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ESPECIAL<br />
Ilustración: Carlos Pedreros<br />
“Los daños que se pueden<br />
sufrir en una economía<br />
sin regulación son tan<br />
grandes que invitan a<br />
acudir a aquella sociedad<br />
política muchas veces<br />
desvalorizada.”<br />
El cuadro anterior altera y cambia<br />
la gestión empresarial en muchos<br />
sentidos. En particular, destruye<br />
su independencia. En cierto sentido,<br />
antaño todo era estable; hoy,<br />
todo está fluctuando. Psicológicamente,<br />
los directivos empresariales<br />
se encuentran en una situación<br />
de incertidumbre y experimentan<br />
una pérdida de su iniciativa.<br />
HACIA UNA EMPRESA<br />
HUMANA<br />
La introducción de la problemá-<br />
tica empresarial en la enseñanza<br />
social de la Iglesia Católica se<br />
produjo en los años posteriores a<br />
la Segunda Guerra Mundial. La<br />
importancia de este ámbito de<br />
reflexión radicó en que se plantearon<br />
una serie de problemas,<br />
entre ellos la reforma y construcción<br />
de una empresa humana y<br />
comunitaria.<br />
En aquel tiempo casi no se tocaba<br />
la relación de la empresa<br />
con las finanzas. La empresa<br />
obtenía las finanzas, si se puede<br />
decir, básicamente dentro de ella<br />
misma. Un concepto muy fuerte<br />
en aquel tiempo era el de reinversión<br />
o autoinversión. Casi se<br />
hubiera podido pensar en una<br />
empresa sola en el mundo y no<br />
inmersa, como lo está hoy, en el<br />
océano de las finanzas, de múltiples<br />
operaciones y con multitud<br />
de actores fuera de su control.<br />
La contradicción principal pro-<br />
33<br />
venía <strong>del</strong> carácter inhumano<br />
que muchos atribuían a la empresa.<br />
Esa percepción emanaba<br />
de un conocimiento circunscrito<br />
solamente a la sociedad de capitales<br />
o al capital patrimonial<br />
como dueño único. Al finalizar<br />
la Segunda Guerra Mundial el<br />
enfoque cambió, fruto de una<br />
cultura paternalista y porque<br />
todos los países habían sufrido<br />
las consecuencias bélicas: se<br />
afirmó que la empresa era una<br />
comunidad y debía organizarse<br />
de manera comunitaria. Era<br />
preciso considerar los aportes<br />
individuales cuantificables y<br />
la presencia de las personas<br />
mismas, todas implicadas y con<br />
verdadero derecho de gozar de<br />
un campo de iniciativa y decisión,<br />
como es propio de toda<br />
persona humana.<br />
En consecuencia, la doctrina<br />
social de la Iglesia consistió<br />
durante ese período en la afir-