hilsdale, paul - ora..

92 ORACIONES DE II CORINTIOS
caracterizan al verdadero apóstol (Oraciones núms. 45-51):
fidelidad a Cristo y su Palabra (Oración núm. 45); dependencia
y confianza en los poderes divinos, no humanos (Oración
núm. 46), y, en el centro de esta sección, la aceptación del
sufrimiento, o el deseo de compartir la Cruz redentora de
Cristo (Oraciones núms. 47-49). Para ser eficaz, el apóstol de
nuestros días, debe ver la Cruz como lo hicieron Nuestro Señor
y San Pablo, no como un estado permanente de trágica
derrota, sino como un momentáneo y penoso paso hacia la victoria
y eternidad (Oraciones núms. 50-51).
La segunda sección de esta Carta es un llamamiento a la
recolección de fondos que va hasta la raíz misma de nuestra
solidaridad en Cristo y de nuestra consecuente responsabilidad
en el plano universal de la salvación. El Apóstol nos da
francas y claras consideraciones acerca del uso del dinero y
de la responsabilidad de los cristianos que lo poseen (Oraciones
núms. 52-53).
Finalmente, la ostentación de Pablo debe infundir a nuestra
insegura generación la certeza y el aliento que necesita,
porque también nosotros somos objeto especial del amor de
Dios. Y nosotros también podemos (y debemos) contar con
su todopoderoso estímulo y apoyo (Oraciones núms. 54-58),
apropiándonos la aseveración confiada del Apóstol: «cuando
soy débil, entonces es cuando soy fuerte».
MAS ALLÁ DE MIS FUERZAS 93
43. MAS ALLÁ DE MIS FUERZAS
Un penoso obstáculo, aunque sea el de una prueba mortal
que lo tiente a «desesperar de la vida misma», nunca es algo
puramente negativo para Pablo. Siempre es un suceso de valor
sobrenatural positivo, una cruz más que una frustración. Cuando
Cristo oró en el Huerto de los Olivos, un ángel vino a
«alentarle» y «confortarle». Fortalecido de esta manera, murió
por nosotros y, surgiendo de entre los muertos, nos abrió el
camino para resurgir con El de la «muerte» a la vida. Debemos,
por consiguiente, pedir fuerzas para llevar la cruz, no
sólo por nosotros, sino también «por la salvación de los demás».
// Cor.
1, 3 Bendito sea tu Padre, Jesucristo,
el Padre de las misericordias
y Dios de todo poder
4 que nos fortalece
en todas nuestras tribulaciones,
para que podamos también nosotros
fortalecer a los que se hallan
en cualquier tribulación...
5 Aquellos que han participado abundantemente •
de tus sufrimientos, Jesucristo,
gracias a Ti son capaces también
de participar abundantemente de tu poder.
6 Si soy afligido,
lo soy... para la salvación de los demás...