07.05.2013 Views

Alberto Vazquez Figueroa - Sicario.pdf - LaFamilia.info

Alberto Vazquez Figueroa - Sicario.pdf - LaFamilia.info

Alberto Vazquez Figueroa - Sicario.pdf - LaFamilia.info

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>Sicario</strong>. <strong>Alberto</strong> Vázquez-<strong>Figueroa</strong> 156<br />

bastante lejos, se alzaban enormes edificios de relucientes cristaleras.<br />

Aquello tenía que ser Norteamérica.<br />

Subí a decírselo a Luna, y ni siquiera me escuchó.<br />

Le grité, la agité, la zarandeé e incluso la abofeteé, pero continuó en la<br />

misma posición sin reaccionar ante nada, y aunque tenía los ojos muy<br />

abiertos y me miraba, estoy seguro de que no me veía, como si le<br />

hubieran colocado una pared delante.<br />

¡Ahí sí que lloré! Lloré durante más de media hora.<br />

Al verla así, convertida en una «cosa»; una especie de planta, o un<br />

enorme feto que se negase a abandonar el vientre de su madre, tuve la<br />

absoluta seguridad de que había perdido al único ser que me había<br />

hecho feliz en este mundo.<br />

¿Qué me importaba llorar si ya era un hombre, y me encontraba ante el<br />

cadáver de un amigo y lo poco que quedaba de la mujer que amaba?<br />

¿Frente a quién tenía ya que presumir de hombría? Durante horas me<br />

quedé allí, observándola y contándome mi propia historia tal como ahora<br />

se la cuento, y no encontré nada en ella que ameritase el esfuerzo de<br />

continuar viviendo.<br />

Aunque quizá sí. Quizá sólo una cosa: el odio. El odio o tal vez sería<br />

mejor decir el ansia de venganza, porque había llegado a un punto en<br />

que la bilis se me escapaba a borbotones, y me creerá si le digo que si<br />

en aquel instante el mismísimo Dios se me hubiese aparecido, lo más<br />

probable es que le hubiese pegado cuatro tiros.<br />

Estará de acuerdo conmigo en que me habían llevado a un extremo al<br />

que no se debe hacer llegar a un ser humano.<br />

Me habían empujado más allá de todo lo soportable.<br />

Y alguien pagaría por ello.<br />

Lo juré ante Román Morales y ante Luna, y lo hice convencido que<br />

llevaría a buen fin tal juramento.<br />

Una hora después, ya más tranquilo, aproveché lo que quedaba de luz<br />

para hinchar la balsa que dejé colgando de las vigas, y cuando cayó la<br />

noche la boté al agua y cargué en ella las dos maletas y a María Luna.<br />

¿Sabe usted remar? Yo no, y no se imagina qué cosa tan ridícula puede<br />

llegar a ser pretender aproximarse a unas luces que tienes casi al<br />

alcance de la mano, y no conseguir más que dar vueltas como un tonto,<br />

incapaz de hacer avanzar un metro aquella lancha.<br />

Y en aquella lancha iban la mujer que amaba y millón y medio de<br />

dólares en drogas.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!