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Cuadernos Templarios Nº 16 - Marzo 2013

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"UNA NOCHE. MUY HERMOSA"<br />

Antes de retirarse a descansar, Shantidas nos pidió a mi hermano Ricardo y a mí que<br />

a la mañana siguiente lo despertáramos a las siete. Cuando puntualmente a esa hora golpearnos con<br />

suavidad su puerta, no recibimos ninguna respuesta. Insistimos y nada. Abrimos lentamente y lo<br />

que vimos nos dejó atónitos. Estaba sentado en posición de loto al pie; de su cama sobre una<br />

alfombra en total inmovilidad. Quedamos un rato observándolo. Parecía no respirar, nos<br />

impresionó su blancura. Estaba envuelto en un poncho que le habían regalado. Nos retiramos,<br />

cerrando con suavidad.<br />

Volvimos a la media hora. Estaba de pie frente al espejo, recortando su barba: "¡Muchachos, les pedí<br />

que me despertaran a las siete y son casi las ocho!", nos reprochó. Le contamos lo ocurrido.<br />

Entonces nos respondió: "Ah, sí. Pasé una noche muy hermosa".<br />

"¡TÚ "SPOSAS" NADA!"<br />

Había concluido la ceremonia. Mi hermano Ricardo e Isabel Cortázar se acababan de casar. Mucha<br />

gente en el atrio. Shantidas entre ellos. Mi cuñada Isabel era pequeña y muy delgada.<br />

Se les acerca Shantidas, lo mira a Ricardo, la mira a Isabel, lo vuelve a mirar a Ricardo y le dice; "¡Tú<br />

"sposas" nada!"<br />

"¡AH, LA MÁQUINA!"<br />

Viajábamos hacia el sur. Era de madrugada. La inmensa pampa argentina se veía blanca de<br />

escarcha. Recuerdo que esa mañana me había costado mucho hacer arrancar mi vehículo gasolero.<br />

Siempre supe que a Shantidas no le gustaba la calefacción. Estaba envuelto en su poncho. Hacía<br />

mucho frío. Él tenía mala circulación y con frecuencia se le hinchaban los pies en invierno. Entonces<br />

me dijo: "¿No puedes dar calor a esto?" No esperaba otra cosa. Moví la palanca, dando el máximo de<br />

calefacción y un chorro de aire caliente envolvió nuestros pies. Oí que decía, suspirando: "¡Ah, la<br />

máquina!"<br />

"CON RAÍCES"<br />

Pedí un plato con frutos de mar ese mediodía en Mar del Plata, Shantidas me miraba comer con<br />

desaprobación: "¡Pero, Shantidas! Estos no son ni cuadrúpedos ni mamíferos, son especies de<br />

sangre fría. Además... Jesús también comía pescado". Me contestó algo impaciente: "Podrás comer<br />

de ellos sólo cuando echen raíces y cuando seas como Jesús".<br />

PAÑUELOS DE REGALO. (Recuerdo de mi madre)<br />

Mammina no sabía qué regalarle a Shantidas para su cumpleaños. Se le ocurrió comprarle pañuelos.<br />

Compró una linda caja con seis hermosos pañuelos blancos bordados. Chanterelle estaba presente<br />

en aquella ocasión. Cuando mi madre con cara de contento le dio el regalo, notó una expresión<br />

risueña en la cara de Chanterelle y una disimulada sonrisa de compromiso en la de Shantidas. Mi<br />

madre, que es muy observadora, quedó preocupada.<br />

<strong>Cuadernos</strong> <strong>Templarios</strong>. Número <strong>16</strong>, <strong>Marzo</strong> de <strong>2013</strong> Página 37

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