deber ser - UAM Azcapotzalco

Mexicano del 24 de enero de 1814 4
(Fernández de Lizardi 1968, 385-399).
Aunque carecía de título, venía a ser
el inicio de la narrativa mexicana y
muy posiblemente hispanoamericana.
Como se mencionó antes, un negrillo
se apareció al periodista y le entregó
un pliego, en cuyo interior había una
carta de su hermano; acto seguido
el mensajero -que a fin de cuentas
es la imaginación, según sabremos
en el último párrafo de la novelita-
desapareció. El encabezado de la misiva
decía lo siguiente:
Isla de Ricamea, noviembre 10 de 1813
Empresa vana sería el intento de
localizar la isla de Ricamea en algún
mapa. El nombre es un anagrama
de América y en la segunda entrega
algunos indicios la ubicarán en
las Antillas, aunque los perfiles
de sus cerros no aparecen en
carta alguna. Es, en suma, del
primer espacio ficticio, producto
de la imaginación, en las letras de
nuestro subcontinente, que retoma
la tradición de las fabulosas islas
Baratarias, fruto de la imaginación,
o las elucubraciones, de los
caballeros andantes, así como el
4 Hay una reedición en la colección Relato
Licenciado Vidriera, con una introducción de Luis
Leal. México, UNAM, 2004, XIII y 28 pp (Relato
Licenciado Vidriera, 22)
Oscar Mata Juárez
antecedente de lugares ya míticos
para los hispanoamericanos, como
Las Palmas de Laura Méndez
de Cuenca, Santa María de Juan
Carlos Onetti, Comala de Juan
Rulfo y Macondo de Gabriel García
Márquez.
Tras el saludo convencional, “Querido
hermano:”, la narrativa mexicana literalmente
da sus primeros pasos, pues
la misiva contaba, relataba, narraba las
andanzas del hermano de Fernández
de Lizardi, quien se había separado de
su familia a muy temprana edad, para
desempeñarse como amanuense y mozo
de comercio de un caballero inglés,
de apellido Torneville. El sajón, a pesar
de su condición de protestante, un
hereje para la estrecha visión católica,
es un hombre de bien, piadoso y lleno de
bondad. Tras una estancia de seis años
en Manila, el inglés decide regresar, en
compañía de su servidor, a Londres,
por ese entonces la ciudad más grande
y populosa del mundo, que a inicios
del siglo XIX tenía cerca de un millón
de habitantes. El indiano la recorre y
se la describe a su hermano lleno de
admiración. A su llegada Torneville se ha
enterado del fallecimiento de su esposa,
lady Isabel, funesto episodio que deja
al viudo con un solo ser querido sobre
la faz de la tierra: su hija Jennis, de 14
años de edad. La joven inglesita aunque
es hermosa, no se describe su belleza,
en cambio se resalta su condición de
Tiempo y Escritura No.21 | Literatura 15