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ESPECIAL<br />
que, directa o indirectamente,<br />
tiene que discutir o negociar con<br />
ellos, descubre que forma con<br />
ellos sociedad, lo quiera o no.<br />
De tal suerte que la apertura comercial<br />
misma es una instancia<br />
de creación de sociedad mucho<br />
más que de disolución social.<br />
Y, en consecuencia, requiere<br />
de una nueva cultura social,<br />
solamente que a un nivel más<br />
amplio que antes.<br />
En cada nación, la interacción<br />
social ha crecido muchísimo en<br />
los últimos 50 años. En ese lapso<br />
toda la atención reformadora y<br />
ética –también la de la Iglesia– se<br />
centró en la empresa entendida<br />
casi en sí misma, como si el mundo<br />
económico y la sociedad civil<br />
entera estuviesen constituidos por<br />
“mónadas” (celdas incomunicadas<br />
entre sí) que solamente se encuentran<br />
a través de la presencia de<br />
los productos en el mercado. El<br />
movimiento de mundialización<br />
descubrió, por el contrario, que<br />
no podemos desinteresarnos de<br />
los otros. Por lo tanto, nuestras<br />
empresas están llamadas también<br />
a desconcentrarse, formando así<br />
parte de una gran sociedad o comunidad.<br />
NUEVA SOCIEDAD Y NUEVA<br />
CULTURA<br />
Esta gran sociedad necesita de<br />
humanización, como la precisaba<br />
la empresa en el tiempo de la postguerra.<br />
Es la tarea <strong>del</strong> momento: se<br />
nos propone, por no decir que se<br />
nos impone, una cultura social de<br />
nuevas dimensiones. En la actualidad,<br />
hay una sociedad, en lugar<br />
de muchas sociedades. También<br />
hay una nueva cultura social de la<br />
que participamos a través de una<br />
amplia red común de información,<br />
obras culturales y artísticas, que<br />
refuerza nuestro sentido de mutua<br />
pertenencia.<br />
Lo político, después <strong>del</strong> episodio<br />
ideológico <strong>del</strong> “Estado mínimo”,<br />
también está de vuelta. Los daños<br />
que se pueden sufrir en una economía<br />
sin regulación son tan grandes<br />
que invitan a acudir a aquella<br />
sociedad política muchas veces<br />
desvalorizada. Al momento de<br />
constatar los desequilibrios de la<br />
situación económica actual, no se<br />
puede ignorar el servicio que puede<br />
prestar una comunidad política<br />
en escala mundial.<br />
Por otro lado, hoy en día nuestra<br />
comunidad tiene una percepción<br />
más aguda de su participación en<br />
el campo ecológico: la idea de que<br />
no podemos vivir y convivir sino<br />
socialmente y haciendo sacrificios<br />
unos para otros. En este sentido, el<br />
tiempo <strong>del</strong> individualismo radical<br />
debería estar en sus últimos momentos,<br />
a pesar de la autonomía<br />
humana en muchos aspectos. Todo<br />
esto llama a formar sociedad en un<br />
sentido nuevo, a desarrollar una<br />
cultura social.<br />
LA RESPUESTA EMPRESARIAL<br />
El ámbito empresarial puede contribuir<br />
al reto de una nueva cultura<br />
social de muchas maneras. Lo<br />
primero es, evidentemente, tomar<br />
conciencia de esta realidad y sus<br />
posibilidades.<br />
Las empresas pueden responder<br />
a través de la cooperación entre<br />
ellas, incluso para defenderse de<br />
su disolución por razones financieras.<br />
Además, están en condiciones<br />
de organizarse ellas mismas, o de<br />
exigir regulaciones que impidan<br />
los abusos. Se entiende que las<br />
normas constituyen, a largo plazo,<br />
una ventaja.<br />
La empresa participa de la nueva<br />
cultura social si contribuye a la<br />
toma de conciencia de los peligros<br />
ecológicos que se deben de enfrentar,<br />
en vez de situarse en una posición<br />
defensiva, que protege sólo<br />
35<br />
el corto plazo. La razón estriba en<br />
que gran parte de las soluciones están<br />
efectivamente en manos de las<br />
empresas mismas, sin que medien<br />
autoridades externas o por una<br />
coacción política.<br />
REPERCUSIONES INTERNAS<br />
Todo esto se debe desde luego<br />
reflejar en el contenido mismo de<br />
la discusión entre los integrantes<br />
de la empresa. En el mejor de los<br />
casos, en nuestro tiempo hay un<br />
cierto intercambio de información<br />
con los representantes <strong>del</strong> personal<br />
en algunas materias sociales de<br />
solución inmediata, pero muchas<br />
otras cosas se mantienen en reserva<br />
(despidos, reubicaciones, etc.).<br />
La participación en las respuestas<br />
que se pueden dar a las exigencias<br />
de una cultura social será algo muy<br />
constructivo para toda la vida de la<br />
empresa ciudadana.<br />
Una característica preocupante de<br />
la mentalidad contemporánea es<br />
que muchos aún se desentiendan de<br />
la gestión <strong>del</strong> capital, contentándose<br />
con protestar en el momento de<br />
sufrir decisiones de origen externo.<br />
Sin embargo, la nueva cultura social<br />
comporta la corresponsabilidad<br />
de las decisiones.<br />
RECONOCIENDO AL OTRO<br />
Se debe entender claramente la<br />
recuperación de la dimensión<br />
social que implica la nueva cultura<br />
hoy exigida. No se trata de<br />
oponer la sociedad al individuo.<br />
Se trata de reconocer que no hay<br />
existencia individual sino por y<br />
con otro: somos redes de relaciones<br />
interpersonales. No vivimos<br />
como las entidades espirituales<br />
que somos sino por el reconocimiento<br />
<strong>del</strong> otro o de los otros. Tal<br />
vez la nueva cultura social que se<br />
impone cada vez más, nos lleve<br />
a una concepción mucho más<br />
equilibrada de la relación entre<br />
persona y sociedad.