Buenos Dias Espiritu Santo - Cristianos
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color verde oscuro. Las colinas de Judea languidecían en la<br />
distancia.<br />
Al dirigirnos sobre las aguas del Mediterráneo, miré<br />
hacia abajo y dije un último adiós a Jaffa. Había un nudo en<br />
mi garganta. Yo tenía catorce años, y era el único hogar que<br />
había conocido.<br />
Helado en el kiosco<br />
La llegada de la familia Hinn a Toronto en julio de 1968 no<br />
fue un evento anunciado. Y así era como mi padre lo<br />
deseaba. Ningún comité nos dio la bienvenida. Y él no<br />
tenía promesa de trabajo.<br />
Llegamos con la ropa que traímos puesta, unas<br />
cuantas posesiones en las maletas, y un poco de dinero de<br />
lo que habíamos vendido en Jaffa. Era suficiente para vivir<br />
algunos días.<br />
Nuestra nueva vida comenzó en un apartamento<br />
alquilado.<br />
¡Qué impacto aquel de aterrizar de súbito en una<br />
cultura "extranjera"! Yo podía tartamudear en varios<br />
idiomas, pero el inglés no era uno de ellos. "Uno, dos, tres"<br />
era todo lo que sabía decir. Pero papá había estudiado<br />
suficiente inglés como para llenar una solicitud de empleo.<br />
Y resultó. El aceptó el reto de llegar a ser, de todas las<br />
cosas, un vendedor de seguros.<br />
Yo no sé si fue la carga de tener que criar una familia<br />
grande o su confianza natural en tratar con la gente, pero mi<br />
papá llegó a prosperar inmediatamente en su nueva profesión.<br />
En pocos meses nos mudamos a nuestro propio hogar.<br />
Todos estábamos tan orgullosos de esto.<br />
La vida cambió rápidamente para mí. En vez de<br />
asistir a un colegio privado católico, fui a una escuela<br />
pública —la Escuela Secundaria Georges Vanier. Y como<br />
la mayoría de los niños en la escuela tenían trabajo de<br />
media jornada, eso era lo que yo quería hacer.<br />
Vivíamos en la sección North York de Toronto, y no<br />
muy lejos el nuevo centro comercial de Fairview se había<br />
abierto. Yo solicité empleo en un pequeño kiosco que<br />
vendía hamburguesas y helado. Aunque no tenía<br />
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experiencia previa de trabajo, me aceptaron. Y todos los<br />
días después del colegio allá iba yo.<br />
Un sábado, fui a un mercado y le pregunté al<br />
gerente:"¿Dónde puedo encontrar buen aceite de oliva? Yo<br />
necesito la botella o recipiente más grande que usted<br />
tenga". Por supuesto que él encontró uno grande.<br />
Al día siguiente, caminé orgullosamente a la iglesia<br />
ortodoxa griega y cumplí mi voto a Dios. Lo coloqué al<br />
frente del altar y silenciosamente, dije: "Gracias, Señor.<br />
Gracias por traernos salvos a nuestro nuevo hogar".<br />
Mi corazón estaba tan lleno como aquel frasco de<br />
aceite.<br />
En el kiosco hice mi trabajo. Debido a mi tartamudez,<br />
no conversaba mucho, pero velozmente echaba el<br />
helado en aquellos barquillos. Trabajé con un compañero<br />
llamado Bob.<br />
¿Habría perdido Bob la razón?<br />
Nunca olvidaré el día en 1970 cuando fui a trabajar y<br />
encontré que Bob había hecho algo muy extraño. En todas<br />
las paredes de aquel pequeño kiosco había puesto pedazos<br />
de papel con versículos de la Escritura. Yo pensé que había<br />
perdido la razón.<br />
Yo sabía que él era cristiano —él me lo había dicho.<br />
¿Pero no iba esto demasiado lejos? Me dije a mí mismo:<br />
"¿Por qué está haciendo esto? ¿Será por mí? Probablemente<br />
yo conozca las Escrituras mejor que él".<br />
Finalmente le pregunté: "¿Cuál es el propósito de<br />
todos esos pedazos de papel?" Instantáneamente comenzó a<br />
testificarme. Pensé que nunca pararía. Y cuando terminó,<br />
decidí mantenerme lo más lejos que pudiera de este<br />
compañero loco.<br />
Por mucho tiempo traté de evadirlo. Pero era casi<br />
imposible. Después de todo, teníamos que trabajar juntos.<br />
Una y otra vez él traía el tema de la religión. Pero era más<br />
que eso: él quería hablar sobre el "nuevo nacimiento", una<br />
frase que no estaba en mi vocabulario limitado —tampoco<br />
en mi punto de vista de la Escritura.<br />
Finalmente Bob dejó de trabajar en el kiosco, pero<br />
muchos de sus amigos estaban en mi colegio. Y por los<br />
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