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pastor y de la hermana Baek Bong-Nyo, y yo había ansiado<br />
profundamente recibir el mismo don. “Señor, ayúdame a bailar la<br />
danza espiritual! Estoy anhelando <strong>por</strong> este don. Señor, estoy<br />
sinceramente esperando <strong>por</strong> esto! Ayúdame a experimentar acerca de lo<br />
que es este baile espiritual” y rogué e imploré.<br />
A través de mi vida Cristiana, nunca experimenté o estuve llena con el<br />
espíritu. Era muy pecadora y me avergonzaba ante el Señor. Más tarde<br />
yo he estado experimentando más el poder del Espíritu Santo durante<br />
las vigilias de oración en los días de semana que el servicio del<br />
Domingo. El servicio del Domingo son solamente dos horas dedicadas a<br />
DIOS con alabanza, oración, sermón, al igual que los anuncios y esto<br />
me dejaba espiritualmente deseando más.<br />
Lee, Yoo-Kung: *Entrando ante el trono de nuestro DIOS (Apocalipsis<br />
4:2-4)<br />
Tan pronto como empezó mi oración, un demonio de 3 cuernos<br />
apareció. Yo grité “demonio! En el nombre de Jesús desaparece!” y<br />
este se fue. Luego grité, “Padre! Te extraño!” y Jesús vino llamando<br />
“Mi querida Yoo-Kyung! ¿Llamaste <strong>por</strong> tu Padre?” Yo recalcadamente<br />
respondí “Sí!” El Señor preguntó “¿Tú quisiste llamar a tu Padre?”<br />
entonces contesté, “Sí deseo eso mucho.” Él entonces me dijo, “Llama”<br />
entonces yo grité sin cesar, “Padre!, Padre!”<br />
Jesús entonces me llevó al cielo. Me encanta viajar sobre las nubes <strong>por</strong><br />
todo el Cielo, cantando alabanzas a Jesús y chapoteando agua en la<br />
playa. Jesús me preguntó, “Yoo-Kung! ¿Recuerdas la promesa que te<br />
hice ayer? ¿la recuerdas?” Yo respondí, “Sí, Jesús! ¿Tú prometiste<br />
mostrarme a DIOS Padre?” Jesús, fielmente mantuvo Su promesa y me<br />
llevó a conocer Su Padre. Nuestro Padre es más grande de lo que uno<br />
pueda imaginar, alcanzando la parte más alta del firmamento celestial, y<br />
brilla más resplandeciente que el sol. ÉL estaba sentado en un enorme<br />
gran trono. Yo estaba llena de tanto gozo cantando alabanzas ante DIOS.<br />
Yo canté “Bendiga el Señor, mi alma” y DIOS el Padre escuchó mi<br />
canto. ÉL danzó con júbilo, y a cualquier lugar que ÉL se movía<br />
inconmensurables rayos de colores brillantes se derramaban. En frente<br />
del Padre DIOS había un libro, más grande que una montaña, y ÉL lo<br />
estaba mirando. La inmensa mano de DIOS se estiró y suavemente<br />
acarició mi cabeza. La magnitud de que tan grandes sus manos son, no<br />
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