deber ser - UAM Azcapotzalco

Historia
El malón, Mauricio Rugendas
La vida de estos soldados de frontera
era tan o más precaria que la de otros
sufridos pioneros, a la que se sumaba
problemas de abastecimiento de
armas y municiones, ni que decir de los
uniformes y de las pagas que no sólo
eran escasas sino muy esporádicas.
Se conoce el nombre de los generales
pero no el de los soldados a quienes
se les ha englobado en un cómodo
“desconocidos”; muchos de ellos fueron
presa de su confianza que los llevaba
a desobedecer las órdenes de no
salir al campo desarmados, para no caer
en la celada que los pacientes indios
les tenían preparadas en las afueras.
Soldados que no resistían la tentación
de salir sin la estorbosa carabina a
“bolear la gama o el avestruz” que se
divisan “allí nomás”, a tiro del fortín,
actividad que no era una diversión
anodina sino que con frecuencia
representaba la única ración de comida
cuando fallaban las del proveedor,
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además que podían intercambiar las
plumas de los avestruces por otros
productos. La cacería también era un
juego, una distracción, un rompimiento
de la rutina y una exhibición de fuerza,
destreza y bravura que permitía destacarse
en el grupo y así ganar respeto. El
Comandante Manuel Prado 5 da cuenta
de anécdotas clarificadoras al respecto
y rinde respeto a esos hombres que
tan bien conoció cuando advierte
que: “cada fortín en la pampa 6 tiene
su historia de sangre; y el labrador, al
romper con el arado aquella tierra,
ignora que va removiendo las cenizas
de una generación que conquistó el
desierto”. (Prado 2005, 80)
Fortín, representación actual
http://www.taringa.net/posts/info/4817837/Vida-en-unfortin_.html
5 Conocido como autor con el nombre de
Comandante Manuel Prado, donde el grado militar
se transformó en nombre propio para referirse a
quien desde su pubertad entregó su vida al Ejército
Argentino, su hogar, y así la trayectoria de ambos
quedó unificada.
6 Voz quechua que significa llanura sin árboles.