I o T E e A - Biblioteca Nacional de Colombia

En el alma del México de hoy día está latente
e? álma de ese lejano Emperador azteca
quien, con palabras que tienen su abolengo en
Grecia, supo burlar la tortura, dando con ello
un ejemplo de rara fortaleza y dignidad a los
hombres venturos. Indómito, rebelde, cruel
cuando se trata de defender el nativo solar,
soñador y triste por herencia de civilizaciones
exquisitas, México tiene en Juana de Asbajé,
en religión Sor Juana Inés de la Cruz, su más
genuino representante criollo y en Vasconcelos
su más alto exponente intelectual.
Durante la permanencia en la Secretaría de
Instrucción Pública de su país, el Licenciado
Vasconcelos llevó a cabo estupendas reformas
educacionistas, hasta el punto de que la Instrucción
Pública de México hoy día no tiene
nada que envidiar a la de los países pesados de
civilización. Este Mecenas de las letras americanas
supo recibir con los brazos abiertos a
cuantos intelectuales de todos los rincones de
América llegaron a sus puertas y, más aún,
solicitó la colaboración de distinguidas mentalidades
en el dominio del arte y de las ciencias
para su bella empresa reformista. Maravilloso
espectáculo el de este hombre, culto, como hay
pocos hombres en nuestro continente, haciendo
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Senderos
repartir los clásicos del mundo por todos los
ámbitos de su nativo Mé-xico, desde el pórtico
ilustre hasta la cabaña del indio.
En la desoladora inmensidad de nuestra
América, la palabra elocuente de José Vasconcelos,
encuentra eco del uno al otro confín, porque
la América nuéstra ha visto su alto apostolado
y porque contrajo una deuda con José
Vasconcelos, al abrir éste de par en par las
puertas macizas de su fiero país a todos los
intelectuales, sin distinci6n de nacionalidad, color,
raza o credo.
Debemos hacer patria, patria efectiva y
grande, patria continental, la que predican con
voces de ap6stoles Alfonso L6pez y L6pez de
Mesa y tantos y tantos pensadores de la América
India. No es con sistemáticos ataques a los
pueblos fuertes como nosotros nos haremos
fuertes. Es con una unión ideol6gica más amplia
y más comprensiva de los pueblos ligados
por el mismo idioma y por la misma fe en el
futuro, como podremos ,hacernos respetar y
hacer valer nuestros derechos, cuando la codicia
insaciada socave las entrañas de nuestro
patrimonio y amenace de muerte nuestras soberanías.
A, ORTIZ VARGAS
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