strong> que<br />
ello sea así se encontraría en dos hechos: primero, que cuando una persona<br />
se <strong>de</strong>fine así misma como miembro <strong>de</strong> un grupo, su autoestima queda ligada<br />
a <strong>la</strong> fortuna <strong>de</strong>l grupo, con lo que a partir <strong>de</strong> ese momento esta <strong>de</strong>ja <strong>de</strong><br />
moverse en el terreno <strong>de</strong> <strong>la</strong> com<strong>para</strong>ción social con otros individuos <strong>para</strong><br />
pasar al terreno <strong>de</strong> lo intergrupal; segundo, en tanto que "los individuos<br />
prefieren una autoimagen positiva a una imagen negativa" (Tajfel, 1984, p.<br />
68), los miembros <strong>de</strong>l grupo estarán motivados a maximizar <strong>la</strong>s diferencias<br />
entre el suyo y el resto siempre en favor <strong>de</strong>l propio, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> ten<strong>de</strong>r a<br />
remarcar <strong>la</strong> distintividad positiva <strong>de</strong> su propio grupo en cualquiera <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />
dimensiones en <strong>la</strong>s que sea evaluado, tales como prestigio, ganancias<br />
monetarias, inteligencia o virtu<strong>de</strong>s. A través <strong>de</strong> <strong>la</strong> com<strong>para</strong>ción social el<br />
sujeto y el grupo buscan alcanzar una diferenciación positiva que contribuya<br />
a <strong>la</strong> construcción <strong>de</strong> una i<strong>de</strong>ntidad social también positiva. Al enfatizar <strong>la</strong>s<br />
propieda<strong>de</strong>s positivas <strong>de</strong>l propio grupo y <strong>la</strong>s <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l exogrupo los<br />
miembros <strong>de</strong> un grupo aumentan su propia valía.<br />
Esta ten<strong>de</strong>ncia motivacional a <strong>la</strong> <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> <strong>la</strong> i<strong>de</strong>ntidad social<br />
positiva es tan acentuada que, según Tajfel (1982), hace que el favoritismo<br />
intragrupal y <strong>la</strong> <strong>discriminación</strong> <strong>de</strong>l exogrupo aparezcan incluso en ausencia<br />
<strong>de</strong> conflictos intergrupales. El caso más representativo sería el <strong>de</strong>l grupo<br />
mínimo, en el que el efecto <strong>de</strong> <strong>discriminación</strong> grupal que se observa sería<br />
consecuencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> competición entre los grupos por una distintividad mutua.<br />
Lógicamente los sesgos intergrupales que se originan en <strong>la</strong> com<strong>para</strong>ción<br />
social serán tanto más acentuados cuanto más importante o saliente sea <strong>para</strong><br />
<strong>la</strong> i<strong>de</strong>ntidad social <strong>la</strong> dimensión <strong>de</strong> com<strong>para</strong>ción.<br />
De todo lo expuesto se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> que los fenómenos <strong>de</strong>l <strong>prejuicio</strong> y<br />
<strong>de</strong>l etnocentrismo no serían el resultado exclusivo <strong>de</strong> sesgos en el<br />
procesamiento cognitivo <strong>de</strong> <strong>la</strong> información, sino que en ellos ha <strong>de</strong> ser<br />
451
tenida muy en cuenta <strong>la</strong> motivación por <strong>la</strong> <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> <strong>la</strong> i<strong>de</strong>ntidad social, lo<br />
cual nos dice que a pesar <strong>de</strong> que Tajfel siempre tuvo en cuenta que algunas<br />
formas <strong>de</strong> competición entre grupos, así como algunos patrones <strong>de</strong><br />
<strong>discriminación</strong> intragrupal y <strong>de</strong> <strong>discriminación</strong> exogrupal, tienen su base en<br />
conflictos económicos o en algún otro conjunto <strong>de</strong> intereses <strong>de</strong> tipo, su<br />
teoría tiene un fuerte transfondo psicologicista. En su teoría se reconoce que<br />
los conflictos reales <strong>de</strong> intereses conducen al etnocentrismo y <strong>la</strong><br />
<strong>discriminación</strong> pero este conflicto es sostenido por <strong>la</strong>s consecuencias<br />
psicológicas a <strong>la</strong>s que induce, se quiera o no, <strong>la</strong> pertenencia grupal. La<br />
competición social es algo inevitable siempre y cuando <strong>la</strong> i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> los<br />
sujetos se <strong>de</strong>fina en función <strong>de</strong> sus grupos <strong>de</strong> pertenencia.<br />
Un último aspecto <strong>de</strong> <strong>la</strong> teoría <strong>de</strong> <strong>la</strong> i<strong>de</strong>ntidad social que queremos<br />
consi<strong>de</strong>rar es <strong>la</strong> continuación y <strong>de</strong>sarrollo que <strong>de</strong> el<strong>la</strong> hizo Turner, a <strong>la</strong><br />
muerte <strong>de</strong> Tajfel en 1984, y que bautizó con el nombre <strong>de</strong> <strong>la</strong> autocategorización<br />
social (Turner 1984, 1987). Esta teoría consiste básicamente<br />
en <strong>la</strong> extensión <strong>de</strong> <strong>la</strong>s implicaciones <strong>de</strong> <strong>la</strong> estereotipia <strong>de</strong>l pensamiento,<br />
consecuencia <strong>de</strong>l proceso cognitivo casi automático <strong>de</strong> <strong>la</strong> categorización, al<br />
autoconcepto como mecanismo básico <strong>de</strong> <strong>la</strong> explicación <strong>de</strong> <strong>la</strong> conducta<br />
grupal (Turner, 1984).<br />
Tajfel había seña<strong>la</strong>do que el pensamiento estereotipado <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />
personas en contextos <strong>de</strong> re<strong>la</strong>ciones intergrupales nos induce a ver a los<br />
"otros", a los miembros <strong>de</strong>l exogrupo, como unida<strong>de</strong>s indiferenciadas e<br />
intercambiables. Pues bien, <strong>para</strong> Turner esta i<strong>de</strong>a se aplica también <strong>para</strong> uno<br />
mismo, <strong>para</strong> <strong>la</strong> percepción que uno tiene <strong>de</strong> sí mismo. Según él, cuando <strong>la</strong>s<br />
interacciones sociales son <strong>de</strong> naturaleza intergrupal se da en los individuos<br />
una ten<strong>de</strong>ncia a <strong>de</strong>finirse ellos mismos más y más en términos <strong>de</strong> grupos; es<br />
<strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> forma crecientemente <strong>de</strong>spersonalizada. Lo que por esto refiere<br />
Turner es que el autoconcepto <strong>de</strong> <strong>la</strong> persona queda organizado en torno a <strong>la</strong>s<br />
características, creencias, rasgos, normas y conductas que el grupo asume<br />
como un todo, con lo que se pier<strong>de</strong> <strong>la</strong> individualidad. Por este proceso el<br />
sujeto hace suyas <strong>la</strong>s actitu<strong>de</strong>s, representaciones, creencias, normas y<br />
conductas comunes a dicho grupo, con lo que el grupo se reproduce <strong>de</strong><br />
manera instantánea. Es más, <strong>la</strong> posibilidad misma <strong>de</strong> <strong>la</strong> existencia <strong>de</strong>l grupo<br />
resi<strong>de</strong> en <strong>la</strong> auto-<strong>de</strong>finición <strong>de</strong> los sujetos como unida<strong>de</strong>s pertenecientes a <strong>la</strong><br />
categoría que es el grupo. Una vez que esto se ha producido, existe ya <strong>la</strong><br />
condición suficiente <strong>para</strong> que se <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nen todos los efectos asociados a<br />
<strong>la</strong> dinámica intergrupal: cohesión social, favoritismo intragrupal,<br />
<strong>discriminación</strong> <strong>de</strong>l exogrupo, etc.<br />
452
Como se pue<strong>de</strong> observar el objetivo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> <strong>la</strong> teoría <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
i<strong>de</strong>ntidad social que hace Turner, es <strong>la</strong> explicación <strong>de</strong> <strong>la</strong> conducta grupal en<br />
términos <strong>de</strong> un mecanismo <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad, el <strong>de</strong> <strong>la</strong> auto-categorización, <strong>la</strong> cual<br />
<strong>de</strong>finirá <strong>de</strong> <strong>la</strong> siguiente manera (Turner, 1984, p. 528): "El resultado<br />
cognitivo <strong>de</strong> una i<strong>de</strong>ntificación social saliente es <strong>la</strong> percepción social<br />
estereotipada <strong>de</strong> uno mismo y <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más en términos <strong>de</strong> <strong>la</strong> categorización<br />
social relevante. El autoestereotipaje produce <strong>la</strong> <strong>de</strong>spersonalización <strong>de</strong>l self,<br />
a saber, <strong>la</strong> intercambiabilidad perceptual o <strong>la</strong> i<strong>de</strong>ntidad perceptual <strong>de</strong> uno<br />
mismo y los otros <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l mismo grupo al respecto <strong>de</strong> dimensiones<br />
relevantes. Es esta <strong>de</strong>finición <strong>de</strong>l self -<strong>de</strong>s<strong>de</strong> los atributos únicos y <strong>la</strong>s<br />
diferencias individuales a <strong>la</strong> pertenencia compartida <strong>de</strong> una categorización<br />
social y los esterotipos asociados- lo que media <strong>la</strong>s conductas <strong>de</strong>l gupo".<br />
Con ello imprime un marchamo c<strong>la</strong>ramente cognitivista a esta teoría, que en<br />
ningún sitio se ve mejor que en <strong>la</strong> hipótesis básica que <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>: "La<br />
conducta grupal <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> los efectos cognitivos <strong>de</strong> <strong>la</strong> categorización<br />
social sobre <strong>la</strong> auto<strong>de</strong>finición y <strong>la</strong> autocomprensión...<strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción <strong>de</strong> los<br />
miembros <strong>de</strong> un grupo se basa más en una i<strong>de</strong>ntidad social común<br />
compartida que en <strong>la</strong> cohesión <strong>de</strong> <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones interpersonales" (1984, pp.<br />
526 y 535).<br />
Las dos teorías que acabamos <strong>de</strong> ver constituyen los estandartes <strong>de</strong>l<br />
enfoque <strong>de</strong> <strong>la</strong> cognición social. En general gozan <strong>de</strong> un gran apoyo y<br />
aceptación <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong> <strong>la</strong> aca<strong>de</strong>mia, lo que no <strong>la</strong>s ha librado <strong>de</strong><br />
importantes y acertadísimas críticas. Aparte <strong>de</strong> <strong>la</strong>s objeciones que ambas<br />
han recibido en cuanto a <strong>la</strong> soli<strong>de</strong>z <strong>de</strong> los datos e investigaciones que<br />
confirman sus hipótesis (por ejemplo, Jo<strong>de</strong>let -1989- y Horwitz y Rabbie -<br />
1989-, al respecto <strong>de</strong>l favoritismo endogrupal), <strong>de</strong>stacan los p<strong>la</strong>nteamientos<br />
<strong>de</strong> autores como Deschamps (1984) y Billig (1985), quienes critican <strong>la</strong><br />
vali<strong>de</strong>z misma <strong>de</strong> <strong>la</strong>s teorías.<br />
El primero ha reprobado el carácter excesivamente individualista <strong>de</strong>l<br />
enfoque <strong>de</strong> <strong>la</strong> cognición social, especialmente <strong>de</strong> <strong>la</strong> teoría <strong>de</strong> Turner, crítica<br />
a <strong>la</strong> que posteriormente se han unido otros autores (Jo<strong>de</strong>let, 1989; Rabbie,<br />
Schot y Visser, 1989; Abrams, 1992, etc.). Todos ellos discrepan con <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a<br />
<strong>de</strong> que un elemento intrapsíquico como <strong>la</strong> necesidad <strong>de</strong> una i<strong>de</strong>ntidad<br />
positiva, pueda ser el mecanismo básico que explique <strong>la</strong> interacción grupal.<br />
Así, Deschamps (1984), da <strong>la</strong> vuelta al argumento <strong>de</strong> <strong>la</strong> hipótesis<br />
motivacional <strong>de</strong> <strong>la</strong> i<strong>de</strong>ntidad y dice que no es <strong>la</strong> necesidad <strong>de</strong> una<br />
autoimagen positiva lo que explica los grupos, sino que es <strong>la</strong> existencia <strong>de</strong><br />
los grupos <strong>la</strong> que explica tal necesidad.<br />
453
Abrams (1992), por su parte, es uno <strong>de</strong> los más <strong>de</strong>stacados<br />
<strong>de</strong>tractores <strong>de</strong> este mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> explicación <strong>de</strong> <strong>la</strong> conducta grupal, por<br />
enten<strong>de</strong>r que cojea <strong>de</strong> un fuerte psicologicismo, en tanto que preten<strong>de</strong><br />
explicar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un nivel psicológico un fenómeno suprapsicológico. Para él <strong>la</strong><br />
explicación <strong>de</strong> <strong>la</strong> conducta grupal necesitaría <strong>de</strong> conceptos que estuviesen a<br />
su mismo nivel, como por ejemplo los <strong>de</strong> <strong>la</strong>s necesida<strong>de</strong>s materiales, po<strong>de</strong>r,<br />
control, bienestar, autoeficacia a través <strong>de</strong> <strong>la</strong> acción, etc.<br />
De más hondo ca<strong>la</strong>do son <strong>la</strong>s críticas realizadas por Billig (1985),<br />
pues socavan los principios mismos <strong>de</strong>l enfoque <strong>de</strong> <strong>la</strong> cognición social. Sus<br />
ataques no se dirigen en particu<strong>la</strong>r hacia ninguna <strong>de</strong> <strong>la</strong>s dos teorías vistas<br />
sino hacia el mo<strong>de</strong>lo teórico en general. En el más perfecto estilo <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
retórica, Billig empieza dando <strong>la</strong> razón a los teóricos <strong>de</strong> <strong>la</strong> cognición social<br />
al reconocer <strong>la</strong> importancia <strong>de</strong> los procesos <strong>de</strong> <strong>la</strong> categorización social <strong>para</strong><br />
el procesamiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> información y <strong>la</strong> adaptación al entorno, <strong>para</strong><br />
posteriormente apuntar <strong>la</strong> necesidad <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar, en <strong>la</strong> medida que <strong>la</strong><br />
realidad es dialéctica, o lo que es lo mismo se <strong>de</strong>fine en sus opuestos, el<br />
proceso opuesto al anterior. La cara opuesta <strong>de</strong> <strong>la</strong> moneda <strong>de</strong>l<br />
procesamiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> información lógicamente sería, nos dice Billig, <strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
particu<strong>la</strong>rización. Por el<strong>la</strong> entien<strong>de</strong> un proceso por el cual "un estímulo<br />
particu<strong>la</strong>r es distinguido <strong>de</strong> una categoría general o <strong>de</strong> otro estímulo ... sobre<br />
todo es el proceso por el cual un estímulo particu<strong>la</strong>r es tratado como un caso<br />
particu<strong>la</strong>r o especial" (Billig, 1985, p. 82).<br />
Admitido esto, Billig ha socavado ya toda el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> <strong>la</strong> cognición<br />
social al respecto <strong>de</strong> los <strong>prejuicio</strong>s, estereotipos y <strong>racismo</strong>. Y <strong>de</strong>cimos esto<br />
porque, en primer lugar, el aceptar <strong>la</strong> necesidad <strong>de</strong> tener en cuenta los dos<br />
mecanismos <strong>de</strong> procesamiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> información supone echar abajo <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a<br />
<strong>de</strong> que el <strong>prejuicio</strong>so (y en el fondo, según Allport y Tajfel, todos lo somos)<br />
es una persona que suele pensar en términos categóricos, con una especie <strong>de</strong><br />
mentalidad cerrada en <strong>la</strong> que no existe sitio <strong>para</strong> <strong>la</strong> diferencia y <strong>la</strong><br />
singu<strong>la</strong>ridad. A lo <strong>la</strong>rgo <strong>de</strong> su artículo Billig nos va iluminando acerca <strong>de</strong><br />
cómo <strong>de</strong>bido a <strong>la</strong> influencia <strong>de</strong>l marco teórico cognitivo se ha prestado<br />
