INCREIBLES» - La Opinión de Zamora

XVIII / dominical La Opinión - El Correo / Domingo, 5 de febrero de 2006
Roberto Montoya
P ERIODISTA
«EE UU es una democracia pero con
ambiciones IMPERIALES»
●
Pongamos que él habla de Estados Unidos
o, mejor, de quienes deciden los destinos
de ese gran país y, de rebote, inciden en
los del mundo. Montoya conoce esta materia del poder
a fondo y podríamos decir que su voz crítica surgió
hace mucho tiempo; ese de su juventud en que
fue encarcelado y torturado en su tierra argentina
por un gobierno títere de otros intereses. Desde
aquel exilio inicial que lo llevó a París ha ido desarrollando
un trabajo como periodista que le permitió
ser testigo atento de los acontecimientos que se han
ido sucediendo en el mundo.
–Hablemos del 11-S que usted tanto ha investigado.
¿Es el comienzo de algo?
–Digamos que a partir de esa fecha se preparó
tanto la guerra de Afganistán como la de Irak y se
desató una guerra contra el terror al amparo de la
cual se han cometido graves violaciones de los derechos
humanos.
–¿Se refiere a los frentes bélicos?
–A los frentes bélicos en los que se intervino, de
los que Guantánamo fue una consecuencia, pero
también hablo del plan minucioso de que se dotó el
Gobierno norteamericano para dar luz verde a sus
hombres y que no tuvieran problemas.
–Aquella imagen fresca y demócrata de una
América joven que envía a sus hombres a liberar
Europa del nazismo... ¿Cómo ha cambiado tanto?
–Habría que matizar mucho el cómo, cuándo y
porqué fue la intervención norteamericana en la II
Guerra Mundial. Estados Unidos, desde que nace
como nación independiente, fue asentando una continua
política de expansionismo e intervencionismo.
Pensemos en la guerra con España en 1898 para
ocupar Cuba, a la que siguieron invasiones de muchos
países, fueran directas con sus tropas o instigando
dictaduras militares en la América Latina ya
desde los 70.
–Entonces era el comunismo el enemigo a batir.
–Cierto, y en aras de esa lucha se respaldaban y justificaban
muchas dictaduras (Pinochet, Videla, Somoza,
Stroessner...), igual que ahora se hace tras sustituir
como enemigo al terrorismo.
–Y ahora le toca a Bush...
–De esa doctrina intervencionista y unilateralista
Bush ha señalado una de las posturas más extremas.
Así como rechaza el Protocolo de Kioto y lo boicotea,
rechaza la Corte Penal Internacional, acaba con tratados
internacionales y muestra que lo que prevalece
son sus intereses.
Es largo y muy diverso el currículum de Montoya
como periodista, hoy uno de los jefes de la sección Internacional
de El Mundo. En el mismo se observa no
sólo una atención sostenida a estos fenómenos de la
geoestrategia internacional americana sino una actitud
de denuncia de la opresión que tuvo también forma de
libro ya en 1970, cuando escribió con pseudónimo Los
DE LAIMPUNIDAD, DE LA ESTETICA Y LA ETICA IMPERIALISTA. DE
LA VUELTA ATRAS EN LOS PRINCIPIOS, DE LA LOCURA EN QUE A VE-
CES SE ANDA ENVUELTO, DEL MESIANISMO O UNA SUERTE DE INTE-
GRISMO OCCIDENTAL... DE TODO ELLO ESCRIBE ROBERTO MON-
TOYA, VOZ EN DISIDENCIA
FERNANDO FRANCO
«Lo que antes se
hacía en el mayor de
los secretos empezó a
justificarse cuando el
terrorismo comenzó a
ser el enemigo a batir»
terratenientes. De su coautoría es, en el año 2000, El
caso Pinochet y la impunidad en américa latina, y
suyo La impunidad imperial, editado hace dos meses.
–¿Tiene ese intervencionismo una imagen de
marca?
–Venden la imagen de que su política exterior es
a veces inevitablemente agresiva por el bien de la
humanidad, para llevar la democracia y libertad a
todos los confines. El problema es que son ellos
quienes definen quiénes son los buenos y los malos
y los medios a utilizar para batir a los malos.
–Malos hoy, buenos mañana...
–Grandes amigos en los 80, como Sadam, se convierten
en demonios porque no sirven a sus intereses;
o Bin Laden y los talibanes, que le vinieron
muy bien para combatir a las tropas soviéticas en
Afganistán, pasan a ser los grandes enemigos.
–Hubo un tiempo, no hace mucho, en que empezaron
a romperse los sistemas de valores y
principios surgidos a partir de la II Guerra
Mundial...
–Creo que la influencia que ejerce EEUU desde
la II Guerra Mundial ha ido siempre acompañada de
una vulneración de derechos, pero lo que antes se
hacía en el mayor de los secretos empezó a justificarse
cuando el terrorismo comenzó a ser el enemigo
a batir. Bush empezó a utilizar conceptos como
‘estados canallas’ o ‘eje del mal’ y se vulneran derechos
humanos con la tortura, las humillaciones,
los secuestros... Ese mensaje del Bien contra el Mal,
esas cruzadas contra el terror supuestamente justicieras,
terminan siendo asumidas como valores por
gran parte de la sociedad, lamentablemente.
–‘El pueblo ha hablado en las urnas’, dijo
Bush en su momento...
–Nadie puede afirmar que es un gobierno dictatorial.
Aunque se mostró cómo había mentido sobre las armas
de destrucción masiva y sobre tantas cosas, la gente
le volvió a votar. Y en eso tienen buena parte de responsabilidad
también los demócratas, cuando han dado luz
verde a su guerra ilegal no oponiéndose cuando debieron
hacerlo a la Patriot Act, la siniestra ley antiterrorista; o
cuando no plantaron cara frente a esa execrable prisión
de Guantánamo o no armaron un escándalo porque Bush
sacara un decreto presidencial decidiendo unilateralmente
que no reconocería el estatuto de prisioneros de guerra
que fija la Convención de Ginebra desde 1949 a ningún
sospechoso de pertenecer a Al Qaida...
–¿Calificaría usted con conceptos claros a Estados
Unidos?
–Preserva lo esencial de una democracia, no es un
gobierno totalitario sino que se justifica con el respaldo
en sus urnas, pero mantiene sus ambiciones imperiales
con total impunidad y utiliza mecanismos de imposición
al resto del mundo. La de Bush es una visión
integrista, fundamentalista, pero de corte antagónico a
la islámica.