44 <strong>Jesuitas</strong> <strong>del</strong> <strong>Perú</strong> Niños de Sudán. / Foto: Don Doll SJ
<strong>Jesuitas</strong> <strong>del</strong> <strong>Perú</strong> de muertos en Sri Lanka llegó durante este año a los 5 mil. A ese número se deben adicionar las 70 mil víctimas mortales y a los 350 mil desplazados desde que estalló la guerra en 1983. En Darfur, la situación es catastrófica. Desde el 2004, han sido asesinadas unas 200 mil personas, 2,5 millones se han convertido en desplazados internos y 300 mil se han visto forzados a huir al vecino Chad. Este panorama, por su parte, ha contribuido a la desestabilización <strong>del</strong> Chad y al desplazamiento de otras 180 mil personas. Reconocimiento Un claro signo de la calidad de nuestro trabajo fue la obtención por parte de la abogada Katrine Camillieri, <strong>del</strong> JRS Malta, <strong>del</strong> Premio Nansen. El galardón es entregado anualmente por la ONU a las personas u organizaciones que se han distinguido por su labor en favor de los refugiados. A pesar de los ataques incendiarios contra la casa y el vehículo de la doctora Camillieri, ella sigue su lucha por aquello en lo que cree, brindando asesoramiento legal a cientos de detenidos, ayudándoles en sus solicitudes de asilo o iniciando recursos ante su detención. 45 Un riesgo asumido REFUGIADOS Y DESPLAZADOS Justicia Muchas de las personas que trabajan con nosotros llegan a poner en riego su vida acompañando y sirviendo a los refugiados. Mientras la doctora Camillieri recibía su premio, nos llegó la noticia de la muerte <strong>del</strong> coordinador <strong>del</strong> JRS en Sri Lanka, el padre Ranjit. Estaba llevando alimentos a las familias desplazadas en la tierra de nadie que separa al ejército srilankés de los rebeldes tamiles, cuando una mano anónima detonó intencionadamente un dispositivo explosivo al paso de su vehículo. El padre Ranjit tenía solo 40 años, era de la Diócesis de Mannar. Él se unió a la larga lista de víctimas inocentes de la guerra sin sentido de Sri Lanka. Sirvan estas palabras no solo para recordarnos las esperanzas <strong>del</strong> mundo o sus horrores. Nos interpelan a actuar, a acompañar, servir y defender los derechos de los refugiados olvidados. Como dijo nuestro fundador, el padre Pedro Arrupe, cuyo centenario de nacimiento hemos celebrado este año: “Sólo siendo un hombre para los demás, nos convertiremos plenamente en hombres, no sólo en el sentido natural, sino también en el espiritual”. De acuerdo con la Convención de Ginebra sobre el Estatuto de los Refugiados, un refugiado es una persona que “debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera <strong>del</strong> país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de su país; o que careciendo de nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos fuera <strong>del</strong> país donde antes tuviera su residencia habitual, no pueda o, a causa de dichos temores no quiera regresar a él”. Los desplazados internos (IDPs por sus siglas en inglés) son personas atrapadas en un círculo interminable de violencia que, como una reacción natural ante las amenazas, huyen de las zonas de conflictos o persecuciones civiles, como los refugiados. Su número es alto, aproximadamente entre 20 y 25 millones alrededor <strong>del</strong> mundo. La diferencia con los refugiados radica en que cuando un civil que huye cruza la frontera internacional de su país, él o ella se convierte en un refugiado y como tal recibe protección internacional y ayuda; pero si una persona en circunstancias similares es desplazada dentro <strong>del</strong> país, se convierte en desplazado interno. Fuente: Página web de la Agencia de la ONU para los Refugiados. http://www.acnur.org/index.php