<strong>de</strong>masiada atención al proceso <strong>de</strong> <strong>la</strong> categorización social olvidando <strong>la</strong><br />
importancia adaptativa que pudiera tener <strong>la</strong> particu<strong>la</strong>rización. Su conclusión<br />
es que tanto un mecanismo como otro son indispensables <strong>para</strong> el<br />
procesamiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> información, es más, cada uno <strong>de</strong> ellos, en una perfecta<br />
re<strong>la</strong>ción dialéctica, nos remite al otro.<br />
454
En segundo lugar, llevados ya a este punto por Billig, nos vemos<br />
obligados a admitir con él que no existen diferencias en <strong>la</strong> forma <strong>de</strong>l<br />
procesamiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> información entre el <strong>prejuicio</strong>so y el tolerante, que<br />
ambos se sirven tanto <strong>de</strong> <strong>la</strong> categorización como <strong>de</strong> <strong>la</strong> particu<strong>la</strong>rización. Por<br />
eso si <strong>la</strong> diferencia entre uno y otro no está aquí, en <strong>la</strong> forma <strong>de</strong> su<br />
pensamiento, en <strong>la</strong> forma en que ambos procesan <strong>la</strong> información, habrá que<br />
buscar en otro <strong>la</strong>do. La solución que él nos ofrece está en los contenidos <strong>de</strong>l<br />
pensamiento que cada uno <strong>de</strong> ellos expresa en sus argumentos. Para Billig <strong>la</strong><br />
diferencia entre el <strong>prejuicio</strong>so y el tolerante resi<strong>de</strong> en que ambos "escogen<br />
expresar diferentes pensamientos y diferentes interpretaciones <strong>de</strong>l mundo<br />
con [ese lenguaje común que ambos poseen]" (Billig, 1985, p. 96).<br />
En una línea simi<strong>la</strong>r a <strong>la</strong> <strong>de</strong> Billig en cuanto a que <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
evitabilidad <strong>de</strong>l <strong>prejuicio</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> óptica <strong>de</strong> <strong>la</strong> consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> los<br />
contenidos <strong>de</strong>l pensamiento, se encuentra Devine (1989). Este autor<br />
distingue entre el conocimiento que se tiene <strong>de</strong> un estereotipo y <strong>la</strong>s creencias<br />
personales, que pue<strong>de</strong>n o no coincidir con <strong>la</strong>s <strong>de</strong>l estereotipo. Realizando <strong>la</strong><br />
distinción entre procesos automáticos (principalmente <strong>de</strong> carácter<br />
involuntario) y procesos contro<strong>la</strong>dos (principalmente voluntarios) (e. g.<br />
Posner y Sny<strong>de</strong>r, 1975; Schnei<strong>de</strong>r y Shiffring, 1977; Shiffring y Schnei<strong>de</strong>r,<br />
1977), Devine (1989) sostiene que tanto los sujetos prejuciosos como los<br />
tolerantes conocen los estereotipos existentes hacia grupos étnicos<br />
<strong>de</strong>terminados, siendo tal conocimiento automáticamente activado. Sin<br />
embargo, <strong>la</strong>s creencias personales requieren atención consciente. Si tales<br />
creencias coinci<strong>de</strong>n con el estereotipo el sujeto será <strong>prejuicio</strong>so, si no es así,<br />
será un sujeto más o menos tolerante. Como afirma Devine (1989, p. 6): "<strong>la</strong>s<br />
respuestas no <strong>prejuicio</strong>sas requieren tanto <strong>la</strong> inhibición <strong>de</strong>l estereotipo<br />
automáticamente activado como <strong>la</strong> activación intencional <strong>de</strong> <strong>la</strong>s creencias no<br />
<strong>prejuicio</strong>sas". Por todo ello, aunque <strong>la</strong>s personas tolerantes hayan cambiado<br />
sus creencias y no coincidan estas con el estereotipo, éste no ha sido<br />
eliminado <strong>de</strong> <strong>la</strong> memoria. El mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> Devine (1989) sugiere que <strong>para</strong> que<br />
se dé un cambio en <strong>la</strong>s creencias sobre el <strong>prejuicio</strong>, pasando a ser tolerantes,<br />
se han <strong>de</strong> crear asociaciones entre <strong>la</strong> estructura <strong>de</strong>l estereotipo y <strong>la</strong><br />
estructura <strong>de</strong> <strong>la</strong>s creencias tolerantes, activando, cada vez que el estereotipo<br />
es activado, tales creencias que se oponen al estereotipo. Para que se<br />
produzca el cambio <strong>de</strong> actitud, según Devine, se requiere, como mínimo,<br />
intención, atención y tiempo.<br />
455
4.3 Perspectiva grupal.<br />
La nueva perspectiva <strong>de</strong> análisis <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong> que nos encontramos en<br />
el camino ascen<strong>de</strong>nte que estamos trazando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los p<strong>la</strong>nteamientos más<br />
individuales hacia lo más sociales, es <strong>la</strong> <strong>de</strong>l estudio <strong>de</strong> los conflictos <strong>de</strong><br />
intereses <strong>de</strong> los grupos. La estructura argumental básica sobre <strong>la</strong> que giran<br />
sus postu<strong>la</strong>dos es el mo<strong>de</strong>lo teórico <strong>de</strong>l conflicto realista <strong>de</strong> grupo <strong>de</strong><br />
Sherif. Este autor mantiene que el elemento fundamental <strong>para</strong> el estudio <strong>de</strong>l<br />
conflicto intergrupal es <strong>la</strong> inter<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> intereses. Dicho <strong>de</strong> una<br />
manera más formalista, que <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones funcionales entre <strong>la</strong>s metas <strong>de</strong> los<br />
grupos son el principal <strong>de</strong>terminante <strong>de</strong> <strong>la</strong> conducta intergrupal (Morales y<br />
Huici, 1995). En <strong>la</strong> base <strong>de</strong> <strong>la</strong> teoría <strong>de</strong> Sherif está <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que <strong>la</strong>s<br />
actitu<strong>de</strong>s y conductas intregrupales <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong> los grupos ten<strong>de</strong>rán<br />
a reflejar los intereses objetivos <strong>de</strong> sus grupos enfrentados con los otros.<br />
Cuando estos intereses entran en conflicto, lo más probable es que <strong>la</strong><br />
conducta grupal sea impulsada por una orientación competitiva hacia el<br />
grupo rival, lo cual, a su vez, muy habitualmente se extien<strong>de</strong> fácilmente<br />
hasta hacer aparecer actitu<strong>de</strong>s <strong>prejuicio</strong>sas e incluso conductas <strong>de</strong> hostilidad.<br />
Al mismo tiempo, el éxito <strong>de</strong>l endogrupo en <strong>la</strong> consecución <strong>de</strong> <strong>la</strong> meta<br />
probablemente sea alentado por actitu<strong>de</strong>s muy positivas hacia los otros<br />
miembros <strong>de</strong>l endogrupo, generando así una alta moral y cohesión.<br />
De esta manera, Sherif pre<strong>de</strong>cía que cuando los grupos compiten por<br />
unos recursos que son limitados o por unas metas que son incompatibles, se<br />
generará un conflicto intergrupal que sólo podrá ser superado o reducido<br />
cuando hayan <strong>de</strong> afrontar situaciones en <strong>la</strong>s que el logro <strong>de</strong>l éxito pase por el<br />
esfuerzo colectivo, <strong>la</strong> cooperación intergrupal. Es <strong>de</strong>cir, cuando se presentan<br />
objetivos que interesan a ambos grupos, lo que Sherif l<strong>la</strong>mó "objetivos<br />
supraordinados".<br />
Para <strong>de</strong>mostrar su tesis <strong>de</strong> <strong>la</strong> competición social como elemento<br />
central en <strong>la</strong> génesis <strong>de</strong>l conflicto intergrupal, Sherif llevó a cabo junto a sus<br />
colegas tres experimentos que se han convertido en clásicos <strong>de</strong> <strong>la</strong> Psicología<br />
Social (Sherif y Sherif, 1953; Sherif y otros, 1961). Aunque estos<br />
experimentos difieren ligeramente entre sí, son lo suficientemente parecidos<br />
en su concepción y resultados como <strong>para</strong> tratarlos <strong>de</strong> forma conjunta. Todos<br />
ellos tuvieron lugar en campamentos <strong>de</strong> verano, con una duración <strong>de</strong> tres<br />
semanas, <strong>para</strong> jóvenes adolescentes, y constaban <strong>de</strong> tres etapas: formación<br />
<strong>de</strong> dos grupos, creación <strong>de</strong> un conflicto intergrupal y reducción <strong>de</strong>l conflicto.<br />
456
Durante <strong>la</strong> etapa inicial se promovió <strong>la</strong> solidaridad grupal mediante <strong>la</strong><br />
realización <strong>de</strong> tareas cooperativas. En <strong>la</strong> segunda etapa se generó hostilidad<br />
entre los grupos por medio <strong>de</strong> <strong>la</strong> realización <strong>de</strong> tareas <strong>de</strong> competición<br />
intergrupal. En <strong>la</strong> última, se redujo <strong>la</strong> hostilidad mediante <strong>la</strong> introducción <strong>de</strong><br />
metas u "objetivos supraordinados", es <strong>de</strong>cir, "condiciones que incorporan<br />
objetivos que impulsan a los grupos involucrados, pero no pue<strong>de</strong>n ser<br />
alcanzados por un solo grupo mediante sus propios esfuerzos y recursos"<br />
(cfr. Turner, 1987, p. 49), requiriendo, por tanto, <strong>la</strong> co<strong>la</strong>boración <strong>de</strong> los<br />
grupos <strong>para</strong> <strong>la</strong> consecución <strong>de</strong> los objetivos.<br />
Resumiendo, los resultados <strong>de</strong> Sherif indicaban que <strong>la</strong><br />
inter<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia negativa entre los grupos, en forma <strong>de</strong> conflicto <strong>de</strong><br />
intereses (competición), origina una fuerte división psicológica entre los<br />
grupos, caracterizada por una mayor cohesión y preferencia endogrupal, <strong>la</strong><br />
aparición <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>discriminación</strong> y rechazo <strong>de</strong>l exogrupo, al igual que <strong>de</strong>l<br />
<strong>prejuicio</strong>. Por su <strong>la</strong>do, <strong>la</strong> inter<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia positiva en forma <strong>de</strong> intereses<br />
cooperativos, y <strong>de</strong>spués supraor<strong>de</strong>nados, produce <strong>la</strong> reducción <strong>de</strong>l conflicto<br />
intergrupal, <strong>de</strong>saparición <strong>de</strong>l <strong>prejuicio</strong> y <strong>la</strong> interacción cooperativa y<br />
cohesiva. Dicho en una so<strong>la</strong> frase los trabajos <strong>de</strong> Sherif parecían <strong>de</strong>mostrar<br />
"que <strong>la</strong>s actitu<strong>de</strong>s intergrupales siguen <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones intergrupales" (Turner,<br />
1987, p. 52).<br />
La gran variedad <strong>de</strong> críticas que se han hecho al mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong>l conflicto<br />
objetivo <strong>la</strong>s resumen Agustín Echebarría y José Luis González en cinco<br />
(1995):<br />
1.- La ambigüedad con <strong>la</strong> que es <strong>de</strong>finida el conflicto.<br />
2.- El asumir una imagen negativa <strong>de</strong>l conflicto, cuando también<br />
pue<strong>de</strong> ser fuente <strong>de</strong> innovación, creatividad y cambio. Este<br />
mo<strong>de</strong>lo, <strong>de</strong> esta forma, se sitúa en <strong>la</strong> más pura tradición <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
Psicología Social académica dominante, <strong>la</strong> <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n social, <strong>la</strong><br />
que mira con temor y recelo el conflicto y el cambio.<br />
3.- Algo también muy típico <strong>de</strong> <strong>la</strong> corriente dominante en nuestra<br />
disciplina, <strong>la</strong> ausencia <strong>de</strong> teorización sobre grupos minorizados<br />
y <strong>la</strong>s situaciones que les conciernen.<br />
4.- La artificialidad <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo, en cuanto que se centra en el estudio<br />
<strong>de</strong> grupos con igual po<strong>de</strong>r, cosa difícilmente constatable en <strong>la</strong><br />
vida real y menos cuando estamos hab<strong>la</strong>ndo <strong>de</strong> grupos raciales.<br />
5.- El que este mo<strong>de</strong>lo acaba por caer en el psicologismo <strong>de</strong>l que<br />
huye, pues <strong>la</strong>s soluciones que p<strong>la</strong>ntea a problemas sociales son<br />
457
<strong>de</strong> tipo psicológico, <strong>de</strong>jando al margen los conflictos <strong>de</strong><br />
intereses materiales.<br />
Por otro <strong>la</strong>do hay algo a lo que ya hemos aludido y que en este<br />
mo<strong>de</strong>lo no se tiene en cuenta, y es que vivimos y somos educados en una<br />
cultura ju<strong>de</strong>o-cristiana en <strong>la</strong> que es moralmente reprobable el <strong>prejuicio</strong> y <strong>la</strong><br />
violencia, o cualquier forma <strong>de</strong> <strong>discriminación</strong>, hacia una persona o grupo.<br />
Como nos <strong>de</strong>muestra Billig (1988), en <strong>la</strong> actualidad existe un fuerte<br />
<strong>prejuicio</strong> contra <strong>la</strong>s actitu<strong>de</strong>s <strong>prejuicio</strong>sas, hasta tal punto que incluso los<br />
lí<strong>de</strong>res <strong>de</strong>l partido nazi inglés <strong>de</strong>l Frente Nacional escriben en sus revistas<br />
negando que ellos, los racistas ingleses, posean <strong>prejuicio</strong> alguno contra los<br />
inmigrantes. Este hecho tan simpático, <strong>de</strong> no ser por <strong>la</strong> gravedad <strong>de</strong>l tema<br />
que estamos tratando, es el resultado <strong>de</strong> <strong>la</strong> existencia <strong>de</strong> un conjunto <strong>de</strong><br />
normas sociales internalizadas por todo el mundo en nuestra cultura (incluso<br />
por los nazis mencionados), que hacen que <strong>la</strong>s personas asuman el principio<br />
<strong>la</strong> igualdad <strong>de</strong> todas los hombres y <strong>la</strong> inmoralidad <strong>de</strong> causar el mal a alguien<br />
(dice el Mandamiento religioso: "amarás a tu hermano como a ti mismo", y<br />
<strong>la</strong> reg<strong>la</strong> <strong>de</strong> oro <strong>de</strong> <strong>la</strong> moral establece: "no hagas a los <strong>de</strong>más lo no quieres<br />
que los <strong>de</strong>más te hagan a ti").<br />
Creemos ciertamente verosímil que <strong>la</strong> competición intergrupal por un<br />
conjunto <strong>de</strong> recursos sociales que, como el po<strong>de</strong>r, el status, el trabajo, el<br />
espacio ecológico, etc., son limitados (<strong>de</strong>cir que son escasos es un<br />
eufemismo), pue<strong>de</strong> conducir a <strong>la</strong> aparición <strong>de</strong>l <strong>prejuicio</strong> y <strong>la</strong> <strong>discriminación</strong><br />
racial. Esto explicaría porque en momentos <strong>de</strong> crisis económica, <strong>de</strong> aumento<br />
<strong>de</strong>l paro, etc. pue<strong>de</strong> llegar a aumentar el <strong>racismo</strong>. Sin embargo, no po<strong>de</strong>mos<br />
<strong>de</strong>tenernos a este nivel <strong>de</strong> análisis.<br />
El conjunto <strong>de</strong> creencias, <strong>prejuicio</strong>s, estereotipos racistas que se<br />
elicitan en estos contextos socio-culturales no <strong>de</strong>jan <strong>de</strong> ser elementos<br />
argumentativos articu<strong>la</strong>dos en un discurso más amplio en el que, a su vez,<br />
están presentes otros argumentos que hacen a los anteriores posibles, y esto<br />
no se tiene en cuenta en el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong>l conflicto objetivo. Como nos dice<br />
Billig (1988), hace falta entrar a consi<strong>de</strong>rar <strong>la</strong> práctica discursiva <strong>de</strong> <strong>la</strong> que<br />
se vale el racista <strong>para</strong> po<strong>de</strong>r justificar ante sí mismo y los <strong>de</strong>más el conjunto<br />
<strong>de</strong> posiciones que mantiene y que vio<strong>la</strong>n <strong>la</strong>s normas morales que adopta<br />
como propias. La cuestión habría que p<strong>la</strong>ntear<strong>la</strong> en términos <strong>de</strong> cómo a<br />
partir <strong>de</strong> ciertas situaciones en <strong>la</strong>s que los grupos entran en contacto, <strong>la</strong>s<br />
personas que los componen pue<strong>de</strong>n generar no ya <strong>prejuicio</strong>s y conductas<br />
