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Cuadernos Templarios Nº 16 - Marzo 2013

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Luego de un tiempo, pudo comprobar personalmente que la opinión de Shantidas era acertada y<br />

con gran tristeza abandonó el intento.<br />

UNA HISTORIA CON LOS PADRES DOMINICOS<br />

Estaba repleta la Iglesia de Santo Domingo de Buenos Aires. Había entre la gente varios miembros<br />

de la Orden. El tema fue el ecumenismo. Recuerdo que Lanza fue en aquella ocasión<br />

particularmente enfático. Se encontraba en un terreno que a él le era muy afecto y no así a los<br />

dominicanos.<br />

Al final de su charla, como era su costumbre, pidió a los presentes que le hicieran las preguntas que<br />

desearan. Un fraile aprovechó inmediatamente la ocasión para expresar su opinión en voz muy alta<br />

y con vehemencia. Recuerdo que dijo más o menos esto: "Ud., señor, está propiciando la herejía con<br />

su prédica.<br />

No podemos tolerar el avance de cualquier doctrina que no esté en la línea del Evangelio y extender<br />

la tolerancia sin límites a todos los que piensan arbitrariamente".<br />

Notamos que Lanza a duras penas reprimió su cólera. Le brillaron los ojos, se bajó del estrado<br />

desde donde había hablado y se dirigió a grandes trancos en derechura hacia el monje. Se hizo un<br />

gran silencio. A pocos centímetros del atribulado rostro del fraile, casi le gritó:<br />

"¡Vea, señor, si a Ud. le importa profundizar las diferencias que separan a los hombres, permítame a<br />

mí tratar de buscar aquello que los une!" Años después, el mismo monje, estando Shantidas en la<br />

comunidad uruguaya de Pando, se le acercó y presentándose, reconoció su error expresado en<br />

aquella conferencia en la Iglesia de Santo Domingo. Habían influido en él las resoluciones tomadas<br />

en el Concilio Vaticano Segundo.<br />

"CONTINÚA SOLO"<br />

En aquel campamento en la quinta de Juan de Jorge, a 30 km. de Buenos Aires el trabajo era<br />

abrumador. Había más de doscientas personas. Tuvimos que pedir prestadas al intendente grandes<br />

carpas militares para alojar a tanta gente.<br />

No son los detalles de aquel encuentro lo que intentaré relatar aquí, sino lo que aconteció a su<br />

término.<br />

Para nosotros, los amigos, era el mejor momento cuando todos se habían retirado y quedábamos a<br />

solas con el Maestro los diez o doce que habíamos trabajado y participado en la organización.<br />

Al día siguiente, después de dormir doce horas, nos reuníamos con Shantidas en el comedor,<br />

haciendo circular el "mate". A él nunca le gustó. Entonces disfrutábamos de su presencia a nuestro<br />

total placer.<br />

Habían ocurrido hechos bastante conflictivos en aquel campamento. Recuerdo que hubo algunos<br />

militares en él. También concurrió el Intendente de Buenos Aires y la esposa del General Lonardí,<br />

que fue el que expulsó a Perón en 1955. Era de esperar que con tan amplio espectro de<br />

personalidades el temario se hiciera interesante pero a su vez crítico. Lanza siempre contestó con<br />

paciencia y claridad, pero era evidente que no en todos despertó adhesión su prédica de la no-<br />

violencia y la conversión.<br />

<strong>Cuadernos</strong> <strong>Templarios</strong>. Número <strong>16</strong>, <strong>Marzo</strong> de <strong>2013</strong> Página 41

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