hilsdale, paul - ora..

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ORACIONES DE EFESIOS
nes núms. 74, 75), y el ejercicio cristiano de la autoridad en
el hogar y en el trabajo (Oraciones núms. 76, 77). Esta sección
concluye (Oración núm. 78) replanteando el tema en términos
guerreros: el hombre escuda su natural debilidad y vulnerabilidad,
revistiéndose de la armadura de Cristo, «la coraza
de la justicia..., el escudo de la fe..., el yelmo de la salud
y la espada del espíritu».
68. PLENITUD
Es evidente que para ser normal, para ser completamente
sano, se requiere que yo sea algo más que un simple «tipo representativo»
de la «normal» incertidumbre, confusión y desesperanza
de este siglo xx. La salud, como la santidad, tiene
su única y verdadera medida o norma en Cristo. Empleando
la palabra en su mejor sentido, seré «normal» solamente en
cuanto me conforme con la última norma, es decir, con la
última medida de la humanidad, que realmente cuenta.
Ef.
1, 3 Oh Dios,
Padre de Nuestro Señor Jesucristo...
4 Tú nos has elegido en El
antes del comienzo del mundo,
para que fuésemos santos e inmaculados
ante El.
5 Tú nos predestinaste por amor
a la adopción de hijos tuyos
por Jesucristo,
conforme al beneplácito de tu voluntad...
7 En El tenemos redención
por su sangre,
el perdón de los pecados,
según la riqueza de tu gracia
8 que derramaste sobre nosotros.
9 Tú nos has hecho conocer
el misterio de tu voluntad
según tu beneplácito,
que te propusiste en Cristo.
10 Tu designio para la plenitud de los tiempos
es recapitular todas las cosas en El,
las del cielo y las de la tierra.
12 He esperado en tu Hijo Jesucristo,
y he sido designado y predestinado
a ser alabanza de su gloria.
13 He oído la palabra de la verdad,
el Evangelio de mi salvación,
y he creído en él.
y he sido sellado
con el Espíritu Santo de la promesa,
14 que es prenda de mi herencia.
Hasta que adquiera posesión de ella, Dios mío.
ayúdame a no ser indigno de esta herencia
que guardas para mí en el cielo.