discriminatorias hacia el exogrupo, sino justificaciones, e<strong>la</strong>boraciones<br />
458
argumentativas <strong>para</strong> explicarlos y ben<strong>de</strong>cirlos.<br />
El racista, lo mismo muy probablemente, que los niños <strong>de</strong> los<br />
campamentos <strong>de</strong> Sherif, introduce en su discurso acerca <strong>de</strong>l exogrupo los<br />
argumentos que le permiten salvar sus propias contradicciones (en términos<br />
cognitivistas <strong>de</strong>beríamos hab<strong>la</strong>r <strong>de</strong> disonancias, pero c<strong>la</strong>ro no sería posible),<br />
a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> legitimar y hacer posibles sus actitu<strong>de</strong>s y conductas negativas<br />
hacia el "otro". Las estrategias justificatorias <strong>de</strong> <strong>la</strong>s que nos valemos <strong>la</strong>s<br />
personas <strong>para</strong> mantener este tipo <strong>de</strong> disposiciones o acciones son conocidos<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace mucho tiempo, pues han sido muy estudiadas al respecto <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />
conductas agresivas. Así, es <strong>de</strong> sobra conocida, <strong>la</strong> importancia que tiene <strong>la</strong><br />
atribución <strong>de</strong> <strong>la</strong> culpa al propio grupo hacia el que se mantiene <strong>la</strong> conducta<br />
violenta o actitud negativa, <strong>para</strong> <strong>de</strong>sinhibir <strong>la</strong>s conductas agresivas. Del<br />
mismo modo <strong>la</strong> <strong>de</strong>shumanización <strong>de</strong> <strong>la</strong> víctima, <strong>la</strong> naturalización <strong>de</strong>l grupo<br />
o, en general su <strong>de</strong>nigración son mecanismos <strong>de</strong> <strong>de</strong>slegitimación. Nosotros<br />
preferimos <strong>de</strong>finirlos como prácticas discursivas, que facilitan o <strong>de</strong>sinhiben<br />
el sostenimiento <strong>de</strong> actitu<strong>de</strong>s negativas y <strong>de</strong> prácticas discriminatorias hacia<br />
grupos <strong>de</strong> personas <strong>de</strong>terminados.<br />
Bar-Tal (1989), quien ha realizado un profundo análisis <strong>de</strong> los<br />
procesos <strong>de</strong> <strong>de</strong>slegitimación y <strong>de</strong> <strong>la</strong>s estrategias que pue<strong>de</strong>n adoptar, ha<br />
seña<strong>la</strong>do que esta forma extremadamente negativa <strong>de</strong> categorización <strong>de</strong><br />
grupos en categorías socialmente rechazadas, conduce habitualmente a un<br />
aumento <strong>de</strong> <strong>la</strong> tensión entre grupos, a <strong>la</strong> <strong>discriminación</strong>, explotación,<br />
realización <strong>de</strong> actos hostiles contra el exogrupo, que incluso pue<strong>de</strong> llevar al<br />
genocidio. A este respecto no está <strong>de</strong> más recordar como cada vez que se<br />
comienza una guerra <strong>la</strong> maquinaria propagandística <strong>de</strong> los a<strong>para</strong>tos militares<br />
se dis<strong>para</strong> en una carrera <strong>de</strong> <strong>de</strong>shumanización <strong>de</strong>l bando contrario. Todavía<br />
está muy fresca en <strong>la</strong> memoria <strong>la</strong> poco sutil campaña <strong>de</strong> propaganda <strong>de</strong> los<br />
norteamericanos contra los iraquíes antes y durante <strong>la</strong> Guerra <strong>de</strong>l Golfo. En<br />
el<strong>la</strong> estos aparecían como los terroristas mundiales que venían a poner en<br />
peligro todos los valores por los que occi<strong>de</strong>nte había luchado casi <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
principio <strong>de</strong> los tiempos: <strong>de</strong>mocracia, libertad e igualdad.<br />
Para el final <strong>de</strong>l siguiente apartado <strong>de</strong>jamos <strong>la</strong> crítica a este mo<strong>de</strong>lo<br />
teórico acerca <strong>de</strong> su capacidad <strong>para</strong> explicar nada más que un cierto tipo <strong>de</strong><br />
<strong>racismo</strong>.<br />
459
4.4 Perspectiva estructuralista o i<strong>de</strong>ológica.<br />
Frente a los anteriores mo<strong>de</strong>los explicativos <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong>, en mayor o<br />
menor grado psicológicos, se alza <strong>la</strong> perspectiva sociológica, centrada en el<br />
estudio <strong>de</strong> <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones estructuralmente <strong>de</strong>sigualitarias <strong>de</strong> los grupos<br />
raciales. Esta es <strong>la</strong> perspectiva por <strong>la</strong> que se caracterizó a principios <strong>de</strong> siglo<br />
<strong>la</strong> Escue<strong>la</strong> <strong>de</strong> Chicago por sus trabajos <strong>de</strong> <strong>la</strong>s "race re<strong>la</strong>tions". Dicha<br />
escue<strong>la</strong>, ha p<strong>la</strong>nteado el problema <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong> en términos <strong>de</strong> grupos<br />
sociales que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> posiciones sociales distintas, compiten por recursos,<br />
posiciones <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, status y espacio ecológico, <strong>de</strong> tal manera que los<br />
grupos dominantes se valdrían <strong>de</strong>l <strong>prejuicio</strong> y <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>discriminación</strong> social<br />
<strong>para</strong> impedir o <strong>de</strong>tener <strong>la</strong> entrada <strong>de</strong> los grupos dominados en <strong>la</strong><br />
competición.<br />
Como po<strong>de</strong>mos observar, sus estudios <strong>de</strong> <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones <strong>de</strong> razas se<br />
han significado por <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r una visión funcionalista <strong>de</strong>l <strong>prejuicio</strong>, en <strong>la</strong> que<br />
éste aparece como una expresión directa <strong>de</strong> <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones sociales<br />
estructurales, siendo utilizado por el grupo o c<strong>la</strong>se social dominante <strong>para</strong><br />
racionalizar su postura (que fundamenta y perpetúa i<strong>de</strong>ológicamente) y <strong>para</strong><br />
asegurarse <strong>la</strong> consecución <strong>de</strong> ventajas económicas, políticas, <strong>de</strong> status,<br />
prestigio, e incluso sexuales (Dol<strong>la</strong>rd, 1937/1988).<br />
Esta perspectiva tiene en común con <strong>la</strong> anterior el hecho <strong>de</strong> que<br />
re<strong>la</strong>ciona los <strong>prejuicio</strong>s y <strong>la</strong> <strong>discriminación</strong> racista con los intereses <strong>de</strong> los<br />
grupos, pero se aleja <strong>de</strong> el<strong>la</strong> al ubicar a los grupos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un sistema<br />
social, que por lo <strong>de</strong>más se caracteriza por <strong>la</strong> <strong>de</strong>sigualdad estructural en el<br />
reparto <strong>de</strong> los recursos y los valores. Por tanto, el <strong>prejuicio</strong> y <strong>la</strong><br />
<strong>discriminación</strong> no son algo que surja directamente e inevitablemente <strong>de</strong>l<br />
conflicto objetivo <strong>de</strong> intereses, sino que son mecanismos i<strong>de</strong>ológicos<br />
e<strong>la</strong>borados por los grupos sociales dominantes <strong>para</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r y legitimar sus<br />
posiciones <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r. Ello le permite explicar a esta perspectiva <strong>de</strong>l análisis<br />
<strong>de</strong>l <strong>racismo</strong> algo que no hacía <strong>la</strong> anterior, <strong>la</strong> existencia <strong>de</strong> <strong>prejuicio</strong>s en<br />
situaciones en <strong>la</strong>s que <strong>la</strong> "etno-c<strong>la</strong>se" no está en situación <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r competir<br />
por los recursos con <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se social dominante. Situaciones típicas como <strong>la</strong><br />
<strong>de</strong>l <strong>racismo</strong> colonialista o <strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong>s socieda<strong>de</strong>s racistas (v. g. Norteamerica,<br />
Suráfrica, y a distinto nivel España con el problemas gitano), no hal<strong>la</strong>ban<br />
explicación <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> Sherif. Sin embargo, esta situación es<br />
fácilmente explicable <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esta perspectiva, en cuanto que los <strong>prejuicio</strong>s<br />
podrían ser utilizados tanto <strong>para</strong> mantener o reforzar <strong>la</strong> dominación (función<br />
ofensiva <strong>de</strong>l <strong>prejuicio</strong>), como <strong>para</strong> mantener <strong>la</strong> posición <strong>de</strong> privilegio en una<br />
460
tesitura en <strong>la</strong> que el grupo dominante ve amenazada su posición en el or<strong>de</strong>n<br />
social (<strong>la</strong> función <strong>de</strong>fensiva, que perfectamente ilustró Myrdal al hab<strong>la</strong>r en<br />
su libro "Un dilema americano", <strong>de</strong> <strong>prejuicio</strong> <strong>de</strong>l pequeño b<strong>la</strong>nco<br />
americano).<br />
Robert E. Park, uno <strong>de</strong> los máximos representantes <strong>de</strong> <strong>la</strong> Escue<strong>la</strong> <strong>de</strong><br />
Chicago, fue también uno <strong>de</strong> los más interesados por el tema <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />
re<strong>la</strong>ciones raciales, <strong>de</strong>dicándole numerosos artículos que, a su muerte,<br />
fueron recogidos en el libro "Race and Culture" (1950). En él <strong>de</strong>finía <strong>la</strong>s<br />
re<strong>la</strong>ciones <strong>de</strong> razas como aquel<strong>la</strong>s que existen "entre pueblos con marcas<br />
distintivas <strong>de</strong> origen racial, particu<strong>la</strong>rmente cuando tales diferencias raciales<br />
penetran en <strong>la</strong> conciencia <strong>de</strong> los individuos y <strong>de</strong> los grupos así<br />
i<strong>de</strong>ntificados, <strong>de</strong>terminando <strong>de</strong> ese modo <strong>la</strong> concepción que cada individuo<br />
tiene tanto <strong>de</strong> sí mismo como <strong>de</strong> su estatuto <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> <strong>la</strong> comunidad" (cfr.<br />
Wieviorka, p. 52) Su concepción <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong> (si se nos permite el<br />
anacronismo) era <strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> expresión <strong>de</strong> conservadurismo, como una<br />
resistencia al cambio <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n social.<br />
Parece obvio seña<strong>la</strong>r <strong>la</strong> existencia <strong>de</strong> puntos <strong>de</strong> encuentro entre esta<br />
perspectiva y <strong>la</strong>s teorías marxistas. Para los que se sitúan <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> esta<br />
corriente i<strong>de</strong>ológica, <strong>la</strong>s actitu<strong>de</strong>s racistas son <strong>la</strong>s justificaciones teóricas, <strong>la</strong>s<br />
máscaras i<strong>de</strong>ológicas <strong>de</strong> <strong>la</strong>s que se sirve el po<strong>de</strong>r intelectual <strong>para</strong> encubrir<br />
<strong>la</strong>s diferencias <strong>de</strong> c<strong>la</strong>se social y <strong>la</strong> explotación económica <strong>de</strong> un parte <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
c<strong>la</strong>se trabajadora. Cox (1948) lo expresó <strong>de</strong> <strong>la</strong> siguiente manera: "El<br />
<strong>prejuicio</strong> racial es una actitud social propagada entre <strong>la</strong> gente por una c<strong>la</strong>se<br />
explotadora, a fin <strong>de</strong> estigmatizar a algún grupo como inferior, <strong>de</strong> modo que<br />
tanto <strong>la</strong> explotación <strong>de</strong>l grupo como <strong>la</strong> <strong>de</strong> sus recursos puedan justificarse"<br />
(cfr. Hidalgo, 1993, p. 82).<br />
Las diferencias que hay entre una forma y otra <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r el <strong>racismo</strong><br />
son <strong>de</strong> matiz. Mientras que <strong>para</strong> los teóricos <strong>de</strong> <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones <strong>de</strong> raza el<br />
<strong>prejuicio</strong> racista tiene un valor funcional, <strong>para</strong> los marxistas su valor es <strong>de</strong><br />
utilidad práctica. De todas maneras <strong>la</strong> línea que <strong>la</strong>s se<strong>para</strong> en sus<br />
argumentaciones tampoco está siempre tan c<strong>la</strong>ra, <strong>de</strong> hecho ha habido<br />
intentos <strong>de</strong> conjugar<strong>la</strong>s. Bobo (1988), <strong>de</strong>l cual hab<strong>la</strong>remos más tar<strong>de</strong>, es un<br />
ejemplo <strong>de</strong> ello. El funcionalismo <strong>de</strong> los teóricos <strong>de</strong> <strong>la</strong> raza, ha sido criticado<br />
por conducir a p<strong>la</strong>nteamientos a veces un tanto naturalistas, en los que no se<br />
cuestiona <strong>la</strong> noción misma <strong>de</strong> raza (Wieviorka, 1992). Ello les hace<br />
susceptibles a críticas simi<strong>la</strong>res a <strong>la</strong>s que se hicieron al mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
cognición social <strong>de</strong> Allport. Lo que queremos <strong>de</strong>cir es que al tomar <strong>la</strong> "raza"<br />
461
como una categoría real que articu<strong>la</strong> <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminados grupos<br />
sociales corremos el peligro <strong>de</strong> actuar naturalizando<strong>la</strong>. Resulta evi<strong>de</strong>nte que<br />
existen grupos sociales con diferentes colores <strong>de</strong> piel y que entre ellos se<br />
establecen dinámica <strong>de</strong> re<strong>la</strong>ción con unas características muy seña<strong>la</strong>das,<br />
pero eso no nos ha <strong>de</strong> llevar al error <strong>de</strong> pensar que <strong>la</strong> raza sea una categoría<br />
natural <strong>para</strong> <strong>la</strong> c<strong>la</strong>sificación <strong>de</strong> <strong>la</strong> gente en grupos sociales distintos.<br />
En este sentido, Joyce A. Ladner, en el que se consi<strong>de</strong>ra el manifiesto<br />
<strong>de</strong> <strong>la</strong> sociología negra norteamericana, "The Death of White Sociology"<br />
(1973), ha advertido <strong>de</strong>l peligro que entrañan los trabajos <strong>de</strong> "race re<strong>la</strong>tions"<br />
en los que se consi<strong>de</strong>ra <strong>la</strong> raza como una realidad a <strong>la</strong> vez objetiva y<br />
subjetiva, pues pue<strong>de</strong>n conducir fácilmente a <strong>de</strong>sviaciones racistas<br />
(Wieviorka, 1992). Hab<strong>la</strong>r como hacían Park y sus colegas <strong>de</strong> un<br />
"temperamento" <strong>de</strong>l negro, con características distintivas, etc., pue<strong>de</strong> ser <strong>la</strong><br />
puerta <strong>para</strong> muchos equívocos y problemas.<br />
Por lo que se refiere a los estudios hechos por <strong>la</strong> Psicología Social a<br />
este nivel <strong>de</strong> explicación <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong> poco se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir. Debido, entre<br />
otras cosas, al tradicional sesgo psicologicista <strong>de</strong> <strong>la</strong> disciplina, los<br />
psicólogos sociales se han ocupado más por los aspectos cognitivos y<br />
motivacionales <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>discriminación</strong> y <strong>de</strong> <strong>la</strong> conducta intergrupos que por <strong>la</strong>s<br />
re<strong>la</strong>ciones entre <strong>prejuicio</strong>s y <strong>la</strong>s conductas <strong>de</strong> <strong>discriminación</strong>, y <strong>la</strong>s variables<br />
socioestructurales (Bourish, 1994). Por ventura no todos los psicólogos<br />
sociales han adoptado una perspectiva <strong>de</strong> miras tan estrecha, siendo posible<br />
encontrar formu<strong>la</strong>ciones teóricas acerca <strong>de</strong> <strong>la</strong> Psicología Social <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong>.<br />
Los pocos estudios realizados a este respecto parecen confirmar <strong>la</strong>s<br />
