hilsdale, paul - ora..

48 ORACIONES DE I CORINTIOS
17-25) y los desórdenes morales de los que le habían informado
(Oraciones núms. 26, 27). Es en la primera de estas
secciones donde tenemos su famoso desarrollo de la paradoja
de la Cruz (Oraciones núms. 18, 19).
Al empezar el capítulo 7 de la Carta, contesta a los corintios
las preguntas acerca del matrimonio y de la virginidad
(Oraciones núms. 27, 28); sobre la carne que ha sido ofrecida
a los ídolos (Oración núm. 29); y sobre las cualidades del
Apóstol (Oraciones núms. 30-33).
En seguida establece reglas para las asambleas litúrgicas:
A) Cómo deben vestir las mujeres: no deben orar con la cabeza
descubierta, y si algunas «van a litigar» por esto, sepan
simplemente que «no conocemos otra costumbre». B) Cómo
debe celebrarse el ágape para que ocupe en él un digno lugar
la Eucaristía, y C) lo que debe hacerse con los dones del
Espíritu Santo (Oraciones núms. 36-38). En esta sección
desarrolla la idea de nuestra participación en el Cuerpo de
Cristo y de la caridad o amor, que es el vínculo de esta íntima
unión.
La cuarta y última sección trata de la resurrección: A) De
Cristo (Oraciones núms. 39-41), y B) de todos los cristianos
(Oración núm. 42).
16. LA VERDADERA RIQUEZA
El haber nacido en un país cristiano y en un hogar cristiano
es obra de Dios y no mía. Que «yo haya sido enriquecido en
Cristo» es un don de mi Padre Celestial. Ahora que he recibido
en la persona de su Hijo Divino la prenda de su amor, sé
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que será «fiel a su promesa». Y estoy seguro de que me protegerá
y guiará mis pasos y «me sostendrá hasta el final».
/ Cor.
1 4 Doy gracias
a mi Padre que está en los cielos
por la gracia que me ha concedido'
en Ti, Cristo Jesús.
5 Porque en todo
he sido enriquecido en Ti...
7 Espero tu revelación al fin de los tiempos,
Señor Jesucristo.
8 Tú me conservarás hasta el fin.
Y descanso seguro en el convencimiento de que
9 fiel es tu Padre,
por el cual he sido llamado
a la comunión contigo, su Hijo,
Jesucristo Nuestro Señor.
17. ESTOY AVERGONZADO
La nueva fe de los corintios estaba aún en pugna con sus
viejas costumbres paganas. Algunos ya estaban elevando su
propia «parroquia», su propia organización, su propio grupo
sobre todos los demás. «Yo soy de Pablo, yo de Apolo, yo de
Cefas.» Por desgracia, tales actitudes de rivalidad parroquial
no habían sido exorcizadas del todo y expulsadas por las solícitas
reprensiones del Apóstol.