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El estilo barroco aristocrático - BiblioMaster.com Inglés

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asociados, a los estudiantes. Se enseñaron los principios aprobados, y el conocimiento teórico y práctico<br />

se <strong>com</strong>unicó por conferencias, demostraciones y <strong>com</strong>entarios. Boileau <strong>com</strong>o jefe de la Academia de la<br />

Lengua y la Literatura, Lebrun de la Academia de Pintura y Escultura, Mansart de la Academia de<br />

Arquitectura y Lully de la de Música, estaban sometidos directamente al Rey y eran dictadores absolutos<br />

en sus respectivas especialidades. Fueron, en la forma en que ejercieron sus funciones, los principales<br />

consejeros del Rey y sus ministros, y a su vez responsables de cumplir en la práctica la voluntad real. <strong>El</strong><br />

control del patronazgo estaba en sus manos, y ellos decían la palabra final al decidir quién debía recibir<br />

encargos, títulos, cargos, licencias, grados, pensiones, premios, ingreso a escuelas de arte, y el<br />

privilegio de exhibir en los salones.<br />

Por lo señalado, las academias fueron los medios de transmitir la idea de absolutismo a la esfera del<br />

arte. <strong>El</strong> academicismo de modo invariable entrañó un principio patriarcal en que los árbitros oficialmente<br />

constituidos del gusto dejaron su huella de aprobación en los productos hechos con los diversos<br />

materiales artísticos. Estos intérpretes del criterio oficial invariablemente tendieron a ser eminentemente<br />

conservadores. <strong>El</strong> arte del <strong>barroco</strong> <strong>aristocrático</strong> fue la expresión personalísima de una clase cuyo código<br />

de conducta se basó en la etiqueta, la corrección y el cultivo del buen gusto. Todo sentimiento íntimo<br />

personal, capricho y excentricidad debió ceder ante la autodisciplina, urbanidad, corrección y normas<br />

aceptadas de buenos modales y formas. Las academias, por todo lo señalado, fueron las encargadas de<br />

establecer las definiciones estéticas, códigos artísticos y fórmulas técnicas válidas en sus campos<br />

respectivos. Actuaban <strong>com</strong>o una especie de junta de directores que decidía lo que era mejor para los<br />

accionistas. Aún más, contaron con la fuerza necesaria para imponer y llevar a la práctica sus<br />

decisiones, lo que significó que en el mejor de los casos, el academicismo pudo establecer y conservar<br />

un nivel alto de calidad creadora y en el peor, degenerar en convencionalismos y reglamentación<br />

absoluta con diversos grados de estandarización entre ambos polos.<br />

Daremos un ejemplo para mostrar la forma en que actuó el academicismo. Bajo la dirección de Lebrun,<br />

la Academia de Pintura y Escultura favoreció el contenido <strong>estilo</strong> de Poussin sobre la exuberancia<br />

apasionada de Rubens. Al hacerlo, estableció una subdivisión académica del <strong>estilo</strong> <strong>barroco</strong>, en<br />

oposición a la expresión del <strong>barroco</strong> libre. Podemos sugerir muchas razones, por supuesto, para dicha<br />

elección. <strong>El</strong> "pinturismo" de Poussin, por ejemplo, puede reducirse de manera fácil y demostrable a un<br />

sistema de valores formales basados en principios geométricos, en tanto que el <strong>estilo</strong> de Rubens es tan<br />

personal, impetuoso, voluptuoso y con tanta violencia emocional, que casi siempre queda fuera del<br />

alcance del encajonamiento. <strong>El</strong> academicismo en este caso fue tratar de domeñar la exuberancia<br />

barroca y reducirla a fórmulas y reglas. No se permitió que surgiera cosa excéntrica o impredecible que<br />

destruyera la impresión general de orden. Siempre en la academia hubo escepticismo y desdén por la<br />

emoción, al igual que por el color, pues uno y otro no estaban sujetos a leyes científicas. Las normas<br />

pictóricas de la academia, en consecuencia, se basaron en la pureza formal, relaciones matemáticas<br />

demostrables, definición lógica y análisis racional, características que hicieron que el arte académico<br />

fuese calificado de clásico, término que fue definido en esa época <strong>com</strong>o "perteneciente a la clase más<br />

alta" y, en consecuencia, aprobado <strong>com</strong>o modelo. En la antigüedad romana a menudo se encuentran<br />

normas semejantes, por lo que el arte clásico y el romano se asociaron inevitablemente. La adaptación<br />

del siglo XVII a los modelos grecorromanos, empero, fue muy del espíritu de la época, y en estos<br />

términos no debe ser confundida con la exactitud arqueológica que fue establecida <strong>com</strong>o la norma del<br />

neoclasicismo a finales del siglo XVIII y en el periodo napoleónico.<br />

<strong>El</strong> academicismo francés tuvo desde sus <strong>com</strong>ienzos un éxito práctico des<strong>com</strong>unal. Bajo las academias,<br />

la hegemonía artística de Europa cambió de Italia a Francia, en donde perduró con eficacia hasta fecha<br />

reciente. Los cientos de artistas y artesanos hábiles que fueron preparados para satisfacer los vastos<br />

proyectos de Luis XIV, con el tiempo fueron los fundadores y maestros de una tradición de altísima<br />

excelencia técnica. Para emplear el ejemplo más a la mano, la pintura francesa continuó su supremacía<br />

ininterrumpida desde la fundación de la Academia hasta el siglo XX. En España, a manera de contraste,<br />

el único sucesor del Greco, de Velázquez y Murillo fue la solitaria figura de Goya; en Flandes no hubo<br />

continuadores sobresalientes de Rubens ni de van Dyck, excepto Watteau, cuyos intereses y fines<br />

fueron eminentemente franceses; en Holanda no hubo alguien que ocupara el vacío dejado por<br />

Rembrandt y Vermeer. En Francia, empero, la pintura continuó sosteniendo un alto nivel a través de los<br />

siglos XVIII y XIX, y al establecer altas normas técnicas, el academicismo fue un factor determinante<br />

incluso en círculos no académicos. La obra de Perrault y Mansart en arquitectura, Boileau en crítica,<br />

Moliere en la <strong>com</strong>edia, Racine en la tragedia y Lully en la ópera quedó amalgamada en una tradición<br />

que con fortuna estableció patrones y modelos de simetría, orden, regularidad, dignidad, reserva y<br />

claridad, que aún en nuestros días tienen alguna validez aunque sólo <strong>com</strong>o punto de partida.<br />

5. <strong>El</strong> <strong>estilo</strong> <strong>barroco</strong> burgués

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