garcia, pedro - mi h.. - 10
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Por el Papa, para que sus llamadas apre<strong>mi</strong>antes por la paz<br />
encuentren eco en todos los hombres de buena voluntad, rogamos:<br />
- Señor Jesucristo, escúchanos.<br />
Por todos los cristianos, para que seamos constructores de paz,<br />
de amor, de bienestar social, como frutos del Reino, rogamos:<br />
- Señor Jesucristo, escúchanos.<br />
Por nosotros aquí presentes, para que viviendo de la Eucaristía<br />
contribuyamos a reforzar el Reino de Dios en el mundo, rogamos:<br />
- Señor Jesucristo, escúchanos.<br />
Padre nuestro.<br />
Señor Sacramentado, en quien se centra toda la vida del Reino<br />
para los que formamos la Iglesia peregrina y <strong>mi</strong>litante. Tú nos pides<br />
fidelidad absoluta en tu servicio. Haz que saquemos de la Eucaristía<br />
las fuerzas que necesitamos para serte fieles, hasta que recibamos<br />
el pre<strong>mi</strong>o de ti, Jesús, el Rey inmortal de los siglos. Así sea.<br />
Recuerdo y testimonio...<br />
Los 51 Beatos Mártires Claretianos de Barbastro constituyen un<br />
caso espléndido y excepcional de amor y de fidelidad a Cristo. Asaltado el<br />
Se<strong>mi</strong>nario por los rojos, y viendo que los llevaban a la cárcel, recogieron<br />
las Sagradas Formas de los copones, comulgaron ante los <strong>mi</strong>smos <strong>mi</strong>licianos<br />
asaltantes, y se llevaron consigo la Eucaristía, en torno a la cual<br />
formaron en la cárcel una corona ininterrumpida de adoradores. Sus cantos<br />
lo decían todo: "Oh Jesús, yo sin medida te quisiera siempre amar. ¡-<br />
Cuán feliz yo si la vida por tu amor pudiera dar!". Y, sobre todo, su himno<br />
martirial: "Jesús, ya sabes, soy tu soldado. Siempre a tu lado yo he de<br />
luchar. Contigo siempre, y hasta qu muera, una bandera y un ideal. ¿Y qué<br />
ideal? Por ti, Rey mío, la sangre dar". Escribían frases como éstas:<br />
"Derramo <strong>mi</strong> sangre por mantenerme fiel y leal al divino Capitán Cristo<br />
Jesús". "Morimos todos contentos por Cristo y su Iglesia". "¡Viva el reinado<br />
social cristiano!". Y cantando y gritando sin cesar ¡Viva Cristo Rey!,<br />
fueron todos a la muerte. Uno de los asesinos confesaba: "¡Cuidado, qué<br />
gente! Cuanto más les disparábamos, más fuerte gritaban ¡Viva Cristo<br />
Rey!". Así acabaron su vida aquellos jóvenes y valientes se<strong>mi</strong>naristas en<br />
Agosto de 1936, fieles a Jesucristo y sin una sola claudicación.<br />
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38. BAUTIZADOS EN CRISTO<br />
Reflexión bíblica. Lectura, o guión para el que dirige<br />
Del Evangelio según San Lucas. 3,21-22.<br />
Todo el pueblo se estaba bautizando. Jesús, ya bautizado,<br />
se hallaba en oración, se abrió el cielo, bajó sobre él el Espíritu<br />
Santo en forma corporal, como una paloma, y vino una voz del<br />
cielo: "Tú eres <strong>mi</strong> hijo; yo te he engendrado hoy", PALABRA<br />
DEL SEÑOR.<br />
A esta palabra del Evangelio de Lucas, "yo te he engendrado<br />
hoy", los otros evangelistas añaden esta otra, escuchada también<br />
del cielo: "Este es el Hijo mío, el amado, en quien tengo todas <strong>mi</strong>s<br />
delicias" (Mateo 3,17)<br />
Todo esto que vemos en Jesús, se realizará también en nosotros<br />
con el Bautismo que instituirá el <strong>mi</strong>smo Jesús. Bautismo muy diferente<br />
del de Juan, que dice: "Yo les bautizo en agua, pero él les bautizará<br />
con Espíritu Santo y fuego" (Mateo 3,11)<br />
Jesús, antes de irse al Cielo, les encarga a los Apóstoles que<br />
esperen en Jerusalén, pues "les voy a enviar la promesa de <strong>mi</strong><br />
Padre", porque "van a recibir la fuerza del Espíritu Santo que vendrá<br />
sobre ustedes" (Hechos 1,8)<br />
Al recibir nosotros el Bautismo, ¿en qué nos convertimos? En el<br />
bautismo de Jesús vemos lo que se realizó también en nosotros.<br />
El Espíritu Santo se derramó en nosotros y quedamos por Él<br />
consagrados.<br />
Convertidos en hijos de Dios y en templos de la Divinidad,<br />
reflejamos desde entonces toda la belleza de Dios, que, al vernos,<br />
dice de nosotros lo <strong>mi</strong>smo que dijo de Jesús junto al Jordán:<br />
- ¡Miren este <strong>mi</strong> hijo, <strong>mi</strong>ren esta <strong>mi</strong> hija! Ellos son <strong>mi</strong> orgullo<br />
por la hermosura que derrochan en todo su ser...<br />
Y es que el agua bautismal nos limpió de toda mancha y quedamos<br />
muertos al pecado, a la vez que resucitábamos a la vida de la<br />
Gracia, la que nos mandó Jesús Resucitado al derramar sobre nosotros<br />
el Espíritu Santo, que nos había merecido con su muerte<br />
redentora.<br />
Esto es lo que significa ese texto tan repetido de San Pablo:<br />
"Jesús Señor nuestro fue entregado a la muerte para expiación de<br />
nuestros pecados y resucitó para nuestra santificación" (Romanos<br />
4,25)<br />
Los cristianos de los primeros siglos sabían esto muy bien, y,<br />
por eso, se ad<strong>mi</strong>nistraba el Bautismo en la noche pascual como el<br />
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