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Anuario 2007 - Jesuitas del Perú

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<strong>Jesuitas</strong> <strong>del</strong> <strong>Perú</strong><br />

“Fátima soy yo, Fátima somos todos”<br />

Una parroquia formadora de fe y con compromiso social<br />

“<br />

Junto con los laicos estamos procurando poner<br />

una verdadera calidad espiritual para que la<br />

gente no se limite a venir a Fátima los domingos<br />

a oír Misa, sino que su cercanía se proyecte en<br />

la transformación de sus hogares y de su vida”,<br />

es lo primero que dice Carlos Cardó Franco SJ,<br />

cuando le preguntamos sobre su experiencia al<br />

frente de la parroquia Nuestra Señora de Fátima,<br />

en Miraflores.<br />

La aseveración parece demasiado optimista; sin<br />

embargo, basta darse una vuelta por el templo,<br />

por el Despacho Parroquial, por los consultorios<br />

pero, sobre todo, conversar con algunas personas<br />

para comprobar hasta qué punto la expresión<br />

“vivir la fe” va calando en sus fieles. No se crea<br />

que la parroquia bulle de gente. Es más, alguien<br />

desprevenido podría opinar que no hay mucha,<br />

en comparación con otras parroquias. Pero los<br />

que encontramos acometen su trabajo con entusiasmo<br />

y voluntad.<br />

“La gente está en el campo, trabajando...”, nos<br />

dice una amable secretaria.<br />

“Gracias a la formación espiritual que estoy<br />

recibiendo en Fátima he comprendido que vivir<br />

la fe no es estar en la iglesia dándose golpes de<br />

pecho... significa mantenerla viva allí donde te<br />

desenvuelves, en tu casa, en tu trabajo, entre<br />

tus amigos, tienes que ser la sal de la vida, un<br />

ejemplo constante”, nos dice uno de los participantes<br />

de los cursos de formación cristiana<br />

que se imparten regularmente en la parroquia.<br />

“Fátima soy yo, Fátima somos todos”, añade con<br />

convicción.<br />

“Formación” parece ser, pues, la palabra clave.<br />

Pero no se crea que se trata de una experiencia<br />

nueva. Fátima puede catalogarse como una parroquia<br />

“trabajada” desde hace muchos años, con<br />

un grupo de hombres y mujeres comprometidos<br />

21<br />

Fe<br />

Zoraida Portillo Martínez<br />

con la labor litúrgica y social desde hace décadas,<br />

pero que viven la mística de la renovación<br />

continua. Esto es lo que motiva la participación<br />

en los grupos de reflexión, de profundización<br />

teológica, bíblica y de práctica espiritual a la<br />

vez que impulsa la consolidación de los grupos<br />

humanos, como espacios de encuentro para el<br />

intercambio de conocimientos y experiencias.<br />

Estos fieles de Fátima aspiran a convertirse, en<br />

virtud de esta dinámica, en referentes activos<br />

para otras personas, conforme al espíritu ignaciano<br />

de animar y acompañar el crecimiento de<br />

la fe de quienes nos rodean.<br />

Una de las participantes en esa experiencia lo<br />

sintetiza muy bien: “Yo tengo muchos años haciendo<br />

labor social en la parroquia, pero continuamente<br />

me siento renovada, los Ejercicios Espirituales<br />

de San Ignacio me cambiaron la vida,<br />

estoy como más sensible hacia los demás, más<br />

tolerante y al mismo tiempo más convencida de<br />

mi fe”, nos dice.<br />

Para hacer de Fátima una parroquia formadora<br />

de fe y espiritualidad con un claro compromiso<br />

social de sus integrantes, existen varios ejes, que<br />

comienzan por la catequesis de niños que se preparan<br />

para recibir a Jesús por primera vez en la<br />

Comunión y tiene su hilo conductor con los confirmandos,<br />

un grupo de jóvenes que se prepara<br />

para la Confirmación y que luego se convierten<br />

ellos mismos en animadores de otros grupos de<br />

catequesis y acción social.<br />

Son estos jóvenes, por ejemplo, los que apoyan con<br />

entusiasmo la tradicional actividad navideña “Una<br />

Caja de Amor” que, apelando al espíritu generoso y<br />

solidario de los fieles de la parroquia, logra repartir<br />

en cada Navidad más de mil cajas con víveres y<br />

regalos entre las familias más pobres de Manchay,<br />

Jicamarca y la zona más pobre de la jurisdicción de<br />

la parroquia.

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