predicciones hechas por los sociólogos. Existen pocas dudas entre nuestros<br />
colegas <strong>de</strong> que son los grupos sociales que ostentan el po<strong>de</strong>r social los que<br />
exhiben y ejercitan con mayor frecuencia los <strong>prejuicio</strong>s, ten<strong>de</strong>ncia que<br />
aumentaría en los contextos sociales en los que ven peligrar su posición<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n social (Echebarría y González, 1995). De forma<br />
abrumadoramente mayoritaria (<strong>la</strong> unanimidad en <strong>la</strong>s ciencias sociales,<br />
afortunadamente, no existe) se ha constatado que los miembros <strong>de</strong> los<br />
grupos con mayor po<strong>de</strong>r social tienen una más alta ten<strong>de</strong>ncia a <strong>la</strong> preferencia<br />
endogrupal y una mayor propensión al etnocentrismo y a <strong>la</strong>s conductas<br />
discriminativas. Por contra, <strong>la</strong>s personas pertenecientes a los grupos sociales<br />
más <strong>de</strong>sfavorecidos ten<strong>de</strong>rían a i<strong>de</strong>ntificarse más con los miembros <strong>de</strong><br />
grupos sociales más altos que el propio (sería interesante hacer un estudio<br />
caracterológico <strong>de</strong> <strong>la</strong>s personas que leen el "Ho<strong>la</strong>", Diez Minutos, etc.), y<br />
462
sólo ejercen <strong>la</strong> <strong>discriminación</strong> sobre el, o los, exogrupos dominantes, cuando<br />
perciben su situación como injusta, ilegítima y susceptible <strong>de</strong> cambio, es<br />
<strong>de</strong>cir, cuando creen que <strong>la</strong>s fronteras intregrupales son inestables.<br />
Por tanto parece incierto que, como nos <strong>de</strong>cía Sherif, <strong>la</strong> competición<br />
entre grupos sea condición suficiente <strong>para</strong> que se produzca una situación <strong>de</strong><br />
conflicto y <strong>discriminación</strong> intergrupal. En <strong>la</strong> vida real <strong>la</strong> mayoría <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />
re<strong>la</strong>ciones que se establecen entre grupos nos remiten a grupos mayoritarios<br />
y minoritarios que difieren en po<strong>de</strong>r y status, y en estos casos suelen ocurrir<br />
dos cosas: en primer lugar, que con bastante frecuencia <strong>la</strong> <strong>discriminación</strong> es<br />
ejercida casi exclusivamente por sólo una <strong>de</strong> <strong>la</strong>s partes y, en segundo lugar,<br />
que el conflicto aparece nada más en contextos sociales concretos y no por<br />
norma general. Uno <strong>de</strong> ellos ya lo hemos mencionado, se da cuando al<br />
menos una <strong>de</strong> <strong>la</strong>s partes ve resquebrajarse el or<strong>de</strong>n social en el cual ocupaba<br />
una posición <strong>de</strong>terminada. Otro contexto proclive <strong>para</strong> <strong>la</strong> aparición <strong>de</strong><br />
sesgos intergrupales es <strong>la</strong> toma <strong>de</strong> conciencia <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong> un grupo<br />
<strong>de</strong> su <strong>discriminación</strong> por su condición grupal, es <strong>de</strong>cir, cuando perciben que<br />
el supuesto principio <strong>de</strong> igualdad <strong>de</strong> oportunida<strong>de</strong>s no les es respetado por <strong>la</strong><br />
simple condición <strong>de</strong> pertenecer a un grupo social <strong>de</strong>terminado.<br />
Pero a<strong>de</strong>más, tampoco es <strong>de</strong>l todo cierto que <strong>la</strong> competición entre<br />
grupos sea condición necesaria <strong>para</strong> <strong>la</strong> aparición <strong>de</strong>l conflicto grupal. Es<br />
perfectamente factible el conflicto con un exogrupo sin que este en realidad<br />
llegue a existir. Alguien pue<strong>de</strong> ser racista y no haber visto en su vida a una<br />
persona <strong>de</strong> otra raza (gitano, negro...). Las teorías propuestas <strong>para</strong> <strong>la</strong><br />
explicación <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el mo<strong>de</strong>lo realista <strong>de</strong>l conflicto <strong>de</strong> intereses y<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> perspectiva estructuralista, han recibido, en general, todas <strong>la</strong> misma<br />
crítica, <strong>la</strong> <strong>de</strong> explicar solo un tipo <strong>de</strong> <strong>racismo</strong>, el socio-económico. Estas<br />
teorías no podrían dar razón <strong>de</strong> los casos en los que existen <strong>prejuicio</strong>s y<br />
conductas discriminativas contra un <strong>de</strong>terminado grupo sin que éste exista.<br />
De ejemplos está <strong>la</strong> historia llena, no tenemos que ir <strong>de</strong>masiado lejos a<br />
buscarlos, ahí está <strong>la</strong> confabu<strong>la</strong>ción ju<strong>de</strong>o-masónica en España, o el<br />
antisemitismo en <strong>la</strong> Polonia o Rumanía <strong>de</strong>mocráticas. Difícil ha <strong>de</strong><br />
resultarles a ambos mo<strong>de</strong>los explicar el caso en el que el otro,<br />
concretamente el judío, es odiado con tanta o mayor intensidad cuanto más<br />
invisible resulta, siendo entonces no sólo <strong>la</strong> raza sino incluso los caracteres<br />
físicos una construcción totalmente imaginaria. Los teóricos <strong>de</strong>l conflicto<br />
han tendido a olvidar que el <strong>racismo</strong> no necesariamente <strong>de</strong>scansa en<br />
re<strong>la</strong>ciones concretas o en experiencias vividas, sino que pue<strong>de</strong> hacerlo<br />
perfectamente en representaciones, fantasías, en un mundo imaginario que<br />
463
pue<strong>de</strong> tener que ver muy poco con <strong>la</strong>s características objetivas <strong>de</strong> aquellos<br />
otros a los cuales va dirigido (Wieviorka, 1992).<br />
En su <strong>de</strong>fensa se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que esta dimensión mítica que en<br />
ocasiones adquiere el pensamiento racista nunca llega a <strong>de</strong>sconectarle<br />
totalmente <strong>de</strong> <strong>la</strong> realidad ni a hacerle per<strong>de</strong>r su funcionalismo. Como re<strong>la</strong>to<br />
<strong>de</strong>sfigurado que es <strong>de</strong> una cosa (D.R.A.L., vigésima primera edición), nunca<br />
se disocia <strong>de</strong> el<strong>la</strong> totalmente, siempre guarda una conexión con <strong>la</strong> realidad<br />
social en <strong>la</strong> que surge. Julio Caro Baroja (1978), con sus estudios sobre los<br />
judíos en España, ha mostrado como el antisemitismo no es un "<strong>prejuicio</strong> sin<br />
fundamento", sino un sistema <strong>de</strong> creencias cuyo carácter excesivo o incluso<br />
hasta <strong>de</strong>lirante no pue<strong>de</strong> ocultarnos que, como tal sistema <strong>de</strong> creencias,<br />
mantiene re<strong>la</strong>ciones complejas y jamás absolutamente gratuitas, con <strong>la</strong><br />
realidad social, <strong>de</strong>l mismo modo que su función <strong>de</strong> servir <strong>de</strong> coartada a<br />
<strong>de</strong>terminadas formas <strong>de</strong> acción sobre esa realidad. "Etnólogos e<br />
historiadores contemporáneos han mostrado que el mito no era ilusión, ni<br />
poesía ni pura ficción, sino práctica discursiva con raíces en una realidad<br />
social que se esforzaba por transformar" (De<strong>la</strong>campagne, 1987, p. 137).<br />
El <strong>racismo</strong> sin razas es posible gracias a que, a diferencia <strong>de</strong> lo que<br />
pensaba Marx una vez aparecida <strong>la</strong> teoría <strong>de</strong> <strong>la</strong> praxis, es <strong>de</strong>cir <strong>la</strong> razón<br />
teórica <strong>de</strong> <strong>la</strong> razón práctica, aquel<strong>la</strong> pue<strong>de</strong> llegar a adquirir una cierta<br />
autonomía. Es cierto que toda teoría y que todo discurso social tiene su<br />
génesis en activida<strong>de</strong>s prácticas, pero una vez formu<strong>la</strong>dos, cuando llegan a<br />
ca<strong>la</strong>r en <strong>la</strong> conciencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> gente, formando parte inse<strong>para</strong>ble <strong>de</strong> el<strong>la</strong>,<br />
impregnado su sentido común, sus tópicos o lugares comunes <strong>de</strong><br />
pensamiento, <strong>la</strong> persona es ca<strong>paz</strong> <strong>de</strong> aplicarlos, adaptando sus contenidos,<br />
en contextos sociales distintos <strong>de</strong> aquel en el que surgieron, pero eso sí, con<br />
finalida<strong>de</strong>s simi<strong>la</strong>res, <strong>para</strong> <strong>la</strong> reconstrucción <strong>de</strong>l sentido <strong>de</strong> un or<strong>de</strong>n que<br />
parece empezar a no estar muy c<strong>la</strong>ro. Como nos dice De<strong>la</strong>campagne (1983,<br />
p. 58): "hay algo realmente extraño en <strong>la</strong> manera en <strong>la</strong> que un mito pue<strong>de</strong><br />
sobrevivir a <strong>la</strong>s condiciones históricas que permitieron su nacimiento."<br />
En cuanto a <strong>la</strong>s teorías que en Psicología Social se han e<strong>la</strong>borado <strong>para</strong><br />
explicar el <strong>racismo</strong> y que incluyen los aspectos estructurales <strong>de</strong> <strong>la</strong> sociedad,<br />
es especialmente interesante <strong>la</strong> e<strong>la</strong>borada por Bobo (1988). Este autor ha<br />
realizado un <strong>de</strong>sarrollo muy interesante <strong>de</strong> <strong>la</strong>s tesis marxistas,<br />
combinándo<strong>la</strong>s con el concepto <strong>de</strong> Gramsci <strong>de</strong> "hegemonía i<strong>de</strong>ológica", el<br />
mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong>l conflicto objetivo <strong>de</strong> Sherif, <strong>la</strong> teoría <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>de</strong>privación re<strong>la</strong>tiva<br />
<strong>de</strong> Gurr (1970) y el análisis <strong>de</strong> <strong>la</strong>s diferencias estructurales en el reparto <strong>de</strong><br />
464
los recursos sociales.<br />
El objetivo <strong>de</strong> Bobo es explicar, mediante su complejo mo<strong>de</strong>lo, <strong>la</strong><br />
importancia que tienen los intereses grupales impuestos por <strong>la</strong>s condiciones<br />
sociales estructurales (en concreto los patrones <strong>de</strong> <strong>de</strong>sigualdad en <strong>la</strong><br />
distribución <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r, riqueza y status) en <strong>la</strong> formación <strong>de</strong> <strong>la</strong>s actitu<strong>de</strong>s y<br />
creencias raciales, así como el papel i<strong>de</strong>ológico que estas, a su vez,<br />
<strong>de</strong>sempeñan en el mantenimiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> estructura social que <strong>la</strong>s origina. Para<br />
Bobo <strong>la</strong>s actitu<strong>de</strong>s y creencias racistas <strong>de</strong> los grupos dominantes conllevan<br />
una ten<strong>de</strong>ncia hacia una búsqueda <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> <strong>la</strong>s posiciones<br />
hegemónicas que ocupan en <strong>la</strong> estructura social, <strong>de</strong>sempeñando entonces,<br />
una función <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa y justificación <strong>de</strong> <strong>la</strong>s <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s existentes.<br />
Parafraseando a Coser (1956), Bobo <strong>de</strong>fine el conflicto racial o <strong>de</strong><br />
grupo como "una lucha sobre valores o por <strong>la</strong> rec<strong>la</strong>mación <strong>de</strong> status, po<strong>de</strong>r y<br />
otros recursos escasos en <strong>la</strong> cual el objetivo <strong>de</strong> los grupos en conflicto no es<br />
so<strong>la</strong>mente ganar los valores <strong>de</strong>seados, sino también afectar, cambiar o<br />
perjudicar al rival. Las tácticas específicas utilizadas pue<strong>de</strong>n ir <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los<br />
esfuerzos por conseguir una influencia o <strong>la</strong> persuasión, al uso <strong>de</strong> incentivos<br />
positivos o a formas <strong>de</strong> constreñir o coartar <strong>la</strong> acción" (Bobo, 1988, p. 91).<br />
Por consiguiente, según Bobo, sería <strong>la</strong> <strong>de</strong>sigualdad estructural en un sistema<br />
<strong>de</strong> suma cero en <strong>la</strong> distribución <strong>de</strong> los valores y recursos entre <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción<br />
b<strong>la</strong>nca y negra en <strong>la</strong> sociedad norteamericana, lo que genera intereses<br />
grupales objetivos opuestos. Esto a su vez influiría tanto en los intereses<br />
subjetivos <strong>de</strong> los distintos grupos y en sus actitu<strong>de</strong>s y creencias raciales,<br />
como en <strong>la</strong> dinámica <strong>de</strong> <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción que mantienen, generando tensiones.<br />
Pero Bobo, al admitir <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Gramsci, va más allá <strong>de</strong> <strong>la</strong> visión<br />
realista-materialista <strong>de</strong> <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones grupales, y postu<strong>la</strong> que <strong>la</strong> base<br />
económica condiciona el pensamiento <strong>de</strong> una persona pero no lo<br />
pre<strong>de</strong>termina, ni configura directamente su sistema i<strong>de</strong>ológico <strong>de</strong> creencias.<br />
Por esta razón el conflicto grupal no sería el resultado inevitable <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
<strong>de</strong>sigualdad estructural en el reparto <strong>de</strong> los valores y recursos, habiendo que<br />
recurrir <strong>para</strong> su explicación a <strong>la</strong> consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> los procesos psicosociales<br />
a través <strong>de</strong> los cuales surge el conflicto. Des<strong>de</strong> este p<strong>la</strong>nteamiento <strong>de</strong>fien<strong>de</strong><br />
que los motivos principales <strong>de</strong> los conflictos grupales son <strong>la</strong>s actitu<strong>de</strong>s<br />
referidas a los aspectos competitivos <strong>de</strong> <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones grupales y los<br />
intentos realizados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los grupos por cambiar esas re<strong>la</strong>ciones. Estas<br />
actitu<strong>de</strong>s tienen que ver con <strong>la</strong> distribución ente los grupos <strong>de</strong> los valores y<br />
recursos escasos y con los intentos por modificar el proceso y patrón <strong>de</strong> su<br />
465
distribución. En concreto serían tres los tipos <strong>de</strong> actitu<strong>de</strong>s que reflejan los<br />
motivos <strong>de</strong> conflicto grupal: <strong>la</strong> percepción <strong>de</strong> incompatibilidad entre los<br />
intereses <strong>de</strong> los grupos, que se genera cuando los grupos perciben que tienen<br />
intereses y objetivos en conflicto; percepciones y evaluaciones <strong>de</strong> los<br />
<strong>de</strong>rechos re<strong>la</strong>tivos <strong>de</strong> los grupos (<strong>de</strong>privación fraternal), que hace referencia<br />
a <strong>la</strong> expresión <strong>de</strong> satisfacción o insatisfacción con <strong>la</strong> posición <strong>de</strong>l endogrupo<br />
respecto al exogrupo por lo que se refiere a una dimensión; y <strong>la</strong> percepción<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>safíos o amenazas a los intereses <strong>de</strong>l endogrupo consecuencia <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />
acciones <strong>de</strong>l exogrupo <strong>para</strong> modificar sus re<strong>la</strong>ciones (Bobo, 1988).<br />
El tan<strong>de</strong>m formado por el matrimonio Margaret Wetherell y Jonathan<br />
Potter representa otro <strong>de</strong> los intentos psicosociales actuales <strong>de</strong> analizar y<br />
explicar el <strong>racismo</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva (<strong>la</strong> <strong>de</strong>l análisis <strong>de</strong>l discurso, por<br />
supuesto) que incluya <strong>la</strong> consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong>l contexto sociohistórico en el que<br />
acontece. Como es sabido esta perspectiva teórica mantiene que el discurso<br />
y el contexto social están totalmente interpenetrados, <strong>de</strong> tal manera que <strong>la</strong>s<br />
