garcia, pedro - mi h.. - 10
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- busquen ante todo a los hombres y mujeres que sufren, los<br />
pobres, los enfermos, los opri<strong>mi</strong>dos, y no olviden a los más necesitados<br />
de tu gracia, los pecadores que se han alejado de ti.<br />
Señor Jesucristo, te pedimos por nuestra comunidad, por nuestro<br />
grupo, por los que venimos a adorarte en tu Sagrario;<br />
- que crezcamos en fe, confianza y amor, para que nutridos con<br />
la riqueza de tus pastos, vivamos a plenitud la vida de la Gracia.<br />
Padre nuestro.<br />
Señor Sacramentado, que en la Eucaristía eres más Pastor que<br />
nunca. Haz que escuchemos los silbos que nos lanzas desde tu<br />
Sagrario, para acudir a ti, nutrirnos de ti, permanecer contigo, y<br />
gozar de esos amores que sólo conocen los que son tuyos de verdad.<br />
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.<br />
Recuerdo y testimonio...<br />
San Juan de Ribera, a pesar de sus cargos abrumadores de Arzobispo<br />
y Virrey de Valencia, se pasaba siete horas sin moverse ante la Hostia consagrada,<br />
expuesta en la custodia.<br />
San Antonio María Claret, otro Arzobispo ocupadísimo siempre,<br />
celebra en el Escorial por la mañana, como entonces se hacía, los oficios<br />
del Jueves Santo. Reserva el Santísimo en el monumento, se arrodilla<br />
delante en un reclinatorio, y allí permanece las veinticuatro horas sin<br />
moverse hasta que co<strong>mi</strong>enza los oficios del Viernes Santo...<br />
Santa Margarita María, también del Jueves al Viernes Santo, se pasa<br />
catorce horas seguidas ante el monumento...<br />
De San Juan de la Cruz dice un testigo en el proceso: "De noche, su<br />
ordinaria estancia era delante del Santísimo Sacramento".<br />
Le dice uno: -Padre, vayase a descansar un poco.<br />
Y Juan: -Déjenme, hijos, que aquí hallo <strong>mi</strong> gloria y <strong>mi</strong> descanso.<br />
¡Estos sí que sabían pacer junto a la fuente del agua viva bajo la <strong>mi</strong>rada<br />
del Buen Pastor!<br />
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42. EN CRISTO JESÚS<br />
Reflexión bíblica. Lectura, o guión para el que dirige<br />
Del Evangelio según San Juan. 15,4-6.<br />
Les dijo Jesús: "Yo soy la vid, ustedes los sar<strong>mi</strong>entos. El<br />
que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque<br />
separados de mí no pueden hacer nada. Si alguno no permanece<br />
en mí, es arrojado fuera, como el sar<strong>mi</strong>ento, y se seca; luego<br />
los recogen, los echan al fuego y arden... La gloria de <strong>mi</strong> Padre<br />
está en que den mucho fruto, y sean <strong>mi</strong>s discípulos. Como el<br />
Padre me amó, yo también les he amado a ustedes. Permanezcan<br />
en <strong>mi</strong> amor", PALABRA DEL SEÑOR.<br />
"En Cristo Jesús", "En el Señor"..., son unas expresiones continuas<br />
de San Pablo, el cual nos indica con ellas toda la mística cristiana,<br />
a saber: que Cristo y yo, porque soy <strong>mi</strong>embro suyo, no somos<br />
más que UNO.<br />
Es lo que Jesús nos ha dicho con la vid y los sar<strong>mi</strong>entos, con el<br />
tronco del árbol y las ramas.<br />
De ahí, esas afirmaciones tan sorprendentes del Apóstol, que<br />
meditamos sin alcanzar nunca su profundidad:<br />
"Mi vivir es Cristo".<br />
"Vivo yo, pero ya no soy yo quien vivo, sino que es Cristo quien<br />
vive en mí".<br />
Unidos entonces a Cristo, llegamos a la unión más grande con<br />
la Divinidad: "Que Cristo habite por la fe en sus corazones, para<br />
que arraigados y cimentados en el amor... se vayan llenando de<br />
toda la plenitud de Dios" {Filipenses 1,21. Gálatas 2,20. Efesios<br />
3,17-19).<br />
Si nuestra vida se funde así con la de Cristo, si somos de Él y<br />
para Él, "si tanto en la vida como en la muerte somos del Señor"<br />
{Romanos 14,8), hemos de tener cifrada toda nuestra ilusión en<br />
conocerlo, amarlo, manifestarlo y darlo.<br />
- Conocerlo, porque, como dice el <strong>mi</strong>smo Jesús dirigiéndose a<br />
su Padre, "esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios<br />
verdadero, y al que tú enviaste, Jesucristo" {Juan 17,3)<br />
- Amarlo, hasta sentir lo de Pablo: "¿Quién nos separará del<br />
amor de Cristo?"... No le cabía al apóstol en la cabeza que alguien<br />
no amara al Señor. Y por eso exclama: "¡Sea maldito quien no ame<br />
a nuestro Señor Jesucristo!" {Romanos 8,35. ¡Corintios 16,22)<br />
- Manifestarlo, porque deben los demás contemplar fuera la<br />
vida que nosotros llevamos dentro. "Ustedes brillan como antor-<br />
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