deber ser - UAM Azcapotzalco
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trastornado toda nuestra<br />
enseñanza, porque hemos querido<br />
innovar una escuela sin consultar la<br />
ley natural de nuestra etnología…<br />
La enseñanza, decía, debe tener<br />
expresión propia, modelación<br />
regional. (Vázquez 1920, 8)<br />
Durante los regímenes<br />
posrevolucio-narios, hasta<br />
avanzada la década de los<br />
cuarenta, el proyecto educativo<br />
oficial promovió un “nacionalismo<br />
cultural” que formó parte recurrente<br />
en los programas educativos ahora<br />
llamados oficiales. (Monsiváis 1976,<br />
p.234)<br />
Definir al país y a su pueblo, estudiar,<br />
explicar y describir sus diversas<br />
manifestaciones culturales, fue una<br />
tarea que pretendió unir artistas e<br />
intelectuales con las expresiones de las<br />
mayorías.<br />
Sin embargo, la identificación de estos<br />
tres elementos, lo popular, lo mexicano,<br />
y lo nacional, quedó en manos de<br />
una élite centralista y con estrechos<br />
vínculos con el poder económico y<br />
político del país. Tales elementos se<br />
fueron alejando cada vez más de esos<br />
mismos ámbitos populares para situarse<br />
fundamentalmente en los discursos<br />
políticos.<br />
El nacionalismo cultural que caracterizó<br />
esta primera relación entre élites y<br />
sectores populares fue cabalmente<br />
Guadalupe Ríos de la Torre<br />
descrito por Pedro Henríquez Ureña<br />
en 1925, la hacer su primer balance de<br />
los aportes culturales de la Revolución<br />
Mexicana.<br />
Existe hoy el deseo de preferir<br />
los materiales nativos y los temas<br />
nacionales en las artes y en las<br />
ciencias.<br />
Asentaba varios ejemplos:<br />
El dibujo mexicano que desde las<br />
altas creaciones del genio indígena<br />
en su civilización antigua ha <strong>ser</strong>vido<br />
viviendo hasta nuestros días a<br />
través de las preciosas artes del<br />
pueblo. (Henríquez 1924, 24)<br />
Fuente: Hemeroteca Nacional<br />
Tiempo y Escritura No.21 | Historia 25