prácticas discursivas se constituirían, "se alimentarían" <strong>de</strong>l campo social, <strong>de</strong><br />
los grupos sociales, <strong>de</strong> los intereses materiales ya constituidos, pero a su<br />
vez, actuarían construyendo a <strong>la</strong>s personas y los objetos, y condicionando<br />
sus prácticas materiales. Es una especie <strong>de</strong> mezc<strong>la</strong> entre Foucault y Marx,<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>construcción y reconstrucción, en cuanto que se hab<strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
constitución <strong>de</strong> los sujetos y <strong>de</strong> los objetos al igual que <strong>de</strong>l papel i<strong>de</strong>ológico<br />
<strong>de</strong>l discurso.<br />
Por un <strong>la</strong>do, se estudia cómo el discurso surge en <strong>la</strong>s formas<br />
colectivas <strong>de</strong> acción social, <strong>para</strong> luego hacerse personal, subjetivo y<br />
psicológico —en <strong>la</strong> medida que es poseído por un sujeto—, siendo<br />
articu<strong>la</strong>do como <strong>la</strong>s creencias, actitu<strong>de</strong>s, opiniones y pensamientos<br />
característicos <strong>de</strong> uno mismo. Por otro el énfasis es puesto en <strong>la</strong>s maneras en<br />
<strong>la</strong>s que <strong>la</strong>s socieda<strong>de</strong>s dan voz al <strong>racismo</strong> y en cómo formas <strong>de</strong> discurso<br />
instituyen, solidifican, cambian, crean y reproducen formaciones sociales.<br />
Wetherell y Potter en su estudio se sirven <strong>de</strong> <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones raciales<br />
vividas en Nueva Ze<strong>la</strong>nda (que M. Wetherrell conoce muy bien al ser<br />
oriunda <strong>de</strong> éste país) entre Pakehas, grupo constituido principalmente por<br />
emigrantes ingleses, y Maorís, habitantes originales <strong>de</strong> <strong>la</strong>s is<strong>la</strong>s, <strong>para</strong> ilustrar<br />
el conjunto <strong>de</strong> sus p<strong>la</strong>nteamientos teóricos. Lógicamente <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> <strong>la</strong> que<br />
parten es que <strong>la</strong>s posibilida<strong>de</strong>s materiales <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l contexto social<br />
neoze<strong>la</strong>ndés estructuran <strong>la</strong> p<strong>la</strong>usibilidad <strong>de</strong> diferentes or<strong>de</strong>namientos<br />
discursivos <strong>de</strong> <strong>la</strong> comunidad Pakeha hacia <strong>la</strong> Mahorí, y que simultáneamente<br />
466
<strong>la</strong>s categorizaciones <strong>de</strong> raza, cultura y nación en ellos utilizadas vienen a<br />
organizar estas posibilida<strong>de</strong>s materiales y a transformar<strong>la</strong>s en política. En<br />
virtud <strong>de</strong> todo ello, el discurso racista constituiría una práctica social<br />
altamente po<strong>de</strong>rosa <strong>para</strong> <strong>la</strong> constitución <strong>de</strong> formaciones sociales que son<br />
opresivas <strong>para</strong> ciertos grupos sociales.<br />
El objetivo que se marcarán será hacer una profunda reflexión acerca<br />
<strong>de</strong> cómo los Pakeha e<strong>la</strong>boran y <strong>de</strong>spliegan discursos que, bien consciente o<br />
inconscientemente, legitiman, incorporan y normalizan <strong>la</strong>s prácticas <strong>de</strong><br />
dominio <strong>de</strong> su grupo y <strong>la</strong> posición <strong>de</strong> dominado que sufre el pueblo maorí.<br />
Su trabajo irá encaminado a rastrear, a "cartografiar" los discursos raciales<br />
que los Pakeha e<strong>la</strong>boran <strong>para</strong> así observar y compren<strong>de</strong>r cómo es justificada<br />
y racionalizada <strong>la</strong> historia colonial y <strong>la</strong>s formas actuales <strong>de</strong> <strong>de</strong>sventaja <strong>de</strong> los<br />
maoríes, cómo <strong>la</strong> <strong>de</strong>sigualdad es normalizada e interpretada como "segura",<br />
y cómo los continuos y diversos conflictos son rebajados y el consenso<br />
manufacturado.<br />
Con esta i<strong>de</strong>a, rechazan <strong>la</strong> posibilidad <strong>de</strong> entrar a escrutar los<br />
contenidos i<strong>de</strong>ológicos <strong>de</strong>l discurso racista dada <strong>la</strong> caducidad y variabilidad<br />
<strong>de</strong> los mismos. Dos <strong>de</strong> <strong>la</strong>s características básicas <strong>de</strong> este discurso serían su<br />
naturaleza contradictoria y el encontrarse siempre en una continua<br />
transformación, todo lo cual hace imposible tratar <strong>de</strong> extrapo<strong>la</strong>r una<br />
estructura común y universal <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong> que permanezca esencialmente<br />
inalterable, fuera <strong>de</strong> toda localización en el tiempo, razones por <strong>la</strong>s cuales<br />
optan por <strong>de</strong>finir el <strong>racismo</strong> en función <strong>de</strong> <strong>la</strong>s prácticas i<strong>de</strong>ológicas y <strong>de</strong> los<br />
resultados i<strong>de</strong>ológicos a los que conduce. Según los autores, "el discurso<br />
racista es i<strong>de</strong>ológico porque es una forma <strong>de</strong> conocimiento falsa y parcial<br />
que <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> intereses particu<strong>la</strong>res" (p. 31)... "El discurso racista <strong>de</strong>bería<br />
verse como un discurso (cualquiera que sea su contenido) que tiene el efecto<br />
<strong>de</strong> establecer, sostener y reforzar re<strong>la</strong>ciones <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r opresivas ... tiene un<br />
efecto <strong>de</strong> categorizar, colocar y discriminar entre ciertos grupos, ... [al<br />
mismo tiempo]... que justifica sostiene y legitima prácticas orientadas a<br />
mantener el po<strong>de</strong>r y el dominio" (Wetherell y Potter, 1992, p. 70).<br />
En <strong>la</strong> medida que a partir <strong>de</strong> <strong>la</strong> Segunda Guerra Mundial parece<br />
haberse constatado un giro <strong>de</strong> importancia en <strong>la</strong>s actitu<strong>de</strong>s, <strong>prejuicio</strong>s o<br />
discursos racistas (como se les quiera l<strong>la</strong>mar), esta forma <strong>de</strong> concebir el<br />
<strong>racismo</strong> parece haber obtenido un cierto sustento empírico. Wetherell y<br />
Potter (1992) constatan en <strong>la</strong> propia Nueva Ze<strong>la</strong>nda <strong>la</strong> ten<strong>de</strong>ncia que existe<br />
en <strong>la</strong> actualidad a transponer el antiguo término <strong>de</strong> raza por el <strong>de</strong> cultura o<br />
467
nación, a hab<strong>la</strong>r <strong>de</strong> razas pero sin aludir a el<strong>la</strong>s. A pesar <strong>de</strong> que todavía<br />
puedan permanecer algunas metáforas e imágenes, como el concepto <strong>de</strong><br />
"sangre" (locus <strong>de</strong> <strong>la</strong> música y el ritmo <strong>de</strong> los negros, como es sabido por<br />
todos), son infrecuentes los casos en los que <strong>la</strong>s personas analizan <strong>la</strong>s<br />
re<strong>la</strong>ciones intregrupales mediante teorías raciales. Por el contrario, existe<br />
una alta <strong>de</strong>seabilidad social en el hecho <strong>de</strong> no parecer <strong>prejuicio</strong>sos a los<br />
<strong>de</strong>más, lo cual por supuesto, no significa que el <strong>racismo</strong> haya <strong>de</strong>saparecido,<br />
como nos <strong>de</strong>mostraba Billig (1988).<br />
La cultura, según estos autores, <strong>de</strong>sempeñaría el mismo papel que <strong>la</strong><br />
raza al ser presentada como un tipo <strong>de</strong> diferencia que ocurre naturalmente,<br />
un hecho <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida, una forma autosuficiente <strong>de</strong> explicación y algo que<br />
pue<strong>de</strong> ser or<strong>de</strong>nado por su nivel <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>rnidad. Así entendida <strong>la</strong> cultura, se<br />
abre el camino a <strong>la</strong> reinterpretación <strong>de</strong> los conflictos intergrupales, cuya<br />
base principal son <strong>la</strong>s diferencias en el reparto <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r, bienes y riquezas,<br />
en términos <strong>de</strong> diferencias culturales, por lo que su solución habría que<br />
buscar<strong>la</strong>, no en <strong>la</strong> lucha política y social sino, en el multicuralismo, en el<br />
respeto a <strong>la</strong> diferencia, a lo propio y diferente, en <strong>la</strong> aceptación <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
multiculturalidad.<br />
La cultura <strong>de</strong>sempeñaría en <strong>la</strong> sociedad racista actual un papel<br />
c<strong>la</strong>ramente i<strong>de</strong>ológico en tanto que "cubre el sucio negocio <strong>de</strong> <strong>la</strong> dominación<br />
y el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>sigual mediante <strong>la</strong> invocación al respeto y <strong>la</strong> tolerancia. La<br />
historia colonial pue<strong>de</strong> ser reconstruida como una historia <strong>de</strong> choque <strong>de</strong><br />
valores, los mo<strong>de</strong>rnos contra los tradicionales, como opuesta a una historia<br />
<strong>de</strong> conflictos <strong>de</strong> intereses, re<strong>la</strong>ciones <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r y explotación". (Wetherell y<br />
Potter, 1992, p. 137).<br />
La movilización <strong>de</strong>l significado y el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> <strong>la</strong> práctica<br />
argumentativa que acabamos <strong>de</strong> ver incluiría tanto procesos <strong>de</strong><br />
categorización como <strong>de</strong> particu<strong>la</strong>rización, atribución, utilización <strong>de</strong><br />
estereotipos, ... y <strong>la</strong> movilización <strong>de</strong> técnicas narrativas como <strong>la</strong>s siguientes:<br />
1. Utilización <strong>de</strong> los principios <strong>de</strong> <strong>la</strong> igualdad, <strong>la</strong> libertad, los <strong>de</strong>rechos<br />
individuales, <strong>para</strong> p<strong>la</strong>ntear los términos en los que se ha <strong>de</strong><br />
producir <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción intergrupal.<br />
2. L<strong>la</strong>mamiento al progreso y a <strong>la</strong> razón práctica como elementos que<br />
han <strong>de</strong> presidir el <strong>de</strong>sarrollo y evolución social.<br />
3. Evitación <strong>de</strong> <strong>la</strong> utilización <strong>de</strong>l término raza, así como <strong>de</strong> su<br />
invocación como principio explicativo <strong>de</strong> <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones<br />
468
intregrupales.<br />
4. P<strong>la</strong>nteamiento <strong>de</strong> <strong>la</strong>s diferencias entre los grupos como un hecho<br />
cultural insalvable y que a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>be ser mantenido tal cual en<br />
virtud <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> cada grupo a conservar y fortalecer sus<br />
señas <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad propias.<br />
5. Negación <strong>de</strong> <strong>la</strong> posesión <strong>de</strong> <strong>prejuicio</strong> alguno contra cualquier otro<br />
grupo social, cuando simultáneamente se mantienen posiciones<br />
<strong>prejuicio</strong>sas.<br />
6. Desacreditación y <strong>de</strong>nigración <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong>l grupo social<br />
dominado que rechazan el or<strong>de</strong>n social establecido y p<strong>la</strong>tean su<br />
posición en él en términos <strong>de</strong> sojuzgación política y económica,<br />
mediante el cuestionamiento <strong>de</strong> los verda<strong>de</strong>ros motivos <strong>de</strong> sus<br />
movilizaciones, acusaciones <strong>de</strong> extremismo, negación <strong>de</strong> su<br />
representatividad social, etc.<br />
7. La utilización <strong>de</strong> argumentos que socaven explicaciones<br />
alternativas a <strong>la</strong> propia.<br />
8. E<strong>la</strong>boración <strong>de</strong> argumentos que puedan contrarrestar <strong>la</strong> imagen<br />
negativa que pueda suponer <strong>la</strong> externalización <strong>de</strong>l discurso<br />
racista; por ejemplo, en el caso <strong>de</strong>l Frente Nacional inglés<br />
<strong>de</strong>fendiendo <strong>la</strong> falsedad <strong>de</strong> <strong>la</strong>s acusaciones <strong>de</strong> <strong>racismo</strong> y<br />
revirtiéndo<strong>la</strong>s sobre el grupo acusador.<br />
En última instancia queremos seña<strong>la</strong>r que <strong>la</strong> perspectiva apuntada en<br />
este apartado nos recuerda <strong>la</strong> necesidad <strong>de</strong> no disociar al portador <strong>de</strong>l<br />
<strong>prejuicio</strong>, o si se quiere <strong>de</strong> <strong>la</strong> personalidad racista, <strong>de</strong>l contexto social en el<br />
que se manifiesta el <strong>racismo</strong>. Que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> todo, el racista no es más que<br />
un actor social y que, por tanto, <strong>de</strong>bemos procurar no per<strong>de</strong>r <strong>de</strong> vista el<br />
escenario social en el que actúa, <strong>la</strong> gestión que en él hace <strong>de</strong> los sentidos y<br />
significados, y el conjunto <strong>de</strong> interacciones en los que se basa y manifiesta<br />
(Wieviorka, 1992).<br />
5. ¿Qué posibles soluciones existen?.<br />
En este apartado vamos hacer referencia, tratando <strong>de</strong> no a<strong>la</strong>rgarnos, a<br />
<strong>la</strong>s soluciones habilitadas <strong>para</strong> combatir el <strong>racismo</strong>. En primer lugar, hemos<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que, como po<strong>de</strong>mos imaginar viendo <strong>la</strong> variedad <strong>de</strong> perspectivas<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong>s que se ha enfocado este problema social, <strong>la</strong>s estrategias diseñadas<br />
han sido muchas, el caos gran<strong>de</strong> y <strong>la</strong>s soluciones realmente efectivas, siendo<br />
optimistas, pocas. Retomo hoy este apartado <strong>para</strong> <strong>de</strong>cir que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l<br />
469
incendio ocurrido en Alemania en una resi<strong>de</strong>ncia <strong>para</strong> emigrantes en el que<br />
han muerto diez personas, el poco optimismo que conservaba se ha<br />
esfumado. Esta opinión pesimista en modo alguno es "exclusivamente<br />
personal", sino que es compartida por una gran mayoría <strong>de</strong> los<br />
investigadores sociales que se han interesado por el tema. Katz y Taylor<br />
(1988), dos figuras infatigables <strong>de</strong> <strong>la</strong> lucha contra el <strong>racismo</strong> son el mejor<br />
botón <strong>de</strong> muestra <strong>de</strong> este estado <strong>de</strong> opinión cuando dicen: "Esta falta <strong>de</strong> fe<br />
en una vía <strong>de</strong> acción c<strong>la</strong>ra <strong>para</strong> el remedio pue<strong>de</strong> estar llevando a los<br />
investigadores sociales a una situación conceptual caótica que <strong>de</strong> forma<br />
seria socava su motivación <strong>para</strong> <strong>la</strong> batal<strong>la</strong> en ésta tan importante arena" (p.<br />
5).<br />
Al objeto <strong>de</strong> introducir un cierto or<strong>de</strong>n en <strong>la</strong> exposición <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />
distintas propuestas que se han realizado <strong>para</strong> <strong>la</strong> reducción <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong> <strong>la</strong>s<br />
dividiremos <strong>de</strong> una forma simplista y un tanto problemática en:<br />
individualistas y sociales.<br />
5.1. Soluciones <strong>de</strong> corte individualista.<br />
Una <strong>de</strong> <strong>la</strong>s soluciones más típicas que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esta perspectiva se han<br />
p<strong>la</strong>nteado es <strong>la</strong> <strong>de</strong>l contacto intergrupal como medio <strong>para</strong> <strong>la</strong> eliminación <strong>de</strong>l<br />
pejuicio racial (Jones, 1988). Muy habitual entre gentes bien pensantes, con<br />
una cierta dosis <strong>de</strong> ingenuidad, que ven en el racista una oveja <strong>de</strong>scarriada<br />
