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JUAN EMAR UMBRAL - Memoria Chilena

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tablas d el piso de las galerias de toda casa que se respete y cobije grandes personas como<br />

nosotro s cuatro, 10s alli sepultados.<br />

Per o nada que hacer, nada.<br />

Oia mos, a travis de 10s muros de 10s cimientos, el rodar del carb6n hacia las profundas<br />

calderas i. Arriba, 10s truenos, el viento, la lluvia. Por todas partes, jcalor!<br />

-jP ara, Rosalinda, para! -gritPbamos.<br />

Ros alinda asomaba un ojo por la rendija principal, interrumpia un relampago y respondia:<br />

-jN ada! Llueve y sopla viento ... : icarbbn!<br />

-Rc )salinda, si el agua que cae es caliente y caliente el aire que sopla.<br />

-jN ada! iFuego!<br />

Y dc isaparecia el ojo y entraba un relampago y seguia el carb6n y seguia el calor.<br />

En mis brazos, Bernardina expir6.<br />

Estt 3 recuerdo trae otro recuerdo consigo:<br />

Era pleno invierno de ese mismo aiio. Dias grises y grises se sucedian indefinidamente.<br />

Habiam 10s olvidado la forma del Sol. Por las noches glaciales aseguraban algunos que era<br />

ella cua drada; otros, oblonga; otros, triangular; muy pocos, lineal; uno, estrellada; cuatro<br />

o cinco, , redonda. Entre istos estaba Serafina ..., de luto, rigurosamente de luto.<br />

Y u1 n dia, en medio del hielo, del terrible hielo que no huy6, que permaneci6 y que<br />

aument 6, todo resplandeci6 y fue amarillo, tirando cada objeto por 10s suelos una sombra<br />

violacea 1.<br />

Ros ,alinda, entonces, apag6 la calefacci6n echando paladas y mas paladas de nieve en<br />

las honc 3as calderas.<br />

-iP; ara, Rosalinda, para! iSi el term6metro sigue en 9 grados bajo O!<br />

-iN ada! Brilla la luz solar y el cielo es turquesa ... iCaiga nieve en las hondas calderas!<br />

El f rio fue atroz. Los 44 huispedes de ese dia en La Cantera tiritsbamos y haciamos<br />

con 10s dientes un ruido de miiquina trilladora, en medio de una estepa nevada, trillando<br />

arroz.<br />

En un momento Serafina se inclin6 entumecida sobre Baldomero Lonquimay. Sus<br />

cabellos i anaranjados cubiertos de hielo se apoyaron sobre las rojas barbas de aquil, barbas<br />

ahora ti -enzadas con blancas estalactitas.<br />

Alli , trenzandose tambiin, Serafina expir6.<br />

Cor no se ve, Rosalinda, en el plazo de seis meses, se anot6 dos cadiheres: uno de frio<br />

y otro d e calor. Pues bien, senoras y senores, Rosalinda no es una excepci6n ni en esta ni<br />

en ning una comarca de nuestro planeta. Hay seres asi, absolutos, directos como impactos.<br />

Yo me : itreveria a decir que esta caracteristica de balazo tiene diferentes origenes y que,<br />

en el ca so que nos ocupa, provenia de una desconcertante a la vez que repelente insensibilidad<br />

respecto a la temperatura. Estos humanos, tip0 Rosalinda -no creo que 10s haya<br />

no-hum ianos-, parecen hechos de una piel de goma, de goma muerta adherida cual un<br />

guan te , pegada a las visceras palpitantes. jhsensibilidad! jAbominable cosa de regresibn!<br />

Los ojo s ven: sol o nubes; 10s oidos oyen: truenos o pajarillos; y la piel ..., la piel, nuestra<br />

piel, ell a el inmenso sentido que todo lo envuelve y no necesita 6rgano especializado y<br />

diminu to, ella duerme, gomosa, pegajosa, gruesa, estable. iQui horror!<br />

Sei? ioras, Senores:<br />

os pido que hagais ahora un esfuerzo mental. Cerrad 10s ojos y concentrad vuestra<br />

mente f -n el personaje Rosalinda e imaginadlo lo mas nitidamente que os sea posible.<br />

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