La habitación del miedo - El despertar de los muertos
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momento y me tendréis que excusar amigos, estoy<br />
contento pero tengo que irme ya.<br />
Ahora ya sabes como soy don<strong>de</strong> <strong>de</strong>je mi corazón.<br />
Ese beso entregado al aire es para ti.<br />
Des<strong>de</strong> un rincón <strong><strong>de</strong>l</strong> mundo… brindo contigo…<br />
salud!<br />
Brindo por todas las canciones que me han<br />
enseñado a vivir. Salud! Alicia<br />
P.D.: Esta carta está escrita con las letras <strong>de</strong> las<br />
canciones <strong>de</strong> Loquillo y <strong>los</strong> Trogloditas, <strong>La</strong> Frontera, <strong>La</strong><br />
Granja, Semen Up, <strong>La</strong> Dama se escon<strong>de</strong>, Nacha Pop, <strong>La</strong><br />
Guardia, Alex y Cristina, Alaska y Dinarama, Danza<br />
Invisible, Los Limones, Radio Futura y Los Rodríguez y la<br />
han escrito para TI.<br />
MIL MILLONES DE MUERTES<br />
Entre las necrológicas <strong><strong>de</strong>l</strong> periódico local <strong>de</strong> la<br />
mañana apareció hace poco un mensaje verda<strong>de</strong>ramente<br />
curioso:<br />
<strong>La</strong> Sociedad Esotérica <strong>de</strong> Haro, se conduele<br />
profundamente por la muerte <strong>de</strong> su presi<strong>de</strong>nte y miembro<br />
fundador don Emilio Goroso, amado por sus familiares y<br />
amigos. ¡Dios lo tenga en su gloria!<br />
Como no cabe ser <strong>de</strong> otro modo, la muerte <strong><strong>de</strong>l</strong><br />
señor Goroso es el final <strong>de</strong> una historia, pero <strong>de</strong> una<br />
historia aún más extraordinaria que la extravagante nota<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> periódico.<br />
Hay que <strong>de</strong>cir, en primer lugar, que Emilio Goroso<br />
fue un personaje cuando menos notable. Baste <strong>de</strong>cir que<br />
si fundó una Sociedad Esotérica en su pequeña ciudad<br />
riojana fue precisamente porque era un completo<br />
escéptico respecto <strong>de</strong> todos <strong>los</strong> temas referentes a lo<br />
sobrenatural.<br />
Emilio Goroso era hijo <strong>de</strong> unos ricos<br />
comerciantes <strong>de</strong> la ciudad y <strong>de</strong>dicó su vida a trabajar lo<br />
menos posible para conservar el negocio familiar en una<br />
situación más o menos saludable. En realidad, apenas<br />
arriesgó su dinero, salvo para realizar algunos negocios y<br />
obras que cualquier persona sensata habría calificado<br />
como locuras. Pero, locuras o no, son las obras <strong>de</strong> Goroso<br />
que pue<strong>de</strong>n <strong><strong>de</strong>spertar</strong> un cierto interés.<br />
Un ejemplo es la propia Sociedad que él fundó.<br />
Sólo por apoyarla, se hizo con una imprenta en la que<br />
editaba su revista mensual y en la que pretendía publicar<br />
<strong>de</strong>terminados libros por <strong>los</strong> que sentía especial interés.<br />
Entre sus planes <strong>de</strong> impresión, estaba la publicación <strong>de</strong><br />
una edición <strong>de</strong> bolsillo <strong><strong>de</strong>l</strong> temible Necronomicón. Pasó<br />
toda su vida buscando aquel conocido compendio <strong>de</strong><br />
horror pero, por fortuna para todos, no lo encontró y su<br />
morboso negocio, que quién sabe si habría llegado a<br />
resultar exitoso económicamente, quedó como una simple<br />
i<strong>de</strong>a macabra. Según él, dicha publicación era necesaria<br />
para acabar con todo signo <strong>de</strong> oscurantismo en la<br />
10<br />
sociedad mo<strong>de</strong>rna. Ni que <strong>de</strong>cir tiene que <strong>los</strong> horrores sin<br />
nombre incluidos en la obra <strong>de</strong> Abdul Alhazred no le<br />
inspiraban a Goroso el más mínimo respeto. Como ya se ha<br />