cuyo mayor pecado es <strong>la</strong> ignorancia, proponen el contacto con el sufridor <strong>de</strong><br />
sus equívocos <strong>para</strong> <strong>de</strong>mostrar lo equivocado <strong>de</strong> sus tontos <strong>prejuicio</strong>s y así<br />
terminar con ellos.<br />
Con un alto grado <strong>de</strong> formalización en el lenguaje, utilizando una<br />
retórica propiamente científica y un conjunto <strong>de</strong> argumentos supuestamente<br />
contraevi<strong>de</strong>ntes, Allport (1954) propuso este mismo tipo <strong>de</strong> solución,<br />
bautizándo<strong>la</strong> con el oscuro nombre <strong>de</strong> <strong>la</strong> "hipótesis <strong>de</strong> contacto". La i<strong>de</strong>a es<br />
que <strong>la</strong> interacción grupal cuando es <strong>de</strong> tipo cooperativo, va acompañada<br />
institucionalmente y se produce en condiciones en <strong>la</strong>s que los grupos tiene<br />
igual status, roles y funciones, habrá <strong>de</strong> reducir los <strong>prejuicio</strong>s hacia el<br />
"otro". El aluvión <strong>de</strong> críticas que <strong>la</strong> hipótesis ha recibido, tanto teóricas<br />
como empíricas (Amir, 1976; Stephan, 1985; Brewer y Kramer, 198;<br />
Hewstone y Brown, 1986; Triandis, 1988; etc.) han <strong>de</strong>mostrado su<br />
inefectividad al quedar limitada a un ámbito muy reducido <strong>de</strong> aplicación.<br />
470
En primer lugar, es obvio <strong>de</strong>cir que en el caso <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong> no se<br />
cumple ninguno <strong>de</strong> estos requisitos, lo cual hace <strong>de</strong> esta estrategia una pura<br />
utopía. No po<strong>de</strong>mos preten<strong>de</strong>r tratar con grupos <strong>de</strong> iguales cuando uno <strong>de</strong><br />
ellos es minusvalorado e incluso vejado por su condición racial, política,<br />
religiosa o sexual. En segundo lugar, si obráramos siguiendo esta hipótesis,<br />
estaríamos ignorando <strong>la</strong> naturaleza misma <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong> y <strong>la</strong> historia, ya que<br />
no se trata <strong>de</strong> una creencia irracional que ha <strong>de</strong> rendirse a <strong>la</strong> exposición <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
luz <strong>de</strong> los hechos. Pensar <strong>de</strong> otra manera sería hacerlo en términos <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
concepción ilustrada <strong>de</strong>l <strong>prejuicio</strong>, contexto en el que aparece el término<br />
(Billig, 1988), olvidando el componente mitológico, épico y moral <strong>de</strong> este<br />
tipo <strong>de</strong> creencias. Si fuera cierta <strong>la</strong> hipótesis <strong>de</strong>l contacto, basada en <strong>la</strong><br />
racionalidad humana, el <strong>racismo</strong> habría <strong>de</strong>saparecido ya hace mucho tiempo<br />
al <strong>de</strong>mostrarse científicamente lo incorrecto <strong>de</strong> los principios que lo<br />
fundamentan.<br />
Por <strong>la</strong>s concomitancias que con <strong>la</strong> hipótesis <strong>de</strong>l contacto guarda <strong>la</strong><br />
teoría <strong>de</strong> Sherif sobre el conflicto realista <strong>de</strong> intereses entre grupos y <strong>la</strong><br />
solución que <strong>de</strong> estos propugna mediante <strong>la</strong> formu<strong>la</strong>ción <strong>de</strong> "metas<br />
supraordinales", estas dos propuestas han sido formu<strong>la</strong>das en múltiples<br />
ocasiones conjuntamente, insistiéndose en <strong>la</strong> necesidad <strong>de</strong> que los contactos<br />
entre los grupos sean <strong>de</strong> carácter cooperativo. De todas formas <strong>la</strong>s<br />
aplicaciones que <strong>de</strong> esta estrategia cooperativa se han llevado a cabo han<br />
puesto en evi<strong>de</strong>ncia su escasa eficacia en el caso <strong>de</strong> que el <strong>racismo</strong> exista <strong>de</strong><br />
forma previa a su aplicación (Sánchez Mazas, Roux y Mugny, 1994). En<br />
nuestra opinión creemos que este tipo <strong>de</strong> estrategia es más útil en el campo<br />
<strong>de</strong> <strong>la</strong> prevención que en el <strong>de</strong> <strong>la</strong> reducción <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong>, con lo cual entramos<br />
ya <strong>de</strong> lleno en <strong>la</strong>s medidas <strong>de</strong> tipo social.<br />
Otras estrategias posibles que se han diseñado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> perspectiva <strong>de</strong><br />
<strong>la</strong> cognición social son:<br />
a) El efecto book-keeping o <strong>de</strong> contabilidad (Rothbart, 1981).<br />
Consiste en <strong>la</strong> acumu<strong>la</strong>ción <strong>de</strong> información contradictoria con los<br />
contenidos <strong>de</strong>l estereotipo <strong>para</strong> que los individuos vayan<br />
reajustando sus esquemas y con ello sus discursos.<br />
b) El efecto <strong>de</strong> conversión <strong>de</strong>l estereotipador como consecuencia <strong>de</strong><br />
una información especialmente impactante (por ejemplo, los<br />
<strong>prejuicio</strong>s antijudios se redujeron en los EE.UU <strong>de</strong>spues <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
s.g.m conocido el genocidio judio).<br />
471
c) La personalización, que consiste en establecimiento en re<strong>la</strong>ciones<br />
basadas en criterios interpersonales y no intergrupales (Tajfel,<br />
1981).<br />
d) Aumento <strong>de</strong>l número <strong>de</strong> subdivisiones en el sistema <strong>de</strong> categorías,<br />
<strong>de</strong> tal forma que haga a <strong>la</strong> persona percibir <strong>la</strong> complejidad <strong>de</strong>l<br />
sistema social y con ello superar <strong>la</strong> división ellos-nosotros<br />
(Crocker et al., 1984).<br />
En conjunto, estas estrategias son susceptibles <strong>de</strong> críticas simi<strong>la</strong>res a<br />
<strong>la</strong>s realizadas al respecto <strong>de</strong> <strong>la</strong> hipótesis <strong>de</strong>l contacto. De todas formas<br />
queremos añadir unas pocas pa<strong>la</strong>bras al respecto <strong>de</strong> <strong>la</strong> última por provenir<br />
<strong>de</strong> una <strong>de</strong>rivación crítica <strong>de</strong> <strong>la</strong> teoría <strong>de</strong> Tajfel y por ser un tipo <strong>de</strong> propuesta<br />
bastante frecuente.<br />
El aumento en el número subdivisones es una estrategia <strong>de</strong><br />
afrontamiento <strong>de</strong>l <strong>prejuicio</strong> que <strong>de</strong>riva <strong>de</strong> los estudios <strong>de</strong> <strong>la</strong> escue<strong>la</strong> <strong>de</strong><br />
Ginebra sobre <strong>la</strong> I<strong>de</strong>ntidad Social. A diferencia <strong>de</strong> Tajfel, quien se centró en<br />
el estudio <strong>de</strong> situaciones en <strong>la</strong>s que <strong>la</strong> pertenencia a una categoría excluía <strong>la</strong><br />
pertenencia a otra (categorización simple), Deschamps y Doise (1978), se<br />
han preocupado por investigar contextos mucho más reales, en el sentido <strong>de</strong><br />
que en ellos el sujeto podía pertenecer al mismo tiempo a distintas<br />
categorías a <strong>la</strong> vez (categorización cruzada). Pues bien, según estos autores<br />
(Deschamps y Doise, 1978), en estas situaciones <strong>de</strong> categorización cruzada<br />
es esperable un <strong>de</strong>bilitamiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> diferenciación categorial, lo que<br />
significa, un aumento <strong>de</strong> <strong>la</strong> convergencia intercategorial y una mayor<br />
divergencia intracategorial. De ello se <strong>de</strong>duce que una a<strong>de</strong>cuada estrategia<br />
<strong>para</strong> <strong>la</strong> disminución <strong>de</strong>l <strong>prejuicio</strong> hacia el exogrupo sería el fomento<br />
mediante <strong>la</strong> educación u otros medios <strong>de</strong> categorizaciones intregrupales<br />
entrecruzadas, puesto <strong>de</strong> esta manera obtendríamos una disminución <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
<strong>discriminación</strong> intergrupal. Sin embargo, los resultados obtenidos no<br />
parecen confirmar esta hipótesis, <strong>de</strong>mostrando su ineficacia como estrategia.<br />
A través <strong>de</strong> distintas investigaciones se ha podido comprobar "una limitación<br />
inherente al funcionamiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> diferenciación categorial cuando se<br />
entrecruzan varias pertenencias categoriales, ... que este efecto <strong>de</strong>l<br />
crecimiento <strong>de</strong> <strong>la</strong>s pertenencias categoriales se limita a aquel<strong>la</strong>s<br />
características re<strong>la</strong>cionadas directamente con <strong>la</strong> situación experimental y con<br />
los individuos presentes en esta situación; los efectos <strong>de</strong> una situación<br />
específica no repercuten necesariamente a nivel <strong>de</strong> situaciones sociales"<br />
(Doise, Deschamps y Mugny, 1985, p. 49).<br />
472
Ya fuera <strong>de</strong> lo es que <strong>la</strong> falsación empírica <strong>de</strong> <strong>la</strong>s hipótesis <strong>de</strong> unos y<br />
otros, creemos que tanto <strong>la</strong>s propuestas realizadas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> Tajfel<br />
como <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el <strong>de</strong> <strong>la</strong> escue<strong>la</strong> <strong>de</strong> Ginebra, parten <strong>de</strong> una asunción básica<br />
incorrecta, <strong>la</strong> <strong>de</strong> que el racista es una persona caracterizada por un estilo <strong>de</strong><br />
pensamiento <strong>de</strong> tipo categórico, cerrado, inca<strong>paz</strong> <strong>de</strong> salir <strong>de</strong> sus propios<br />
estereotipos. Billig (1985) y Wetherell y Potter (1992), se han encargado <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>mostrar lo ina<strong>de</strong>cuado <strong>de</strong> tal presupuesto, al apuntar como en el<br />
<strong>prejuicio</strong>so no hay una intolerancia a <strong>la</strong> ambigüedad, sino una ambigüedad<br />
<strong>de</strong> <strong>la</strong> intolerancia. El hecho es que el autoritario, el racista o el <strong>prejuicio</strong>so,<br />
lejos <strong>de</strong> utilizar categorías simples, poco e<strong>la</strong>boradas, <strong>de</strong> c<strong>la</strong>sificación, por el<br />
contrario hará distinciones bastante sutiles <strong>de</strong> cara a <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r su<br />
pensamiento categórico. Si tenemos en cuenta que ninguna categorización es<br />
ca<strong>paz</strong> <strong>de</strong> agrupar perfectamente a todos y a cada uno <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong>l<br />
grupo al que se refiere, resulta lógico que sea así. Por poner un ejemplo, ni<br />
todos los b<strong>la</strong>ncos son más inteligentes que los negros, ni los payos santos y<br />
los gitanos <strong>la</strong>drones, con lo que el racista necesita <strong>de</strong> una muy alta<br />
capacidad <strong>de</strong> particu<strong>la</strong>rización y <strong>de</strong> imaginación <strong>para</strong> mantener <strong>la</strong><br />
diferenciación intercategorial.<br />
Las medidas arbitradas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> perspectiva individualista<br />
<strong>de</strong>safortunadamente están entre <strong>la</strong>s más frecuentes. Y <strong>de</strong>cimos<br />
<strong>de</strong>safortunadamente porque toda propuesta <strong>de</strong> intervención psicosocial, y<br />
estas lo son, no pue<strong>de</strong> situarse exclusivamente en el p<strong>la</strong>no <strong>de</strong> lo individual.<br />
Si <strong>de</strong> esta manera obramos estaremos eludiendo <strong>la</strong> responsabilidad<br />
compartida que todos tenemos en el mantenimiento <strong>de</strong> un problema <strong>de</strong><br />
naturaleza social. Focalizar y reducir el problema <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong> a <strong>la</strong><br />
personalidad <strong>de</strong>sajustada, irracional y <strong>prejuicio</strong>sa <strong>de</strong>l individuo o incluso a<br />
los mecanismos cognitivos comunes a todas <strong>la</strong>s personas, supone obrar <strong>de</strong><br />
forma sesgadamente i<strong>de</strong>ológica, aunque sea <strong>de</strong> forma no consciente, pues se<br />
está hurtando <strong>la</strong> naturaleza social <strong>de</strong>l problema.<br />
No <strong>de</strong>be extrañarnos que una sociedad competitiva como <strong>la</strong> nuestra,<br />
orientada al logro y al éxito genere individuos que en el "otro" ven a un<br />
competidor o adversario, lo cual crea el caldo <strong>de</strong> cultivo idóneo <strong>para</strong> <strong>la</strong><br />
aparición <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong> y <strong>la</strong> <strong>discriminación</strong>, máxime cuando todo ello se ve<br />
acompañado <strong>de</strong> <strong>la</strong> existencia <strong>de</strong> discursos que seña<strong>la</strong>n a los grupos<br />
dominados como posibles usurpadores <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos al bienestar, al<br />
trabajo y a <strong>la</strong> riqueza que por naturaleza les correspon<strong>de</strong>n. A<strong>de</strong>más, por<br />
<strong>de</strong>finición, toda sociedad competitiva necesita <strong>de</strong> <strong>la</strong> existencia <strong>de</strong> ganadores<br />
y per<strong>de</strong>dores, <strong>de</strong> dominados y dominadores, pobres y ricos, vencedores y<br />
473
vencidos y, por tanto <strong>de</strong> arrogantes y humil<strong>la</strong>dos. Mientras que el hombre<br />
sea un competidor <strong>para</strong> el hombre necesariamente habrá marginación,<br />
pobreza y a <strong>la</strong> postre <strong>discriminación</strong> y <strong>racismo</strong>.<br />
Si queremos que realmente llegue a ser posible <strong>la</strong> vieja utopía <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
sociedad <strong>de</strong>mocrática presidida y dirigida por los principios <strong>de</strong> <strong>la</strong> libertad,<br />
igualdad y fraternidad, es totalmente necesaria una educación que fomente el<br />
humanismo, <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l hombre como valor, junto con los otros los valores<br />
<strong>de</strong> <strong>la</strong> igualdad, <strong>la</strong> justicia y tolerancia, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l conocimiento y respeto <strong>de</strong><br />
los <strong>de</strong>rechos humanos y <strong>de</strong> <strong>la</strong> cooperación, todo lo cual <strong>de</strong>berá p<strong>la</strong>smarse en<br />
<strong>la</strong> convivencia <strong>de</strong>l día a día.<br />
5.2 Soluciones <strong>de</strong> Corte Social.<br />
Tampoco parece que a este nivel <strong>la</strong>s cosas estén <strong>de</strong>masiado c<strong>la</strong>ras.<br />
Las polémicas mantenidas en el libro <strong>de</strong> Katz y Taylor (1988) "Eliminando<br />
el <strong>racismo</strong>", entre distintos autores acerca <strong>de</strong> <strong>la</strong> eficacia <strong>de</strong> <strong>la</strong>s políticas <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>segregación y <strong>de</strong> <strong>la</strong>s "acciones afirmativas", así lo atestiguan.<br />
En el mencionado libro, Gerard (1988) argumenta que este tipo <strong>de</strong><br />
acción está l<strong>la</strong>mada al fracaso, teniendo en cuenta los datos que muestran<br />
que tras <strong>la</strong> política <strong>de</strong> <strong>de</strong>segregación comenzada en <strong>la</strong>s escue<strong>la</strong>s<br />
norteamericanas en 1954, los estereotipos han persistido en vez <strong>de</strong> haber<br />
disminuido y que <strong>la</strong> autosegregación es algo común en <strong>la</strong>s au<strong>la</strong>s. Es más, se<br />
muestra convencido <strong>de</strong> que <strong>la</strong> <strong>de</strong>segregación es una bo<strong>la</strong> <strong>de</strong> nieve que<br />
aumenta poco a poco <strong>la</strong>s diferencias interraciales. La razón se encontraría en<br />
que a pesar <strong>de</strong> que <strong>la</strong> reforma esco<strong>la</strong>r se realizó bajo algunos principios más<br />
o menos acertados (por ejemplo, el que <strong>la</strong> influencia mayoritaria podría<br />
inducir a <strong>la</strong> minoría a internalizar algunos <strong>de</strong> sus valores y principios, como<br />
