garcia, pedro - mi h.. - 10
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- haznos asiduos comensales del banquete de la Eucaristía.<br />
Señor Jesucristo, porque hay muchos hermanos que sufren,<br />
- haznos trabajar por su fe y el bienestar a que tienen derecho.<br />
Señor Jesucristo, a los hermanos difuntos que murieron en ti,<br />
- dales el descanso eterno en la visión de tu gloria.<br />
Padre nuestro.<br />
Señor Sacramentado, que en la Eucaristía llevas nuestra unión<br />
contigo hasta el colmo de hacer de todos nosotros un solo cuerpo y<br />
una sola sangre. Que cada Comunión estreche más y más nuestro<br />
amor y nuestra vida con la vida y el amor tuyos, para poder decir<br />
con verdad que vivimos sin vivir en nosotros, <strong>mi</strong>entras esperamos<br />
con ilusión grande el momento que nos estrechará a todos contigo<br />
en un abrazo irrompible. Tú que vives y reinas por los siglos de los<br />
siglos. Amén.<br />
Recuerdo y testimonio...<br />
Santa Catalina de Siena, Doctora de la Iglesia, en un fenómeno místico<br />
sorprendente, experimentó un cambio de corazones. Jesús le sacó a<br />
Catalina el corazón, y a los dos días le puso dentro su propio Corazón<br />
Divino, <strong>mi</strong>entras le decía:<br />
- "Así como el otro día yo te quité tu corazón, ahora te doy el mío, para<br />
que en adelante vivas con él para siempre".<br />
Y Catalina oraba desde ese momento:<br />
- "Señor, yo te reco<strong>mi</strong>endo tu corazón".<br />
Lo cual no es más que la expresión de lo que ocurre en cada cristiano<br />
unido a Jesús, como nos asegura San Pablo: "Ya no soy yo quien vivo; es<br />
Cristo quien vive en mí".<br />
Y esto no lleva a desentenderse del mundo, sino a darse a él con el<br />
ahínco con que Jesús se dio hasta parar en la cruz por la salvación de<br />
todos. El <strong>mi</strong>smo Señor le dijo a Catalina: "Yo trato de unirte más estrechamente<br />
a mí mediante el amor á tu prójimo".<br />
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43. JESUCRISTO, VIDA MÍA<br />
Reflexión bíblica. Lectura o guión para el que dirige<br />
Del Evangelio según San Juan.<br />
En el principio existía el Verbo..., y en él estaba la vida, y<br />
la vida era la luz de los hombres (1,1-4)... Y dijo Jesús: "Yo soy<br />
el ca<strong>mi</strong>no, la verdad y la vida" (14,6)... "Yo he venido para que<br />
tengan vida, y la tengan en abundancia" (<strong>10</strong>,<strong>10</strong>)... "El Padre<br />
vive, y yo vivo por el Padre" (6,57)... Porque "así como el<br />
Padre tiene la vida en sí <strong>mi</strong>smo, así le dio al Hijo el tener la<br />
vida en sí <strong>mi</strong>smo también" (5,26)..., de modo que "así como el<br />
Padre resucita a los muertos y da la vida, así el Hijo da la vida<br />
a los que quiere" (5,21)... "Yo soy la resurrección y la vida.<br />
Quien cree en mí, aunque muera vivirá" (11,25)... Por eso,<br />
"quien cree en mí tiene la vida eterna" (6,47)..., "y el agua que<br />
yo le daré se convertirá en él en una fuente surtidor que salta<br />
hasta la vida eterna" (4,14)... "Yo conozco a <strong>mi</strong>s ovejas, y les<br />
doy la vida eterna, y nadie las podrá arrebatar de <strong>mi</strong> mano"<br />
(<strong>10</strong>,27-28). PALABRA DEL SEÑOR.<br />
Jesucristo, Dios como el Padre, tiene la vida en su plenitud, y<br />
vino al mundo expresamente para comunicarnos la vida de Dios y<br />
dárnosla en toda su enorme abundancia.<br />
Relacionará entonces Jesús la Eucaristía con esa vida divina que<br />
es Él, que nos trajo Él, que nos ha comunicado Él con el Bautismo,<br />
y nos dirá: "Yo soy el pan de la vida. Si no comen <strong>mi</strong> carne y no<br />
beben <strong>mi</strong> sangre, no tendrán vida en ustedes. El que come <strong>mi</strong> carne<br />
y bebe <strong>mi</strong> sangre tiene vida eterna" (Juan 6,48-58)<br />
Estamos otra vez ante el hecho de la auténtica mística cristiana,<br />
expresada como nadie por San Pablo cuando nos dice que nuestro<br />
vivir es Cristo, de modo que ya no somos nosotros quienes vivimos,<br />
sino que es Cristo quien en nosotros vive: "Cristo todo en todos"<br />
(Colosenses 3,11)<br />
Todos los Santos han experimentado vivamente esta realidad,<br />
porque es propia de todo cristiano unido a Cristo por la Gracia.<br />
San Ignacio de Antioquía, discípulo de los Apóstoles, escribe<br />
antes de morir mártir: "Una sola cosa importa, que yo me halle en<br />
Cristo Jesús para el verdadero vivir"...<br />
San Macario, en los primeros siglos, escribía: "Cristo me hace<br />
las veces de alma".<br />
Santa Catalina de Siena dirá después: "Yo no tengo alma, yo no<br />
tengo corazón. Mi corazón y <strong>mi</strong> alma son los de Jesucristo".<br />
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