Pensamientos indígenas en nuestra América - Educabolivia
Pensamientos indígenas en nuestra América - Educabolivia
Pensamientos indígenas en nuestra América - Educabolivia
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>P<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos</strong> <strong>indíg<strong>en</strong>as</strong> <strong>en</strong> <strong>nuestra</strong> <strong>América</strong><br />
vivió hasta sus últimos días. En uno de sus viajes a Alemania trajo a<br />
la niña Dora, de cinco años de edad, a vivir con él y con su madrastra<br />
Matilde. La historia de la madre biológica de Dora, que posiblem<strong>en</strong>te<br />
continuó <strong>en</strong> Europa, es obscura y no se sabe mucho de ella.<br />
En esta ocasión, tratando de compr<strong>en</strong>der las militancias indig<strong>en</strong>istas,<br />
abordaremos la vida de Dora como activista de los derechos<br />
<strong>indíg<strong>en</strong>as</strong>, aunque es pertin<strong>en</strong>te insistir <strong>en</strong> que esta actividad estuvo<br />
ligada fuertem<strong>en</strong>te a la vida de otro indig<strong>en</strong>ista: Pedro Zul<strong>en</strong> 14 . Efectivam<strong>en</strong>te,<br />
el inicio de su militancia por la causa indíg<strong>en</strong>a así como su<br />
acercami<strong>en</strong>to a Pedro Zul<strong>en</strong> se dan paralelam<strong>en</strong>te. Ella misma dice:<br />
26<br />
Yo conocí a Zul<strong>en</strong> el 24 de abril de 1909, con motivo de una discusión<br />
sobre el problema indíg<strong>en</strong>a propuesta por él y las conversaciones organizadas<br />
por el C<strong>en</strong>tro Universitario que funcionaba <strong>en</strong> ese tiempo<br />
<strong>en</strong> la calle del Fano, bajo la presid<strong>en</strong>cia de Oscar Miro Quesada, y<br />
con asist<strong>en</strong>cia de Víctor Andrés Belaunde, los hermanos Alayza y<br />
Paz Soldan, José de la Riva Agüero, Pedro Dulanto y otros. Ahí nació<br />
la Asociación Pro-Indíg<strong>en</strong>a que estableció un contacto <strong>en</strong>tre Pedro<br />
Zul<strong>en</strong> y yo (Mayer, 1925: 19).<br />
Estas reuniones, constituyeron los preparativos para la fundación de<br />
una de las instituciones indig<strong>en</strong>istas más importantes de inicios del siglo<br />
XX. La Asociación Pro-Indíg<strong>en</strong>a apareció el 13 de octubre del mismo<br />
año, según Basadre (1968: 188), si<strong>en</strong>do su secretario Pedro Zul<strong>en</strong>.<br />
Tanto Zul<strong>en</strong> como Dora fueron el alma de la asociación. Entre ambos<br />
se hizo posible la redacción de la revista m<strong>en</strong>sual El Deber Pro-Indíg<strong>en</strong>a<br />
que tuvo exist<strong>en</strong>cia desde 1909 hasta 1915.<br />
En 1911, según relata Mayer (1925: 20), “a los dos años [de haber<br />
conocido a Zul<strong>en</strong>] un mom<strong>en</strong>to que puedo precisar, se me hizo consci<strong>en</strong>te<br />
el haberme <strong>en</strong>amorado de Zul<strong>en</strong>”. En ese <strong>en</strong>tonces él t<strong>en</strong>ía una afección<br />
<strong>en</strong> los pulmones, padecía de una pleuresía, y <strong>en</strong> su lecho de hospital Dora<br />
le declaró su amor. Este sincerami<strong>en</strong>to, <strong>en</strong> vez de t<strong>en</strong>er un feliz des<strong>en</strong>lace<br />
abrió, por el contrario una serie de problemas. Según cu<strong>en</strong>tan los amigos<br />
de Zul<strong>en</strong>, este no correspondía a los “requerimi<strong>en</strong>tos” de Dora, pues había<br />
una difer<strong>en</strong>cia de edades; Dora misma confiesa: “yo era 22 años mayor a<br />
Zul<strong>en</strong>”. Sin embargo, Dora se propuso ayudar y apoyar a Zul<strong>en</strong> para que<br />
viajara a Estados Unidos para asistir a un curso de posgrado, y le prestó<br />
una considerable suma de dinero. Él aceptó, aunque sin aceptar su amor.<br />
14 Sobre su <strong>en</strong>amorami<strong>en</strong>to con Pedro Zul<strong>en</strong> existe una controversia muy grande <strong>en</strong>tre<br />
los historiadores. Jorge Basadre (1968: 313), que fue amigo de Zul<strong>en</strong>, cree que era una<br />
alucinación de Dora que nunca fue correspondida. Luis E. Valcárcel (1981: 149) dice: “se<br />
hacía llamar Dora Mayer de Zul<strong>en</strong> pese a que nunca estuvo casada con Zul<strong>en</strong>. Ocurría que<br />
estaba muy <strong>en</strong>amorada de él y adoptó su apellido cuando murió. Su caso fue singular <strong>en</strong><br />
una época <strong>en</strong> que a la mujer no se le daba la m<strong>en</strong>or oportunidad”.