el <strong>de</strong> <strong>la</strong> orientación hacia el logro, o que <strong>la</strong>s diferencias <strong>de</strong> capacidad entre<br />
grupos no se <strong>de</strong>ben a causas innatas sino a <strong>la</strong> diversidad en <strong>la</strong> orientación<br />
hacia el logro académico entre <strong>la</strong>s diversas comunida<strong>de</strong>s, que son<br />
internalizadas durante el proceso <strong>de</strong> socialización) no se tuvo en cuenta que<br />
en el ámbito educativo no se cumplen <strong>la</strong>s condiciones mínimas necesarias<br />
<strong>para</strong> que se produzca el cambio <strong>de</strong> actitu<strong>de</strong>s por contacto. No existía en el<br />
au<strong>la</strong> un clima no competitivo, ni los miembros <strong>de</strong> los distintos grupos tenían<br />
igual status, roles o funciones y en ocasiones, ni tan siquiera se contaba con<br />
el apoyo <strong>de</strong> <strong>la</strong>s autorida<strong>de</strong>s académicas. Pero sobre todo se pudo constatar<br />
que <strong>la</strong> asunción <strong>de</strong> que los maestros tratan por igual a los niños,<br />
in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> sus pertenencias étnicas, era incorrecta, siendo en<br />
474
ealidad los propios maestros <strong>la</strong>s correas <strong>de</strong> transmisión <strong>de</strong> los <strong>prejuicio</strong>s y<br />
estereotipos que se querían eliminar. Las expectativas diferenciales que<br />
acerca <strong>de</strong>l éxito o fracaso esco<strong>la</strong>r <strong>de</strong> los distintos grupos raciales arrastraban<br />
los profesores, actuaban como un condicionante fundamental en <strong>la</strong><br />
ocurrencia <strong>de</strong> este éxito o fracaso (el conocido efecto Rosenthal).<br />
En el mismo libro Cook (1988), discrepa con el anterior autor acerca<br />
<strong>de</strong> <strong>la</strong>s evi<strong>de</strong>ncias presentadas por este, en cuanto que solo habría analizado<br />
aquellos casos en los que <strong>la</strong> <strong>de</strong>segregación era una consecuencia <strong>de</strong>l<br />
mandato legal <strong>de</strong> coeducación, sin tener en cuenta aquellos otros en los que<br />
esta era un hecho <strong>de</strong> facto. Para él <strong>la</strong> evi<strong>de</strong>ncia acumu<strong>la</strong>da <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1954 es<br />
totalmente positiva por lo que se refiere a los niveles <strong>de</strong> educación, <strong>de</strong><br />
autoestima, <strong>de</strong> porcentaje <strong>de</strong> éxito académico, orientación hacia el logro,<br />
etc. <strong>de</strong> <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción negra.<br />
El campo <strong>de</strong> batal<strong>la</strong> en el que G<strong>la</strong>zer y G<strong>la</strong>sser dirimen otro<br />
importante <strong>de</strong>bate <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l libro <strong>de</strong> Katz y Taylor (1988) es el <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />
acciones positivas a llevar a cabo por <strong>la</strong>s instituciones en el marco <strong>de</strong>l<br />
empleo <strong>para</strong> terminar con <strong>la</strong> <strong>discriminación</strong>. En concreto el <strong>de</strong>bate discurre<br />
por <strong>la</strong> tan traída y llevada cuestión <strong>de</strong> <strong>la</strong>s cuotas en el trabajo. G<strong>la</strong>zer, con<br />
un discurso muy sutil en <strong>la</strong>s más pura línea <strong>de</strong>l liberalismo norteamericano,<br />
<strong>de</strong>fien<strong>de</strong> <strong>la</strong> necesidad <strong>de</strong> llegar a un sistema plenamente igualitario en el que<br />
no exista diferenciación alguna entre los distintos grupos <strong>de</strong> pob<strong>la</strong>ción que<br />
componen <strong>la</strong> masa social <strong>de</strong> los EE.UU. Para ello propone no quedarse<br />
exclusivamente en un sistema <strong>de</strong> cuotas e ir más allá, pues si bien esta<br />
política habría <strong>de</strong>mostrado una cierta utilidad en <strong>la</strong> facilitación <strong>de</strong>l acceso <strong>de</strong><br />
los negros al trabajo, el número <strong>de</strong> efectos secundarios no <strong>de</strong>seados que <strong>de</strong><br />
el<strong>la</strong> se habrían <strong>de</strong>rivado sería alto, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> atentar contra al principio<br />
fundamental <strong>de</strong> <strong>la</strong> Constitución <strong>de</strong> aquel país que establece <strong>la</strong> igualdad <strong>de</strong><br />
oportunida<strong>de</strong>s en cualquier ámbito, in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> su raza o sexo.<br />
Por contra, G<strong>la</strong>sser <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> <strong>la</strong> bondad <strong>de</strong> lo que ahora se l<strong>la</strong>ma<br />
<strong>discriminación</strong> inversa o positiva y advierte <strong>de</strong> <strong>la</strong> pérdida <strong>de</strong> consenso que<br />
se está dando en <strong>la</strong> sociedad norteamericana al respecto <strong>de</strong> <strong>la</strong> necesidad <strong>de</strong><br />
habilitar caminos <strong>para</strong> llegar a <strong>la</strong> igualdad racial. En su argumentación a<br />
favor <strong>de</strong> <strong>la</strong> necesidad <strong>de</strong> una política <strong>de</strong> cuotas en el empleo <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>, contra<br />
los que mantienen que este tipo <strong>de</strong> acciones socavan el sistema <strong>de</strong> méritos,<br />
que en realidad este sistema nunca ha funcionado, que han sido otros los<br />
principios que han regido el reparto <strong>de</strong>l empleo, como por ejemplo, el haber<br />
estudiado en esta o aquel<strong>la</strong> Universidad, etc. Igualmente discrepa con los<br />
que dicen que <strong>la</strong> preferencia por los negros a <strong>la</strong> hora <strong>de</strong> dar trabajo supone<br />
475
<strong>la</strong> exclusión <strong>de</strong> los b<strong>la</strong>ncos, es <strong>de</strong>cir una <strong>discriminación</strong> a <strong>la</strong> inversa. Bajo su<br />
punto <strong>de</strong> vista esta política es <strong>la</strong> restitución <strong>de</strong> los agravios que durante<br />
siglos han sufrido los negros. En última instancia, contra los que dicen que <strong>la</strong><br />
acción positiva va en contra <strong>de</strong> los mismos negros mantiene que es <strong>la</strong><br />
<strong>discriminación</strong> y no el intento <strong>de</strong> eliminar<strong>la</strong> lo que les perjudica. Su<br />
conclusión es que, al revés <strong>de</strong> lo que opina G<strong>la</strong>zer, <strong>la</strong> eliminación <strong>de</strong> esta<br />
política sería altamente perjudicial <strong>para</strong> <strong>la</strong>s minorías, si bien le da <strong>la</strong> razón<br />
en que no <strong>de</strong>bería a<strong>la</strong>rgarse eternamente.<br />
Otro tipo <strong>de</strong> acción positiva distinta es <strong>la</strong> que pue<strong>de</strong>n llevar a cabo los<br />
gobiernos en lo referido al <strong>de</strong>sempeño <strong>de</strong> políticas sociales encaminadas a <strong>la</strong><br />
promoción y fortalecimientio <strong>de</strong> <strong>la</strong>s distintas cultural existentes <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un<br />
país, así como su mutua aceptación, <strong>de</strong> cara a una mayor armonía y riqueza<br />
social. Políticas <strong>de</strong> este tipo, como por ejemplo <strong>la</strong>s llevadas a cabo en <strong>la</strong><br />
actualidad por gobiernos como el canadiense o el neoze<strong>la</strong>ndés, son el<br />
resultado <strong>de</strong> una evolución histórica en sucesivas etapas en <strong>la</strong> que se ha<br />
pasado <strong>de</strong>l intento <strong>de</strong> exterminio o <strong>la</strong> limpieza étnica a <strong>la</strong> asimi<strong>la</strong>ción parcial<br />
o total, en <strong>la</strong> cual don<strong>de</strong> parece que estamos en este momento en Europa.<br />
Inspirándose en el mo<strong>de</strong>lo que Lambert (1973) ha e<strong>la</strong>borado <strong>para</strong> <strong>la</strong><br />
explicación <strong>de</strong> <strong>la</strong> situación lingüística <strong>de</strong> Canadá, en <strong>la</strong> que distingue entre<br />
bilingüísmo aditivo y sustractivo, Triandis (1988) ha propuesto el mo<strong>de</strong>lo<br />
<strong>de</strong>l "multiculturalismo aditivo". El principio que lo rige es que "<strong>la</strong> manera <strong>de</strong><br />
reducir el conflicto no es que uno <strong>de</strong> los <strong>la</strong>dos pierda lo que el otro gana,<br />
sino que ambos <strong>la</strong>dos ganen" (Triandis, 1988, p. 42). Su visión <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
pluralidad cultural y <strong>de</strong> <strong>la</strong> heterogeneidad es que es naturalmente<br />
enriquecedora, tanto a nivel social, por el dinamismo y cambio social que<br />
produce, como a nivel individual, porque una i<strong>de</strong>ntidad cultural múltiple<br />
genera en <strong>la</strong>s personas una sensación <strong>de</strong> mayor riqueza, realización y logro.<br />
El problema fundamental que habría <strong>de</strong> afrontar una sociedad multicultural<br />
sería el posible incremento <strong>de</strong> <strong>la</strong> alienación social <strong>de</strong> los grupos minoritarios<br />
y el más que probable recurso a <strong>la</strong> violencia <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> sus miembros<br />
como medida <strong>para</strong> nive<strong>la</strong>r <strong>la</strong> ba<strong>la</strong>nza <strong>de</strong> costes y beneficios que les es<br />
<strong>de</strong>sigual.<br />
El mo<strong>de</strong>lo que presenta Triandis (1988) precisamente va encaminado<br />
a reducir <strong>la</strong>s <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s mediante <strong>la</strong> utilización <strong>de</strong> los "recursos y <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
i<strong>de</strong>ología" <strong>de</strong> los que actualmente disponemos <strong>para</strong> intervenir<br />
institucionalmente sobre el problema. La solución que propone vendría <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
mano <strong>de</strong> <strong>la</strong> intervención sobre el sistema educativo, el cual <strong>de</strong>bería entrenar<br />
a <strong>la</strong> gente en <strong>la</strong> apreciación <strong>de</strong> otra culturas y en el trato con tipos muy<br />
476
distintos <strong>de</strong> gente, pero sobre todo <strong>de</strong>bería ser menos etnocéntrico, más<br />
ajustado a <strong>la</strong>s necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>la</strong> minoría y no solo <strong>de</strong> <strong>la</strong> mayoría. Cercana<br />
como está esta propuesta a <strong>la</strong> hipótesis <strong>de</strong> integración por contacto y<br />
reconociendo <strong>la</strong> limitación <strong>de</strong> su utilidad a aquellos casos en los que existe<br />
una igualdad <strong>de</strong> status y un cierto conocimiento y afinidad <strong>de</strong> fines entre los<br />
miembros <strong>de</strong> los distintos grupos, propone una serie <strong>de</strong> medidas<br />
encaminadas a paliar esta situación, <strong>de</strong> tal manera que el multiculturalismo<br />
aditivo se alcanzaría mediante el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> <strong>la</strong>s siguientes cuatro<br />
estrategias:<br />
1. Establecimiento urgente <strong>de</strong> programas que garanticen un trabajo a<br />
todo aquel con capacidad <strong>para</strong> <strong>de</strong>sempeñarlo, lo cual crearía <strong>la</strong>s<br />
precondiciones <strong>para</strong> un contacto exitoso. Eso sí, <strong>para</strong> que estos<br />
programas produzcan los resultados <strong>de</strong>seados no <strong>de</strong>berían crear<br />
<strong>la</strong> imagen <strong>de</strong> ser trabajos-gubernamentales-especialmentehechos-<strong>para</strong>-abordar-el-problema-<strong>de</strong>l-<strong>de</strong>sempleo,<br />
sino empleos<br />
absolutamente legítimos.<br />
2. Desarrollo, entre los negros y otras minorías, <strong>de</strong> una mayor<br />
motivación por el po<strong>de</strong>r. Para ello es totalmente necesario que<br />
todos ellos alcancen conciencia <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stino común que les une y<br />
<strong>de</strong> <strong>la</strong> importancia <strong>de</strong> una acción política concertada <strong>para</strong> <strong>la</strong><br />
modificación <strong>de</strong> <strong>la</strong> situación <strong>de</strong> <strong>de</strong>sigualdad en el reparto <strong>de</strong>l<br />
po<strong>de</strong>r y <strong>de</strong> los recursos.<br />
3. Aprendizaje por parte <strong>de</strong>l grupo mayoritario y dominante <strong>de</strong><br />
habilida<strong>de</strong>s <strong>para</strong> <strong>la</strong> interacción con los grupos sociales<br />
minoritarios. Los b<strong>la</strong>ncos, que son los que poseen una i<strong>de</strong>ntidad<br />
cultural firme y segura, <strong>de</strong>ben implicarse en el conocimiento,<br />
aprendizaje e interacción con otras culturas.<br />
4. Utilización <strong>de</strong> técnicas <strong>para</strong> <strong>la</strong> estimu<strong>la</strong>ción y el fortalecimiento <strong>de</strong><br />
<strong>la</strong> cooperación en <strong>la</strong>s escue<strong>la</strong>s <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong> <strong>la</strong>s <strong>de</strong> Aronson<br />
(Aronson, 1984; Aronson et al, 1978; Aronson y Yate, 1983),<br />
basadas fundamentalmente en el efecto <strong>de</strong> <strong>la</strong> inter<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia<br />
cooperativa: creación <strong>de</strong> metas supraordinales y <strong>de</strong> objetivos<br />
comunes <strong>para</strong> todos los alumnos <strong>de</strong> un mismo curso,<br />
realización <strong>de</strong> trabajos en grupo, exposición y enseñanza <strong>de</strong><br />
materiales y contenidos temáticos entre unos grupos y otros.<br />
etc.<br />
Jones (1988), es otro <strong>de</strong>fensor <strong>de</strong>l pluriculturalismo como camino<br />
<strong>para</strong> terminar con el <strong>racismo</strong> cultural que dice imperar actualmente en<br />
477
nuestra sociedad. La sociedad b<strong>la</strong>nca se caracterizaría por un fuerte<br />
etnocéntrismo, cuyo único antídoto sería <strong>la</strong> habilitación <strong>de</strong> principios <strong>de</strong><br />
igualdad que reconozcan <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a biológica <strong>de</strong> que <strong>la</strong> diversidad mejora <strong>la</strong><br />
adaptatividad, el <strong>de</strong>sarrollo genético y <strong>la</strong> adaptación, y a nivel cultural el <strong>la</strong><br />
diversidad y enriquecimineto. La inocu<strong>la</strong>ción <strong>de</strong> este antídoto pasaría por<br />
(Jones, 1988, p. 133):<br />
1. La i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> <strong>la</strong>s características y <strong>de</strong> <strong>la</strong>s capacida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los<br />
grupos étnicos que <strong>de</strong>rivan <strong>de</strong> su evolución en y su adaptación a el<br />
contexto cultural <strong>de</strong> <strong>discriminación</strong> y <strong>de</strong>sventaja.<br />
2. El aprendizaje <strong>de</strong> cómo estas caracteríticas pue<strong>de</strong>n hacer<br />
contribuciones positivas a <strong>la</strong> consecución <strong>de</strong> los objetivos que<br />
generalmente todos compartimos.<br />
3. La provisión <strong>de</strong> contextos <strong>de</strong> interacción en los cuales <strong>la</strong>s<br />
perspectivas y los puntos <strong>de</strong> vista mayoritarios y minoritarios<br />
puedan co-ocurrir.<br />
4. La concepción <strong>de</strong> patrones <strong>de</strong> participación y <strong>de</strong> evaluación <strong>de</strong><br />
éstos en los que no se estigmatice <strong>la</strong> contribución minoritaria a <strong>la</strong><br />
mayoritaria".<br />
Una última aportación al multi o pluriculturalismo que queremos<br />
seña<strong>la</strong>r es <strong>la</strong> <strong>de</strong> Pettigrew (1988), quien basándose en el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> Berry<br />
(1984) (ver tab<strong>la</strong>) ha hecho una propuesta que está a dos aguas entre <strong>la</strong><br />
