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Divagaciones sobre la literatura picaresca - Centro Virtual Cervantes

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594 CARLOS E. MESA C. M. F. BICC, XXVI, 1971<br />

mes prevalece <strong>la</strong> técnica impresionista. La brevedad y <strong>la</strong> efectividad<br />

del teatro demandan para el ambiente y los personajes<br />

<strong>la</strong> parquedad en los rasgos.<br />

ANAQUEL DE NOVELAS PICARESCAS<br />

Se han dado intentos de establecer c<strong>la</strong>sificación dentro<br />

de <strong>la</strong> profusa galería de <strong>la</strong>s nove<strong>la</strong>s <strong>picaresca</strong>s. Chandler, en<br />

su magnífica obra La nove<strong>la</strong> <strong>picaresca</strong> en España (Nueva<br />

York, 1899; edición españo<strong>la</strong> en Madrid, 1913), trata de encasil<strong>la</strong>r<strong>la</strong>s<br />

en tres distintas secciones: —<strong>la</strong>s cronológicamente<br />

primitivas: Lazarillo, Guzmán, Justina y el tardío Estebanilio.<br />

En éstas el protagonista es juguete del medio, sujeto pasivo<br />

de su azarosa fortuna, llevado y traído por un vagabundeo<br />

sin rumbo.<br />

En <strong>la</strong> segunda sección, el personaje central fortalece su<br />

personalidad, bien sea haciéndose hampón profesional que<br />

autodetermina sus propias aventuras, como Garduña, o apartándose<br />

del hampa para convertirse en espectador de el<strong>la</strong>,<br />

como Obregón y el diablo cojuelo.<br />

En <strong>la</strong> tercera entrarían el Buscón de Quevedo y el Donoso<br />

hab<strong>la</strong>dor, situados en <strong>la</strong> confluencia de ambos caminos.<br />

En el primer caso, el protagonista se sumerge en el medio;<br />

en el segundo, emerge de él y pugna por imponer su voluntad.<br />

Esta c<strong>la</strong>sificación parte de un error fundamental en <strong>la</strong> estimación<br />

de los valores de estos libros. Chandler cree que los<br />

encuadrados en <strong>la</strong> sección primera son formas rudimentarias<br />

de <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> <strong>picaresca</strong>, por el hecho de que el protagonista<br />

aparezca en el<strong>la</strong>s como sin carácter, agitado por el soplo ventolero<br />

de <strong>la</strong> varia fortuna. Pero muy atinadamente observa<br />

Gili Gaya que precisamente <strong>la</strong> ausencia de voluntad es <strong>la</strong> que<br />

caracteriza esta forma humana de existir y usando un vocablo<br />

unamuniano, dice que no es precisamente <strong>la</strong> voluntad<br />

sino <strong>la</strong> noluntad —el no querer— uno de los rasgos del picaro.<br />

Lazarillo sigue siendo modelo y prototipo de <strong>la</strong>s nove<strong>la</strong>s<br />

<strong>picaresca</strong>s y de los hombres apicarados.

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