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garcia, pedro - mi h.. - 10

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Tú, Señor Jesús, Tú no quieres la pobreza injusta;<br />

- inspira a todos, en especial a los gobernantes, senti<strong>mi</strong>entos de<br />

solidaridad con los más necesitados.<br />

Antes de separarnos de tu presencia en el Sacramento,<br />

- danos tu bendición a nosotros, a nuestros fa<strong>mi</strong>liares y a<strong>mi</strong>gos,<br />

y el descanso a las almas de nuestros seres queridos que nos dejaron<br />

para irse contigo a la Gloria.<br />

Padre nuestro.<br />

Señor Sacramentado, toda tu Persona adorable, infinita y eterna,<br />

se encierra en esta Hostia Santa para dársenos y estar siempre<br />

con nosotros. Te adoramos y te amamos. Y te pedimos que nos<br />

hagas conocerte cada vez más, para amarte cada vez más también,<br />

para llenarnos de dicha al confesarte con ardor: "¡Hijo de Dios,<br />

Cristo Jesús, Señor!". Así sea.<br />

Recuerdo y testimonio...<br />

1. El apóstol de la Eucaristía, Beato Manuel González, Obispo, escribe<br />

al rector de su Se<strong>mi</strong>nario esta felicitación tan original de Año Nuevo:<br />

"Le envío una bendición de Año Nuevo y bueno para que en él aprenda<br />

a ser: todo ojos para no ver más que a Jesús; todo lengua para no hablar<br />

más que de Él; todo manos para hacerlo todo como Jesús; todo pies para<br />

llevarlo a todas partes".<br />

Y el <strong>mi</strong>smo Obispo adquirió el profundo conoci<strong>mi</strong>ento que tenía de<br />

Jesucristo contemplándolo innumerables veces ante el Sagrario: "El Corazón<br />

de Jesús en el Sagrario me <strong>mi</strong>ra. Me <strong>mi</strong>ra siempre. Me <strong>mi</strong>ra en todas<br />

partes. Me <strong>mi</strong>ra como si no tuviera que <strong>mi</strong>rar a nadie más que a mí. ¿Por<br />

qué? Porque me quiere, y los que se quieren ansian <strong>mi</strong>rarse".<br />

2. Ante Jesucristo palidecen todas las grandezas humanas. Lo entendió<br />

bien el Emperador Carlos V, que celebra en Zaragoza la fiesta del Corpus<br />

de 1518. Sustituyendo a los hombres del pueblo, tiene a gran honor el llevar<br />

personalmente las varas del palio que cobija la Custodia, y hace que le<br />

acompañen hu<strong>mi</strong>ldemente los embajadores de los grandes reinos y repúblicas<br />

de entonces: el de Francia, Portugal e Inglaterra... "¡Sólo Tú altísimo,<br />

Jesucristo!"...<br />

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14. JESUCRISTO, NUESTRO AMADOR<br />

Reflexión bíblica. Lectura, o guión para el que dirige<br />

Del Evangelio según San Juan. 14,20-23; 15,9.<br />

Dijo Jesús a los apóstoles: Aquel día comprenderán que yo<br />

estoy en <strong>mi</strong> Padre y ustedes en mí y yo en ustedes. El que tiene<br />

<strong>mi</strong>s manda<strong>mi</strong>entos y los guarda, ése es el que me ama; y el que<br />

me ame, será amado de <strong>mi</strong> Padre; y yo le amaré, y me manifestaré<br />

a él... Si alguno me ama, guardará <strong>mi</strong> palabra, y <strong>mi</strong> Padre<br />

le amará, y vendremos a él y haremos nuestra morada en él...<br />

Como el Padre me amó, yo también les he amado a ustedes.<br />

Permanezcan en <strong>mi</strong> amor, PALABRA DEL SEÑOR.<br />

El amor de Cristo hacia nosotros es tan fuerte que nada ni nadie,<br />

en el cielo, en la tierra o en el abismo es capaz de arrancarnos de<br />

él (Romanos 8,35-39). "He aquí el Corazón que tanto ha amado a<br />

los hombres", dijo Él <strong>mi</strong>smo a Santa Margarita María. El amor le<br />

torturó toda la vida, así como le colmó de alegrías indecibles.<br />

Prescindamos del amor eterno de Dios, y <strong>mi</strong>remos al Hombre Jesús,<br />

con un corazón como el nuestro, con nuestros <strong>mi</strong>smos senti<strong>mi</strong>entos.<br />

Emplea expresiones tiernas, hondas: "Pequeñito rebaño", "hijitos",<br />

"a<strong>mi</strong>gos"... (Lucas 12,32; Juan 13,33; 15,15)<br />

Tiene gestos viriles, al <strong>mi</strong>smo tiempo que de extrema delicadeza.<br />

A Juan y Andrés los cautiva con su <strong>mi</strong>rada, y ellos se atreven a<br />

autoinvitarse: "Maestro, dónde te alojas... -Vengan y vean"... "Mirando<br />

fijamente al joven, lo amó"... A Juan, "a quien tanto amaba",<br />

le acepta la confianza de recostar la cabeza en su pecho. Suscita,<br />

para gozarse con ella, la triple protesta de Pedro: "Señor, tú sabes<br />

que yo te quiero"... (Juan 1,38; Marcos <strong>10</strong>,21; Juan 13,23; 21,17)<br />

Llamado por Lacordaire "el primer caballero del mundo", ¡hay<br />

que ver la elegancia, finura y limpieza con que ama a la mujer!... A<br />

la viuda de Naim le dice conmovido: "¡No llores!". Acepta en sus<br />

pies los besos, las lágrimas y el perfume de la pecadora, lo <strong>mi</strong>smo<br />

que hará con la a<strong>mi</strong>ga de Betania. Llama con cariño por su propio<br />

nombre a la de Magdala ?¡María!? que no le suelta los pies...<br />

(Lucas 7,13; 7,38; Juan 12,3; 20,16)<br />

Los niños, con ese radar que tienen para avistar el corazón que<br />

les ama, se le echan encima, y Jesús los abraza, los bendice y se los<br />

devuelve a sus felices mamas... (Marcos <strong>10</strong>,16)<br />

Ante la tumba del a<strong>mi</strong>go llora amargamente, y arranca a sus<br />

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