integración y el pluralismo.<br />
¿Deber ser mantenidas <strong>la</strong>s<br />
i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s culturales y <strong>la</strong>s<br />
costumbres?<br />
478<br />
¿Se valoran y se buscan <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones<br />
positivas?<br />
Si Integración Asimi<strong>la</strong>ción<br />
No Se<strong>para</strong>ción Marginación<br />
A su modo <strong>de</strong> ver, <strong>la</strong> sociedad "americana" (comil<strong>la</strong>s propias) en <strong>la</strong><br />
historia reciente ha obrado <strong>de</strong> <strong>la</strong> única manera posible en un "país <strong>de</strong><br />
emigrantes", a saber, mediante el mantenimiento <strong>de</strong> re<strong>la</strong>ciones raciales que<br />
incluyen procesos sociales que facilitan <strong>la</strong> integridad <strong>de</strong> cada grupo y <strong>la</strong>s<br />
re<strong>la</strong>ciones intergrupales (integración), al mismo tiempo que hacen pervivir<br />
algún tipo <strong>de</strong> se<strong>para</strong>ción estructural y cultural (pluralismo).<br />
Así pues, Pettigrew (1988) se opone a mo<strong>de</strong>los como los anteriores en<br />
los que integración y pluralismo aparecen como procesos opuestos. Para<br />
este autor no es posible un proceso sin el otro, ambos se complementan, y
<strong>de</strong> hecho son <strong>la</strong> base sobre <strong>la</strong> que se asienta <strong>la</strong> sociedad multiétnica <strong>de</strong> los<br />
EE.UU., salvo una excepción: <strong>la</strong> <strong>de</strong> los negros. Este grupo racial gozaría en<br />
este país <strong>de</strong> una distintividad negativa respecto <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más grupos, <strong>la</strong> <strong>de</strong><br />
encontrase se<strong>para</strong>do por hondas barreras sociales discriminatorias que<br />
impi<strong>de</strong>n su integración. Por esta razón entien<strong>de</strong> que <strong>la</strong>s medidas<br />
encaminadas <strong>para</strong> terminar con este agravio no pue<strong>de</strong>n ser <strong>la</strong>s mismas que<br />
<strong>la</strong>s diseñadas <strong>para</strong> otros grupos, especialmente los provinientes <strong>de</strong> <strong>la</strong> Europa<br />
oriental.<br />
El multiculturalismo ha sido duramente criticado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> posiciones<br />
marxistas por <strong>de</strong>finir <strong>la</strong> discusión <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong> en términos culturales y por<br />
partir <strong>de</strong>l principio <strong>de</strong> igualdad <strong>de</strong> todos los grupos étnicos. La i<strong>de</strong>a misma<br />
<strong>de</strong> que todos los grupos son iguales y que como tales <strong>de</strong>ben ser tratados,<br />
habiendo <strong>de</strong> procurar <strong>la</strong> satisfacción <strong>de</strong> sus ambiciones culturales<br />
(generalmente reducidas a los gustos, folclore y valores), así como el respeto<br />
a su diferencia, conllevaría implícita <strong>la</strong> otra <strong>de</strong> que, en último término, los<br />
problemas raciales son consecuencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> falta <strong>de</strong> tolerancia <strong>de</strong> los b<strong>la</strong>ncos<br />
hacia esa diferencia. El problema <strong>de</strong>l gitano, "negrata", "moraco" o<br />
"sudaca", es tan sólo <strong>la</strong> falta <strong>de</strong> tolerancia <strong>de</strong>l b<strong>la</strong>nco hacia su diferencia. El<br />
conflicto interracial quedaría <strong>de</strong> esta manera <strong>de</strong>finido en términos <strong>de</strong><br />
re<strong>la</strong>ciones e i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s culturales, escamoteando con ello el transfondo<br />
político y económico, <strong>de</strong>l reparto <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r, bienes recursos y status, que -<br />
como ya dijimos en más ocasiones- está en <strong>la</strong> base misma <strong>de</strong>l conflicto.<br />
Este nuevo discurso ha sido combatido también <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong>s fi<strong>la</strong>s mismas<br />
<strong>de</strong> los grupos racializados (Wetherell y Potter, 1992) porque en <strong>de</strong>finitiva<br />
propone dar una vuelta <strong>de</strong> página a <strong>la</strong> historia pero sin partir <strong>de</strong> cero,<br />
tomando como línea <strong>de</strong> salida el punto en el que ahora nos encontramos. El<br />
argumento <strong>de</strong> que todas <strong>la</strong>s culturas y los grupos étnicos son iguales y que<br />
como tales <strong>de</strong>ben ser tratados, procurando todo lo más habilitar medidas<br />
institucionales que sup<strong>la</strong>n los posibles déficits culturales que ahora existen,<br />
es una estrategia discursiva c<strong>la</strong>ramente dirigida a <strong>la</strong> justificación <strong>de</strong> una<br />
situación <strong>de</strong> <strong>de</strong>sigualdad y dominio.<br />
No queremos <strong>de</strong>cir con ello que estemos en contra <strong>de</strong> este tipo <strong>de</strong><br />
propuestas, pero sí <strong>de</strong> los p<strong>la</strong>nteamientos que <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>n <strong>la</strong> exclusividad <strong>de</strong><br />
intervenciones <strong>de</strong> tipo cultural como medida única a tomar <strong>para</strong> <strong>la</strong><br />
superación <strong>de</strong> un or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> cosas no <strong>de</strong>seado. A modo <strong>de</strong> ejemplo, sirvan <strong>la</strong>s<br />
<strong>de</strong>mandas p<strong>la</strong>nteadas ya allá por los años sesenta-setenta, por algunos<br />
grupos maoríes en <strong>la</strong>s que <strong>la</strong> exigencia <strong>de</strong> una enculturación <strong>de</strong> los jóvenes<br />
479
urbanos maoríes en sus propias tradiciones, era acompañada <strong>de</strong> peticiones<br />
<strong>de</strong> cambios políticos y sociales, y <strong>la</strong> resolución <strong>de</strong>l problema <strong>de</strong> <strong>la</strong> tierra y <strong>la</strong><br />
soberanía.<br />
La solución, creemos, ha <strong>de</strong> pasar por un cambio en <strong>la</strong> estructura o<br />
incluso en <strong>la</strong> base <strong>de</strong>l sistema que fomenta <strong>la</strong> aparición <strong>de</strong> diferencias<br />
intergrupales y cuya justificación sustenta i<strong>de</strong>ológicamente, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> por<br />
<strong>la</strong> modificación <strong>de</strong>l sistema educativo en sus contenidos y prácticas, <strong>de</strong> tal<br />
guisa que conduzca a <strong>la</strong> adquisición <strong>de</strong> discursos que lleven a <strong>la</strong> asimi<strong>la</strong>ción<br />
(por interiorización <strong>de</strong> valores) creencias y actitu<strong>de</strong>s igualitarias, tolerantes y<br />
humanistas.<br />
6.- Conclusiones.<br />
Como hemos podido ver, el estudio <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong> se ha visto<br />
enormemente influido por <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que lo que existe, lo que percibimos, es<br />
lo real, lo cual ha conducido a un tipo <strong>de</strong> análisis en el que esta <strong>la</strong>cra social<br />
aparece como una representación social o como un conjunto or<strong>de</strong>nado <strong>de</strong><br />
creencias y actitu<strong>de</strong>s racialmente <strong>prejuicio</strong>sas ligado al hecho factual <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
existencia en <strong>la</strong> naturaleza <strong>de</strong> grupos <strong>de</strong> pob<strong>la</strong>ción con diferencias<br />
fenotípicas.<br />
Des<strong>de</strong> p<strong>la</strong>nteamientos más sociales hemos querido <strong>de</strong>jar patente a<br />
través <strong>de</strong>l examen <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong> <strong>la</strong> necesidad que ha <strong>de</strong> presidir el quehacer<br />
<strong>de</strong>l psicólogo social <strong>de</strong> obrar <strong>de</strong> forma crítica, cuestionando lo asumido,<br />
evi<strong>de</strong>nte y factual e indagando sobre lo sobreentendido. El <strong>racismo</strong> nos<br />
proporciona el ejemplo perfecto <strong>de</strong> cómo aquello que tomamos como<br />
evi<strong>de</strong>nte o <strong>de</strong> sentido común, <strong>la</strong> existencia <strong>de</strong> razas, no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser una<br />
construcción social. No queremos <strong>de</strong>cir con ello que <strong>la</strong>s diferencias<br />
fisonómicas entre segmentos pob<strong>la</strong>cionales no existan, pues en ocasiones se<br />
ha obrado así y ello solo ha servido <strong>para</strong> cargar <strong>de</strong> argumentos a los que a<br />
los que con estas tesis se quiere combatir. Sin embargo, lo que sí es cierto es<br />
que <strong>la</strong> introducción <strong>de</strong>l criterio <strong>de</strong> raza como una característica saliente o<br />
significativa <strong>de</strong> nuestro mundo <strong>para</strong> <strong>la</strong> c<strong>la</strong>sificación <strong>de</strong> <strong>la</strong> gente en grupos y<br />
<strong>la</strong> explicación <strong>de</strong> <strong>la</strong> realidad, no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser una construcción social, que<br />
conlleva en sí misma <strong>la</strong> posibilidad <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong>. Así pues, nuestro estudio<br />
<strong>de</strong>l <strong>racismo</strong> ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>sechar <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a —que en un principio podría parecer<br />
lógica— <strong>de</strong> un mundo, <strong>de</strong> una realidad, en <strong>la</strong> que existen diferencias entre<br />
grupos <strong>de</strong> razas o incluso <strong>de</strong> étnias, <strong>de</strong> <strong>la</strong>s cuales nos formaríamos<br />
impresiones y recrearíamos representacionalmente. El <strong>racismo</strong> ha <strong>de</strong> ser<br />
480
analizado a <strong>la</strong> luz <strong>de</strong> <strong>la</strong>s prácticas discursivas que construyen el mundo en<br />
términos <strong>de</strong> raza como categoría significativa. El <strong>racismo</strong> no es una cuestión<br />
<strong>de</strong> cómo representamos <strong>la</strong> realidad externa, sino <strong>de</strong> cómo construimos <strong>la</strong><br />
realidad social (Ibáñez, 1992).<br />
El <strong>prejuicio</strong>, tal y como hemos p<strong>la</strong>nteado <strong>la</strong>s cosas, no es más que un<br />
razonamiento. Ahora bien, los razonamientos sociales, es <strong>de</strong>cir, aquellos<br />
razonamientos que llegan a ser compartidos o propios <strong>de</strong> una comunidad, no<br />
nacen en unos meses ni en unos años; van siempre ligados a otros<br />
razonamientos, insertos en prácticas discursivas cuya genealogía es<br />
compleja y oculta, pero que sin lugar a dudas nos remite a prácticas y<br />
hechos sociales e históricos.<br />
Hemos <strong>de</strong> tener presente que son los grupos sociales, inscritos en un<br />
marco histórico-social concreto, los que a través <strong>de</strong> sus prácticas y<br />
activida<strong>de</strong>s crean una distribución <strong>de</strong> recursos y valores, así como un<br />
ambiente social <strong>de</strong>terminado, los cuales a su vez, generan una serie <strong>de</strong><br />
repertorios lingüísticos interpretativos que son incorporados por <strong>la</strong>s personas<br />
en forma <strong>de</strong> juicios, percepciones, afectos, valoraciones y conductas acerca<br />
<strong>de</strong>l miembro <strong>de</strong>l otro grupo y <strong>de</strong>l propio.<br />
En el caso que nos ocupa, el <strong>de</strong>l <strong>racismo</strong>, son <strong>la</strong>s prácticas materiales,<br />
y el subsiguiente conjunto <strong>de</strong> re<strong>la</strong>ciones sociales que se establecen <strong>de</strong><br />
carácter discriminatorio y <strong>de</strong> dominación, junto con <strong>la</strong> historia previa que<br />
arrastran, <strong>la</strong>s responsables <strong>de</strong> unas prácticas discursivas acerca <strong>de</strong>l exogrupo<br />
articu<strong>la</strong>das mediante recursos argumentativos prejuciosos y <strong>de</strong>rogatorios, y<br />
<strong>de</strong> <strong>la</strong>s categorizaciones físico-culturales estereotipadas, negativamente<br />
sesgadas, cargadas <strong>de</strong> vagueda<strong>de</strong>s, imprecisiones y falseda<strong>de</strong>s, etc.<br />
El <strong>racismo</strong> no es algo infantil e incluso estúpido, sino que es un<br />
discurso muy hilvanado que surge en un or<strong>de</strong>n social <strong>de</strong>terminado, y está<br />
armado <strong>de</strong> argumentos y razones <strong>de</strong>nigrativas <strong>de</strong>l grupo "racializado" que<br />
tiene por función legitimar no sólo <strong>la</strong>s prácticas <strong>de</strong> dominación y<br />
<strong>de</strong>sigualdad sino el propio or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l cual surgen. "Así, un tipo<br />
<strong>de</strong>terminado <strong>de</strong> razonamiento ha permitido justificar <strong>la</strong> expansión europea,<br />
otro <strong>la</strong> matanza <strong>de</strong> judíos, otros finalmente <strong>la</strong> exclusión ... [constituido por]<br />
Razonamientos <strong>de</strong> estructura fija aunque susceptibles <strong>de</strong> infinitas<br />
variaciones en el <strong>de</strong>talle, transmitidos <strong>de</strong> generación en generación con una<br />
constancia fascinante, dotados <strong>de</strong> una autoridad incuestionable basada en <strong>la</strong><br />
Biblia o en "<strong>la</strong>" Ciencia, los razonamientos racistas son com<strong>para</strong>bles en todo<br />
481
punto a los mitos que se transmiten los hechiceros en <strong>la</strong>s l<strong>la</strong>madas<br />
socieda<strong>de</strong>s "primitivas". El rito correspondiente al mito sería, en ese caso, el<br />
conjunto <strong>de</strong> prácticas que van <strong>de</strong>l apartheid hasta el pogromo"<br />
(De<strong>la</strong>campagne, 1983, p. 137).<br />
A nuestro juicio el <strong>racismo</strong>, en resumidas cuentas, es un tipo <strong>de</strong><br />
discurso legitimador <strong>de</strong> un or<strong>de</strong>n social que ha ca<strong>la</strong>do tan hondo en nuestra<br />
civilización que ni <strong>la</strong> ética imperante <strong>de</strong>l igualitarismo y <strong>de</strong> <strong>la</strong> justicia han<br />
logrado hacer que <strong>de</strong>saparezca. Es una bestia que permanece dormida pero<br />
dispuesta a volver con renovadas fuerzas siempre que el or<strong>de</strong>n social que<br />
históricamente <strong>la</strong> hizo posible dé muestras <strong>de</strong> <strong>de</strong>bilidad. A este respecto no<br />
está <strong>de</strong>más volver a recordar que entre <strong>la</strong>s funciones sociales que atribuía<br />
Tajfel (1981) al estereotipo estaban <strong>la</strong> <strong>de</strong> explicar acontecimientos sociales a<br />
gran esca<strong>la</strong>, complejos y normalmente dolorosos y <strong>la</strong> <strong>de</strong> obtener una<br />
diferenciación positiva <strong>de</strong>l endogrupo respecto <strong>de</strong> los grupos seleccionados<br />
en momentos en que se percibe que esa diferenciación se hace insegura o se<br />
erosiona.<br />
Para concluir quisiera remarcar <strong>de</strong> nuevo que todo lo dicho nos hab<strong>la</strong><br />
<strong>de</strong> <strong>la</strong> necesidad <strong>de</strong> no trabajar nunca en abstracto, <strong>de</strong> no po<strong>de</strong>r preten<strong>de</strong>r<br />
llegar a conclusiones universales y ahistóricas y <strong>de</strong> remitirnos siempre al<br />
contexto socio-histórico en el que se produce el fenómeno a estudiar. Si<br />
obramos queriendo alcanzar <strong>la</strong> formu<strong>la</strong>ción <strong>de</strong> principios generales acerca<br />
<strong>de</strong> lo que sea (re<strong>la</strong>ciones intergrupales, <strong>prejuicio</strong>s, <strong>racismo</strong>, o cualquier otro<br />
fenómeno psicosocial) estamos abocados al fracaso. Nuestra formación<br />
psicológica, repetimos, no nos pue<strong>de</strong> hacer olvidar el enorme impacto que lo<br />
sociológico, <strong>la</strong>s variables socioestructurales, tienen sobre el <strong>racismo</strong>,<br />
<strong>prejuicio</strong> y <strong>discriminación</strong>.<br />
482