dicho, se <strong>de</strong>claraba incrédulo ante todo lo sobrenatural.<br />
Sin embargo, su <strong>de</strong>spreocupación acerca <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
temas por <strong>los</strong> que se interesaba su Sociedad, las burlas<br />
que, a veces, hacía <strong>de</strong> <strong>los</strong> mismos, tuvieron su castigo y<br />
penitencia que concluyó con la aparición <strong>de</strong> la nota<br />
necrológica que se incluye al principio. Como es<br />
precisamente el final <strong>de</strong> su vida lo que resulta <strong>de</strong> un<br />
mayor interés, bueno será abandonar las otras facetas <strong>de</strong><br />
la vida <strong>de</strong> Goroso y centrarse en las circunstancias que lo<br />
condujeron, pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse sin ningún género <strong>de</strong> dudas, a<br />
una dramática existencia y una muerte espantosa.<br />
Todo comenzó, o empezó a terminar para él,<br />
durante la vigesimocuarta sesión especial <strong>de</strong> la Sociedad<br />
Esotérica. Aquellas reuniones especiales, en las que se<br />
hacía sumario <strong>de</strong> las investigaciones realizadas y don<strong>de</strong> se<br />
presentaban las mayores noveda<strong>de</strong>s en parapsicología,<br />
espiritismo y esoterismo, se celebraban cada tres meses,<br />
<strong>de</strong> modo que aquella sesión era la que celebraba el sexto<br />
aniversario <strong>de</strong> la Sociedad y en ella se presentó un<br />
hallazgo que parecía un buen presente para la celebración.<br />
<strong>El</strong> doctor Antonio Ibarra, parapsicólogo no<br />
registrado en ninguna universidad pero que se había<br />
otorgado por voluntad propia aquel título, anunció el<br />
hallazgo <strong>de</strong> una <strong>de</strong> las más importantes obras en<br />
la historia <strong><strong>de</strong>l</strong> ocultismo. <strong>El</strong> señor Ibarra era el<br />
máximo opositor <strong>de</strong> Goroso en las sesiones <strong>de</strong> la<br />
Sociedad ya que, contrariamente al presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong><br />
la asociación, era absolutamente permeable y<br />
crédulo para cualquier i<strong>de</strong>a fantástica o<br />
esotérica, incluyendo <strong>los</strong> casos <strong>de</strong> falsedad mejor<br />
probada. No era extraño, pues, que Goroso<br />
esperase divertido la exposición <strong><strong>de</strong>l</strong> señor Ibarra<br />
con el convencimiento <strong>de</strong> que esa iba a ser una<br />
buena ocasión para burlarse <strong>de</strong> aquel ingenuo. Tal<br />
vez Goroso no tenía mala intención, pero lo cierto<br />
era que siempre exacerbaba al señor Ibarra. De<br />
modo que, cuando el señor Ibarra anunció el<br />
hallazgo <strong>de</strong> una copia manuscrita <strong>de</strong> un famoso<br />
libro <strong>de</strong> brujería cerca <strong><strong>de</strong>l</strong> monasterio <strong>de</strong> Santo<br />
Domingo <strong>de</strong> la Calzada, Emilio Goroso, si bien<br />
sorprendido por lo importante <strong>de</strong> aquel<br />
acontecimiento, solicitó inmediatamente la<br />
presentación <strong><strong>de</strong>l</strong> volumen con el fin <strong>de</strong> ojearlo y<br />
reírse a costa <strong>de</strong> las san<strong>de</strong>ces que contuviera.<br />
<strong>El</strong> señor Ibarra pidió a otro <strong>de</strong> <strong>los</strong> socios,<br />
su discípulo Manuel López, que extrajera el libro<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> maletín que llevaba. Cuando el acólito mostró<br />
el recio volumen encua<strong>de</strong>rnado en piel y con<br />
juntas <strong>de</strong> metal, un rumor <strong>de</strong> admiración se elevó<br />
entre <strong>los</strong> socios presentes a la par que Goroso<br />
esbozaba una sonrisa sardónica. <strong>El</strong> libro no era<br />
otro que el De Vermis Mysteriis <strong>de</strong> Ludwig Prinn,